Ana entró a su departamento y se dirigió a su recámara, tendió la cama, se quitó la camisa de Carlos y se puso una camiseta  sin mangas  que ella había recortado uno o dos centímetros debajo de sus pechos, fue a la zotehuela y tomando los implementos necesarios comenzó a hacer limpieza en el departamento, no podía quitar de su mente la charla con Rebeca, mientras limpiaba los vidrios del cancel de la sala se detuvo unos instantes a recordar los momentos de pasión que había vivido con su esposo frente a ese cancel, pensó “Tienes razón Rebeca, me hubiese gustado que entrara alguien para disfrutar de los dos... Tenerlos a mis caprichos suplicando por mis besos, por acariciar mi piel, por sentir el calor de mi boca, de mi cuerpo”.

“Disfrutar de ellos, escuchar sus gemidos, hacerlos gritar de placer y sentir sus chorros de ardiente semen llenar mi vagina y mi boca, sentirlo escurrir por mis piernas y por mi mentón y terminar agotada de placer sobre el piso completamente satisfecha...Te odio Rebeca, pero tienes razón tal vez somos iguales”. Sus pensamientos estaban muy revueltos, Rebeca la había puesto a meditar sobre su vida, volteó hacia la sala, cruzó un brazo hasta posar su mano sobre el hombro opuesto, soltó un chasquido y se dijo “Eramos iguales Alfredo, ardientes, apasionados, deseosos de tenernos y de darnos placer, pero muy alejados del amor... Estábamos destinados al fracaso”

Recorrió con la vista el interior del departamento y mientras se daba vuelta nuevamente para quedar de frente al cancel dijo en voz baja “Nuestro amor no pasó más allá del cuerpo y el placer”, se quedó inmóvil unos instantes con la vista fija hacia el departamento de Rebeca y en voz baja dijo “¿Y yo por qué le tengo que hacer caso a la pinche Rebeca?...Que se vaya a la mierda con sus amenazas, yo me quedo con Carlos le guste o no le guste”. De espaldas al cancel se agachó hacia el cubo con agua para humedecer el trapo con el que limpiaba, exprimió el trapo, se enderezó y se dio la vuelta, estiró sus brazos hacia la parte de arriba del cancel para limpiarlo, al hacerlo su camiseta se levantó y sus pechos desnudos tocaron el vidrio, bajó sus brazos al sentir el frío del vidrio y se sorprendió al notar que se movían las cortinas de la sala de Rebeca, sonrió con maldad al suponer que ella espiaba escondida tras las cortinas.

Terminaba de limpiar los vidrios del cancel cuando escuchó abrirse la puerta del departamento, volteó y vio entrar a Carlos que se dirigió a la cocina, ella preguntó

-¿Cómo te fue amor?

-Bien.. Traje la comida...¿Qué haces?

-Limpieza, hay mucho polvo

El se acercó y la abrazó diciendo

-¡Que rica estás amor!... y esta camiseta es de lo más sexy

-¿Te gustan mis fachas?... Era una camiseta vieja y rota que recorté, la uso cuando hago limpieza

-Mmmm, voy a querer que te pases el día limpiando

Le dijo Carlos mientras metía las manos debajo de la camiseta tocándole los pechos y le  levantó la camiseta, Ana sonrió, no por lo que él hacía sino por imaginar el espectáculo que le daban a Rebeca, Carlos le acarició los pechos y ella con voz sensual le preguntó

-¿Te gustan amor?...

-Mucho, son perfectos

-Mis pezones están endurecidos, ¿Sabes lo que significa?...

Carlos agachó su cabeza y se puso a saborear los pechos de Ana, besando, lamiendo y sorbiendo de ellos, Ana hizo su pecho hacia delante e inclinó su cabeza hacia atrás mientras movía su pierna nerviosa, él la besó en la boca y le preguntó

-¿Quieres?

-¿Aquí?

El afirmó con la cabeza y ella le desabotonó la camisa, lo besó en el pecho, mordisqueó suavemente sus tetillas y le desabrochó el pantalón, junto con los calzones los bajó por las piernas de Carlos quien se quitó los zapatos y levantó los pies alternadamente para terminar de quitarlos, ella dio un paso hacia atrás acariciando el erecto miembro, agachó su cabeza y pasó su lengua al derredor del glande para después meterlo en su boca, lo escuchó gemir pero su mente solo estaba en Rebeca, la imaginaba observando el miembro erecto de su hermano dentro de su boca, tal vez la vergüenza la habría obligado a retirarse pero lo ponía en duda, lo mas seguro era que su excitación la mantendría ahí observando.

Al separarse de Carlos él le desabrochó el short y lo dejó caer al piso, ella movió sus pies para liberar el short y él le levantó una pierna deteniéndola a la altura de su cintura y con la otra mano le hizo a un lado la panty, cuando ella sintió el pene cerca de su vagina dijo

-No Carlos, aquí no, puede vernos alguien

-Nunca te ha importado amor, ven acércate.

-Vamos a la cama Carlos, nos puede ver tu hermana

Ella bajó su pierna y dijo

-De por si no me quiere, imagínate lo que pasaría si me ve cogiendo con su hermano..¡Terminará odiándome!

-¿Y que carajo te importa si te quiere o no?, además debe suponer que si vivimos juntos cogemos cuando no da la gana

-Claro, pero no es lo mismo suponer que ver....Vamos a la cama, ahí es más cómodo

Entraron a la recámara, ella terminó de desnudarse y se acostó boca arriba, él se subió a la cama y se arrodilló frente a ella. Ana le subió los pies sobre el pecho y él los besó y lamió haciéndola reír diciendo “No Carlos, no me hagas cosquillas” y bajó nuevamente sus pies hacia su pecho acariciando con ellos sus tetillas Carlos la admiraba desnuda sobre la cama, le tomó un pie con la mano y mientras lo acariciaba y besaba le preguntó.

-¿Vamos la próxima semana a pasar unos días a un hotel nudista?

-Amor, la semana que entra me toca...Ya sabes soy mujer... Y así no me gustaría

-¿Te toca menstruar?

-¡Amor!

-¿Que?... Así se dice... No entiendo por qué hay mujeres a las que no les gusta la palabra...A mi es al que no me debería de gustar...Significa abstinencia

-Mmmm... No necesariamente.. Cuando una mujer quiere satisfacer a su hombre, le sobran armas amorcito.

-¿En serio?

-No te muevas de ahí.

Ana se bajó de la cama, entró al baño, abrió un cajón y sacó un frasco con vaselina, regresó a la cama, se agacho frente a Carlos, le besó el miembro, pasó su lengua al derredor del glande y untó vaselina sobre el miembro, limpió sus manos sobre la piel de sus muslos, se acostó frente a Carlos, subió nuevamente sus pies a su pecho y los comenzó a bajar por su vientre hasta llegar al miembro, lo sujetó con sus pies apretándolo y se puso a moverlos resbalándolos desde el glande hasta el pubis, ayudada por la vaselina, lo estaba masturbando con sus pies y Carlos cerró los ojos colocando sus manos sobre sus nalgas mientras gemía de placer, ella le decía. “¿Te gusta verdad?”, él con los ojos cerrados respondió “Me encanta amor, nunca pensé que podía disfrutar así de tus pies, ¡Es delicioso!”. Ana rió satisfecha y después de hacerlo por unos minutos, detuvo sus movimientos y apoyó sus pies sobre el vientre de Carlos.

El abrió los ojos y la miró, ella quedó con la mirada fija en los ojos de Carlos quien preguntó “¿Qué pasa amor?”, Ana se enderezó arrodillándose sobre la cama frente a Carlos, lo abrazó y le dio un largo beso en la boca, al separarse, ella con su cara muy junto a la de él, tanto que se tocaban sus narices le dijo “Te amo Carlos, quiero que lo hagas”...”¿A que te refieres amor?” respondió él , ella tragó saliva y nerviosa dijo “A que me estrenes”...Carlos comprendió lo que le decía y le dijo..”No amor, ¿Qué tal que te lastimo?”... ella respondió.. “Si me lastima te digo y paramos, yo quiero que lo hagas, quiero sentir que te entregué algo solo para ti”, él rió diciendo “Eso no importa Ana, lo importante es lo que sientes por mi y no que yo estrene tu cuerpo”... Ana se giró, apoyando sus manos sobre la sábana y con las nalgas frente a Carlos le dijo “Hazlo amor...por favor, para mi es importante, te va a gustar”...”Eso sin duda pero...”...”Usa vaselina y tómame por donde nadie lo ha hecho”

Carlos oprimió con su dedo el ano de Ana y comenzó a girarlo sobre de el, la besaba en las nalgas, en la espalda y los muslos, untó vaselina en su dedo y muy despacio lo fue metiendo, sintió que ella lo oprimía y lo dejó quieto, cuando ella perdió el reflejo él lo repitió por varias veces, con su dedo dentro del ano la besó y la lamió en la vagina, la escuchó gemir y poco a poco sintió dilatarse el ano, se enderezó frente a las nalgas de ella, metió y sacó varias veces su dedo del ano que ya no ofrecía resistencia, acercó su miembro, la observó respirar agitadamente más de nervios que de excitación, untó vaselina en su pene y lo empujó, el glande entró por el ano al tiempo que ella gritaba, él se detuvo y ella dijo con voz entrecortada “Hazlo, hazlo amor, hazme tuya, toda tuya, no te detengas Carlos”.  El continuó empujando, sentía un gran placer al sentir como le apretaba su miembro, con movimientos lentos sacando y metiendo fue ocupando poco a poco el recto de Ana.

Sus manos la acariciaron en la espalda y las nalgas, estaba excitado, muy excitado, observaba  como la bella espalda de Ana se abría en su cintura para dar paso a sus caderas que por la postura se notaban más anchas, su columna se hundía al terminar la espalda y a los lados, al inicio de sus nalgas se formaban dos excitantes hoyuelos. “Que buena estás Ana” Le dijo con voz apasionada, ella tragó saliva y respondió “Disfrútame amor, hazlo”, él la sujetó por los costados, justo en su cintura y comenzó a moverse lentamente, aceleró sus movimientos y cada vez empujaba su pene más adentro, la escuchaba sollozar, pero no le hacía caso, la lujuria se había apoderado de él y mientras observaba lleno de deseo las bellas formas de Ana no pensaba en otra cosa que no fuera en su placer.

Ella apoyó su cabeza sobre la almohada y la mordió, había sentido dolor, sentía molestia con los movimientos de Carlos pero a la vez sentía placer, y de pronto lo sintió, soltó un grito de placer al sentir una fuerte y placentera contracción seguida de algunas más pequeñas y se relajó, sintió a Carlos apretar sus caderas y empujar con fuerza, ella gritó “¡No tan adentro!” y él respondió “¡Donde te gusta!, hasta el fondo mamacita” y soltó  sus chorros de semen, al terminar se salió de ella y se dejó caer jadeante boca arriba sobre la cama, Ana estiró despacio sus pernas hasta quedar tendida boca abajó a su lado, él con la vista fija en el plafón de la recámara le dijo

-Perdón amor... Es que perdí la cabeza...Estás tan rica que yo no...

-No digas nada... Me encantó que lo hicieras, de verdad lo disfruté

El pasó su mano por la espalda de ella diciendo

-Que rico coges mujer...

-Tú eres el que se mueve delicioso... Yo solo dejo que lo hagas dentro de mi

Ana no lo dejó decir otra cosa, brincó de la cama y corrió al baño, donde permaneció por unos minutos, él le preguntó

-¿Estás bien?

-Si amor

Salió del baño y se subió encima de Carlos, le dio un pequeño beso en la boca y recostó su cabeza sobre su pecho, mientras él la acariciaba en la espalda y las nalgas, ella preguntó

-¿Te gustó?

-Me encantó Ana, eres increíble, me gustas, me enloquece tu cuerpo, estar dentro de ti es, es... No sé, es algo maravilloso y cuando me vengo no es solo el placer del orgasmo, sino esa sensación indescriptible de saber que estoy dejando mi semen dentro de ti... ¡Es un sueño amor!... Pero ¿sabes qué?...Lo prefiero de la manera normal, donde debe ser...No digo que no me gustó, me enloqueció hacerlo así pero....

Ana interrumpió avergonzada diciendo

-Ya no me digas.... Solo quería que.... ¡Ya!..No hablemos de esto.... Te amo

Permanecieron unos momentos en silencio y Ana dijo

-¿Qué compraste para comer?... Tengo hambre

-Shushi

-Mmm, ¡Que rico!..¿Comemos?

Se levantaron y salieron desnudos hacia la cocina, se sentaron a la mesa y mientras comían ella preguntó

-¿Viste a Beatriz?

-Si, si la vi

-Con razón llegaste ardiendo... Esas chichis te sirvieron de “motorcito de arranque” ¿Verdad?

-¡Párale Ana!... No empieces con eso. solo platicamos

-Perdón...¿De que platicaron?

-No quiero hablar de eso

-No te enojes amor, solo quería saber, me interesan tus cosas

-No me enojo Ana... Pero hay cosas que no me gustaron, eso es todo.

-¿Y por qué llegaste ardiendo amor?

-No llegué así Ana, no me calentó estar con ella...Cuando entré te encontré vestida muy sensual y es lógico que me excite ¿O no?... ¿O qué?..¿No me debes gustar?..¿Lo debemos de hacer solo por amor y como obligación?...Tú eres mujer, yo soy hombre, me gustas y me encanta coger contigo, no veo otra razón para....

-¡Ya, ya, ya!... No dije nada Carlos... No te estoy reclamando nada, al contrario me gusta gustarte y me enloquece saber que te excito mucho... Y la vista no te falla amorcito, ¡Si soy mujer!, un ser humano con deseos y pasiones como todos... No entiendo que tiene que ver Beatriz con nuestras ganas de coger, pero vamos a dejarlo, no voy a discutir ni a pelear después de un delicioso sexo.

-Tú la metiste en esto diciendo que ella me puso caliente y que vine a desahogarme contigo, en todo caso sería al revés, tú eres la que me pone ardiendo solo con verte y....

-¡Ya Carlos!.. No quiero pelear.. ¿OK?

Terminaron de comer, Carlos fue a la recámara y Ana recogió los platos, los metió en la lavavajillas y cuando terminó de limpiar la cocina fue a la recámara, encontró a Carlos dormido, se subió a la cama y se sentó recargándose en la cabecera, dobló sus piernas y observó sus pies, el polvo del piso se había pegado a ellos por efecto de la vaselina, observó el pene de Carlos y las sábanas manchadas, movió la cabeza molesta y se acostó junto a él y se durmió.

Despertó y miró el reloj, eran las 7 de la tarde, despertó a Carlos, se bañaron y arreglaron para ir a cenar con sus papás

Salían en su auto del estacionamiento del hotel, regresaban al departamento después de haber cenado con la familia de Carlos, ya sobre la avenida él le preguntó

-¿Qué te parecieron?

-Muy lindos, yo esperaba una serie de reproches por ser divorciada y vivir juntos, pero solo se tocó ligeramente el tema sin que le dieran importancia...Incluso Rebeca estuvo muy amable conmigo

-¿Y por qué no habría de estarlo?

-Por nada, era un comentario...

Quedaron en silencio unos momentos y ella trató de reiniciar la charla diciendo

-Tu mamá es muy guapa y tú papá es un hombre muy atractivo.. Con razón Rebeca y tú salieron tan guapotes.

-¿Qué tanto platicaste con mi papá cuando salieron al patiecito del hotel?

-Nada importante

Al ver el gesto de enojo en la cara de Carlos agregó

-Me dijo que anteayer nació una potranquita, hija de la “güera, la rubia”, o que sé yo...Y que si me iba a vivir allá, me la regalaría...Que cuando regrese le va a decir al caballerango que nadie la toque hasta saber si yo ... Más bien si tú... si nosotros....O sea que tú y yo.......

Ana quedó en silencio y torció los labios en un gesto de impotencia al no saber como cambiar las palabras del papá de Carlos quien le había dicho “Si tú y mi hijo se llegan a casar” y quedó en espera de una respuesta de Carlos sobre ello, sin embargo él dijo

-“La Rubia”... Así bautizó a su yegua preferida, es una pura sangre blanca, sin una mancha, de ahí el nombre, la saca todos los días de su potrero solo para tenerla cerca de él, pocas veces la monta, solo le gusta que camine detrás de él junto a su perro y si la llega a montar no lo hace con silla. A esos dos animales, su yegua y su perro, no los sienta en el comedor porque no se saben sentar

-Deben ser muy fieles...

Carlos no respondió y después de un momento comentó

-De modo que una cría de la rubia... ¡Vaya que le caíste bien! ... Eso para él ha de ser como regalar a un nieto, sin duda vio algo especial en ti y te aseguro que no fue tu belleza...¿Sabes que a mi nunca me ha permitido montar a su yegua?... Ni a mi ni a nadie.

-Me dijo que me enseñaría a montar en ella

Carlos la volteó a ver por un instante y después de regresar la cara hacia el frente preguntó

-¿Lo dices en serio y estás jugando?

-Lo digo en serio Carlos... Pero no puedes estar juzgando a una persona por unos animales.

-¿No?... ¡Tú no sabes lo que significa un caballo para quien ama el campo!...¡Como lo vas a saber si vives en la comodidad de la ciudad donde todo se obtiene con sacar el dinero de la cartera!...

Al notar la molestia de él, Ana se quedó en silencio, sin embargo insistió en lo que no podía ocultar, necesitaba oírlo decir lo que pensaba sobre su relación y con voz suave preguntó.

-¿Me la regalará?

-Carlos cortante preguntó

-¿Y de que más platicaron?

-Me preguntó sobre Alfredo, sobre mis sentimientos hacia ti, que si estaba segura de que vivir juntos era una buena idea y.....

-¡¿Y qué?!

-Qué si le daríamos nietos

Dijo Ana bajando la cabeza para después levantarla y mirar a Carlos. El no respondió y continuó con la vista fija en el camino, ella respiró profundamente y comentó

-Lo que me pareció muy raro es la forma como tú mamá trata a Rebeca

-¿Cómo?

-Muy fría ¿No crees?

-Así ha sido siempre

Ana no pudo más y enojada gritó

-¡Ya carajo!... ¡No lo soporto más!... ¿Qué demonios te pasa a ti?... ¿Te molesta lo del caballo?... ¡Por mi se lo pueden meter por el culo fíjate!.... A medio día no me platicas nada sobre la pinche chichona.. Mas directa no pude ser al comentar sobre si nos vamos a ir a vivir al jodido rancho, me escuchas y te haces pendejo para no responder...No me das el derecho de saber sobre tú familia, ni nada de nada carajo... ¡Decídete Carlos!...Yo no voy a permitir que me digas que soy lo más precioso del mundo y me mandes al carajo en tus cosas...Si me quieres como tu mujer, ¡Trátame como tu mujer y no como a una extraña!..

Carlos la volteó a ver y ella le gritó

-¡Voltea al frente que vas a chocar mi auto!....¿Entiendes lo que te digo? ¿Sabes lo que significa ser tú mujer?.. ¡Tu compañera!, ¡Con la que compartes tu vida! y no una pendeja que viva ignorante de tus cosas y a la que solo le metas la verga y la embaraces... Así que empieza a hablar o detén el auto para que me baje... ¡¿Y yo por qué chingados me voy a bajar?!... ¡Para que te bajes tú cabrón!...Este auto es el mío... Yo te di el derecho de tomarme a mi y a mis cosas como y cuando te dé la gana pero tú ni siquiera me das el derecho de saber que te pasa...¡¿Qué puta clase de amor es este?!... ¿De verga y vagina?.... Al coger no dejas de decirme que me amas pero fuera de la cama no lo demuestras..¡A la chingada Carlos!... Para el auto y vete a la chingada.

Esperó con temor que Carlos respondiera con enojo y se bajara del auto, pero no lo hizo, continuó conduciendo y después de unos instantes que quedaron en silencio dijo calmadamente

-Yo no sabía nada, yo noté que el trato de mi madre hacia Rebeca había cambiado un día, pero hasta hoy supe que fue lo que pasó....Ella, mi mamá, descubrió a Rebeca y a Beatriz desnudas en la cama...Hacían un 69...

Ana apenada trató de hablar pero no supo que decir y permaneció en silencio, él la miró de reojo y agregó

-Y eso no es todo, Rebeca fue amante del abogado ese con el que te acostaste y ve tú a saber de cuantos más, hombres y mujeres...La verdad no se si tú....

-¡Yo nada Carlos!... fíjate bien lo que dijiste “Con el que te acostaste”, eso quiere decir que lo sabes y lo sabes porque yo te lo dije, eso demuestra que fui completamente honesta contigo... No me vengas ahora con la pendejada que si tu hermana engaña a marido lo hacemos todas las mujeres ... Sabes perfectamente quien soy, así que “bájale de huevos”...

-Perdón Ana, es que... ¡Demonios!... Era, era como mi madre carajo

Ana puso su mano sobre el muslo de Carlos y le dijo

-Lo sé Carlos... Entiendo que te duela haberte enterado de eso pero no dudes de mí, yo he sido muy honesta contigo en todo lo que supuse de importancia para nuestra relación.

-¿Me has dicho todo?

-Lo único que no te he dicho fue lo de mi primo, tenía 14 años, nos besamos y nos tocamos y... ¡Carajo!.. El se mató a los 17 en un accidente y no quiero hablar de él...También baile pegada con algún amigo y sentí su erección al hacerlo y besé a mi novio cuando tenia 15 años...¡¿Pero quien no lo hace de adolescente Carlos?!

-¿Y que más?

-Nada más Carlos... nadie más___ respondió Ana llorando

-¿Qué más debo saber?....

-He visto a Rebeca__Respondió ella sollozando

-¡¿Ella y tú?!...¿También eres bisexual?

-No, no se trata de eso, te voy a platicar, pero no te alteres amor.

Ana le platicó sobre sus encuentros con Rebeca y sobre su charla con su cuñado, al terminar ya habían llegado al condominio y permanecían dentro del auto en el estacionamiento, Carlos le dijo

-Tú lo sabías Ana....Me debiste haber dicho.

-¿Cómo?...¿Dime como se le dice al hombre del que te enamoras como idiota en unos pocos días que su hermana del alma es muy puta?.. ¿Me hubieras creído?...¿O hubieras pensado que la quería hacer a un lado para aprovecharme del resto de la familia?... No me juzgues tan a la ligera Carlos

-Perdón Ana, tienes razón....Pero en fin, al menos te defendiste de ella

-Defendí mi derecho de amar y ser amada sin que importe mi pasado

Carlos rió repitiendo palabras que Ana había dicho al platicarle

-“Jalarle los huevos a un tigre”, que cosas se te ocurren Ana Claudia... ¿Te imaginas?.. Y de seguro pensabas en un tigre blanco.... Jajaja.... Vamos adentro

Ella sonrió, trató de decir algo pero mejor se rió subiendo sus hombros y moviendo sus brazos como niño al que descubren en una travesura. Subieron al departamento, ya en la recámara se lavaron la boca y cuando ella salió del baño Carlos ya estaba dentro de la cama, ella se terminó de desnudar y se metió al la cama desnuda, lo abrazó y le comenzó a besar el pecho, bajó su mano por su vientre pero antes de llegar al miembro él dijo.

-No sabes como me siento Ana, ella me cuidaba de niño, si mis papás salían yo me sentía seguro en casa al saber que conmigo estaba mi hermana mayor...Siento como si me hubiesen dicho que mi madre cogía con el que fuera... Es como si me hubiesen robado algo de adentro de mi.

Ana lo besó en el cuello, le recargó la cabeza en el pecho y le habló pausadamente

-Te voy a decir algo Carlos, escúchame bien....Por generaciones hemos sido educados de una manera muy especial, somos muy dados a idealizar a las personas de acuerdo a “nuestra moral” y las rechazamos en la misma medida en que cambia nuestro concepto idealizado que de ellas tenemos y que a veces es muy lejano a la realidad...Y te pongo un ejemplo muy duro... Nos cuesta trabajo aceptar que estamos aquí porque nuestros padres hicieron lo mismo que hacemos nosotros...Yo francamente prefiero pensar que mis papás se disfrutan llenos de pasión y lujuria, con la boca, con las manos, con todo el cuerpo, así como lo hacemos tú y yo, quiero pensar que después de haber saciado su deseo uno en el otro terminaron en un maravilloso e inolvidable orgasmo y que yo fui la deseada o accidental consecuencia de su placer.

Carlos no respondió, mantenía su vista fija en el plafón de la recámara, ella le dio un beso en el pecho y continuó diciendo

-Idealizamos nuestra concepción como algo irreal, pensamos que fuimos concebidos por medio de un acto lleno de castidad, cubierto por ese manto de pureza que tontamente le achacamos a nuestras madres y no como un acto de amor apasionado lleno de lujuria entre dos seres humanos iguales a nosotros... Y si nos enteramos de que hicieron lo mismo que hacemos tú y yo, los reprochamos y nos olvidamos de lo que nos han amado.... A ti te parece mal lo que hace Rebeca y tal vez lo sea, pero ella es así amor, eso no lo puedes cambiar, pero tampoco puedes cambiar el profundo amor que te tiene.

-¿Tratando de separarnos, demuestra su amor?

-Yo creo que si, tal vez para ella no existe la mujer que te merezca y mucho menos yo que  tengo un pasado.

-¡Esas son pendejadas!

Ana ya no respondió, apagó la luz y se acostó de lado, sintió que Carlos se pegaba a su cuerpo y la besaba en la espalda, al sentir su erección pegarse contra sus nalgas, ella se movió para que su sexo se pegara al miembro, Carlos la penetró y se comenzó a mover salvajemente dentro de ella, gemía cada vez que la penetraba hasta el fondo, ella en silencio sentía como le empujaba las entrañas, le tomó la mano que él tenía sobre su muslo y la besó mientras pensaba “Desahógate amor”, Carlos le apretó el pubis y metió su miembro con fuerza dentro de ella, Ana sintió molestia pero la soportó mientras escuchaba a Carlos “bufar” junto a su cuello, cuando él se relajó ella le tomó la mano y se la besó en la palma, él de dijo

-Perdón amor, es que....

-¡Cállate Carlos!... Es la segunda vez en este día que me pides perdón por lo que hiciste... Te dije que soy tu mujer, muchas veces me has demostrado en la cama lo importante que es para ti hacerme gozar, tal vez hoy querías o necesitabas simplemente usarme para sentir placer...No me molesta amor...Así que no digas nada y duérmete. 

Después de un rato en silencio, Ana lo escuchó respirar pausadamente junto a su cuello, con los ojos abiertos y deteniendo la mano de Carlos sobre su pecho pensó “Esto que le hicieron a Carlos no te lo voy a perdonar Rebeca, ni a ti ni a la pinche chichona...Las veré suplicar, eso se los juro”