Susana y Carmen regresaron al hospital, mientras se cambiaban en el vestidor Susana observó su panty húmeda por la excitación de los relatos de Carmen, decidió no ponerse el pantalón que usaba por la mañana y tomó una falda que siempre guardaba en su locker, realmente no combinaba mucho, pero no corría el riesgo de que su humedad se notara sobre su pantalón, Carmen que estaba cerca de ella cambiándose también de ropa se acercó para decirle "Te ves muy guapa de falda, tienes bonitas piernas, pero pon atención a lo que te digo, la mujer generalmente se lleva a la cama al que ella quiere, es el instinto de reproducción donde el macho responde al apareamiento en automático, solo que los humanos lo razonamos mas y lo hacemos por el simple placer de hacerlo, al grado que hemos puesto normas, no escritas sobre esto, nosotras elegimos, coqueteamos y a ellos los dejamos ser, por decirlo de alguna manera, los conquistadores ".

Susana la escuchaba con atención y Carmen continuó "Nosotras no podemos decirles, "vamos a hacerlo" al menos que ya tengamos una relación de pareja, solo podemos coquetear y si él hombre sigue el juego, lo hacemos, claro que te pueden rechazar o los puede vencer la timidez, pero hay que hacerle la lucha ¿no crees?, Susana sonrió afirmando con la cabeza y Carmen agregó "No te desanimes, tú tienes con que llevarte a la cama al que quieras", entraba una residente al vestidor, Carmen la miró y como había escuchado lo último dicho por ella le preguntó "¿O no cree usted eso doctora?", ella solo respondió apenada "Por supuesto, ya quisiera yo tener los encantos de la doctora, tendría a uno diferente cada noche", las tres rieron y Susana y Carmen salieron del vestidor.

Terminó su consulta privada y se dirigió a su casa, antes de entrar al estacionamiento subió su falda unos 10 cm arriba de su rodilla, detuvo el auto frente a la "pluma" de entrada y le hizo una seña a Javier para llamarlo, él vigilante se acercó y ella le preguntó si su amiga estaba en casa, Javier afirmó pero su vista estaba sobre sus muslos y comenzó a platicarle tontería y media con la única finalidad de seguir viendo lo poco que enseñaba de sus muslos, la salvó un vecino que esperaba detrás en su auto e hizo sonar la bocina, Javier abrió la pluma y ella dirigió la camioneta a su lugar, estacionándola detrás de su auto, vió por el espejo acercarse al vecino hacia la ventanilla de la camioneta, se detuvo frente a ella y ella bajó el vidrio, el vecino le dijo "¿Estrenando Van japonesa vecina?".

Susana respondió "No Rafa, es de una amiga", él le dijo "Fíjate que a mi hija la está matando el cólico menstrual, no se puede mover de la cama", ella preguntó "¿Así ha sido siempre?", "No, solo los últimos 3 meses, pero esta vez está sufriendo mucho la pobre, ¿Qué me recomiendas?" ella le dijo "Te voy a recetar un medicamento, si me prometes llevarla mañana o el lunes a mas tardar al ginecólogo, es necesario que la revisen", abrió el maletín que llevaba en el asiento de al lado, tomó su recetario y un bolígrafo, dobló su rodilla izquierda para apoyar sobre de ella el recetario y poder escribir, su falda se deslizó hacia abajo dejando ver la totalidad de su muslo, sintió vergüenza pero la controló.

Escribió muy lentamente la receta, Rafael no quitaba la vista del espectáculo ofrecido, ella desprendió la receta, se la entregó y al ver como él no separaba la vista, permaneció con la pierna doblada mientras Rafael recargado en la portezuela le platicó varias cosas realmente sin importancia, ella le dijo "Se me hace tarde Rafa, me esperan", pero decidió "regalarle" algo mas, así que mientras subía el vidrio y guardaba el recetario, dobló la otra pierna, esta vez al bajarse la falda, dejó ver la totalidad de sus piernas, por unos segundos permaneció así, abrió la puerta y al bajarse del vehículo le ofreció a Rafael una buena vista de sus piernas y el triángulo transparente de su panty, se bajó y juntos subieron al elevador, ella bajó en el tercer piso y Rafael le dijo "Gracias por todo Susana", ella respondió "Llévala al ginecólogo" y él dijo "Si, claro gracias también por eso", Susana le hizo un ademán con la mano y se rió.

Entró a su departamento y escuchó a Mónica gritarle desde la recamara "Hello, estoy en tu cuarto viendo la TV", ella entró al cuarto y se encontró a Mónica tirada en la cama, vestía una playera y su panty, sus pechos se resaltaban sobre la playera, denotando la falta de sostén, ella le platicó su "aventura" en el estacionamiento y como había logrado por primera vez en su vida vencer la vergüenza, le dijo sonriendo "Tienes razón amiga, ningún hombre se resiste a los muslos de una mujer", Susana se comenzó a desnudar frente a su closet y Mónica dijo "Amiguita, eres, eres…… no lo puedo explicar", Susana se volteó desnuda a decirle "¿Qué no puedes explicar?" Mónica la observó mientras ella se ponía una panty limpia y le dijo "Vaya, me hiciste caso y te afeitaste esos pelos" ,ella sonrió mientras Mónica agregaba, "Muy bien amiguita, muy bien"

Mientras ella se ponía un camisón corto Mónica le dijo "No me pudo explicar que me vengas a platicar eso llena de emoción cual quinceañera que coquetea por primera vez", ella se sonrojó y solo dijo "Bueno, nunca lo había hecho y me gustó sentirme así, pero vamos a cenar algo que me muero de hambre", Mónica se levantó, apagó el televisor y caminaron a la cocina, mientras veían que había para cenar Mónica dijo "Te vino a buscar hace como media hora el vecinito del departamento de enfrente, un tal Félix", ella respondió "Si, es estudiante de medicina y me viene a pedir que le explique algunas cosas que no entiende", Mónica se rió diciendo "¿Cosas que no entiende?, ¿o tú eres la que no entiende a que viene?", Susana con las manos ocupadas de lo necesario para preparar unos sándwiches, le preguntó "¿Qué quieres decir?".

Mónica se levantó y se puso a untar las rebanadas de pan con mostaza y le dijo "Susana, ese muchacho no necesita que le expliques nada, él quiere tener una aventura o tal vez estrenarse con la mujer "experimentada" que vive sola", "¡Por favor Mónica!, tú solo vez eso, para ti todos los hombres pretenden exclusivamente tener sexo con las mujeres", "¿Y no?", "demonios amiga, es un chico de 20 o 22 años, ¿que le puede llamar la atención de una mujer de 34?", "Nada amiguita, nada, absolutamente nada", Susana la miró para replicarle, "Ya te molestaste conmigo", Mónica se acercó a ella y le dijo "Mira el chico es guapo, tiene buen cuerpo, es alto y tiene unas nalgas de campeonato y con esas nalguitas te la ha de empujar fuerte y rico, además está caliente y sabe que una mujer como tú o como yo, le enseñaría muchas cosas que tal vez desconoce, además de que nosotras no comentaríamos nada de nada".

Se sentaron a la mesa platicaron de otras cosas mientras comían su sándwich, Susana preguntó "¿Lo recibiste vestida así?", Mónica rió y dijo "¡Claro! y se quedó un rato platicando conmigo, te aseguro que si no fuera tan tímido me hubiera propuesto coger con él, el chico anda caliente y se le nota hasta en la ropa", "¿Tú crees que solo quiera eso de mi?", "Ay Susana, amiguita, amiguita, pareces tonta, hasta una adolescente se daría cuenta y tú perdiendo el tiempo explicándole de nervios, músculos, venas y todos esos nombrecitos tan difíciles, es mas, ¡fíjate bien!, dices que te urge tener a un hombre, que nunca has sentido el semen en tu vagina, ahí está la oportunidad y no la ves, ¡Qué pendeja amiguita!", Susana bajó la mirada a la mesa y le dijo en voz baja "Pero yo no me cuido" y Mónica explotó diciendo "¡Me carga la chingada!, la doctora no sabe que hacer en esos casos, ¡Eres caso perdido!", se puso de pie y se metió a su habitación.

A la mañana siguiente, Susana se levantó y como siempre se dirigió a la cocina a preparar café, encontró a Mónica en la cocina, "Ya está el café amiguita", "¿Por qué te levantaste tan temprano?", "Es sábado, tengo que ir a recoger a los muchachos que llegan del retiro espiritual ese y en la tarde llega mi maridito de su "recogimiento del cuerpo" al que seguro fué", Susana rió y después de tomar un sorbo de café le preguntó "¿qué debo hacer Mónica?", Mónica la miró y dijo "Amiguita, ¿parece mentira que no sepas como cogerte a un hombre?", "No, no lo sé Mónica, por eso te pido consejo", "¿Con cuantos has cogido amiguita?", "No te rías de mi, tres, Carlos, Pablo y un médico extranjero".

Mónica la miró extrañada y dijo "Bueno yo diría dos, lo de Carlos no cuenta y ¿Cuántas veces lo hiciste con mi marido?", "¡No era tu marido!", "Bueno con el que después lo fué, le diremos Pablo para que no te sientas mal", "Ya te dije, solo una y lo del sexo oral", "¿Y con el médico ese?", "Una sola" dijo Susana bajando la mirada sobre su taza de café, Mónica le puso una mano sobre el hombro diciendo "No lo sabía, o sea que prácticamente en 34 años de vida has cogido dos veces, carajo amiguita, necesitas muchas metidas de verga para nivelarte", se hizo un silencio y Mónica agregó "Insinúate, y si el chico es tímido por ser su primera vez, lleva la iniciativa, no sé, enséñale coquetamente partes de tu cuerpo, usa algo sexy, que te explique la anatomía sobre tu cuerpo, o de plano dile, ¡cógeme!, como sea tú eres la que lo debe llevar y no te preocupes por no cuidarte, ya sabes, píldora del día siguiente".

"Pues si" respondió Susana mientras acompañaba a Mónica a la puerta, se dieron un beso en la mejilla y se quedó sola en su departamento, se metió a bañar y salió a revisar a sus pacientes de cirugía, estuvo en el hospital toda la mañana y se retiró a comer a casa de su hermano, durante la comida Eugenio le preguntó "Vas a ir a Cuernavaca la semana que viene?", ella con un gesto que indicaba molestia dijo "Pues si, tengo que ir ya que después dicen que soy una amargada y no sé que mas", Eugenio preguntó nuevamente "¿Vas a ir con alguien?" ella molesta respondió "Con quien dime, ¿con un vecino?, ¿con el primero que encuentre en la calle? o con quien" Alina la miró y le dijo "No te molestes cuñada, era una simple pregunta", "Pues vaya con la simpleza de la pregunta, bien que sabe tu marido que estoy mas sola que un perro"

Se cambió el tema de conversación y ya por la tarde-noche se despidió, al ir saliendo le dijo a Alina "Discúlpame cuñada, pero es que me desespera mi soledad", Alina le dió un beso en la mejilla y le respondió "No importa, te entiendo", se subió a su auto y se marchó hacia su departamento, cuando abría la puerta escuchó salir a Félix del departamento de enfrente, él la saludó y ella le dijo "¿Que viniste ayer a buscarme?", "Si doctora, pero no la encontré", "¿Te puedo servir de algo hoy?", "Siempre doctora", "Si quieres entra a la casa y vemos lo que quieras", él dudó diciendo "Es que mis papás y mi hermana salieron de fin de semana y tengo que estar al pendiente del teléfono", ella respondió "Llévate el inalámbrico, yo creo que si alcanza la señal, estamos enfrente".

El dijo "pero salía a comprar una pizza para cenar", ella no insistió mas y le dijo "Como quieras, si necesitas algo estaré en casa", "Gracias doctora", ella entró a su departamento pensando en que Mónica estaba equivocada, "caliente el chico, si como no, entonces porqué me manda al diablo, si quisiera hacerlo conmigo y le estoy dando entrada……….", sus pensamientos fueron interrumpidos por el timbre del teléfono, "Si, diga", dijo ella descolgando el auricular, "Susana", era su hermano, "¿Que pasó Eugenio?", Eugenio le dijo en tono pausado, "Mira hermanita, tú eres la mayor de los dos, yo no sé que traumas cargas, pero no puedes explotar en todos lados sufriendo por tu soledad" "¿¡Qué traumas voy a cargar Eugenio!?".

Eugenio dijo "No me grites Susana, soy tu hermano y sabes bien que te adoro", ella sintió pena y dijo "OK, te escucho", él continuó, "Lo que yo diga de ti sin duda sería absolutamente parcial y llevado por el amor de hermano, pero te puedo decir comentarios de que estás guapísima, muy buena, etc, etc, aún hoy soy recordado por mis amigos de la adolescencia como "el cuñado", "el hermano de la ojiverde", "el hermano de la chica de las buenas nalgas" "el hermano de la piernudita" y muchos apodos referentes a lo buena que estaba mi hermana, con eso lidié durante mi adolescencia y juventud, yo nunca fui Eugenio, sino el hermano de la chica buenísima", Susana le preguntó "¿Y a que viene todo esto Eugenio?", él respondió "A que si estás sola, es porqué tú así lo quieres por tu forma de ser, hombres te sobran y tú los ahuyentas".

Susana sintió un nudo en la garganta y le dijo "Ya no me digas Eugenio, tienes razón y me voy a poner a llorar, discúlpame por lo que hice en tu casa y vamos a dejarlo así", él respondió "OK, solo medítalo y no te pongas a llorar, que como decía mi papá, "eso no resuelve nada", te quiero hermanita", "yo a ti", colgó la bocina, se sentó en la sala y se puso a llorar, y entre llantos se preguntaba, "¿qué hago mal?, ¿porqué Dios mío?, me convertiré en una anciana solitaria en un asilo?", se puso de pie y ya mas tranquila se metió al baño, abrió la llave del agua caliente y se dispuso a darse un baño, se desnudó tocando con sus manos su cuerpo, su piel era suave, tersa, firme, sin importar las pequeñas arrugas en su cara, seguía siendo bella, sus verdes y grandes ojos resaltaban con el tono "apiñonado" de su piel, siempre había ganado esos concursos escolares de belleza "la reina de..", se miró al espejo y se dijo "¿¡Qué te pasa Susana, qué demonios te pasa!?".

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el timbre de la puerta, cerró la llave del agua, se puso una toalla envolviendo su cuerpo desde arriba de sus pechos hasta casi la mitad de sus muslos, pensó ir a ver por la mirilla y si no era nada importante no abriría la puerta, caminó hacia la puerta descalza y despacio para no hacer ruido y al mirar por la mirilla vió a Félix cargando una caja de pizza, en principio pensó decirle que la esperara, pero recordó las palabras de Mónica "Tú debes llevarlo" y se dijo "lo que vaya a ser, que sea", abrió la puerta cubriéndose con ella y solo asomó la cara, y le dijo "¡Félix!, pensaba tomar un baño, pero pásate", él respondió "Compré una pizza grande y pensé en invitarla", "qué lindo Félix, pero pásate, pásate".

Félix entró, ella cerró la puerta y vió a Félix con la vista fija sobre de ella, él le dijo "Perdón doctora, mejor regreso al rato", "No, espérame me visto", él le dijo "No, tome su baño, mientras yo voy a mi casa a hablarle a mis papás y por el teléfono inalámbrico", ella sonrió tomó las llaves del departamento y le dijo "Ve y regresa, te doy las llaves, así me esperas dentro mientras termino de bañarme", Félix dejó la pizza sobre la mesa del comedor y antes de abrir la puerta para salir la observó de los pies a la cabeza y le dijo "No se ofenda doctora, ni se moleste conmigo, pero que mujer tan bella es usted, tiene bonito hasta los pies", ella se sonrojó y le preguntó "¿Tú crees?" y él respondió, "No doctora, estoy seguro, lo estoy viendo", abrió la puerta y salió.

Ella apagó la luz de la sala, encendió la de la cocina, entró a su recámara y no cerró la puerta, desde el baño se veía la oscuridad de la casa, solo una luz tenue proveniente de la cocina iluminaba y de seguro desde allá solo se vería la luz del baño cuya puerta dejó entreabierta hasta la mitad, se metió bajo la regadera, cerró el cancel de acrílico transparente y se metió debajo del chorro, se puso shampoo en el pelo, y después de enjuagarlo comenzó a pasar el jabón sobre su cuerpo, escuchó cerrar la puerta de entrada, observó hacia allá y no vió que se encendiera ninguna luz, continuó enjabonando y enjuagando su cuerpo, escuchó un ruido dentro de su cuarto y sintió la presencia de Félix dentro, se puso de espaldas a la puerta entreabierta, cambió de postura ofreciendo una vista de su perfil, puso sus manos sobre sus nalgas, se volteo poniéndose de frente a la puerta entreabierta.

Notó la silueta de Félix parado dentro de la recámara mirando hacia el baño, enjabonó su pubis afeitado, se enjuagó, y cerró la regadera, escuchó a Félix salir de la recámara, pero ella abrió el cancel y se comenzó a secar, salió de la regadera, tomó su frasco de crema y se sentó sobre la taza del baño, al hacer esto alcanzó a ver a Félix cerca de la puerta oculto tras del mueble donde tenía el televisor, ella doblaba sus rodillas untando crema en sus pies y por la parte trasera de su pantorrilla, sus manos recorrían sus piernas de forma sexy, después de darle ese tratamiento a sus piernas, untó crema sobre su vientre, subió a sus pechos y los recorría con sus manos con crema y apretaba sus pezones, abrió sus piernas y untó la crema sobre su sexo, separó su labios vaginales como tratando de observar algo, pero lo hizo para ofrecerle a él una vista del rosa de su clítoris y como ese color rosa se convertía en un rojo encendido mientras mas profundizaba en su vagina.

Imaginaba a Félix ardiendo de deseos por ella, se levantó, colgó la toalla que había puesto sobe la taza del baño hizo un movimiento como si fuera a salir pero se volteó de espaldas a la puerta, con la idea de permitirle a él la salida libre de la recámara, escuchó como abría y cerraba la puerta de entrada y ella preguntó en voz alta "¿Eres tú Félix?", "Si doctora", "Me voy a vestir, espérame en la cocina, no te asomes al cuarto que tengo la puerta abierta", él respondió "No doctora, como cree que lo haría".