Lourdes permaneció tendida en el camastro con la mirada perdida en el horizonte y sus pensamientos en los años de soledad de su padre y en las palabras de Enrique…Sin duda que él tenía razón, tenían derecho de intentarlo y ella no estaba facilitando las cosas, sin embargo no podía quitar de su mente la idea que esa relación era aberrante, ninguna mujer de 25 años se podía enamorar de un hombre de 47… "¿Será que a mi no me pasó?", se dijo mientras pasaba su mano sobre su pantorrilla, tomó crema bronceadora la puso sobre su mano y la comenzó a untar sobre sus piernas, se detuvo pensativa y se quedó con la mirada perdida "¿Qué debo hacer?", se preguntó en voz alta.

La voz de Cecilia interrumpió sus pensamientos.. "¿Quieres que te unte la crema Lulú?" Lourdes la miró fijamente mientras ella caminaba hacia el camastro y sonrió al ver en el rostro de su amiga lo que se negaba a ver, la chica estaba feliz, sin darse cuenta le dijo "Inténtalo amiga, vale la pena" Cecilia se quedó pasmada y dijo "Lulú, no me digas que…" Lourdes río diciendo "No seas pendeja, no me refiero a eso" y se recostó boca abajo para que Cecilia untara la crema en su espalda.

-¿Los demás?____Preguntó Lourdes

-En la playa, yo vengo a cambiarme el tampax, ya ves como es esto..

-¿Te interesa su dinero?

-¡Lulú!, ¿Como puedes pensar eso de mi?, me conoces de sobra, ¿Qué clase de mierda crees que soy?, no me juzgues mal, me acuesto con él porque lo amo, yo quisiera que él me amara también pero no lo he conseguido, y ahora que no lo podemos hacer tal vez se olvide de todo, pero como dijiste, asumiré las consecuencias, tomaré mis cosas y me iré muy triste pero con la satisfacción de haber tenido a un hombre que me hizo sentir la mejor mujer del mundo.

-Mi padre no es así güerita y creo que está enamorado de ti, tal vez no has sabido darle la confianza para que dé "el paso" y lo diga sin temor… Además una mujer siempre podrá gozar del sexo con su hombre, aún en estos días.

-¿Tú crees?, tal vez lo haga gozar a él pero que una goce también… lo veo difícil... ¿Cómo, si está una ocupada por el tampax?.

Lourdes que permanecía boca abajo levantó un poco sus nalgas, Cecilia se le quedó viendo y exclamó

-¿En serio?__ y acercándose al oído de Lourdes le dijo en voz baja

-¿Tú y Gilberto…? ¿Por ahí?... ¿Y una disfruta?, ¿Llegas al orgasmo?

Lourdes se enderezó para sentarse y le dijo.

-Güerita, cada pareja sabe hasta donde llegar para complacerse, yo siempre he dicho que mi hombre no buscará a otra por que yo me niegue a hacer algo que el quiera en la cama, cuando la pareja come en casa no gasta su dinero en restaurantes… A Gilberto también le encanta hacerlo entre mis muslos, o que lo masturbe lentamente untando su pene con vaselina… Y con los muslos que tú tienes ¡Guauu!..

-¡Lulú!, ¿Me estás diciendo que lo haga…Así por todos lados?

-No güerita, como piensas eso, se trata de mi papá ¿Ya se te olvidó que soy muy celosa? Solo te repito lo que dije "Inténtalo amiga, vale la pena"

-Voy a cambiarme eso y bajo para nadar un rato contigo

Cecilia caminó hacia la casa y Lourdes le dijo sin voltearla a ver

-Mandé que pasaran tus cosas a su habitación.

Cecilia se regresó y dijo.

-¡¿Cómo crees?!...Como voy a entrar así como tomando posesión, ¡Por favor Lulú!.

-Sube sin temor, yo dije que así se hiciera y si te quieres cambiar tiene que ser ahí.

Cecilia subió a la habitación de Arturo y encontró su maleta y su ropa sobre la cama y sus zapatos al pie de esta, no movió nada, todo lo dejo como Enrique lo había dejado. Mientras se daba un regaderazo pensaba en que solo quedaban seis días para regresar y terminar con su sueño.

Arturo subió de la playa y se acercó a su hija, se sentó a un lado de sus pies en el camastro y le dijo.

-Me dijo Enrique que mandaste pasar las cosas de Ceci a mi habitación.

-¡Aja!

-¿De que se trata hija?, primero estás molesta y después esto... No te entiendo.

-Pá…Hay papá…Ella está en tu habitación, no le quedó de otra, sube y dale un poco de confianza, ¿No te das cuenta de la clase de mujer que es mi amiga?.

-¿A que te refieres?

-Sube pá… Y ya deja de actuar con el miedo de un adolescente

Arturo subió a su habitación, vió las cosas de Cecilia sobre la cama, escuchó el correr del agua en el baño y abrió la puerta, Cecilia dijo "Me estoy bañando, ¿Quién es?". "Soy yo muñequita", respondió Arturo abriendo el cancel de la regadera. Cecilia lo miró avergonzada y le dijo.

-Arturo, discúlpame por estar aquí, yo no quería pero pasaron mis cosas acá sin yo saberlo y me muero de pena, vas a pensar que pretendo obligarte o tomar posesión de lo tuyo, como si yo fuera….

Sus palabras fueron calladas por un beso de Arturo que en traje de baño y playera había entrado bajo el agua de la regadera, separó su boca de la de Cecilia y la abrazó diciéndole.

-Quiero que estés conmigo.

-¿Siempre?

Arturo no respondió, se quitó la playera y el traje de baño, los colgó sobre el cancel y salió a secarse, cuando Cecilia terminó de bañarse y secarse salió a la habitación, no encontró a Arturo pero sus cosas estaban acomodadas en el closet, se protegió, se puso su bikini y bajó a la alberca donde Arturo y Lourdes estaban dentro del agua tomando una copa y charlando, se acercó a la cantina y les preguntó si podía tomar una copa, Arturo afirmó, ella se sirvió y se fue a sentar a la orilla de la alberca metiendo los pies dentro del agua.

Arturo abrazó sus pantorrillas, les dio un beso y le dijo a su hija en tono de pregunta.

-¿Que linda es la muñequita verdad?

-Por dentro y por fuera pá… Encontraste un angelito… Tienes surte, mucha suerte.

Cecilia sonrió avergonzada y se dejó caer dentro del agua, abrazó a Arturo subiendo sus piernas sobre la cintura de él, cuando Laura y Ana María llegaron, Cecilia pretendió separarse pero él lo impidió abrazándola con fuerza y ante este gesto ella le correspondió con un beso en la boca ante la mirada de todos.

Pasaron el resto del día todos juntos, Arturo no dejaba de abrazar y acariciar a Cecilia frente a la mirada de los demás que comenzaban a ver la relación como algo normal, después de cenar las chicas subieron a sus habitaciones a dormir y Arturo y Cecilia subieron a la suya. Ya dentro Cecilia se metió nuevamente a bañar.

-Te vas a gastar muñeca, te bañas muy seguido___dijo Arturo en plan de broma

-Es que me tengo que cambiar eso y me gusta bañarme para no sentirme sucia.

Salió del baño desnuda, tomó su crema y comenzó a untarla en su cuerpo ante la mirada de admiración de Arturo, la chica derrochaba sensualidad de forma natural en cada uno de sus movimientos, terminó de untarse la crema y mientras pasaba sus manos sobre su cara dijo.

-No te entiendo amor, de verdad no te entiendo, ¿Qué es lo que quieres de mí?... Arturo entiéndeme, ya no sé que pensar y la verdad…..

Arturo la levantó en sus brazos y la puso sobre la cama boca arriba y comenzó a besarla diciendo mientras lo hacía

-Quiero ver esta linda cara a mi lado con esos ojos luminosos brillando de alegría, quiero escuchar el sonido dulce de tu voz cada mañana, quiero a mi lado este cuello y estos hombros, quiero recorrer a besos tus pechos y sorber de sus pezones la alegría de tenerte, quiero dormir sobre tu vientre y verlo crecer cuando fecunde tu cuerpo, quiero dormir acariciando estos muslos y estas pantorrillas maravillosas, tu espalda, tus nalgas y quiero…….

Arturo le separó las piernas, se metió entre ellas tocó el sexo de Cecilia, vió un hilo saliendo del orificio de la vagina, acarició delicadamente los labios y el clítoris mientras le decía "Y quiero perderme dentro de ti para llenarte de placer, para hacerte sentir la mujer mas deseada del mundo". Cuando Cecilia vió que él acercaba su boca a su sexo le dijo "No Arturo, te vas a manch…." Dejó de hablar al sentir la lengua de él sobre su clítoris y después de un suspiro de placer le dijo "No te pares amor, sigue, llévame otra vez al cielo". Poco duró antes de que Arturo sintiera "brincar" en placenteros espasmos las piernas, el vientre y el pubis de Cecilia, que solo expresó un "Ahh" de satisfacción al terminar su orgasmo.

Terminado el orgasmo de Cecilia, Arturo le juntó las piernas y bajó recorriendo a besos sus muslos hasta llegar a sus pies y decirle "Y quiero dejar lo que me queda de vida a tus pies para hacerte sentir lo que significas para mi", besó los pies ante la mirada incrédula de ella para después recostarse en la cama a su lado, la volteo frente a él y abrazándola con fuerza le dijo. "Por Dios muñeca, en que lío nos hemos metido, no sé como lo vamos a sortear" ella respondió "Yo tampoco amor, no lo sé pero siento que lo podremos hacer". Arturo acercó su boca a la de ella que separó sus labios para que sus lenguas se unieran en un beso húmedo y prolongado, cuando él separó lentamente su boca de la de ella, Cecilia lo miró fijamente a los ojos y le dijo, "Te necesito dentro de mi"

Arturo la miró y le dijo "Y yo quisiera estar dentro de ti, pero tienes compañía". Cecilia preguntó "¿Tienes vaselina?, me podrías estrenar", él se quedó incrédulo mirándola a los ojos y preguntó "¿Está segura?", ella respondió "Quiero darte todo, que me tengas por todos lados, que no exista nada de mi cuerpo que no hayas disfrutado y sé que lo harás dulcemente". Arturo se levanto al baño y tomó la vaselina, cuando regresó Cecilia se había acostado boca abajo, él untó su dedo con la vaselina, beso las nalgas de la chica, las separó y comenzó a untar vaselina sobre su ano muy delicadamente hasta introducir su dedo con mucha suavidad en el, ella brincó al sentirlo y Arturo permaneció inmóvil con su dedo dentro de ella, al sentir que su esfínter se relajaba, comenzó a mover su dedo dentro del ano que poco a poco se fue dilatando.

Sacó su dedo, untó su erecto pene con vaselina, separó las piernas de Cecilia y comenzó a penetrarla muy despacio, al entrar el glande ella dio un brinco de dolor diciendo "Despacio amor", él lo fue haciendo poco a poco hasta que su pene logró entrar en el recto de Cecilia, Arturo se recostó sobre la espalda de ella para besarla en el cuello y comenzar lentamente sus movimientos, se giró quedando los dos de lado frente al espejo, levantó la pierna de Cecilia deteniéndola del muslo y aceleró sus movimientos dentro de ella que ya gemía en una mezcla de molestia y placer diciendo "Me gusta amor, me gusta que estés dentro de mi, disfrútame, disfrútame mucho, me gusta estar frente al espejo y ver tu pene hundirse en mi cuerpo".

La excitación de Arturo aumentaba al observar la escena reflejada en el espejo. Disfrutaba de ver a Cecilia, su hermosa cara, su cuerpo con la piel bronceada y las marcas blancas que cubría el bikini, sus pechos generosos, la curva de su cintura, sus piernas bien torneadas, y no dejaba de observar como su pene entraba y salía de ella, mientras disfrutaba excitado y jadeante de lo que veía Cecilia soltó un grito, él se detuvo un momento preguntando "¿Te lastimé?", pero ella con voz fuerte y entrecortada dijo "No, no, me estoy viniendo amor, me estoy viniendo delicioso, no te pares por favor". El continuó sus movimientos mientras ella apoyaba su cara sobre la cama, él sintió venir su orgasmo y no hizo nada por retenerlo dejando que su semen llenara el recto de la chica, al terminar sacó su pene, le bajó la pierna poniéndola sobre la otra y abrazó a Cecilia diciendo "Te amo muñeca, así de simple es este asunto, te amo"

Cecilia le besó la mano, permaneciendo así unos instantes, de pronto ella se levantó rápidamente de la cama y le dijo, "Perdón pero me dieron ganes de…" y corrió a sentarse sobre la taza del WC. Arturo entendía la reacción de ella, no era la primera vez que él tenía sexo anal pero si la primera en hacerlo sin protección, se puso boca arriba pensativo observando el techo de la habitación. Cecilia se limpió y fue a acostarse en la cama abrazando a Arturo diciendo "Siento muy rara mi colita, como lastimada, la verdad me gusta mas por donde debe ser, me dolió mucho amor, pero me encantó que me estrenaras, ¿Te gusté?" Arturo rió y respondió "Me encantas mujer, tan solo abrazarte me llena de felicidad, no tenías que hacerlo….Cecilia, ya dije lo que tú querías escuchar, te amo y va a ser un camino cuesta arriba y más para ti que para mí". Cecilia levantó su cabeza que tenía apoyada sobre el pecho de Arturo y le dijo "No me espanta amor, usaré cuerdas resistentes unidas a ti para que no me dejes caer", apoyó su cabeza sobre el pecho de Arturo, pasó una pierna encima de él quien la detuvo con su mano y escuchando el sonido del mar a lo lejos se quedaron dormidos.

Cecilia despertó al escuchar llamar a la puerta de la habitación, estaba desnuda sobre la cama, volteo la cara y no encontró a Arturo.

-Señorita Cecilia, Señorita Cecilia__ Era la voz de la muchacha que hacía la limpieza.

-Si, dime___ respondió mientras buscaba con que cubrir su cuerpo desnudo.

-La están esperando a desayunar, dice la señorita Lourdes que si la esperan o no.

-En cinco minutos bajo, gracias por avisarme

Miró el reloj, eran las 10 de la mañana, se lavó la boca, pasó un cepillo sobre sus cabellos, se puso su panty, un short y una playera y bajó lo más rápido que pudo. Después de saludar a sus amigas, se sentó en su lugar y Enrique se acercó para decirle.

-Ceci, te dejó esta nota el patrón.

Le entregó un papel doblado a la mitad, ella lo abrió y leyó "Muñequita preciosa, tengo unos asuntos que arreglar y salí muy temprano, regreso en la noche que tendremos una cena muy especial, ya le avisé a Lourdes y a Enrique, te amo... Arturo", terminó de leer la nota y Laura se la pidió, ella le pasó la nota y comenzó a comer de su desayuno. Lourdes la miró y le dijo "No te pongas triste amiga, así son los hombres, siempre tienen asuntos importantes que atender", Cecilia rió y respondió "Es que, no sé Lulú, me sentí tan solita al despertar". Todas rieron y Laura le dijo

-¡Que pendeja!, aquí te dice que te ama y en lugar de brincar de felicidad, te pones a hacer pucheros, de verdad que las mujeres somos insoportables, por eso yo prefiero a los hombres. Que sería de nosotras si nuestro hombre nos hiciera pucheros al decirle que lo amamos o que nos la "armara de pedo" cada vez que platicamos con un amigo o nos hicieran huelga de pene por tener un compañero de trabajo muy guapo. O si le regaláramos un automóvil de lujo y se pusiera a llora por que no le gusta el color que elegimos para él, o si…….

-¡Ya cállate!.. Gritaron las tres amigas.

-¿Ya ven como si tengo razón?... ¡Pinches viejas intransigentes e insoportables!, no nos aguantamos ni entre nosotras.

-¡Que te calles carajo!____ gritó Lourdes riendo.

Las cuatro subieron a ponerse su traje de baño, Cecilia se metió a bañar y mientras enjabonaba su cuerpo pensaba en lo difícil que iba a ser esto, su familia, sus amistades, la familia de él, sus amistades, había una generación de diferencia entre ellos, educación, cultura, modales, diversiones, criterios, experiencia…. Salió de bañarse, se secó y pasó a la habitación a ponerse su bikini, se acercó al librero y comenzó a recorrer los libros... Platón, Nietzsche, Folcault, Ortega y Gasset, Conan Doyle, Agatha Christie, Irving Wallace, Tomas Mann… "¿Y el código da Vinci?, no lo veo". Se acercó a donde tenía los cd’s de música y los comenzó a ver, Beethoven, Mozart, Chopin, Brahms, Albinoni, Tschaikovsky, Domingo, Pavarotti.

Se puso el bikini y se dejo caer para quedar sentada sobre uno de los sillones frente al librero y a la pantalla de plasma, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se decía "No todo es amor y sexo, ¿como podremos entendernos?" Se puso de pie, con sus dedos secó sus lágrimas, "Habrá que empezar a tender los puentes", se acercó al librero observó los títulos, sacaba un libro y leía las pestañas buscando algo que le interesara, "Los 7 minutos de Wallace, empezaré por este", tomó dos cd’s al azar y bajó con ellos y el libro a la alberca, se acercó al equipo de música del bar y puso un cd, mientras caminaba hacia la alberca escuchó el primer acorde de la orquesta seguido por una escala magistral de piano, se detuvo y regreso hacia el aparato de música, tomó entre sus manos la caja del cd y leyó "Ludwing van Beethoven, Klavierkonzert No 5. Maurizio Pollini. Wiener Philarmoniker. Karl Böhm."

Caminó hacia la alberca con el estuche del cd en la mano y se acercó a sus amigas que la miraban con asombro, "¿Ya escucharon eso?, que forma de tocar el piano y debe haber como 30 músicos, no sé tal vez estoy exagerando"… Lourdes la miro con un gesto entre tristeza y ternura comprendiendo lo que hacía y le dijo "Son mas de cien güerita".

Cecilia comenzó a llorar, Lourdes le quitó el estuche del cd y el libro de las manos, los puso sobre una silla y la abrazó como cuando eran niñas y ella subía a su casa llorando de dolor por haber visto pelear a sus padres. Le dio un beso en la mejilla y le dijo.

-Que difícil me la han puesto ustedes dos… Ahora comienzas ha entender mi preocupación necesitan aprender a amar las enormes diferencias entre ustedes, lo suyo no es un amor entre hombre y mujer, es un amor entre generaciones………. Está bien comencemos con Beethoven. Y dando un empujón a Cecilia la hizo caer dentro de la alberca.