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Me enamore jugando (1)

en Intercambios

Iniciaré mi relato diciendo que Mariana y yo nos conocimos siendo niñas en la escuela primaria y nos volvimos amigas inseparables, a Luis lo conocí cuando yo tenía 16 años ya que él era amigo de mi novio Javier. Recuerdo que el día en que Javier me lo presentó sentí una enorme atracción hacia a él ya que era alto, fornido y muy guapo, uno de esos hombres que cualquier mujer desearía tener a su lado y él tampoco fue capaz de ocultar su “gusto” por mí. Yo presenté a Luis con Mariana quien se había convertido en una chica muy linda, rubia de ojos claros, piel blanca y un cuerpo muy bien formado, de ahí que no fue extraño que Luis se “prendiera” de su belleza y a pesar que al principio Mariana lo rechazó él nunca cegó en sus pretensiones hasta conquistarla, lo que convirtió nuestra larga amistad en una amistad de parejas.

En éste punto es necesario aclarar que por la ciega confianza que Mariana y yo nos teníamos producto de nuestra profunda amistad en una ocasión le eché en cara que rechazara a Luis diciéndole algo como “ Eres muy tonta, no creo que encuentres a un hombre más atractivo que Luis, ¡lo tiene todo!…Yo de muy buena gana me metía con él a la cama a pesar de Javier” a lo que ella me respondió con firmeza “Es por eso que lo rechazo, no pienso ser pretexto para tus puterias”…  

Al escucharla me hice la ofendida pero no puedo negar que tenía razón ya que más de una vez hubo coqueteos e insinuaciones de mi parte hacia Luis y sin importar que Mariana me dijera sin rodeos “Aida… Eres novia de Javier, pero quieres que Luis te meta la verga, eres una pinche puta amiga y disculpa que te lo diga” a lo que yo muy cínica le respondí “Si no lo quieres para ti, yo si lo pienso meter en mi cama y que me meta lo que quiera, eso te lo garantizo” . Sin embargo él nunca respondió a mis intentos, ya fuera por su amistad con Javier o por su deseo de conquistar a Mariana

Pero ya lo dice la célebre frase “Amor no es lo que quieres sentir, sino lo que sientes sin querer”. Y Mariana terminó enamorándose de Luis y se hicieron novios, pero muy a pesar de Javier y Mariana yo seguí con mis coqueteos tal vez más discretos ya que jamás en mi vida había sentido ni pensé sentirme más atraída por un hombre que con Luis, no era amor, ni cariño, ni nada sentimental era el deseo animal de estar desnuda entre sus brazos y sentirlo dentro de mí llenándome de placer, pero no lo logré a pesar de mis coqueterías, insinuaciones y puterías como decía mi amiga.    

Ambas nos casamos muy jóvenes apenas habíamos cumplido los 19 años, primero Luis y Mariana y meses después lo hicimos Javier y yo, un año nos mantuvimos sin hijos, después ellos decidieron embarazarse y al nacer su primer hijo nuestra relación cambió ya que mientras que Javier y yo seguíamos siendo un matrimonio sin ningún tipo de ataduras ni obligaciones, ellos ya eran padres con una responsabilidad a cuestas y eso les impedía seguir con el ritmo y la diversión a la que nos habíamos acostumbrado así que sucedió lo inevitable, las amigas inseparables se separaron… Creo que la última vez que nos vimos en esa etapa de nuestra vida fue en el hospital cuando nació su segundo hijo. Años después ya con un hijo producto de nuestro matrimonio Javier y yo decidimos divorciarnos  

Un día por accidente me encontré con Mariana en un centro comercial y después de expresarnos la emoción de volver a vernos fuimos a tomar un café donde la charla se alargó por más de una hora, le dije que Javier y yo teníamos poco más de un año de divorciados y que él vivía con otra, platicamos de los hijos, de Luis y de todo lo que se pueden platicar dos amigas que llevan tiempo sin verse. Por un momento nos quedamos en silencio mirándonos a las caras observando una en la otra el implacable paso de los años pues ya estábamos cerca de los 40

Con voz nostálgica Mariana comentó

-¿Te acuerdas cuando íbamos en la “prepa”?... Éramos el centro de las miradas masculinas, cualquier ropa se nos veía bien, no teníamos nada que esconder o disimular en nuestra figura, con un poco de rímel para acentuar las pestañas cumplíamos con el ritual de maquillarnos y con solo agitar la cabeza nuestro cabello se acomodaba sensualmente a los lados de la cara

-Así era…Pero ya ves cómo son de crueles los años amiga, eso me digo todos los días frente al espejo mientras pretendo inútilmente ocultar las “patas de gallo” de mis ojos

Mariana sonrió y evitando hablar sobre las razones de mi divorcio solo preguntó

-¿Tienes pareja?

-No

-¿Pero si sales con alguien o no?

-No, por ahora estoy dedicada a mi hijo… Ya soy virgen por desuso

A pesar de que entre nosotras siempre hubo una gran confianza al hablar sobre sexo, en ésta ocasión Mariana solo río de mi broma y ya no dijo nada dando a entender que la charla había terminado así que salimos del restaurante y en el estacionamiento me dio su nueva dirección invitándome a cenar en su casa ese fin de semana, antes de despedirnos me recorrió con la mirada y dijo

-Estás muy bien Aida, no tienes nada que ocultar, te aseguro que metes en tu cama al que quieras

-¡Gracias amiga!, si vieras las ganas que tengo de hacerlo, pero sola y con un hijo que atender…

-Te entiendo… Pero hay que darse el tiempo o terminarás sola, además recuerda las virtudes que tiene el sexo en la salud y muy en especial en el ánimo de las personas

Reí y ella agregó

-Tú sabes lo que buscan y los hombres y como debemos actuar las mujeres….Si solo quieres placer que te haga disfrutar como loquita, pero si quieres que se enamore de ti oblígalo a que te ruegue un tiempo y después hazlo disfrutar como ninguna lo ha hecho, el hombre se enloquece por una mujer ardiente que haga todo por complacerlo sexualmente y tú siempre has sido una caliente irredenta, por eso no entiendo que fue lo que pasó con Javier…..

Con una carcajada detuve la charla y acepté ser una “Caliente irredenta”, le di un beso de despedida en la mejilla buscando no tocar el tema sobre mi divorcio y me despedí diciendo

-Tienes razón amiga… seguiré tu consejo

Mariana se retiró y mientras yo caminaba hacia donde estaba estacionado mi auto no dejaba de pensar en que  para no variar ésta vez también tenía razón Mariana, tal vez si al nacer nuestro hijo no hubiera cambiado mi relación en la cama con Javier, sin embargo no me hubiera gustado escucharla decirme mi parte de culpa en mi fracaso matrimonial, así que llena de sentimientos encontrados sobre mi soledad y el gusto de haber encontrado a mi amiga subí a mi auto y me retiré.

El fin de semana me presenté a su casa con la clara intención de volver a ver a Luis.. Cuando llegué sus hijos aceptaron de buena manera la compañía de mi hijo a quien invitaron de inmediato a jugar videojuegos dejándonos a Mariana y a mi solas en la cocina, cuando Luis llegó del trabajo el reencuentro fue cariñoso y la atracción que por él sentía renació con más fuerza, ya era un hombre de 40 años, su cabello era gris y la madurez aunada a su éxito profesional sin duda le daban un enorme atractivo. Lo abracé emocionada y a la vez incrédula que a mis 36 años no se hubiese extinguido ese deseo que a los 18 me hacía humedecer las bragas…Esa noche pasamos una velada muy agradable entre “recuerdos y novedades” de nuestras vidas y reiniciamos  la amistad solo que ésta vez lo hacíamos sin Javier y con nuestros hijos.

Nos veíamos casi todos los fines de semana, Luis siempre me trataba cariñosamente buscando la oportunidad para abrazarme y yo no me resistía a sus muestras “de cariño”, pero un día me abrazó por la espalda haciéndome sentir su enorme bulto en mis nalgas y como siempre sucede esa vez nos vio Mariana, yo me puse muy nerviosa esperando una violenta reacción de su parte sin embargo después de reírse apoyó sus manos sobre la pared y haciendo sus nalgas hacia atrás volteó y le dijo a Luis

-Si nos ponemos así, ¿Nos cumples a las dos?... Solo es cosa de que agarres el ritmo, ¿Verdad amiga?

Yo no pude responder nada ya que suponía en su decir el reclamo a lo que había visto, sin embargo Luis la sujeto por ambos lados de la cadera y apoyó su pubis sobre las nalgas de Mariana diciendo

-Bájense los pantalones y verán lo bien que las atiendo

Mariana movió sus nalgas sobre la ya notoria erección de Luis y dirigiéndose a mí dijo

-Se siente muy bien… Acércate Aida, vamos a ver si es cierto lo que dice

Permanecí inmóvil, no creía que fuese la misma Mariana que había conocido y a pesar de mi desconcierto ella insistió diciendo

-Te va a gustar amiga, acércate

Sonreí incrédula de lo que escuchaba y moví mi cabeza negando, Mariana puso su clásica cara de decepción diciéndole a Luis

-Ni hablar papito, Aida no te quiere dar pelea, a ver si otro día la convencemos

-Qué triste, me quedaré con las ganas

Respondió Luis y se me acercó para darme un beso en la mejilla. Después de ese vergonzoso episodio los tres nos sentamos a tomar un café y al platicar sobre el ya cercano periodo vacacional en las escuelas yo les comenté que a mi hijo lo llevaría su papá a Disneylandia, Mariana me platicó que sus hijos viajarían a Europa con sus abuelos para conocer a sus primos y que sería buena idea ir los tres a pasar una semana a Loreto en la Baja California. En un principio me negué por el asunto de los gastos pero Luis insistió, (no mucho para ser honesta) y acepté.

El domingo siguiente a la partida de los hijos nosotros volamos a nuestro destino vacacional. Al llegar al hotel Luis caballerosamente me pidió que registrara mi firma en la administración diciendo

-Eres nuestra invitada así que no dudes en firmar lo que quieras.

Le agradecí, registré mi firma y seguimos al “botones” hacia la suite, en el trayecto Mariana me explicó que habían reservado una suite de tres habitaciones sin importar su precio ya que a Luis le gustaba el lujo y la comodidad que ésta tenía ya que estando situada el último piso nadie podía verlos cuando se metían al jacuzzi. Su explicación me pareció rara sin embargo como invitada no criticaría su decisión. Al entrar en la suite quedé impactada, era prácticamente una casa, algo que ni en mis más locos sueños podría haber imaginado como una habitación de hotel, tenía sala, cocineta, comedor, tres habitaciones con todos los lujos posibles y una enorme terraza con una gran tina jacuzzi, bar, varias sillas, camastros y una mesa para masajes.. Al salir el botones yo les dije

-No lo puedo creer, esto es más grande que mi condominio… Es un sueño, todo el hotel lo es y la vista es bellísima

Me asignaron la habitación junto a la principal ya que también tenía  salida a la terraza y  después de disfrutar mi felicidad dando de vueltas en la cama pensando egoístamente que era la primera vez en 11 años que podía disfrutar de unas vacaciones sin mi hijo me di a la tarea de desempacar mi ropa. Al sacar de la maleta la ropa de playa sonreí al observar entre mis trajes de baño los dos bikinis “WW”(Wickedweased) que me había comprado Javier, no eran de “hilo dental” pero el blanco se trasparentaba al mojarse y el más atrevido en color negro era confeccionado en tejido de malla.

Solté un chasquido de nostalgia frente al recuerdo de cómo había depilado mi pubis y lo mucho que me había costado vencer mi vergüenza para usar esos provocativos bikinis que me llevaron a soportar lo mismo piropos e insinuaciones que comentarios hirientes, muchos hombres me dijeron “Que buena estás mamacita”, más de uno me invitó a la cama al verme sola acostada bajo el sol y algunos hirientes comentarios en voz alta de mujeres diciendo “¿Cómo se atreve a usar eso?” o “Mira a esa puta enseñando todo, ya mejor que se encuere la cochina” y todo para complacer el perverso deseo de Javier por ver como otros me miraban con deseo.

La primera vez que lo usé y a causa de un evento poco agradable le pregunté molesta “¿De verdad te gusta que piensen que tu mujer es una puta y le pregunten cuánto cobra por coger?” Solo respondió “Deberías de aceptar” Pero a todo se acostumbra una y terminé disfrutando los comentarios, insinuaciones y propuestas tanto o más que Javier, me excitaba tanto sentirme deseada que por las noches me convertía una fiera deseosa de placer en la cama   

Al terminar de desempacar, me metí a la ducha, después de bañarme y untar crema bloqueadora en mi cuerpo me miré desnuda al espejo, sin duda Mariana tenía razón y aún “no había nada que ocultar”, a pesar de mi edad tenía un cuerpo bien formado. Convencida de lo que había visto en el espejo me animé a ponerme el bikini blanco y salí a la terraza donde encontré a Luis en traje de baño y a Mariana vistiendo un pequeño bikini rosa de la misma marca que la hacía lucir espectacular, cuando me acerqué Luis me tomó de las manos y recorriéndome con la mirada dijo

-¡Qué bien te ves!... Me encantan las mujeres que se atreven a usar estos trajes de baño, claro que deben                                                           tener un cuerpazo como ustedes. De verdad que sigues estando buenísima Aida, voy a ser la envidia de todos con éste par de mujeres  en mi habitación… Ni a cual de más buena

Acto seguido me abrazó pegándome a su cuerpo al grado de sentir mis pechos oprimirse sobre el suyo y mientras  acariciaba la piel de mi espalda y me hacía sentir su erección sobre mi vientre en voz baja me dijo

-Qué bueno que te decidiste a venir, lo vamos a pasar de maravilla

Yo quedé petrificada por la vergüenza, sin embargo no dejaba de causarme extrañeza la tranquilidad y ¿Por qué no decirlo? La complacencia de Mariana ante el cinismo con que su marido me abrazaba. Cuando Luis me soltó fijó su vista en la tela del sostén que aún seca dejaba ver mis pequeñas aureolas y endurecidos pezones y me dijo

-De verdad me gustas mucho

Mariana le hizo un gesto y le dijo

-Amor, no he platicado con Aida… Déjanos platicar, al rato te alcanzamos en la alberca

-Las espero mejor en la playa y comemos algo en el restaurante de la palapa

-Está bien, en una media hora te alcanzamos

Al salir Luis de la suite Mariana se acercó al bar preguntando

-¿Te preparo un Margarita?

Eran cerca de las dos de la tarde así que afirmé con la cabeza y pretendiendo disculparme le dije

-Me avergonzó Luis

-No veo la razón, antes nunca te molestó que te deseara, es más le enseñabas lo que podías

Respondió Mariana en un tono de voz muy tranquilo, sin embargo yo pregunté molesta

-¿A qué te refieres?

Ella con el mismo tono de tranquilidad respondió

-Calma mujer, calma, no te estoy echando en cara nada, solo que si haces memoria de cuando éramos novios  usabas esas minifaldas a sabiendas de que lo enloquecían tus piernas… El no podía dejar de mirarte y eso lo avergonzaba ante mí… Ahora tal vez te está “regresando el favor”… O querrá que tú le hagas un favor

Rió, yo la miré extrañada sin poder responder y ella al tiempo que me daba mi copa agregó

-Me acuerdo que cuando se sentaba frente a ti, tú disimuladamente separabas las piernas para que te viera las bragas… Te gustaba enseñarle “el triángulo de las desnudas”… ¿Querías que se adentrara en el a ver si se perdía?, ¿O solo que lo conociera “A fondo”?

Eso era verdad y el sudor producto de la vergüenza  comenzó a mojar mi frente, ella soltó una carcajada y dijo

-No sudes que no es para tanto amiga…. Solo acuérdate que al principio tú me confesaste lo mucho que te gustaba, por eso yo me negaba a salir con él… Sin embargo las cosas se dieron y ni hablar.

Y sonriendo agregó

-Y vaya que le traías ganas

La interrumpí buscando cambiar la conversación que me tenía sufriendo y pregunté

-¿Nunca te gustó Javier verdad?

-Para nada… Y más cuando me decías que tenía una mechita entre las piernas

-Y tú me presumías que Luis tenía una víbora…Pero no me refería a eso

-Me era indiferente y lo aceptaba como tú pareja, pero tú querías averiguar el tamaño de la víbora de Luis, eres una cochina, una sucia inmoral

Respondió Mariana riendo y en el mismo tono pregunté

 -¿Era tan obvia? ­­­

-Y lo sigues siendo, pero ahora que él te lo insinúa te pones roja como tomate y comienzas a sudar, para mí que eres puro “Jarabe de pico”, de las que “torean el chile” y no se lo comen.

-Todo depende del chile ya que hay unos que pican delicioso y otros que no saben a nada

-Pues te aseguro que te gustaría.

Incrédula de lo que oía pregunté

-¿Qué quieres decir?...

Me miró como diciéndome “Que pendeja” pero no aclaró nada simplemente dijo

-Tenemos mucho que platicar amiga, han pasado muchas cosas en los 12 años que no nos vimos.

Se puso sería y con la mirada hacia el mar dijo

-No lo hubiera hecho ni con Javier ni ningún otro, en ese entonces para mí la fidelidad era algo básico…

-¿Era?... ¿Eso significa que ya no lo es?

-No, ya hace tiempo que no…Cuando nació nuestro segundo hijo y me ligué las trompas en mi hubo un cambio, dicen que cuando la mujer pierde el temor al embarazo se vuelve más ardiente, posiblemente al saber que el placer no tendrá consecuencias sacamos todo el deseo reprimido. Y debo confesarte que cuando tu pareja está de acuerdo en disfrutar del sexo a tu lado se acaban todos los prejuicios sociales sobre la moralidad femenina.

Quedamos en silencio, ella esperando que yo preguntara y yo sin saber que preguntar, así que después de unos segundos solo dije

-Se supone que la pareja tiene el número de hijos que le dé la gana y a ellos les corresponde decidir cuantos y cuando, Javier y yo lo decidimos de mutuo acuerdo y no le preguntamos a nadie.

-Así debe ser... Pero yo no me refiero a eso, me refiero a estar de acuerdo en compartir nuestras aventuras, ¿Tú te ligaste?

-Sí… Decidimos tener un solo hijo, pero el cabrón ya embarazó a la mujer con la que vive, si yo me ligué él debió hacerse también la vasectomía… ¡Hijo de su puta madre!

-Así son los hombres amiga, pero lo que Javier haga ya no te debe importar, además no niegues que estando operada eres más ardiente en la cama  

-Duermo sola Mariana y al menos que pretenda quemar las sábanas no le encuentro sentido a ponerme ardiente

Ella afirmó con la cabeza y agregó

-Entre Luis y yo ya no existen los celos, nos hemos vuelto muy liberales

-Pues si son “open mind” préstame a Luis para no quemar las sábanas del hotel ya que el lugar está para dar rienda suelta al sexo

Dije bromeando a lo que ella preguntó en tono serio

-¿Lo quieres?

La miré incrédula, ella lo notó y agregó

-¡Me conoces muy bien Aida!.. Yo soy de “mente abierta” en todo, siempre lo he sido, prueba de ello es que me enamoré y me casé convencida de que Luis se acostaba contigo.

-¿Convencida de que te casabas con alguien que se cogía a tu mejor amiga?... No lo creo ya que además de ir contra tus ideas, me deja a mí en muy mal lugar…. Tú lo dijiste, te conozco muy bien Mariana

-Desde los cinco años para ser exactas, por lo que ya sabes que no soy de las que se callan lo que piensan y a ti como a nadie siempre te he hablado directo y con la verdad ¿Qué razón tendría ahora para mentirte?

Cambió su tono serio a algo más amistoso para agregar

-Quiero platicarte sobre eso ya que cuando Javier y tú se desaparecieron me quedé sin confidente, ¿Te acuerdas como nos platicábamos todo sobre nuestras relaciones y nuestros más perversos deseos sexuales?

-Y sin ningún prejuicio, ¡Que digo prejuicio, sin el menor recato!

La gran virtud y a su vez el mayor defecto de Mariana era nunca callar lo que pensaba, múltiples expulsiones en la escuela, regaños, rencores, venganzas y varios pleitos había sido el costo que ambas habíamos pagado, ella por decir las cosas y yo por defenderla. Se levantó a servir más licor en las copas y al sentarse nuevamente preguntó

-¿Hace mucho que no lo haces?

-Demasiado y no sabes las ganas que tengo de estar con alguien y que me “llene mis vacíos”.

Mariana soltó una carcajada y después de reír las dos ella dijo

-Nunca había escuchado tan clara definición….“Que te llenen tus vacíos”… Me hiciste reír

Dijo aun riendo y ya sería agregó

-Pero te pasas de pendeja amiga… Dices que te mueres por tener sexo y cuando Luis te abrazó te ruborizaste como quinceañera a la que miran por primera vez con deseo, ¿Acaso nunca te han insinuado que te quieren coger?

-Muchas veces, pero nunca nadie frente a su esposa y menos….

No terminé de hablar por la  sonora carcajada de Mariana quien agregó riendo

-Es que Luis te quiere llenar tus vacíos

-¡Mariana!

-Ya te dije que nos hemos vuelto liberales

-Explícame exactamente a qué te refieres con eso de “Liberales”

-¿Has leído a Ortega?... ¿Ortega y Gasset?

-Lo que nos obligaron en la escuela, ¿Pero qué carajo tiene que ver Ortega con que ustedes sean liberales?

-Que tenía razón en lo que dijo sobre el deseo… siempre muere al realizarse, por eso Luis y yo practicamos la idea de que es mejor matar los deseos que morirnos con ellos

-Pero Ortega hablaba de deseo sexual, lo comparaba con el amor al que definía como “El eterno insatisfecho”

-Yo también hablo de sexo Aida

Respondió mirándome con esa sonrisa de quien va ganando en el juego y ante mi silencio preguntó

-¿Qué serías capaz de hacer en la cama?

No respondí, solo la miré y voltee la cara hacia el mar, ella me exigió

-¡Responde!

-¡No sé carajo!… Cuando una está ardiendo no se detiene ante nada, solo busca el placer, además ya te sabes mi vida sexual de cabo a rabo… Mejor dicho de vagina a culo… pasando por la boca

-¡Joder contigo!...Antes platicábamos de esto con toda libertad,  ¿Ya te molesta que lo hagamos?

-No… No me molesta, al contrario, solo que no sé hasta dónde llegaría estando caliente

-¿O sea que para ti lo difícil es empezar?

-¡Soy como todas Mariana!... Cuando me saben excitar lo suficiente, pierdo la razón y solo me interesa el placer de sentirme penetrada, de disfrutar de un orgasmo y terminar llena de semen por todos lados.

-¿Sin importar quién te lo dé?

-No en el momento y tampoco me importa si me está usando, mientras me de placer, que me use como quiera, pero una siempre sabe que…..

Pretendía explicar que a pesar de la búsqueda irracional del placer, inconscientemente se sabe quién es el hombre con quien una está teniendo sexo pero ella me interrumpió preguntando

-¿Solo Javier?

-Ya sabes que no… Pero Rafael no estrenó nada y fue solo una vez cuando me enteré de lo de Javier con la mujer esa y tú fuiste la que me convenciste de pagarle con la misma moneda   

-Si claro, te puse una pistola en la cabeza y te obligué a abrirle las piernas a Rafael… ¡Hipócrita!, Rafa te gustaba… Pero me refiero a si hicieron tríos, intercambios o alguna otra locura

-No, nunca, pero me hubiera encantado tener a más de uno en esos momentos de calentura, sentirme muy deseada y disfrutar de dos o tres al mismo tiempo, a lo más que llegamos Javier y yo fue a usar un juguete.

-¿La enorme verga negra que me enseñaste? ¿La que tenía un arnés?

-Si, además de otros consoladores en forma de pene con los que él me masturbaba o me lo metía en la vagina mientras me cogía atrás, se sentía muy, muy rico….

Mariana me interrumpió diciendo

-Luis y yo hemos hecho de todo

-¡¿En serio?!... No lo puedo creer

Ella sonrió y dijo

-Te platico al detalle…. Cuando nació nuestro segundo hijo y muy a pesar de lo deseosa y ardiente que me había vuelto Luis se volvió, digamos que sexualmente indiferente conmigo, yo le pregunté si creía que me había vuelto muy puta y eso no le gustaba, pero él me dijo que al contrario que le encantaba que fuera así de cachonda, sin embargo no cambió, yo no había engordado, iba al gimnasio para mantenerme deseable para él, y siempre estaba dispuesta incluso yo se lo pedía, por lo que supuse que la única razón de su rechazo era que tenía una amante.

-¿Cómo te trataba o qué?

-Muy frío, se negaba a tener sexo y si lo teníamos era el clásico “Te meto la verga, me vengo y me duermo”. Un día se lo reproché gritándole que tenía una amante y estaba temerosa de que su amante fueras tú ya que en esa época ustedes se habían alejado y yo sabía lo mucho que te deseaba, pero él indiferente a mis reproches se sentó en la cama y tranquilamente, sin exaltarse, me dijo que no había otra mujer y la razón de su actitud era que nuestras relaciones habían caído en la costumbre y la costumbre estaba matando la pasión.

-Nunca fuimos amantes.

-Lo sé, tanto como sé que te hubiera encantado serlo, sin embargo no te estoy reprochando nada

Ante la verdad sobre que me hubiera encantado ser amante de Luis, preferí callar y ella continuó diciendo

-En un intento de mejorar nuestras relaciones sexuales un día le pedí que me llevara a un hotel y ahí apagué la luz y le dije “Vamos a fantasear, imagina que soy Aida”… No te puedes imaginar el placer que nos dimos, nos desnudamos uno al otro, chupo y lamió mis pechos, mis piernas, mis nalgas, con su boca y lengua me llevó a unos orgasmos deliciosos, yo lo disfruté con mi boca y mientras lo hacía él con los ojos cerrados no dejaba de hablarme por tu nombre diciéndome cosas como  “Que rico mamas Aida, que ricas piernas y que delicia de tetas tienes mujer” después ya penetrada y mientras se movía dentro de mí no dejaba de decirme “Que buena estás Aida, tu calor me quema, que rico me aprietas la verga mamacita, me encantas, eres una delicia de hembra”

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Costumbre

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Mis primeras experiencias