Raúl y Fernanda tenían poco tiempo de casados, algo mas de dos años y desde el primer día él le había otorgado a Fernanda una total libertad, "Solo avísame que estás bien cuando se te haga tarde" era la única consigna que le había dado con respecto a salir de casa sola, demostrando con esto mas preocupación por su seguridad que celos o pretender ejercer control sobre la vida su esposa. Sin embargo ella nunca hacía uso de tal libertad, al contrario le gustaba la compañía de su esposo y estar con él el mayor tiempo posible.
Ella había llegado virgen al matrimonio y una vez, ya casada, Miguel su ex novio la había buscado con insistencia, ella había platicado con su esposo su deseo de ver a Miguel y él le pasó la responsabilidad sobre la decisión con el clásico "como tú quieras" expresando sus celos agregando "pero lo que quiere es acostarse contigo" aunque ella lo había negado tratando de demostrar las buenas intenciones de Miguel, las cosas habían resultado como él las había pronosticado y su esposa había terminado en la cama con Miguel, para después arrepentida de la infidelidad caer en un drama de llanto y tristeza que duró mas de dos semanas en las cuales no le permitía a su esposo hacerle el amor ya que decía sentirse una "puta cualquiera" hasta que él la convenció de que solo había sido un desliz, un momento de lujuria que puede pasarle a cualquiera y que no debería de afectar su relación como pareja.
Cuando las cosas regresaron a la normalidad a él le gustaba escucharla hablar de esa relación cuando hacían el amor, saber lo que otro había hecho con su mujer lo excitaba, era una especie de juego de lujuria masoquista que los hacía entregarse a los placeres del sexo de forma ardiente y sin freno alguno haciendo del sexo algo inmensamente placentero. El insistía en verla con otro en la cama, quería sentir "en vivo" lo que con palabras le platicaba Fernanda, ella le había dicho que ese deseo no era normal y que podría estar enfermo, pero el insistía e insistía en ello. Fernanda siempre le decía "Raúl, yo no puedo ir por la calle buscando quien quiera coger conmigo, es mas no me podría acostar con un desconocido" y hoy ella estaba dispuesta a realizarlo con alguien conocido, había planeado una cena en su casa con Miguel y "hacérsela buena" a su marido, le cumpliría su deseo de verla con otro ya que él tanto insistía en ello, Raúl sentía tantos celos que ya no se pudo concentrar en el trabajo y decidió ir al despacho de su socio y tomar con él unas copas mientras platicaban proyectos para el negocio con la idea de distraer sus pensamientos
Se fué a su casa y al llegar se encontró a su esposa y a Miguel sentados en la sala tomándose unas copas y platicando con unos bocadillos sobre la mesa, ella se levantó para recibir a su marido, vestía una minifalda de mezclilla a la cadera, una playera corta que dejaba al descubierto su abdomen mostrando su cintura perfectamente delineada, unos zapatos abiertos tipo sandalia de tacón alto, su cabello rubio suelto a los lados de su cara, el maquillaje en sus ojos hacía que se vieran mas grandes y resaltaba el azul de estos y sus labios con un tono rosado que los hacía ver húmedos y deseables, realmente era una mujer bella y con un cuerpo excelente en especial esas piernas fuertes, proporcionadas y bien torneadas, mas de uno la desearía en su cama por varias noches.
Ella lo recibió con un beso en la boca en que no solo unió los labios sino también hizo uso de su lengua tal vez demostrando con ello que estaba lista para complacerlo en su deseo, el licor que ella bebía había hecho que no se diera cuenta del aliento alcohólico de su esposo, él la tomó de las manos separándola de él para verla bien y le dijo
Vaya, que guapa te pusiste amor
Ya vez, para complacer a mi maridito
Notó la mirada de Miguel fija en su mujer, era lógico, con esos muslos, esas pantorrillas y esas nalgas atraía la mirada de cualquiera y mas la de Miguel que ya había sentido el placer de poseer ese bello cuerpo, aunque la idea ya no era muy de su agrado al parecer no habría marcha atrás por parte de su mujer, él pensó "¿eso querías Raulito?, pues a hacer de tripas corazón dice el refrán".
Pasó a la sala y saludó a Miguel a quien ya había conocido por accidente cuando se encontraron en un restaurante y se lo presentó Fernanda, recordó que en aquella ocasión Miguel estaba con su novia y no perdió la oportunidad de hacerlo sentir mal preguntando
¿Cómo está tu novia? ¿no te acompaña? Me dice Fernanda que ya se van a casar
No, no pudo venir Raúl y lo de la boda no es muy seguro aún
La mirada de desaprobación de Fernanda evitó que él continuara hablando y caminó al estudio para dejar sus cosas, portafolios, llaves y cartera sobre su escritorio pensando "Por supuesto que no trajo a la novia, si su intención era encontrar a Fer sola para cogérsela nuevamente, en fin que sea lo que sea, yo inicié el juego"
Regresó a la sala a sentarse con ellos y beber una copa, él estaba en el sillón, Miguel en el sofá de dos plazas y Fernanda se sentó frente a ellos dos en una silla. Desde ahí la vista de los dos sobre las piernas de Fernanda era espectacular, se lograba entrever el triángulo blanco de su tanga, ella doblaba las piernas y ponía sus manos sobre sus rodillas y pantorrillas haciendo su cuerpo hacia delante lo que hacía que su falda se subiera enseñando casi todo su muslo lo que tenía a los dos no solo agradecidos por el espectáculo sino también con deseos de ella.
Pasaron al comedor a cenar y durante la cena ella se acercaba a Miguel para
servirle y pegaba su cuerpo al de él, Miguel pensando en que Raúl no lo veía
puso su mano sobre los muslos de Fernanda, ella le hizo un gesto a su marido
como indicándole que ya se había dado el primer paso en su deseo. Raúl vió a su
mujer parada al lado de Miguel con una pierna doblada hacia él para que se la
acariciara con facilidad y comenzó a sentir una especial mezcla de lujuria y
celos.
Fernanda fué a la cocina pidiéndole a su esposo que le ayudara con el café, las copas y algo para beber, el alcohol ya los había hecho perder las inhibiciones, los prejuicios y tal vez los principios, ya estaban dispuestos a dar rienda suelta a sus deseos, dentro de la cocina Fernanda le dijo a su esposo.
No sé que hacer para iniciar esto, no me atrevo a nada, te quiero cumplir tu deseo y mas ahora que de solo pensarlo estoy ardiendo, pero ayúdame ¿Qué hago?
Qué te puedo decir, enséñale las fotos de la playa nudista, al hombre solo le falta un empujón, se muere de ganas de cogerte, ¿que le puedo decir? ¿Cógete a mi mujer?
Fernanda sonrió y nerviosa trató de decir algo pero solo se levantó la falda y diciendo "mira como estoy" le enseñó a su esposo la humedad de su tanga, se bajó la falda y salieron de la cocina, ya en el comedor tomaron café y bebieron de un buen coñac, Fernanda decidida fué por la laptop y se puso a enseñarle a Miguel las fotos de sus vacaciones donde ella aparecía en un pequeñísimo bikini que mojado se transparentaba la tela mostrándose a través de ella sus pechos y su sexo, Miguel no disimuló su agrado con lo que se le mostraba y preguntó
¿Por qué usabas esto Fernanda, no te daba pena?
Me los compró Raúl, para ver cuantos me pretendían ligar, al principio me apenaba mi piel blanca, pero con los días mi bronceado me mejoró y ya no me dió pena
Miguel volteo hacia Raúl y le preguntó
¿Querías que se la ligaran?
Si y no, el caso es que me encanta que admiren a mi mujer así en ese micro bikini transparente ¿O no crees que valga la pena que todos la admiren?
Fernanda rió avergonzada pero Miguel se encargó de llenarla de piropos sobre su
belleza haciéndola sonrojar ya que no solo insinuó sino que en sus palabras dejó
muy claro su deseo de llevarla a la cama. Ya la excitación dominaba la reunión y
en Raúl se despertaba una enorme lujuria al pensar en ver a su mujer cogiendo
con otro, la razón era para él inexplicable, tal vez si estaba enfermo pero era
un deseo enorme que lo dominaba, en verdad lo deseaba, deseaba ver a su mujer
disfrutar del sexo con otro y decidió que ya era el momento de iniciar lo que
tanto deseaban los tres. Se levantó de la mesa y subió a su cuarto, tomó uno de
esos juegos eróticos de mesa que le habían regalado a Fernanda en una despedida
de soltera que le hicieron sus amigas y que ya casados les había proporcionado
tantas noches de placer al jugarlo en la cama, uno de esos juegos que empiezan
con caricias, besos y quitando ropa para después pasar a cosas más fuertes y
placenteras, regresó al comedor donde Miguel seguía observando las fotos de
Fernanda mientras ella sentada esperaba alguna reacción de él que le permitiera
no solo que su marido cumpliera esa fantasía sino poder desahogar el inmenso
deseo sexual que la invadía, ya sobre su playera la franca erección de sus
pezones era muy notoria por no haberse puesto sostén.
Raúl puso el juego sobre la mesa diciendo
Se debe jugar en pareja, pero intentemos hacerlo entre tres, pondremos como regla que a los hombres nos toque turno alternadamente ¿ok?
Estuvieron de acuerdo y comenzó un juego en el que Fernanda recibía los "castigos" de ambos y ellos recibían los de Fernanda, ya ellos estaban sin camisa por haberla perdido en el juego, a Raúl le tocó "hacerle el sexo oral a su pareja" y Fernanda lo llevó del brazo a la sala, donde se quitó la húmeda tanga y sentada en el sofá subió las piernas sobre los hombros de Raúl quien de rodillas en el piso se puso a lamer y disfrutar de su sexo depilado, el juego terminó cuando Raúl volteo a ver a Miguel que observaba el espectáculo y le dijo
¿Quieres probar a mi mujer?
Raúl se sentó a un lado de Fernanda y Miguel se arrodilló a disfrutar con su boca del sexo de ella, mientras Raúl la despojaba de su camiseta para disfrutar plenamente de sus pechos, sus pezones endurecidos, sus hombros y torso desnudo que lamía y besaba con una enorme pasión y deseo. Era increíble ver a su mujer que entre gemidos de placer disfrutaba de todo lo que le hacían con las manos, sus bocas y sus lenguas, los dos se la comían a besos, lamidas y mordidas, a las que ella respondía de la misma forma, besar su boca era una delicia, algo excitante, ya que ella introducía su lengua en la boca de ellos lamiendo y mordiendo desesperadamente deseosa de ser poseída, vió a una mujer ardiendo como nunca sin control y ansiosa de placer.
Después de un beso con Miguel Raúl observó como la saliva de ambos formaba un hilo que unía sus bocas, él dejó de besarla al darse cuenta que su saliva se mezclaba con la de Miguel, Fernanda los terminó de desnudar los sentó en el sofá uno al lado del otro, Raúl al ver el pene de Miguel confirmó lo dicho por su mujer, realmente estaba bien dotado el hombre y sintió una mezcla de celos, envidia, coraje y lujuria al imaginar lo mucho que haría disfrutar a su mujer y que tal vez un pene normal como el suyo nunca le daría tal placer, Fernanda comenzó a lamer alternadamente los dos miembros usando su lengua y metiéndolos a su boca dedicándole mas tiempo a Miguel, repentinamente dejó de hacerlo y dijo
Vamos al cuarto, en la cama es mas cómodo
Continuará .