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¿Bisexual mi esposa? (fin)

en Trios

Mario se movió de donde estaba parado espiando, sintió temor de que habiendo pasado la pasión entre los amantes alguno volteara hacia el espejo y notara su silueta reflejada en el, notó su pene hinchado como pocas veces, estaba excitado, muy excitado, pensó "¿Como puede ser esto?, ¿Cómo ver coger a mi esposa con otro me puede poner así?, no puede ser que no esté celoso, incluso sería capaz de entrar y lamer su sexo lleno del semen de René para hacerla gritar como loca de placer, no lo entiendo, no me entiendo". Dentro de la habitación se escuchaba el sonido de besos cortos, de los que se dan después de un sexo placentero, si bien no por amor, al menos de "agradecimiento" por el placer recibido.

Escuchó la voz de su esposa preguntar "¿Te gusté René?".. "Qué pregunta chiquita, eres lo mejor que un hombre pueda tener, eres bellísima, tienes un cuerpo excelente y sabes coger de una manera increíble, aprietas, aflojas, te mueves, tú carita sonrojada, tú mirada, lo dulce de tú voz, todo te hace ser una verdadera mujer, una mujer linda, muy linda", ella preguntó "¿Hubieras aceptado hacer un trío con Mario?".. "¡Claro chiquita!, hubieras gozado como loca, y nosotros hubiésemos quedado realmente satisfechos de tú placer y de haberte tenido". Mario quedó pensativo por lo escuchado, a su mente llegó la imagen de su mujer, René tenía razón, cuando su mujer disfrutaba del sexo su cara se sonrojaba y el timbre de su voz al gemir y hablar hacía que él disfrutara inmensamente esos momentos de pasión y placer.

En su mente pasaban las escenas de las muchas veces que había tenido sexo con su mujer cuando ella presa del placer trataba de abrir sus ojos que se negaban a hacerlo y solo se subían sobre sus orbitas descontrolados, su cabeza hacia atrás apoyada sobre la cama, a los lados de su cuello se resaltaban sus venas, su boca abierta y sus cabellos sobre su cara que se pegaban a ella por el sudor, Carmen sudaba, sudaba de placer, sudaba por la agitación que le producía la tensión previa al orgasmo. Y su grito al sentir ese primer golpe placentero que la relajaba para continuarse en gritos mas suaves y gemidos mientras su cuerpo se contraía al ritmo de su prolongado orgasmo, que forma tan excitante de venirse tenía su mujer, como disfrutaba él de los orgasmos de ella, y ahora los había disfrutado otro, si, tenía razón René, era una mujer linda, muy linda dentro y fuera del sexo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar hablar nuevamente a su mujer que le dijo a René. "No te salgas, primero pásame mi panty, no quiero llenar la sábana de tanto semen que tengo dentro".. René rió, y Mario comenzó a bajar despacio por la escalera escuchó nuevamente a Carmen decirle a René "Aséate en el baño de la recámara de al lado" eso lo hizo acelerar su paso para bajar la escalera y quedar escondido tras un muro de la sala desde donde vió encenderse la luz de la otra habitación que indicaba que René había entrado en ella, Mario tomó sus zapatos y salió en silencio de la casa. Se puso sus zapatos en la calle y se dirigió pensativo a su auto, encendió un cigarrillo y lo fumó, miró su reloj, eran mas de las doce de la noche, encendió el motor y llegó a su casa, abrió la puerta automática de la cochera y metió en ella su automóvil, entró a la casa y encontró a René solo sentado en el sofá de la sala, el nerviosismo por su presencia era evidente pero el fingió no notarlo.

-¿Donde está Carmen?..... –Preguntó con tono indiferente

-Subió al baño, ¿Cómo te fue, lo solucionaste?

Mario se sentó en el sillón frente a René y le dijo

-Si, ya quedó, fué una bronca, pero por fin quedó, ya el lunes que los electricistas repongan la instalación, es muy vieja y nos da muchos problemas.

Sirvió unas copas y los dos bebieron de ellas, Carmen bajó descalza, bajo la blusa negra transparente no había sostén, se transparentaban sus pechos con sus pezones endurecidos, su cabello se notaba húmedo por el sudor, se sentó en el sofá junto a René, Mario no dijo nada, ella le preguntó si había solucionado el problema y él le respondió lo mismo dicho a René, Carmen le dijo.

-Hazme un favor amor, parece que se atoró el broche de mis sandalias, ¿subirías a arreglarlas?

-Después amor

-Por favor amor… Sube

Al decir "sube" Carmen le hizo una seña con los ojos, separó un poco sus piernas para que su esposo notara que no usaba panty y después las cruzó acomodándose coquetamente el cabello y que su esposo notara la humedad que en el había, Mario se quedó observando a su mujer, su cara, su cuello, sus pechos bajó la blusa con los pezones erectos, la blanca piel de su vientre, la falda corría desde su cadera hasta la mitad de sus muslos y al tener la pierna cruzada se veía muy sensual, su bien formada pantorrilla que terminaba en un pie hermoso que a él enloquecía, pocos zapatos cerrados usaba Carmen, casi todos eran abiertos para lucir sus empeines y los dedos de sus pies, ella sabía que a su esposo le encantaban sus pies y los lucía siempre para él. Mario subió la vista a la cara de su mujer y notó en ella su ya conocido gesto de súplica, quería que subiera a la habitación y él decidió complacerla, se puso de pie y se dirigió a la escalera, Carmen le dijo como tratando de indicarle algo especial.

-Una sandalia está cerca de la cama y la otra se quedó junto al WC.

Mario subió a oscuras, se acercó al medio muro del hall desde donde se veían la sala y el comedor de la planta baja, René le decía algo a su mujer, posiblemente le reclamaba el bajar sin sostén y descalza, ella juntó sus manos como señal de súplica y René subió sus hombros aceptando lo que ella le decía para después juntar sus bocas en un beso profundo, la mano de René bajo para acariciar los muslos de Carmen, ella subió la vista y observó a su esposo apoyado sobre la madera que remataba el medio muro del hall, no hizo nada por separarse de René, al contrario prolongó el beso entre ellos y levantó la pierna que tenía cruzada para permitir a René entrar con su mano entre sus muslos.

Mario entró en la habitación, encendió la luz y vió la cama con las sábanas revueltas, una mancha de humedad que él supuso semen resaltaba sobre el color azul de la sábana, se quedó por unos momentos con la vista fija en la cama recordando lo que había visto y escuchado, caminó al baño, la tapa del WC estaba cerrada y sobre de ella la panty rosa de su mujer mojada de semen y el resto del semen escurrido de su vagina ella lo había dejado caer sobre la tapa del WC, había mucho semen, realmente René la había llenado, la había inundado y ella quería que él lo viera antes de que se secara, quería que su esposo supiera que lo había hecho y que lo había disfrutado mucho, tal vez no se atrevería a decírselo con palabras, pero él había visto casi todo, lo había escuchado, la había escuchado gritar por el placer de su orgasmo, la había escuchado disfrutar del semen que la había inundado y en contra de lo que él mismo pensaba también él lo había disfrutado intensamente, ¿Qué perverso placer hay en ver coger a tu mujer?, se preguntó pensativo.

Sobre el tanque del WC, estaba la libreta que su mujer tenía siempre en el cajón del buró junto a la cama, una libreta con la imagen del perro Snoopy impreso en cada y hoja en la que ella anotaba teléfonos y cualquier cosa que le fuera importante, sobre la página en que estaba abierta la libreta ella había anotado "Amor, lo hice y lo disfruté como loca, tenías razón, soy una mujer deseada, puedo satisfacer a cualquier hombre y me gustaría satisfacerlos a los dos en un trío, me vine como no tienes una idea pero sigo ardiendo, ardiendo de deseos por tenerlos a los dos dentro de mi llenándome de su semen, sea lo que sea que decidas quiero que sepas que te amo, te amo con locura… Yo limpio después el WC".

Mario salió del baño y se sentó sobre la cama pensativo, miró la mancha de semen sobre la sábana y se imaginó el cuerpo desnudo de su mujer, ese cuerpo tan bien formado, su piel blanca y suave con un aroma excitante, sus pechos redondos y firmes con sus aureolas rosadas y sus pezones endurecidos, las curvas de su cadera y sus increíbles piernas, la recordó en medio de uno de sus orgasmos, recordó las veces cuando él por la presiones del trabajo o por cualquier otra cosa no podía llegar al orgasmo cuando ella ya estaba satisfecha, como Carmen subía sus manos sobre las mejillas de él para acariciar su cara, metía su largos dedos entre su pelo para decirle con su dulce y suave voz apagada por su placer pero llena de ternura, "Tranquilo amor, no te desesperes, tienes toda la vida para estar dentro de mi, cálmate y disfrútalo, disfruta de tu mujer, disfruta de cada pliegue de mi vagina, disfruta que me tienes para toda la vida, tómate todo el tiempo del mundo, ya vendrá, tú orgasmo llegará intenso y delicioso, mientras llega no dejes de gozarme" .

¡Y vaya que llegaba!, fuerte, intenso y placentero, Carmen no era un bello cuerpo desnudo sobre la cama, Carmen era una mujer que se esforzaba por complacer a su hombre y lo hacía por todos los medios posibles, se había casado con una mujer maravillosa en todos los sentidos y él la estaba abandonando por disfrutar del sexo con otra mujer, por confesarle su tendencia bisexual, se dijo "Que estúpido soy y a lo que la he llevado, y ahora no sé que hacer" Tomó del armario unas sandalias de tacón alto que él le había comprado y que a ella no le gustaban pero que las usaba cuando tenían sexo de pie, ella se inclinaba apoyando sus manos sobre algún mueble o mesa y él la tomaba por las nalgas y la penetraba disfrutando del sexo de una forma increíble.

Cuando él llegaba a casa y Carmen calzaba esos zapatos, él sabía que su mujer deseaba ser poseída en cualquier lugar de la casa y así lo hacían, además que con ellos se resaltaba la belleza de sus piernas y de sus pies. Mario se asomó despacio por el hall y observó a René acariciando a su mujer sobre la blusa, Carmen tenía la vista fija en el medio muro del hall y al ver a su esposo le sonrió haciendo un gesto como indicándole que bajara. El apagó la luz de la habitación y haciendo ruido comenzó a bajar la escalera, llegó a la sala, le dió a Carmen las sandalias de tacón alto, ella lo miró con un gesto que no ocultaba cierta emoción al ver que zapatos le entregaba y le preguntó mientras metía sus pies entre las correas de estos.

-¿Entonces, si o no?... ¿Se pueden arreglar mis sandalias?

-No sé chaparra, necesito pensar como hacerlo

-Tú desbróchalos y yo me encargo de lo demás…

Respondió Carmen mirando hacia los botones de su blusa cuando se agachó para abrochar la correa de sus zapatos alrededor de su tobillos…Los dos sabían que la charla no se refería a las sandalias sino a que su esposo aceptara hacer un trío, ella se levantó a servir mas licor en los vasos, Mario notó algo raro en la actitud de René, no era nerviosismo, era deseo, le dijo a carmen "Que bien se ven tus piernas con esos zapatos, que buena estás mujer, eres una delicia de hembra", seguramente Carmen le había propuesto el trío asegurándole que él lo aceptaría y René quería demostrar que estaba dispuesto a hacerlo. Mario sentado en el sillón bebió su wisky, se levantó y llenó nuevamente su copa, encendió un cigarrillo, miró su reloj, eran la una y media de la madrugada, miraba a su mujer mientras fumaba, tenía esa cara de súplica que él conocía muy bien, "Compláceme amor" decían sus ojos, pero esta vez no se trataba de ir al cine, a cenar o de vacaciones a Europa, se trataba de dar rienda suelta a su deseo de tenerlos a los dos.

Apagó su cigarrillo, bebió su wisky, se levantó y caminó hacia la cocina, Carmen lo siguió, se puso frente a él y le dió un beso en la boca, sintió el pene de su esposo hincharse rápidamente y le dijo.

-Ya vez amor, estás como yo, ardiendo, deseando cogerme salvajemente y satisfacer tu necesidad y la mía, te urge venirte y llenarme de tu semen caliente, no te puedes resistir a este cuerpo que te desea apasionadamente.

-No sé Chaparra, ya cogiste con él y no puedo dejar de sentirme mal, he soportado mucho compartiendo amablemente con el cabrón que se cogió a mi mujer… ¡no creo poder!

Carmen permanecía frente a Mario y con su mano acariciaba su pene sobre el pantalón, bajó la cara y le dijo.

-No fué mi intención herirte amor, tú lo deseabas, tendrías tus razones, lo mismo pasó con Aída, yo lo deseaba y realicé mi deseo de verte dentro de otra.

-¿Pretendes cobrármelo?

-No amor, no se trata de eso, el amor de no es de cosa de comprar y vender, ni de hacer para estar iguales, solo que me muero de deseo de que en lugar de un consolador sean dos penes reales y dos hombres ardiendo por mi… ¡Por favor amor, solo por esta vez!

Mario no respondió puso a calentar la cena y dejó a Carmen terminando de preparar todo para cenar, fué a la sala, sirvió mas wisky en el vaso de René y en el suyo y se pusieron a beber y a charlar hasta que Carmen los llamó a cenar. En un comedor de mesa cuadrada de tipo moderno para ocho personas Carmen había puesto una silla en cada lado de la mesa quitando las cuatro sobrantes, sobre la mesa unos candelabros con velas encendidas, ya que se sentaron ellos a la mesa Carmen encendió las velas y apagó las luces de la sala y del comedor, se acercó a René para servirle el pescado al horno que les había preparado juntando su cuerpo al de él, se acercó a su esposo para hacer lo mismo, Mario se excitó por la cercanía de su cuerpo, no dejaba de pensar que bajo de esa blusa y esa falda el bello y ardiente cuerpo de su mujer estaba desnudo esperando a que él tomara la decisión, Mario volteó la cara, puso una mano sobre las nalgas de su mujer y le dió un beso en el vientre desnudo. "Gracias chaparra" le dijo.

Carmen dejó la charola sobre la mesa, se acercó a René y le dijo "Tú no me diste las gracias", René puso su mano sobre sus nalgas para acercarla a él y le besó también el vientre "Gracias Castorcita", ella se fué a sentar a su lugar, se sirvió en su plato y comenzaron a cenar, Mario se puso de pie para servir el vino, al acercarse a su esposa ella puso su mano sobre las nalgas de su esposo, lo acercó a ella y le dió un beso sobre el pantalón justo encima de su pene, "Gracias amor, estas increíble". Estaba decidida y lo haría, él recordó una frase de una vieja película que había visto donde la actriz decía "Si la violación es inevitable.. Disfrútala" y tomó la decisión de disfrutar la coquetería de su mujer y lo que viniera.

Carmen se levantó de la mesa, llevó los platos a la cocina y regreso con café, al servirle a Mario él le dijo señalando con su mano su propio muslo "Ven chaparra, sube tú pie", Carmen lo subió sobre la pierna de su esposo y él lo acarició y besó metiendo su mano dentro de su falda hasta tocar el sexo húmedo de su esposa, "Si que estás ardiendo chaparra", hizo su silla hacia atrás "Ven, deja el café y siéntate sobre mis piernas", Carmen se sentó sobre las piernas de su esposo quien la acomodó para que quedara con sus muslos sobre los suyos y su espalda junto a su pecho, aspiró el aroma del pelo de su mujer y la besó en el cuello, pasó sus brazos para abrazar a su mujer quien mantenía su vista fija en René.

Las manos de Mario se posaron en los pechos de su mujer, y lentamente comenzó a desabrochar la blusa, "¿Quieres que alguien te quite la calentura que tienes?"… "Si amor", respondió Carmen.. "¿Con quien lo quieres hacer?".. con voz suave Carmen respondió "Con los dos amor", Mario terminó de desabrochar la blusa y la abrió hasta dejar descubiertos sus hombros, los comenzó a besar, sus besos recorrían los hombros hasta llegar al cuello, la respiración de ella era muy agitada, hacía su cabeza hacia atrás al lado de la cara de su esposo, su torso desnudo quedaba frente a René quien estaba también muy excitado. Carmen lo llamó con la mano él se acercó a ellos y ella sujetándose un pecho con las dos manos se lo ofreció a René y él lo metió en su boca para ponerse a mamar apasionadamente como si quisiera extraer algo de ese blanco y redondo pecho.

Los tres estaban sin control presas de una gran lujuria, Carmen se sentó en una silla, Mario le separó las piernas y saboreo su sexo mientras René de pie detrás de ella la besaba en la boca, el cuello y los pechos, sus manos acariciaban el cuerpo de Carmen de la cintura al cuello, ella gemía y respiraba muy agitada, Mario se levantó y René se puso de rodillas entre las piernas de Carmen para saborear ese sexo ardiente que los esperaba lleno de deseo. Mario se desnudó acercó su pene a la boca de Carmen y ella lo gratificó con un excelente sexo oral. Carmen se levantó, pasó a la sala, apoyó sus manos sobre el descansabrazos del sofá y ofreció sus nalgas a su esposo quien levantó la falda y la penetró por la vagina.

René se desnudó y acercó su pene a la boca de Carmen y ella le dió el mismo tratamiento que al de su esposo, había gemidos, gritos de ella y jadeos de los tres, el ambiente estaba lleno de una pasión incontrolable, entre ellos solo había deseos de placer, la razón había sido vencida por la lujuria y los tres estaban entregados a ella. Carmen llegó al orgasmo, ya estaba sudando, se separó de los dos, sentó a Mario en el sofá, se montó sobre de él metiendo el pene de su esposo nuevamente en su vagina, sus nalgas quedaron hacia René y ella le dijo "Con cuidado René metete por mi ano".. Mario separó sus piernas, René se puso en medio de ellas y lentamente comenzó a penetrar a Carmen por el ano. La cara de los dos esposos estaban frente a frente, Mario observaba el gesto que le producía el pene de René entrando hacia su recto, había un gesto de dolor y placer en ella.

Mario y Carmen ya habían practicado la doble penetración ayudados por un consolador, pero esto era diferente, era muy excitante sentir la vagina de su mujer su cuerpo ardiente sobre el de él y a otro hombre de pie frente a él penetrando a su mujer. René comenzó a moverse, Mario trató de hacerlo pero sentía el pene de René que al moverse dentro del recto de ella acariciaba el suyo, era excitante, lo mas excitante que había sentido en su vida, Carmen le dijo "Tú no te muevas amor, solo métemelo hasta el fondo" y así lo hizo, la cara de su esposa estaba frente a la suya, sudaba, sus cabellos revueltos caían a los lados y sobre sus mejillas, aspiraba su aliento agitado y escuchaba sus gemidos y expresiones de "Oh, ah, que delicia, es increíble" abría la boca y la pegaba a la suya y él respondía metiendo su lengua en ella sintiendo ese sabor a pene, a dos penes, que había en su saliva.

Ella miraba a su esposo y gritaba "Así, así, es increíble tenerlos a los dos, soy una puta, una golosa insaciable". El estaba sintiendo un gran placer sobre su pene, su respiración también era agitada, la escuchó decir "Amor, soy una mujer, una hembra deseable, no hay hombre que no quiera penetrar mi cuerpo y acariciarme las entrañas, pero a ti te amo, te deseo.. Mario te estas poniendo muy duro y yo estoy también muy cerca, René eres increíble, tienes una verga divina, no pares, no pares y terminemos juntos" Soltó un grito "¡Mariooo, Renéeee!" apretó su cuerpo trató de abrir los ojos pero los tenía desorbitados por el placer, abrió la boca y soltó un fuerte grito que mas que palabras fue un sonido gutural y lo ahogo pegando su boca abierta sobre el hombro de Mario quien sintió los dientes de su mujer apretándose sobre su piel

Estando aún Carmen en medio de su orgasmo, Mario cerró los ojos y comenzó a soltar sus chorros de semen, "Carmen eres divina, que mujer tan increíble chaparra" ella levantó su cabeza para quedar con su cara frente a la de su esposo, sus ojos y su gesto denotaban el placer por el orgasmo que estaba sintiendo, él sentía en su pene como la vagina de ella se contraía y aflojaba, ella trato de decirle algo a su esposo pero solo abrió muy grandes los ojos y gritó "¡Oh René, así, tú también, suéltalo todo" Mario volteo a ver a René, tenía la espalda hacia atrás para empujar su pene hasta el fondo, con sus manos detenía las nalgas de Carmen y sus ojos estaban cerrados. Ella con voz entrecortada por los pequeños "brincos" que aún disfrutaba en su cuerpo le dijo a su esposo mirándolo fijamente a los ojos "Amor, tienes una mujer ardiente, golosa, deseosa, te casaste con una puta que le encanta la verga por todos lados, pero esta putita te adora, eres un hombre maravilloso y tú René coges increíble, me hicieron gozar, me hicieron sentir la mujer mas deseada sobre la tierra". Apoyó su mentón sobre el hombro de Mario y quedó completamente relajada.

René dijo "Que nalgas tienes Castorcita, son divinas" y se salió de Carmen quien permaneció montada sobre Mario hasta que él perdió la erección, ella se puso de pie, puso su mano debajo de su entrepierna para dejar escurrir en ella el semen que por su ano y vagina escurría, quitó su mano que quedó llena de semen y la lamió tragando el blanco y cálido líquido que había en ella "Miren es su placer mezclado, lo trago, no dejaré que nada se escurra por el drenaje, me han hecho sentir única y su placer es mío" El semen escurría sobre sus muslos, regresó su mano a su entrepierna y subió a la habitación, René entró al baño de la planta baja y Mario subió a la habitación. Se acostó en la cama mientras su mujer estaba en el baño, no se dijeron nada, y lo venció el sueño.

Despertó con la luz del día, miró su reloj, eran las diez de la mañana, su esposa no estaba en la cama, se vió desnudo y se cubrió con una bata, salió de la habitación y en la otra habitación vió a través de la puerta entreabierta a su mujer durmiendo boca arriba, la sábana cubría solo parte de su cuerpo, estaba desnuda y a su lado dormía René, él regresó a su habitación y se quedó dormido nuevamente.

No se comentó nada de lo vivido esa noche, Mario siguió teniendo sexo con Aída y se enteró por ella de que seguían sus relaciones con su esposa, a él no le gustaba pero su relación con su mujer era como cuando inició su matrimonio. Meses mas tarde Carmen le preguntó después de haber disfrutado del sexo como lo hacían siempre.

-Amor, ¿Te has cogido a Aída después de aquel trío?

-¿Y tú a René?

-¡Eso no viene al caso!, sabes que no me importa, pero me interesa por esto.

Carmen sacó una carta se la dió a su esposo, él la abrió, era de Aída, Carmen puso su dedo sobre el papel donde decía. "Siempre quise ser madre soltera y no quiero que mi hijo se entere que su mamá y su "tía" son amantes, es lo mejor amiga, ya que nazca te mandaré una foto, disfruta del sexo a plenitud como te lo sabe dar Mario y no busques otra mujer, que no te hace falta". Carmen le quitó la carta a su esposo y le dijo

-¿Quiero saber si tú tienes algo que ver en eso?, No me gustaría que tu fueras el padre de la criatura.

-¡Como crees!, si me cogí a Aída dos o tres veces, pero cuando me dijo que se quería embarazar, ¡Si chaparra, me lo dijo!, yo me retiré y no la he vuelto a ver.. ¿Y tú con René?

Carmen miró fijamente a los ojos de su esposo y después de un silencio le respondió.

-Si amor, lo hice dos o tres veces, pero cuando me dijo que se iba a casar ya no lo volví a ver, hasta el día que fuimos a su boda.

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