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Mi hermano... mi amante

en Amor filial

Eran cerca de las 11 de la noche cuando el Boeing 777 comenzó su carrera sobre la pista, Carmen cerró los ojos y apretó nerviosa con sus manos los descansabrazos del asiento, la sensación de vacío en su estómago se presentó cuando la aeronave se inclinó levantando el vuelo. Temerosa abrió los ojos y observó por la ventanilla como las luces de la ciudad iban desapareciendo ante sus ojos, recargó su nuca sobre el respaldo del asiento y esperó con la vista fija en la luz de uso de los cinturones, después de unos segundos y acompañado por un “ding” que se escuchó en la cabina se apagó la luz y ella exhaló un suspiro de tranquilidad.

Cuando las azafatas comenzaron a caminar por los pasillos Carmen se acomodó en su asiento, miró a la señora de edad que ocupaba el asiento a su derecha le sonrió y volteó la cara hacia la ventanilla, había comprado asiento de primera clase para evitar incomodidades y rogaba al cielo que su compañera de viaje no fuera una de esas mujeres ancianas que pretenden hacer amistad a toda costa platicando y mostrando fotografías de su tal vez fallecido esposo, sus hijos y nietos, eso sin tomar en cuenta una larga charla sobre la razón de su viaje y pretender enterarse del porqué una chica de 18 años viajaba sola en un vuelo tan largo.  

Segundos después y cual si fuese una maldición anunciada escuchó una voz con un claro acento andaluz que le decía

-¿Mieo a vola gitanilla?

Carmen solo afirmó con la cabeza, sin embargo la mujer insistió preguntando

-¿E tu prime viaje a Epaña?

Comenzamos, se dijo, volteó la cara resignada a su suerte, miró a la señora y por alguna razón recordó a su recién fallecida abuela pensando en que lo único que les queda a los ancianos son sus recuerdos, sin embargo y contradictoriamente nunca hablan de esos recuerdos, por lo general su charla gira al derredor de sus hijos y nietos y casi nunca sobre su propia vida evitando así enhebrar vivencias que los lleven a decir lo que decidieron callar para siempre, cuantas veces su abuela se había referido a sus intimidades, seguramente amorosas, diciendo “Hay cosas que me llevaré a la tumba fría”, sonrió con tristeza, se aclaró la garganta y con tono amable le respondió a la mujer

-Perdón si fui grosera, pero me da terror viajar en avión

-¡Na de eso, na de eso!

Exclamó la mujer negando con un movimiento de su mano y agregó en tono de firmeza

-Lo que no pue hace tú e etar bricando de terro con ca ruio del avión

Carmen sonrió, más por el melodioso tono andaluz de la anciana que por lo dicho por ella ya que estaba harta de recibir “instrucciones” sobre cómo vivir su vida, así que desviando la plática sobre su miedo a volar respondió

-Sí es mi primer viaje a España, por fin se me hizo conocer la tierra de mis abuelos

-¿Y e onde era lo abuelo?

-De Llanes

-¿Lo cuatro?

-No, mis abuelos maternos eran daneses, pero a ellos no los conocí.

-Algo así me decía yo…. ¡Que lo rubio no lo hurta la gitanilla!

Carmen rió y como broma preguntó afirmando

-¿Sería tonto preguntar de donde es usted verdad?, su acento lo dice todo

La mujer rió y apretando el puño de su mano para enfatizar sus palabras con tono de orgullo exclamó

-¡Sevilla!

La charla se alargó por varios minutos y por fortuna antes de que salieran las fotos familiares fueron interrumpidas por la azafata quien les sirvió la cena, después de cenar Carmen se levantó al sanitario y regresó para calzarse las pantuflas de la aerolínea, la mujer preguntó dónde se hospedaría en España a lo que ella respondió que con su hermano que estudiaba en Madrid. La charla no continuó ya que la anciana reclinó su asiento y antes de bajar sobre sus ojos el antifaz con el logo de la aerolínea dijo apretando nuevamente el puño de su mano

-La familia e la familia y no hay má…, Que pase buena noche gitanilla

Carmen observó complacida como la mujer acomodó la cabeza sobre la almohada que le había dado la azafata  y quedó en silencio, giró la cabeza hacia la ventanilla para contemplar la noche, ya no se veían luces lo que la hizo pensar que volaban sobre el mar, volteó a mirar a la anciana y la tristeza llegó a su mente al recordar aquella canción que tanto escuchaba y cantaba su abuela, se preguntó “¿De quién era ese viejo disco de acetato?”, sonrió al recordar “Los churumbeles de España” y mentalmente cantó “Sevilla tuvo que ser, con su lunita plateada, testigo de nuestro amor….”  Apoyó su codo en el bisel de la ventanilla y su mano sobre su barbilla pensando en las palabras dichos por la anciana “…. La familia es la familia y no hay más” y su familia se reducía a solo dos hijos producto de un matrimonio de los llamados “Cristianos y ejemplares”, una familia de cuatro miembros de esas que acuden a la misa dominical arreglados como si fuesen de fiesta, amigos del párroco y de los jerarcas de la diócesis, de los que ayudan con suculentas limosnas y por ello son apreciados dentro de  la comunidad de su parroquia.

Sin embargo para ella todo había cambiado el día que su mamá le pidió que le llevara un envoltorio al “pobre cura” y éste después de abrir el paquete mientras la abrazaba “incómodamente” le había pedido como un favor personal, algo así como un gesto de “caridad cristiana” que subiera con él a sus aposentos para enseñarle como tender el edredón que tan amable y caritativamente le enviaban sus padres para que los fríos del invierno ya no lo enfermasen de gripe. Ella tenía 14 años y le había contestado “No sé, solo sé que es para taparse del frío y no me gusta que me abrace”, sonrió al recordar el poema de Góngora hecho canción por Alberto Cortez y mentalmente cantó. “Cura que en la vecindad vive con desenvoltura, para que le llaman cura si es la misma enfermedad”, enfermedad que a ella le había hecho perder la confianza en los “Hombres de Dios” y por ende en la iglesia, ¿Cómo confesar intimidades a alguien que podría usarlas en su propio beneficio?, sin duda que alguien que abusa o pretende abusar de una menor es capaz de todo

Como era lógico sus padres no le habían creído sobre las intenciones que ella supuso había en la propuesta del cura y solo Rafael su hermano la defendió yendo a retar al cura advirtiéndole que si se acercaba a su hermana tendría problemas muy graves, sonrió con malicia al recordar las palabras de Rafael al cura “Yo si te pego un tiro cabrón y me vale verga que seas cura, cardenal o el mismo papa,  para mí no pasas de ser un perfecto hijo de tu puta madre”, ante tal amenazael cura había suplicado perdón y prometido ante Dios de no hablaría con nadie de lo sucedido, ni se volvería a acercar a Carmen demostrando con ello cuales habían sido sus verdaderas intenciones en el asunto del edredón

Pero ese no había sido el mayor de sus “problemas religiosos” por llamarlos de alguna forma ya que bajo el dicho absurdo de “Entre santa y santo, pared de cal y canto” sus padres habían sido muy estrictos en cuanto a su relación con los muchachos, muy a pesar de estudiar en un colegio de monjas exclusivo para mujeres, su belleza y muy bien formado cuerpo la hicieron popular entre los hermanos de sus compañeras, desde los 13 años de edad era centro de las miradas de los chicos pero sus padres siempre le habían dicho que no era correcto, que era una niña, que se aprovecharían de ella y después la dejarían sola frente a sus problemas, que ya llegaría su tiempo tal y como lo sentencia el Eclesiastés.

El caso era que su tiempo no llegaba ya que nunca le permitieron vivir como lo hacían sus amigas, ningún chico la podía visitar si no había alguien más en casa y si quería salir con algún muchacho debería ser acompañada por su hermano. Su hermano Rafael casi 3 años mayor que ella se negaba a hacerla de chaperón, no por ella, ya que adoraba a su hermana, sino para ejercer presión sobre sus padres para que dejaran esas costumbres arcaicas de las cuales él también era víctima.

Rafael había sido el primero en revelarse ya que a los 21 años se fue a estudiar a España y ante tal hecho a ella le habían soltado las ataduras cuando cumplió los 18, más por temor de que se fuera de casa que  por convicción. Por esa razón le habían pagado éste viaje a España confiados en que siendo verano su hermano la acompañaría, incluso le habían transferido el suficiente dinero a Rafael para que no estuviesen limitados durante el mes en que ella estaría por allá.

Volteó la cara para ver a otra azafata que hablándole en inglés le explicaba en voz baja como encender la pantalla frente a su asiento y cómo usar los audífonos, era la historia de siempre, el producto de su herencia genética, su cabello dorado, sus ojos de un azul profundo a los que su abuela se refería como “ojos catalanes”, su estatura de 1.78 m y su piel blanca la hacían pasar como sajona por lo que era común que le hablaran en inglés, pero ésta vez no quería dar explicaciones así que en inglés le agradeció a la azafata diciendo que por el momento así estaba bien, después de recorrer el pasillo las azafatas se perdieron detrás de la cortina y las luces internas del avión se apagaron. Los pocos pasajeros que viajaban en primera clase estaban dormidos y Carmen en total oscuridad escuchando tan solo el  ronroneo de los motores siguió con sus recuerdos pensando en su hermano y su adolescencia.

Sus padres, como casi todos los padres, siempre fomentaron en ellos el amor fraterno, cosa que estaba bien, ya que es bueno que se fomente ese amor incondicional entre hermanos pero cuando se cierra toda posibilidad fuera de casa los sentimientos fraternos entre hombre y mujer corren el riesgo de no reconocer límites convirtiéndose en el desahogo de los instintos.

Cuantas veces al negarle a ella un permiso su madre le había dicho “Estás muy niña para eso, así que mejor vamos a tu clase de gimnasia, el ejercicio aleja las tentaciones y nos protege del pecado, recuerda que los enemigos del hombre son, mundo, demonio y carne”, hizo una mueca al pensar nuevamente que de seguro todo ese absurdo comportamiento de sus padres era consecuencia de lo que ellos habían hecho y recordó la cara de enojo de su hermano cuando un día ella le aseguró que él había sido el causante del matrimonio de sus padres y la rabia con que él le respondió “Y tú también pendeja, por eso estás aquí, así que ni me jodas”

Levantó su cara viendo el clásico plafón sobre el asiento de avión y se dijo sonriendo “Pobre Rafa, lo hice encabronar como nunca, pero que tonto ¿Qué importancia puede tener como lo hayan concebido a uno sus padres?, ¿Quién demonios puede asegurar si su existencia es producto del amor o solo del placer?, . Encogió los hombros e hizo una mueca al pensar en la posibilidad de que sus padres hubiesen sido obligados a casarse por un embarazo no deseado y de ahí que fuesen tan estrictos con ellos...

Por unos instantes su mente quedó absorta en la luz que indicaba el uso de los cinturones, pensó que siendo un vuelo tan tranquilo lo harían pensando en que los pasajeros estarían dormidos, miró nuevamente por la ventanilla, abajo todo se veía oscuro pero había un maravilloso cielo estrellado, le habían dicho que éste vuelo cruzaba sobre la Florida y se mantenía atenta para ver las luces de las ciudades, se enderezó en su asiento y miró al derredor de la cabina, al parecer era la única despierta “¿Cómo pueden dormir arriba de un avión?” se preguntó y volvió a mirar por la ventanilla regresando a sus recuerdos.

Todo había iniciado hacía un año un día en que sus papás habían salido a cenar con unos amigos, ella acababa de cumplir los 17, eran más o menos las 8 de la noche, se había metido a bañar y estaba desnuda en su recámara untando crema en sus piernas cuando su hermano abrió la puerta, ella le gritó “¡Rafael!” y en un acto de natural reflejo cubrió con su brazo sus pechos y dobló sus piernas para agacharse buscando refugio a un lado de la cama. Volvió a gritar.  

- “Salte Rafael, no ves que estoy desnuda”

Pensó que él cerraría la puerta avergonzado, sin embargo no se inmutó, sino que permaneció mirándola y le dijo

- “Solo déjame verte bien y me salgo”

Ella se había escandalizado ante tal petición respondiendo

- “Por Dios Rafa, ¿Cómo crees?, soy tu hermana…

Y por alguna razón que nunca logró comprender con voz más de coquetería que de enojo agregó

-Además para qué me quieres ver si sabes que no soy bonita

-Siempre te he visto muy linda vestida, ahora déjame verte desnuda__ Le había contestado Rafael

La situación en que estaba y las palabras de Rafael la hicieron sentir ese “algo” que quema por dentro, ¿exhibicionismo?, ¿deseo?, ¿lujuria?, no lo sabía pero la idea de estar desnuda por primera vez frente a un hombre fue mayor a todos sus principios, sin importar que fuera su hermano y después de decirle “Está bien, pero solo un momento y te sales”, se puso de pie, bajó sus brazos a los lados de su cadera y quedó desnuda frente a él. Por varios segundos quedaron en silencio hasta que sin poder ocultar su admiración Rafael exclamó

-“Que buena estás, debes coger como una diosa”

Ella le había gritado

-“¡No hables así Rafael, que no es gracioso…Además eres muy vulgar!… ¡Ya sal de mi recámara!”

 -Acuéstate conmigo.. Te va a gustar

-¡Estás loco!

-Loco por meterte la verga y hacerte gritar de placer

Respondió su hermano y ella fingiendo enojo le había dado la espalda caminando lentamente hacia el baño y antes de cerrar la puerta había sonreído halagada al escuchar a su hermano decirle

-Que ricas nalgas tienes Carmen

-¡Vete a la mierda!

Le había gritado antes de cerrar tras de ella la puerta del baño. En sus pechos, su entrepierna y su estómago la excitación era manifiesta, era su primer acercamiento al sexo y ardía en deseos de que él la tomara entre sus brazos y la llevara a la cama donde sin duda la devoraría a besos y caricias hasta hacerla suya como lo hacían en esas escenas de amor que tanto la excitaban cuando las veía en las películas. Muy a pesar de saber que era un deseo aberrante y perverso dentro de ella algo controlaba su razón gritándole que ya era el momento, el momento de entregarse, el momento de romper el tabú de la virginidad mientras que en su mente resonaban las palabras de su madre “Cuídate del demonio de la lujuria que buscará hacerte caer en los pecados de la carne”  

Sentada en el WC había visto sus rosados pezones erectos y endurecidos como nunca lo habían estado, los había comenzado a apretar suavemente entre sus dedos pulgar e índice mientras su otra mano acariciaba su húmedo sexo que ya había mojado la tela que cubría la tapa del WC. De pronto se detuvo, decidida  se levantó y salió del baño pero él ya había salido de la recámara, se puso sus bragas y su pijama que consistía en una playera y unos shorts, se calzó sus pantuflas y salió de la recámara, la casa estaba a oscuras, caminó al hall donde su papá había puesto una gran pantalla de TV, se asomó por las escaleras a la planta baja de la casa donde tampoco había luces encendidas

-“¡Rafael!”

Grito y escuchó lejana la voz de su hermano respondiendo

-“En mi recámara”

Se acercó por el pasillo, la puerta estaba entreabierta y la única luz en la recámara era la que salía por la puerta del baño que estaba abierta, Carmen preguntó

-¿Puedo pasar?

-Pasa

-¿Qué haces?

-Me estoy bañando…. ¿No gustas?

-Me acabo de bañar

Respondió, al tiempo que encendía la luz de la recámara, se sentó sobre la cama y escuchó a su hermano decir

-Ven, entra para que te dé un buen baño, vas a quedar muy limpia y satisfecha de mis servicios

-Me lo imagino, pero mejor te espero aquí

-Ven conmigo Carmen, no te vas a arrepentir

No respondió, solo rió, pero su risa era nerviosa, estaba segura que su hermano también quería sexo y ella lo había ido a buscar a sabiendas de que al hacerlo el juego ya no tendría marcha atrás. Rafael preguntó

-¿Estás ahí?

-Aquí estoy

-No te vayas, ya salgo

Se había dejado de escuchar el ruido del agua saliendo por la ducha y ella pasó sus manos sobre sus muslos, apoyaba sus pies sobre sus dedos para levantar y bajar sus talones nerviosamente, por un momento pensó en salir de la recámara pero estaba ansiosa y decidida, su razón estaba bloqueada por el mítico “demonio de la lujuria”, hormonas fluyendo por sus venas que hacían incontrolable el deseo de apareamiento para cumplir con el primario instinto de reproducción, muchas veces había pasado por esto en sus días de ovulación, días en que en la soledad de su habitación tendida boca arriba sobre la cama tenía que satisfacerse a sí misma para intentar controlar ese fuego que quema y desespera.

Pero ésa vez sería diferente, no tendría que apagar su fuego con baños de agua fría o masturbándose, su hermano se encargaría de satisfacer sus deseos ya que si bien ella no era la mejor, si era la única hembra en la manada y sabía que en todas las especies el macho siempre ésta dispuesto al llamado de la hembra, esa es la ley que rige el eterno juego de la seducción. 

Carmen volteo hacia el frente en busca de alguna azafata y al no ver a ninguna se resignó, estiró sus brazos hacia arriba pensando en el antiguo refrán “Tensa un arco al máximo y desearás haberte detenido a tiempo”  Rafael y ella habían comprobado en los hechos la sabiduría del viejo refrán, bajó sus brazos y volvió a mirar por la ventanilla el espectacular cielo estrellado para recrear con sus recuerdos a ese mágico e inolvidable momento

Rafael había salido del baño cubierto con una toalla anudada en la cintura, su excitación era manifiesta bajo la toalla y al verla usando los shorts y playera de delgada tela preguntó

-¿Y esa ropa?

-Es mi pijama

-¿Por qué nunca la había visto?

-¡Me mata mi mamá si salgo así de mi recámara!... Por eso siempre me has visto usando bata o ya arreglada

-Que buena estás hermanita, me encantan tus piernas

Con una sonrisa y un tono de voz que derramaba sensualidad ella había dicho

-No empieces con eso Rafa, me voy a salir para que te vistas y después jugamos un videojuego

Tal y como lo esperaba Rafael tomó la iniciativa diciendo

-Creo que es mi turno de enseñarte

Y acto seguido dejó caer la toalla que lo cubría dejando frente a ella su erección, era hermoso lo que veía, su pecho, su vientre, su pene grande con el glande brillante y humedecido por la excitación, sus testículos y sus fuertes muslos. Excitada lo miró a los ojos para decirle

-Me gustas, me gustas mucho

- ¿Lo quieres sentir?

Ella simplemente se había dejado llevar, le respondió con una sonrisa y él se arrodilló frente a ella, un escalofrío recorrió su cuerpo y cerró los ojos cuando él se agachó para besar y acariciar sus pies recorriendo la blanca piel de sus piernas hasta llegar a sus muslos. Un suave beso sobre sus labios la hizo abrir los ojos, se miraron fijamente para después juntar sus bocas con pasión, la lengua de él buscó la suya mezclando sus salivas mientras le metía su otra mano bajo los shorts en busca de su sexo, la tendió boca arriba en la cama para levantarle la playera y ella observó satisfecha la cara de gusto de él al mirar de cerca sus desnudos pechos adolescentes con sus pezones endurecidos subiendo y bajando al ritmo de su agitada respiración. Acariciando con su dedo dulcemente sus aureolas Rafael le dijo

-Son una maravilla, redondos, firmes, aureolas y pezones pequeños y rositas, que lindas tetas tienes, eres una delicia Carmen, quiero saborear tu cuerpo

-Por mí no te detengas

Había respondido ella con voz ardiente y entrecortada por su agitación, él sonrió y pegó su boca a sus pechos para chupar apasionadamente de ellos como si se estuviera amamantando de su propia hermana, Carmen cerró nuevamente sus ojos al sentir por vez primera el calor de una boca oprimiendo con delicadeza sus pezones provocándole un escalofrío de pasión que recorría su cuerpo haciendo fluir la humedad en su vagina, humedad que más que apagar el fuego que sentía lo acrecentaba. Ya estaba a merced de su hermano quien ahora besaba su vientre lamiendo su ombligo y ya dispuesta a todo levantó la cadera para bajar sus shorts y bragas hasta sus rodillas.

Rafael se encargó de terminar de desnudarla para después separarle las piernas y juntar su boca a su sexo, ella había gemido con fuerza y agitando su cabeza sin control ante el placer indescriptible de sentir la lengua de Rafael sobre su clítoris, él le separó los labios y pasó su lengua por la entrada de su vagina mientras que con sus dedos oprimía masajeando su clítoris

Segundos después llegó el éxtasis, los músculos de su pelvis se apretaron, sus muslos oprimieron con fuerza la cabeza de su hermano y unas fuertes contracciones la hicieron arquear su cintura, sus ojos se pusieron en blanco y perdió todo control sobre su cuerpo que brincaba al ritmo de sus contracciones provocándole el placer más grande que hubiese sentido en su vida, placer que la obligaba a gritar y gemir sin control, algo totalmente diferente a lo que había sentido al masturbarse. Al relajarse, sus piernas se abrieron hacia sus costados y en un tono que no podía ocultar su enorme satisfacción dijo

-Que delicia, que increíble es esto…Me encantó Rafa

Cuando vio a su hermano arrodillarse entre sus piernas sintió temor, ya que si bien era una “inocente virgen” en la práctica, era al mismo tiempo una “experta teórica” en asuntos sexuales, vía enciclopedias y pornografía de internet, así que levantó sus brazos y le dijo nerviosa

-Ponte un condón

-No tengo, pero me salgo antes de terminar

-Soy virgen Rafa

-Razón de más para no usar condón

-Hoy seguro me embarazo, además la tienes enorme, me va a doler

-Lo voy a hacer despacio, te aseguro que te cabe toda y la vas a disfrutar

-No creo, es enorme, me pone nerviosa

-No va a pasar nada Carmen

-Me lo aseguras

-Si te lastima me salgo, te lo prometo

Respondió él al tiempo que acercaba su erecto pene a su vagina y cuando comenzó a pasarle el glande sobre el clítoris en ella regresó el deseo y la lubricación de su vagina, poco a poco la comenzó a penetrar, un gesto de molestia se reflejó en su cara haciendo que él detuviera la penetración por un instante para después terminar de meterlo todo y quedar recostado encima de ella, quedaron inmóviles por unos segundos, él la besaba en el cuello mientras que ella lo acariciaba en la espalda besando dulcemente su hombro, con suave voz preguntó

-¿Te gusto?

-Me encantas, tu calor me quema, es una delicia estar dentro de ti…

Rafael comenzó a moverse y conforme su lubricación aumentaba la sensación de “rara molestia” cambiaba por algo placentero, sin embargo cuando comenzaba a disfrutar de las caricias del pene él se salió y se  arrodilló frente a ella para masturbarse, Carmen enderezó su cintura al tiempo que decía

-Te ayudo, ven acerca…..

Su frase fue cortada por el primer chorro de ardiente semen que golpeó sobre su cara y recibió complacida los demás chorros que mojaron sus labios, pechos y vientre según la dirección en que él detuvo su miembro, observó satisfecha la cara de enorme satisfacción de su hermano y le sonrió, él se sentó sobre sus pantorrillas y mirándola a los ojos solo pudo decir

-Que rico coges

Ella observaba detenidamente el semen que se confundía con el tono blanco de su piel cuando Rafael le había preguntado

-¿Te gustó?

-Sí, fuiste muy tierno conmigo

-Me refiero al semen

Recordando lo visto y leído en varias partes en internet sobre el placer que expresaban las mujeres al sentir el orgasmo de su amante dentro de la vagina respondió

-Me gustaría sentirlo dentro de mí, sentir que te quedas en mí

-Te lo puedo dar por atrás

-¡Rafa!…. Por atrás es sodomía, además eso que tú tienes de seguro me desgarra el ano

-Entonces te lo doy a tragar y me tienes muy dentro de ti…. ¡Ven mámame la verga!....quiero ver como lo tragas

-¡Eres un vulgar!…Pásame la caja de pañuelos

El le pasó los pañuelos, Carmen limpió el semen de su cuerpo y levantándose de la cama le dijo

-Otro día… Otro día te doy una buena mamada y me trago toda tu leche

-Vaya… Y dices que yo soy el vulgar

-Yo también lo puedo ser ¿O no?

Rafael en un tono posiblemente de excusa o arrepentimiento dijo

-Necesitaba hacerlo, no podía vivir masturbándome

-¿Nunca lo habías hecho?

-No…

-Esa sí que es una rara noticia, yo pensé que tenías experiencia

-¿Y con quién?... Si en ésta puta casa vivir es pecado, salir a la calle es caer en las garras de satanás siempre dispuesto a hacernos caer en el pecado…¡Te juro que ya no aguanto tanta pendejada!

Y golpeando su pecho con sus puños dijo

-¡Quiero sentir, quiero pecar, quiero vivir carajo!

Carmen observó la desesperación de Rafael al levantarse de la cama y le dijo

-Ya tienes con quien… Mejor dicho ya tenemos con quien pecar sin salir de casa

El le había sonreído y pasando su mano sobre su cabeza desesperado dijo

-A lo que hemos llegado Carmen…. Pero no me arrepiento

Ella había soltado un chasquido con sus labios y fue a su habitación, se duchó nuevamente y mientras lo hacía sintió temor de ver a su hermano, ¿Qué le diría?, ¿Cómo sería su relación a partir de ese día?. Terminó de ducharse y ya vestida con sus shorts y su playera no quería salir de su habitación, se armó de valor y salió al hall donde Rafael miraba la TV, al verla le tendió la mano y ella se sentó a su lado, él comenzó a acariciarla en el muslo y no comentó nada.

Carmen notó que se encendió una luz en la zona de azafatas y al ver a una de ellas frente a la pequeña Cocina oprimió el botón para llamarla, cuando la mujer se acercó al notar en ella el rostro de cansancio le dijo

-Disculpe que la haya molestado, quisiera un poco de agua

-No es molestia, ahora te la traigo

Al llevarle el agua la azafata preguntó

-¿Necesitas algo más?

-No señorita disculpe que la haya molestado

-No es molestia, estamos para servirte

Contestó la azafata quien regresó para abrir un frasco y tomarse una pastilla, seguramente algún analgésico y pensó “Debe ser un trabajo duro, siempre sonriente y amable a pesar de lo que se esté viviendo” bebió del agua y miró nuevamente por la ventanilla hacia la oscuridad de la noche y continuó recordando

Rafael no había hecho ningún comentario, como si nada hubiese pasado entre ellos, tal vez así debía de ser el sexo, hombre y mujer se desnudan, se dan placer mutuamente y al terminar la vida continúa con normalidad o tal vez el sexo es parte de la normalidad de la vida. Cuando escucharon que se abría el portón de la calle, ella se levantó del sofá y antes de irse a su habitación le dijo a su hermano

-Di que ya me dormí

-Fuiste increíble Carmen

-Y tú también

Respondió y corrió a su recámara para meterse a la cama

Carmen miró por la ventanilla del avión, estaba amaneciendo, pensó en el espectáculo que debe ser observar desde el espacio esa línea divisoria entre el día y la noche que tanto había visto en las  fotografías de la NASA, que increíble debería de ser para los astronautas observar parte de un continente brillando por las luces de sus ciudades y otra parte con la luz del sol o tal vez a ellos ya no les llama la atención, una se acostumbra a todo y la costumbre hace que perdamos la capacidad de asombro, el temor e incluso la vergüenza por lo que vemos o hacemos y ese era su caso con Rafael

Todos los días por la noche se habían estado comunicando de recámara a recámara por medio del internet mirándose a través de la cámara y una noche en que él le había escrito

- Estoy muy caliente

Ella puso la cámara frente a su cuerpo desnudo y le escribió

- Mastúrbate viéndome

-Que buena estás Carmen, imaginaré que me estás dando una deliciosa mamada

Observó a su hermano acariciando su erecto miembro y le escribió

-Mis papás ya se durmieron, te veo en la cocina, no hagas ruido

Se había cubierto con una bata y mucho sigilo había salido de su habitación y asegurándose que sus papás dormían había bajado a la cocina donde encontró a su hermano en calzones, le hizo una señal para que no hablara, se quitó la bata en silencio y se arrodilló frente a él, lo había besado en el vientre, los muslos y los testículos para después besar, lamer y meter en su boca el pene tal y como lo había visto en las películas pornográficas, su hermano la había sujetado por la cabeza al tiempo que su miembro se endurecía como un tronco, ella lo apretó con sus labios y lo sintió contraerse al ritmo de las descargas de cálido semen que golpearon contra su paladar inundando su boca. Tomó la mano de Rafael y la puso sobre su garganta para que sintiera como tragaba todo lo que le había dado y después de limpiar el pene con su lengua se puso de pie y le dijo al oído

-Que rico te viniste, me llenaste la boca… Te quiero

Se puso la bata y subió en silencio a su habitación para dormirse satisfecha de haberlo complacido

Dos meses después de su aventura a Rafael lo aceptaron como estudiante en España, los planes se habían convertido en una realidad que la llenó de tristeza. Sin embargo una semana antes de que él se marchara sus papás decidieron viajar en un puente vacacional con unos amigos a Miami, ella se había emocionado pensando en la despedida que le daría a su hermano en esos cuatro días que estarían solos en casa

Regresando del aeropuerto después de haber despedido a sus papás ella le dijo en tono de coquetería

-Vamos a esperar que nos hablen y cuando nos avisen que llegaron con bien pensamos en que hacer

-Tú y tu pánico a los aviones___ Le había contestado su hermano.

Los papás hablaron por teléfono y después de eso Carmen llamó a su hermano a la recámara de sus papás, él mientras caminaba por el pasillo acercándose a la puerta de la recámara  preguntó

-¿De qué se trata?, ¿Qué haces en la recámara de ellos?, No te pongas a curiosear sus cos….

Había cortado su frase al verla desnuda de pie junto a la cama en una postura muy sensual, al verlo le había dicho

-Ya me cuido con pastillas Rafa, quiero tenerte, que me llenes de semen, que por fin seas todo mío ¿Lo harías?

Rafael no había dicho nada, solo se desnudó y la abrazó besándola apasionadamente y después de un rato de besos, sexo oral y mil caricias, ella se había recostado boca arriba sobre una toalla que acomodó sobre las sábanas, separó sus piernas y él la penetró. Fue delicioso sentir el pene frotando su sexo la hacía gemir sin control repitiendo cosas como “Me gusta” “Oh Dios”, “No pares, no pares” hasta que llegó al clímax con un orgasmo intenso y prolongado que la dejó agotada. Ya relajada él continuó disfrutándola hasta que lo sintió endurecerse como tronco, apretar sus nalgas y empujar hasta el fondo de sus entrañas al tiempo que le decía “Apriétame mujer”, ella apretó su vagina y comenzó a sentir las rítmicas contracciones del pene acompañadas de los gemidos de su hermano repitiendo su nombre cada vez que soltaba un chorro de su cálido semen.

Carmen volteó al frente del avión con la mirada perdida, cerró los ojos y con su mano acarició su pubis como si quisiera revivir ese momento tan especial en su vida

Había subido su mano para acariciar a Rafael en la mejilla y al mirarse a los ojos ella le sonrió diciendo con voz llena de una especial ternura y sensualidad

-Ya me llenaste, fuiste mío haciéndome tuya… ¿Te gustó venirte dentro de mí?

-Me encantó, es increíble, me sacaste hasta la última gota de leche

-La quería toda… No te salgas

Después de un rato de estar abrazados él sobre de ella, Rafael se salió y Carmen enderezó su tronco para observar emocionada lo que estaba sintiendo, el cálido semen de su hermano escurría fuera de su vagina, sonrió y dijo

-¡Qué bárbaro!.. ¿Es mucho no?

-Fue lo que me hiciste gozar, mientras más te disfruto, más te doy

-Me has de haber mojado los ovarios… Que rico Rafa, ven, abrázame

Abrazados en la cama, ella disfrutaba de esa especial emoción de sentirse llena del semen de su hombre, Rafael había preguntado

-¿Y qué sentiste cuando me vine?

-Físicamente nada… Sin embargo, ¿Cómo explicarte?, es como sentir…Ay, no sé, pero es hermoso saber que me lo diste, que una parte de ti se queda dentro de mí… Te repito que no lo puedo explicar, mejor dime lo que tú que sentiste

-Fue increíble saber que te llenaba, tal vez por eso me vine como nunca lo había hecho… ¿Me dejarás hacerlo en otra postura?

-Me puedes usar como quieras, estoy dispuesta a todo Rafa

-¿Segura?

-Es cosa de que pruebes

Sabía que él se refería al sexo anal pero estaba dispuesta no solo a soportarlo sino a disfrutarlo y mientras sentía el semen escurrir fuera de su vagina sobre la toalla se abrazó de su hermano y se quedaron dormidos

Al día siguiente por la mañana después de bañarse él le pidió que se subiera a la cama apoyándose en sus rodillas y las palmas de las manos, Carmen había reído e imitado unos ladridos diciendo

-¿Quieres que te dé las nalgas como perrita?

Rafael la había jalado a la orilla de la cama y después de disfrutarla con la boca de pie detrás de ella la había penetrado haciéndola exclamar

-Por Dios Rafa, la siento deliciosa

-Te voy a hacer gritar de placer muñequita

Y había tenido razón ya que enloqueció de placer, él la sujetaba por la cintura y llegó el momento en que la pasión y el placer la hacían gritar “Empuja, empuja con fuerza, la quiero toda cabrón, no dejes nada fuera, hazlo con fuerza”, ya que cada vez que él la penetraba profundamente lo sentía empujar sus entrañas en una mezcla de molestia y placer enloquecedor que la hacía repetir “Así Rafa, con fuerza, no pares, no pares” y cuando sintió que no soportaba más gritó en tono suplicante “Termina conmigo Rafa, termina conmigo” él la abrazó por la cadera poniendo sus manos sobre su pubis para oprimirlo y empujó con fuerza por última vez, ella había sentido sus ojos perderse en sus órbitas, abrió su boca, su respiración se detuvo por unos segundos y gritó con fuerza al iniciar las placenteras contracciones que la hicieron doblar sus brazos para terminar con la cara sobre la sábana “viendo estrellitas” y sudando copiosamente, al notar que él no se movía con voz que denotaba su agotamiento preguntó

-¿Te viniste conmigo?

-Sí, acuéstate

El se salió y ella se tendió boca abajo, Rafael se acostó a su lado y ella le dijo

-Que bárbaro amor, que manera tan deliciosa de coger, como dicen este sí que fue “un empujón de tripas”

-Eres una vulgar amorcito

-Pero te encanta que lo sea

Fueron cuatro días de lujuria desbordada, en la regadera, en la cocina, en la sala, lo recibió en su boca, entre sus pechos. A pesar de su temor y con ayuda de la vaselina como lubricante logró llegar al orgasmo con el sexo anal, al terminar de hacerlo ella se vio obligada a correr al baño y al regresar besó a Rafael en la boca para decirle

-Ya no soy virgen por ningún lado… Te tocó estrenarme de pies a cabeza

-¿Te arrepientes?

-Para nada, al contrario, me encantó ser tuya por todos lados

Pero la fecha se cumplió y Rafael se fue a España dejándola sola sin poder ocultar su tristeza y un gran nerviosismo por un embarazo, el cual desapareció al presentarse su menstruación, ella había tenido un intercambio de correos electrónicos con Rafael diciéndole.

-Estoy menstruando, los anticonceptivos son efectivos

-Te quiero mucho Carmen, no tienes idea de lo que te extraño

-Y yo a ti, necesito tus caricias, tus besos, tu cuerpo desnudo junto al mío y tu semen mojando mis entrañas, creo que me enamoré de ti Rafa

-Carmen, los hermanos no se enamoran, eres preciosa y una excelente amante…. Si no fueras mi hermana de seguro estaría perdidamente enamorado de ti…. Pero eso es imposible y tú lo sabes tan bien como yo, lo nuestro por desgracia no puede ser otra cosa que sexo, solo sexo, placer por el placer mismo, sexo sin importancia ni transcendencia…. Tal vez así es el 90 o 100 por ciento del sexo en el mundo, solo que cuando existe amor da felicidad su consecuencia y sin amor solo se sufre la posibilidad de un embarazo… Por eso es mejor dejar a un lado lo que pasó y esperar al hombre y a la mujer indicados para formar nuestra propia familia

-Por desgracia tienes razón, pero me va a ser muy difícil hacer a un lado lo que vivimos juntos

Cuando se planeó su viaje a España él le había escrito

-Estoy ansioso por verte otra vez, que bueno que mis papás te regalaron este viaje

-¿Cómo serán las cosas entre nosotros Rafa?... Estaremos solos un mes ¿Lo podremos soportar sin que la pasión nos vuelva a hacer olvidar lo que somos?

-Debemos evitarlo…Cuando estés aquí lo platicamos, ¿Te parece?

-Qué más podemos hacer hermano

Carmen levantó sus brazos tratando de estirarse, estaba cansada, inclinó su asiento y cerró los ojos para pensar en lo que deberían de hacer cuando ella llegara para evitar caer en la pasión, en el enorme deseo que sentían uno por el otro y que ellos mismos habían despertado y hecho crecer en una dimensión maravillosa para una pareja de jóvenes, pero perversa y aberrante para dos hermanos, y así vagando en sus pensamientos el sueño la venció quedándose dormida.

 

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