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Una historia de Amor (Segunda parte)

en Erotismo y Amor

Lourdes permanecía sentada en su cama cuando tocaron a la puerta de su recámara y escuchó la voz de su mamá pidiendo permiso de entrar ella le dijo que pasara y entró cerrando la puerta detrás de ella, se sentó en la orilla de la cama y preguntó

-¿A qué se debe la tristeza?

-No estoy triste má

-Te tuve hace 20 años y he visto esa postura muchas veces mientras tus ojos se llenaban de lágrimas

-Pero ya ves, mi papá siempre me dijo que no llorara, que guardara mis lágrimas para los momentos realmente dolorosos de la vida… Y creo que me acostumbré a no llorar

-Tal vez éste sea uno de esos momentos a los que se refería tu papá y a mí me gustaría saber la razón de tu tristeza

-Es que terminé con Enrique

-Puedo saber la razón

-No creo que te guste oírla

-Ya la entendí hija, tu repuesta lo dice todo

-¿Qué?

-Que te acostabas con él

Lourdes afirmó con su profundo silencio, su mamá se quitó los zapatos y se subió a la cama, al intentar tomar la misma postura que su hija su falda cayó hacia su regazo, Lourdes le miró las piernas diciendo

-Que lindas piernas má

-Lo mejor de ellas es que se las heredé a mis dos hijas

Respondió ella acariciando las pantorrillas de su hija para después abrazarla por los hombros. A Lourdes se le llenaron los ojos de lágrimas al sentir un amoroso beso de su madre sobre su cabeza y la escuchó decir

-Ya estoy muy vieja para esta postura, mejor estiro mis piernas

Al hacerlo Lourdes se recostó sobre las piernas de su mamá como solía hacerlo de niña, la mujer le acarició la cabeza mientras decía

-No me gusta nada la idea de que te hayas metido a la cama con ese muchacho ya que soy una mujer “chapada a la antigua” sin embargo no dejo de pensar como psiquiatra que soy, así que si me esfuerzo por entender y comprender a mis jóvenes pacientes, no puedo dejar de hacerlo con mi propia hija.

-Gracias má

-Esta es la eterna historia de la humanidad hija, hombres enamorando mujeres para meterlas a la cama y mujeres cambiando lujos, comodidades e incluso poder por sexo, amor fingido e incluso hijos, hijos de hombres a los que no aman, se dice que “los hombres tardan 9 meses en salir de una mujer y pasan el resto de su vida intentando entrar en todas”, pero también se dice que “jalan más un par de tetas que dos bueyes una carreta”… Es el eterno juego de la seducción, desde Adán y Eva, Cleopatra o Casanova la historia no ha cambiado en mucho que no sea en la libertad de hacerlo…. En mi juventud era muy difícil atreverse a comprar un condón, hoy los venden hasta en los quioscos de revistas. La virginidad era un tesoro guardado para el hombre indicado, hoy carece de importancia e incluso es casi un defecto entre las jovencitas.

Con mis años de experiencia no deja de sorprenderme cuando una niña de 14 o 15 años me dice haber perdido la virginidad para no sentirse la fea del grupo de amigas… ¿Y a quién culpar? Para ello bastaría con pararse frente a un espejo ya que sin duda la culpa es nuestra. Nuestra como sociedad que ha dado la libertad sin educar, nos esforzamos por enseñarles a comer, a ir al baño, lo que no es sano, como comportarse en sociedad, etc, etc, pero en lo sexual nos sentimos aterrados y hacemos lo que cantaba José Alfredo “Como al caballo blanco te solté la rienda”… Y así cual si fueran potrillos les hemos soltado la rienda a nuestros jóvenes sin advertirles de los peligros que hay en la pradera, les dimos la libertad de actuar y los soltamos a que aprendan por su propia experiencia.

Las religiones y la “moral” de la sociedad no solo han evitado que el sexo sea algo normal y natural ya que todos somos producto de ello sino que lo hemos convertido en una de las “geniales contradicciones humanas”, todos lo disfrutamos pero a todos nos da pánico hablar de él con nuestros hijos… Creo que a los 12 años me hubiese sido más fácil entender una relación sexual al hecho de que una cigüeña atravesara el Atlántico cargando a un bebé de dos kilos de peso en el pico, se me hacía tan raro como el hecho de que yo no hablara francés si venía de Paris… El pretexto era mantener la inocencia de los niños cuando la inocencia no va más allá de la falta de malicia y pienso que saber que el sexo existe no hace culpable a nadie de nada… Sin embargo existen corrientes de pensamiento que aseguran que eso traería más mal que bien, no lo sé  

Tal vez por eso estudié por años, psiquiatría, psicología y sexología…. Los sexólogos que somos los que aseguramos saber todo respecto al sexo nos preocupamos mucho en enseñar sobre zonas erógenas, sobre erotismo e incluso enseñamos a conocerse físicamente para que puedan disfrutar a plenitud de las relaciones sexuales, buscamos en lo más profundo de las personas tratando de encontrar los orígenes de sus traumas y temores con respecto al sexo, he encontrado a hombres y mujeres que sienten repulsión por los órganos sexuales del otro género, chicos y chicas incapaces de vivir una sexualidad sana ya que sus relaciones están cargadas de perversidades, sadismo, masoquismo, exhibicionismo, promiscuidad y muchos vicios más.

Son muchas las que viene a la consulta quejándose de que su pareja no las toma en cuenta ya que su machismo les impide comprender que el sexo es asunto de dos. Mujeres que nunca han sentido un orgasmo ya que se niegan mentalmente a disfrutar por suponerlo pecaminoso…Y así pasamos cada día escuchando, aconsejando y recetando con la finalidad de enseñar una sexualidad sana, placentera y responsable, pero nunca nos fijamos en el daño emocional causado, tal vez por qué ellos mismos son incapaces de aceptar que una relación sexual los dañó anímicamente.

Nos preocupamos mucho por evitar que las relaciones sexuales afecten o enfermen al cuerpo y a la mente, pero no nos preocupamos por las heridas que infieren en el alma… Y no lo hacemos por la simple razón de que no las entendemos ya que a pesar de tanta libertad sigue siendo un tabú social que impide su estudio, entendimiento y comprensión. Pienso que la modernidad y los años no han quitado vigencia a mi amado Erich Fromm y su concepto sobre el amor erótico al definirlo como la más cruel, engañosa y egoísta clase de amor… ¡Y ya ves! ahora estoy aquí, ¡yo!, la gran doctora, la gran sexóloga sentada en una cama sin tener la más remota idea de lo que debe hacer con el destrozado corazón de su propia hija.

Al sentir las humedad de las lágrimas de Lourdes sobre sus muslos, sus ojos de llenaron de lágrimas y las dos permanecieron en silencio, después de un largo rato ella preguntó

-¿Que vamos a hacer hija?

-No lo sé má… Solo sé que lo amo.

-¿Pero te sientes usada?

-Sí, bueno no, ya que creo que él también me ama

-No entiendo

-Me lo demuestra, pero le da miedo aceptarlo

-Hija, el amor de pareja está lleno de pasión, de deseos y de costumbres que al convivir en un solo sentimiento se confunden y nos confunden, toca al tiempo y solo al tiempo aclararnos que tanto te amaba, que tanto te deseaba y que tanto estoy acostumbrada a ti… No hay cosa más fácil que confundir sexo con amor… ¿No será tu caso?

Lourdes se sentó nuevamente en la cama y respondió

-No lo sé… También es posible

Su mamá se bajó de la cama y Lourdes dijo

-Tomo pastillas mamá

-¿Desde cuándo?

-Apenas comencé a tomarlas hace una semana

-No las dejes de tomar hasta completar el ciclo, si las cortas de golpe vas a sangrar a destiempo… Lo más importante ahora es que no te dejes caer, sé que duele pero debes superarlo hay muchos chicos que se enloquecerían por una mujercita tan linda como tú, ahí está el hermano de tu amiga Claudia derrapando por ti desde la secundaria ¿No te gusta?

-Es muy guapo, sé que le gusto pero nunca nos hemos tratado, además es muy pronto ¿No crees?

-No, no lo creo así, la vida no se va a detener a esperar que pase tu dolor… Yo le hablaría a Claudia, no para decirle de su hermano pero si para irla a ver, quien quita y se encuentren.

-¡Ay má!... Pero creo que tienes razón… ¿Se va a enojar mucho mi papá por…?

-No tiene por qué saberlo ¿o sí?

-No te vayas, solo dime una cosa más… ¿Somos tan estúpidas las mujeres, que nos dejamos engañar tan fácilmente?

-Más o menos… No hija, no lo somos más que los hombres, también existen los hombres que se enamoran de mujeres que los usan sino para su placer, si para su beneficio…. No llevamos la batuta en pendejismo

Lourdes soltó la carcajada y riendo preguntó

-¿Cual piensas que debe ser la “regla de oro” para que no terminar lastimadas?

-Una chica en Los ángeles usaba una playera que tenía impresa ésta frase “I have the pussy, so I made the rules” (Yo tengo la vulva, entonces yo pongo las reglas), cuando lo leí me causó mucha gracia y pensé que tal vez lo importante es guiarnos por la cabeza y no por el corazón, pero eso también tiene su lado negativo de frialdad, así que pienso que no hay reglas de oro en la vida, solo aprendizajes que nos da la experiencia y que a veces llegan muy tarde…¿No crees?

-Doctora, me encanta que sea usted mi mamá

-Y a mí que sea usted mi hija señorita y como dijera “Mafalda”… “Nos recibimos el mismo día”

-Ya no… me refiero a lo de señorita

-¿Y eso que importa?... Hoy ya se valoriza más a la mujer que a su virginidad, falta mucho pero les corresponde a ustedes lograrlo

-Te amo má

-Yo a ti hija

Al salir la mamá Lourdes se metió a bañar, al salir del baño, se puso unas bragas y un sostén, se miró en el espejo y pensó “Realmente no tengo ganas de hacer nada, pero como bien dice mi mamá la vida no se va a detener por mí, Dios que difícil es esto”, tomó su celular y le marcó a Claudia, al responder le dijo

-Clau, ¿Qué tienes planeado hacer?

-Nada en especial, no sé si Ricardo quiera salir pero no lo creo ya que ayer gastamos mucho dinero en el antro, lo más seguro es que cuando me venga a ver nos quedaremos en casa

-¿Me invitas?... Terminé con Enrique y no quiero estar sola pensar en él me entristece mucho

-¡Claro amiga!.. Ven por la tarde y a ver qué hacemos, aquí te espero

Cuando Lourdes tocó en casa de Claudia, ella le abrió la puerta y la llevó a sentarse a la mesa con la sombrilla que había en el amplio jardín de su casa, ahí Lourdes le platicó todo sobre Enrique, al terminar Claudia exclamó

-¡Hijo de su puta madre!... De por si me caía muy mal al no querer salir con nosotros y separarnos como amigas, pero te juro que ahora lo odio al maldito

-Parece que solo le gustaba que saliéramos a coger… Ni hablar amiga yo fui y soy la pendeja que piensa que me ama, tal vez soy yo la que se niega a aceptar la realidad.

-¡Cabrón!... Si no te conociera y supiera que eres más dura que una pinche piedra pensaría que te vale madre, pero sé que te dolió mucho… ¿Qué puedo hacer Lulú?

-Nada Clau, solo dame tiempo y verás a la Lourdes que conoces desde hace ya muchos años.

-No entiendo que pueda existir alguien tan pendejo a quien una mujer con tu cara, tu cuerpo y tu carácter le diga que lo ama después de coger y termine con ella…

-Gracias Clau, por eso te quiero tanto

-Ya llegó Ricardo, te lo voy a presentar, pero no le vayas a coquetear que capaz y me cambia por ti,  y ¿sabes qué?, como dice el refrán “La desgracia de uno es la bendición de otro” Mi hermano Julio está como emocionadito al saber que ya no tienes novio

-Pero como podría…. ¡Ay, no sé amiga!

Mientras caminaban a la puerta de la calle para abrirle a Ricardo, Claudia la abrazó y le dijo en voz baja

-Solo ha tenido una novia y tiene 25 años, creo que sigue perdidamente enamorado de ti

-¿Cómo crees?

-Lo estaba cuando íbamos en secundaria y él primer amor es inolvidable, es el gran suspiro de la adolescencia “Ahhh, mi primer amor”, ¿qué puedes perder? Podríamos ser cuñadas

Al abrir la puerta saludó de beso a Ricardo y los presentó diciendo

-El es Ricardo mi prometido, ya te contaré, ella es Lourdes mi amiga del kínder, primaria, secundaria, preparatoria y futura arquitecta que nos diseñará nuestra casa…. Vamos a salir con ella y Julio a tomar un café y a platicar, ¿te parece?, Julio paga las cuentas

Rieron por la ocurrencia y Claudia le gritó a Julio quien bajó a saludar a Lourdes con un beso en la mejilla y después de platicar unos momentos se subieron al auto de Julio para ir a un centro comercial, al salir del restaurante Julio tomó a Lourdes de la mano y mientras Claudia y Ricardo entraban a ver muebles para su futuro departamento ellos caminaron por el centro comercial, Julio se detuvo, la miró a la cara y le preguntó

-¿Te puedo llamar?

-Julio… Es que… Estoy muy lastimada y no quiero tomarte de paño de lágrimas, creo que sería injusta contigo… Es mejor que…. No Julio, mejor no.

-Dame una oportunidad Lulú

-¿Oportunidad de qué?, ¿De llevarme a la cama?, ¿Eso es lo que quieres?

-¡Vaya! Sí que te lastimaron y te pusieron a la defensiva. Pero te lo diré muy claro, fíjate que sí, eso quiero, tenerte desnuda en mis brazos, llenarte de besos y caricias, hacerte el amor sin prisas y con mucha ternura hasta hacerte sentir que lo eres todo para mí, que tenernos uno al otro es lo más maravilloso que nos ha pasado y que seremos felices por años y años, pero para eso es necesario que nos amemos profundamente y esa es la oportunidad que te pido, la oportunidad de llegar a amarnos, si se puede ¡qué bueno!, y si no se puede seguimos siendo amigos como siempre lo hemos sido…. Eso es todo lo que te pido, quiero conocerte y que me conozcas y si nos enamoramos uno del otro no tengas la menor duda que te rogaré que vayamos a la cama para amarnos en cuerpo y alma… Para mí no será difícil enamorarme de ti, siempre te ha visto como una chica muy linda y con muchas cualidades a la que quiero mucho, el único problema sería hacer que tú sientas lo mismo… ¿Aceptas?

Lourdes estaba en silencio, quería gritar, salir corriendo y llorar, que injusta era la vida al permitirnos amar a quien no nos ama y rechazar a quien nos ama de verdad. “¿Cómo enamorarme si me siento incapaz de amar nuevamente? Si estoy aterrorizada, si amo a Enrique, si no se han cumplido ni 24 horas de lo nuestro, si aún su semen permanece en mis entrañas, Dios no puedo ser tan cruel”  Pensaba mientras su mirada permanecía fija en la de Julio, de pronto sintió el abrazo salvador de Claudia que les pidió que regresaran a casa y ella descanso de su terror por tener que contestarle a Julio, al llegar a la casa de Claudia Lourdes se despidió con prisa, Julio la acompañó hasta su auto y antes de que ella se subiera le preguntó

-¿Entonces? ¿Qué decides?

Ella miró fijamente a Julio nunca había reparado en lo bello que eran sus grandes ojos azules en cuya mirada había algo especial era fuerte, penetrante pero a la vez llena de dulzura, no pudo resistir la mirada de Julio y bajó su vista al piso, no quiso hablar por temor de que alguna lágrima brotara de sus ojos, metió la mano en el bolsillo de la camisa de Julio donde lo había visto guardar su celular, lo sacó de ahí y marcó su propio número, al sonar dentro de su bolso, levantó éste para que Julio lo escuchara y le puso su celular nuevamente en el bolsillo de la camisa, se subió a su auto y se marchó.

 

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