Sonó el despertador, Alejandra puso su mano sobre de el para apagarlo, eran las 6 de la mañana, se levantó y entró al baño, después de lavarse la boca salió y vió a Gilberto despierto, se acercó a darle un beso en los labios y él le dijo

-No te apresures, yo llevo a los chicos a la escuela, tengo una cita temprano.

-OK amor, gracias

Salió de su habitación y entró a la de su hijo Gilberto, diciendo

-Ya es hora flojito, arriba o no llegan a la escuela, hoy los lleva su papá, no lo retrasen.

Lo mismo hizo en la habitación de su hijo Alejandro, bajó a la cocina, se sirvió una taza de café y se puso a preparar el desayuno, se acercó a la mesa de la cocina y sonrió al recordar lo que había hecho con su marido la noche anterior sobre de esta, sirvió los platos con el desayuno, la leche en los vasos de los hijos y café en la taza de su esposo, cuando ellos bajaron se sentaron a la mesa y ella permaneció de pie recargada en la barra de la cocina.

-¿No vas a desayunar amor?

Preguntó su esposo y ella negó con la cabeza, terminaron de desayunar y subieron a lavarse los dientes para bajar nuevamente a despedirse de ella, recibió los tres acostumbrados besos, uno en cada mejilla y el de su marido en los labios, escuchó que se cerraba la puerta de la sala, el motor del auto y cerrarse el portón de la calle….”Otra vez sola” se dijo “Veinte años de feliz matrimonio, dos hijos maravillosos, un joven amante y me siento sola…¡Carajo!, necesito ayuda profesional”. Subió a su habitación tomo su teléfono celular y lo encendió para bajar nuevamente a la cocina, se sirvió una taza de café, se sentó a la mesa y cruzó sus piernas, la bata se abrió dejando al descubierto su muslo, pasó su mano sobre de el sintiendo la suavidad de su piel y sus recuerdos regresaron….

Al día siguiente de su aventura con René en la alberca ella se había despertado tarde, bajó a la cocina donde ya estaba la chica del servicio, siempre llegaba a las 7 de la mañana junto con su esposo quien se encargaba de la alberca y los jardines, le dio los buenos días y mientras se servía una taza de café le preguntó “¿Cómo dormiste Margarita?”…”Bien señora ¿y usted?”…”Bebí de más anoche y amanecí con dolor de cabeza”, la chica rió y en ese momento entró René a la cocina, al verla se quedó inmóvil sin articular palabra, se veía nervioso, avergonzado, ella le dijo “Buenos días René”, él dio los buenos días y sin decir más regresó a la mesa del comedor.

Ella salió de la cocina y se sentó a la mesa a un lado de René para esperar que le sirvieran su desayuno. Los chicos ya habían desayunado y se comenzaron a levantar de la mesa, al notar que René no se levantaba su hijo Alejandro le preguntó “¿Qué no vas a venir con nosotros?”… él respondió “¿Quién acompaña a tu mamá mientras desayuna?”, ella sonrió agradecida, su hijo Alejandro se fue y ella volteo a ver a René quien nervioso comenzó a decir en voz baja “Le quiero pedir una disculpa, anoche yo me deje llevar y estoy….” Ella dijo “Ya René, deja de hablar por favor, ¿Lo querías no?”, él demostrando un valor que asombró a Alejandra, puso su mano sobre el muslo de ella y dijo “No lo quería, lo quiero señora”, ella le quitó la mano de encima de su muslo y le preguntó “¿Por qué no me llamas Alejandra como todos los amigos de mis hijos?” él se desconcertó ante la respuesta de ella quien agregó “Ve con los demás, yo desayuno con Margarita y sobre lo otro, habrá que platicarlo… ”.

Terminando de desayunar subió a su habitación y se durmió nuevamente, cerca del mediodía se levantó para meterse a la ducha, al salir desnuda se paró frente al espejo se untó crema bronceadora en todo su cuerpo, sintió la suavidad de su piel y en su mente regresaban las imágenes del muchacho, su cuerpo bien formado de músculos firmes, la redondez y dureza de sus nalgas, los besos apasionados, sus torpes caricias sobre su cuerpo y en especial lo grande y firme de su pene…se dijo ”Debió haber aguantado más, al menos hasta estar completamente dentro de mi, ufff, hubiera sido grandioso sentirlo todo”. Se puso su bikini y bajó a la alberca, cuando llegó solo estaba René dentro del agua, ella preguntó “¿Te dejaron solo, donde fueron?”… “Bajaron a la playa señora, yo no quise ir, preferí quedarme a pensar”, ella hizo un gesto de admiración y se recostó en un camastro a tomar el sol.

Así quedaron un rato, el silencio total que había en la casa la estaba adormeciendo nuevamente por lo que decidió meterse al agua, se levantó del camastro y entró a la alberca por las escaleras, se sumergió en el agua para mojar su cabeza y al salir se apoyó pensativa recargada en la orilla observando el mar, René se acercó y le preguntó “Señora, ¿Podríamos hablar?”… ella lo volteó a ver y respondió “Si claro, dime”, el chico bajó la mirada hacia el cuerpo de ella para después levantarla y no sin vergüenza decir “Me gusta mucho, es la mujer más bella que he visto en mi vida, me encantan sus ojos, su piel, me enloquecen sus piernas, la deseo, la deseo mucho y….”. Ella lo interrumpió diciendo “¿De que se trata René?, ¿De iniciarte sexualmente?. Sé que nunca has tenido a una mujer, incluso supongo que no habías visto de frente a una mujer desnuda, ¿Por qué no buscas a una chica de tu edad?”, él respondió “Tiene razón nunca había tocado a una mujer y ayer….” Ella interrumpió nuevamente diciendo “Ayer nada René, ayer no pasó nada, ¿De acuerdo?”.

El bajó la vista, ella se volteó y comenzó a caminar dentro del agua, había dado dos pasos cuando escuchó que le decía “Hacerlo con usted sería un sueño hecho realidad…Por favor Alejandra”. Ella se detuvo y regresó para recargarse nuevamente en la pared de la alberca junto al chico quien posó su mano dentro del agua sobre la cintura de ella haciéndola sentir una ternura especial hacia él. Al notar que ella no ponía resistencia, bajó su mano por las nalgas de ella hasta posarla en la parte trasera de sus muslos y le dijo “Es preciosa, suave, quiero besarla y tenerla”, ella lo miró a los ojos, dio un paso hacia delante para separarse de él y le dijo “No puedes estar acariciándome así, alguien podría vernos” se quedó mirando hacia el agua de la alberca unos instantes, levantó la vista para mirar a René y le dijo en voz muy baja “Cuando todos se duerman, tengo pensado venir a nadar, no vayas a salir”, él decepcionado respondió “No señora, lo prometo…No saldré”. Ella se acercó a su oído y le dijo muy despacio “Deja sin seguro tu puerta y pon el clima para que el calor no te haga sudar”…El chico quedó sin palabras y ella reinició su caminar dentro del agua hasta las escaleras, salió de la alberca y se recostó boca abajo a tomar el sol sobre el camastro

Así acostada sobre el camastro imaginaba la vista de René fija en sus piernas y sus nalgas, el chico la había hecho sentir muy bien, sentía su autoestima y vanidad por las nubes mientras disfrutaba la idea de iniciarlo sexualmente, de hacerlo gozar del cuerpo que tanto admiraba y si lograba que él reprimiera su necesidad de eyacular ella también disfrutaría de lo que el chico tenía para darle.

Mientras pensaba en como lo haría escuchó a los demás llegar de la playa, Claudia se acercó a ella diciendo “¿Por qué no fuiste a la playa Alejandra?, jugamos voly e hicimos un castillo de arena, te hubieras divertido”, ella sonrió y escuchó a René preguntar “Señora ¿Podemos servirnos algo de tomar?”, Claudia le repeló diciendo “¡Alejandra!, dile Alejandra, háblale de tú, las señoras no usan bikini, ni tienen un cuerpo como el de ella, las señoras son las viejitas wey”, ella soltó una carcajada y respondió “Si René, sírvanse lo que quieran” y él decidido preguntó, “¿Quieres que te sirva algo Alejandra?” ella sorprendida le respondió “Wisky en las rocas” y se río con Claudia.

Sus recuerdos fueron interrumpidos por el timbre del teléfono de la casa, miró el reloj de la cocina, eran las 8:15 de la mañana, se inquieto pensando en sus hijos y levantó el auricular.

-¿Diga?

-Qué pasó amor, ¿Cómo estás?__ Era su esposo

-Bien, pero me inquietó tu llamada, ya sabes, los chicos…¿Qué se te olvidó?

-No, nada, solo quería saber como estabas

-¡Por favor Gilberto!, hace años que no me hablas a no ser que necesites que haga algo por tí o si alguno de los chicos está enfermo…¿De que se trata?

-Si te hablo amor, no digas que no lo hago.

-¡Hablabas!, tiempo pasado que ya no regresará…Antes me llamabas dos o tres veces al día para decirme que ya me extrañabas, que me amabas, que era muy bella, que querías acariciarme y  besarme, que estabas desesperado por metérmela y sentir mis bellas piernas apretadas sobre tu cadera, que te urgía oírme gritar de placer, que necesitabas despertar a mi lado desnudos y bien cogidos, y siempre me insistías en saber si aún sentía tu semen dentro de mi…

Con los labios dio un chasquido de tristeza y resignación, para agregar

-Ahora solo un beso en los labios al despedirte y no sé de ti hasta que regresas por la noche, claro si no es que necesitas algo o tienes una emergencia.

-Ale, te amo, te necesito y lo sabes…es solo que la vida se complica y las costumbres hacen que se pierdan muchas cosas… y sin querer nos creamos esos vacíos que nos llevan a…. Te amo Ale, te amo… solo quería que lo supieras… Me tengo que ir…Nos vemos en la noche

Escuchó que colgaba el teléfono y ella con el auricular sobre la mejilla dijo

-Si amor, nos vemos en la noche para seguir con nuestras costumbres, con nuestros deberes ya carentes de derechos…Sabes que te he sido infiel y estás buscando que lo confiese, pero será como fue contigo…Si no preguntas, no confieso…

Colgó el auricular, se sirvió otra taza de café, salió de la cocina y fue al estudio, sacó del cajón central del escritorio una cajetilla de cigarrillos y encendió uno para regresar a sentarse en la cocina… “Estos cigarrillos ya están viejos” pensó mientras lo observaba quemarse, dio una fumada para después sentarse a la mesa y seguir recordando.

Ese día después de comer y antes de que se ocultara el sol, ella bajó sola a la playa para caminar hasta que contempló la puesta del sol, así lo acostumbraba hacer con su esposo y siempre regresaban admirados de los colores del cielo, le parecía increíble que alguien se pudiera acostumbrar a admirar esos tonos naranjas y rojos que incendiaban con su belleza el inicio del anochecer, nada podía ser más romántico que admirar esa belleza, para después con la complicidad de la noche amarse y llenarse de placer…”Eres una romántica empedernida”, se había dicho mientras regresaba a la casa. Pasó frente a los chicos que jugaban cartas en sobre la mesa de la terraza, René la miró y ella sin decir nada ni voltear la mirada hacia él subió a su habitación, se metió a la ducha y al salir untó de crema todo su cuerpo y desnuda sobre la cama se puso a ver televisión mientras esperaba que todos se retiraran a dormir.

Terminando de ver los noticieros se puso de pie y envuelta en una toalla salió al balcón, ya toda la casa estaba a oscuras, eran las 11:30 de la noche, puso unas gotas de perfume sobre su cuello, sus pechos y su pubis, sacó un bikini y descartó la idea de ponérselo, tomó una panty de encaje transparente se la puso y encima una playera que le cubría un poco debajo de su entrepierna, se miró al espejo, le gustó como resaltaba el tono bronceado de sus muslos con lo blanco de la playera, puso rimel en sus pestañas para hacer que sus claros ojos se vieran más grandes, se calzó unas sandalia de tacón para que sus piernas se vieran más largas, se observó nuevamente al espejo, los nervios agitaban su respiración, acomodó sus cabellos, respiró profundo y salió de su habitación, caminó despacio por el pasillo, bajó las escaleras y llegó a la terraza donde está la alberca.

De la cantina tomó un vaso, sirvió wisky en el y lo bebió de un trago para después poner hielos dentro del vaso y servirse licor nuevamente, encendió las luces dentro del agua y a llegar a la orilla de la alberca notó a René abriendo con las manos la cortina de su habitación para observarla, ella le levantó el vaso como si brindara con él y permaneció de pie para que él la viera vestida para la ocasión, se sentó en una silla de frente a la ventana desde donde él la veía cruzando sus piernas y bebiendo su wisky que ya había relajado su nerviosismo, un rato permaneció ahí coqueteando con los movimientos de sus piernas, levantó la vista a los balcones, se puso de pie y caminó hacia la escalera, se quitó las sandalias y subió a su habitación para dejarlas en el piso, se quitó la panty, tomó su teléfono celular y salió de su habitación descalza y cubierta solo por la camiseta.

Se acercó a la puerta de la habitación de las chicas para tratar de escuchar algún ruido, hizo lo mismo en la habitación donde dormían sus hijos, tenía miedo de ser descubierta y estaba tomando todas la precauciones necesarias, bajó nuevamente las escaleras despacio y sin tocar el barandal, se acercó a la cantina y bebió otro trago de wisky, apagó la luz de la alberca, la noche no era muy clara y aunque la luz de la alberca no iluminaba gran cosa prefirió esperar unos instantes para acostumbrarse a la poca luz que había, conocía la casa a la perfección pero alguien podía haber movido algún objeto o mueble que seguro haría ruido si se topaba con el. Estaba siendo presa del miedo, deseaba hacerlo pero dentro de ella algo se oponía, solo había tenido relaciones con su esposo más sin embargo ya había ido demasiado lejos con René como para desistir de su propósito.

Inspiró profundo y se acercó a la puerta de la habitación, con mucho cuidado dio vuelta a la manija y abrió, escuchó a René moverse sobre la cama y encender a luz, ella cerró la puerta y le hizo señas para que la apagara, puso el seguro, se quitó la camiseta y se metió desnuda a la cama, él la abrazó y se besaron profundamente mientras él la acariciaba en las nalgas y las piernas. “Pensé que no vendrías” dijo él y ella respondió acercándose a su oído “Vamos a hacerlo en silencio, no quiero que nos escuchen, tú has lo que yo te diga corazón”, era tonto hablar en secreto pero se imaginaba a sus hijos con el oído pegado a la puerta.

Sabía que no debía excitar demasiado a René o terminaría muy pronto, así que evitó el juego previo, se acostó boca arriba separando las piernas y le indicó que se pusiera en medio, cuando se recostó sobre de ella, sintió el pene acercarse a su pubis, lo tomó con su mano para ponerlo frente a la entrada de su vagina y asintió con la cabeza para indicarle al chico que estaba en su lugar.

El comenzó a penetrarla, sintió como el glande se comenzaba a abrir camino dentro de su vagina que se dilataba poco a poco para recibir dentro de ella todo el pene de René, al sentir el pubis de él pegado al suyo le puso sus manos sobre las nalgas y le dijo en voz baja “Espera un poco, acostúmbrate a mi calor” y disfrutó por varios minutos el sentir su vagina totalmente ocupada por un pene grande, caliente, firme y a la vez suave dispuesto a llenarla de placer como lo había hecho su marido cuando ella era una adolescente, le indicó a René que se empezara a mover, ella guiaba sus movimientos con sus manos sobre las nalgas de él, lo hizo que se moviera varias veces metiendo solamente una parte de su pene para después meterlo hasta el fondo, después le pidió que lo sacara hasta el glande y se dejara caer sobre de ella metiéndolo hasta el fondo para hacerla sentir como empujaba todo dentro de ella.

Estaba disfrutando enormemente al chico y él seguramente la disfrutaba a ella de la misma manera, dos o tres veces lo había obligado a detenerse completamente al sentir que el pene se endurecía mas de lo normal haciendo con esto que la penetración se prolongara por varios minutos. Comenzó a escuchar el gemido que producía la respiración acelerada del chico, ya lo había hecho esperar demasiado por el ansiado clímax de su placer, le indicó que se moviera despacio penetrándola hasta el fondo con cada movimiento y al sentir que el pene se endureció ella lo apretó por las nalgas para que la penetrara lo más profundo posible evitando que hiciera movimiento alguno y diciendo “Ahí cariño, ahí se debe venir el hombre, donde su semen quema placenteramente”, comenzó a sentir dentro de ella contraerse rítmicamente el pene y cerró los ojos al saber que el semen estaba llenando su vagina, al terminar de sentir las contracciones sintió el peso del cuerpo de René sobre el suyo.

Le dijo al oído, “Fuiste increíble, quédate ahí, bésame” y se besaron varias veces en la boca saboreándose las lenguas mientras que el pene de él se resistía a perder la erección. René se acercó a su oído y le dijo “Me encantas mujer, ¿Te gustó?”…”Mucho corazón, te repito que eres increíble en la cama”….No, no había llegado al orgasmo, pero se sentía llena, satisfecha, se sentía realizada en su sexualidad, tal vez por haber sido la primera mujer en la vida del muchacho o por todo lo que había habido antes, insinuaciones, coquetería, nerviosismo, temor, posiblemente era la mezcla de emociones que la hacían sentirse tan bien.

Cuando el pene perdió la erección y él se dejó caer boca arriba sobre la cama, ella juntó sus piernas tratando de que el semen no escurriera pero no lo logró, el chico había eyaculado una gran cantidad de semen, así que lo dejó correr libremente hacia sus muslos y nalgas, tomó su teléfono celular, puso la alarma a las 5 de la mañana, lo dejó sobre la mesita de noche y se recostó sobre el pecho de René quedándose los dos dormidos.

La alarma sonó puntualmente, ella se despertó y la apagó, se enderezó en la cama y al voltearlo a ver ahí desnudo con el pene flácido y con su cara infantil, sintió algo especial que la llevó a darle un beso en los labios, él se despertó y la tomó por el brazo, ella dijo “No corazón, de buena gana me quedaría aquí junto a ti todo el día, pero me tengo que ir”….”¿Hoy en la noche?”…ella sonrió se levantó de la cama, se puso su playera y le dijo al oído “Espérame como anoche”. Abrió la puerta con cuidado, se asomó para ver si había alguien y salió cerrando con mucho cuidado, ya fuera de la habitación caminó normal hacia la cocina, si alguien se levantaba no había peligro de nada, calentó un café lo sirvió en su taza y subió a su habitación, bebió el café, entró al baño y regresó a su cama a dormir plácidamente hasta las once de la mañana.

La noche siguiente había sido lo mismo y de regreso a casa lo había seguido viendo para ir a hoteles, sus orgasmos con el chico cada día eran más profundos, largos, intensos… “Son excelentes” se dijo mientras se levantaba de la silla de la cocina, tomó su teléfono celular y subió a su habitación, se desnudo y entró al baño a ducharse, salió del baño envuelta en una toalla y vió parpadeando la luz de su celular, lo abrió, tenía un mensaje del número de René, lo leyó “Recuerda que me prometiste que estrenaría, no te olvides a las 7 en el centro comercial”, borró el mensaje sonriendo, iría al la cita y lo dejaría hacer lo que quisiera…”No me puedo resistir, me gusta, me encanta estar con él en la cama”. Tomó el teléfono de su mesita de noche, levantó el auricular y marcó.

-Diga

-Gloria soy Alejandra, ¿Estas ocupada?

-En mis recorridos, pero dime

-¿Podríamos hablar?

-¿Cómo amigas? ¿O como médico?

-¡Hay Dios!, es que no sé decirte

-Te recomiendo a un excelente doctor

-No, no, no podría…Es que yo…Tú y yo somos amigas desde niñas y yo….No sé Gloria.

-¿Tan malo es?

-Lo suficiente….demasiado amiga

-Pero no te daré ningún diagnostico, ni te recetaré ningún tipo de pastillas, ¿Te parece a las 8 de la noche en mi consultorio?

-Es que en tu consultorio… yo a las….

-OK__La interrumpió Gloria__ Mañana es mi día libre, invítame a tomar un café por la mañana, ¿A las diez en tu casa?

-Si, aquí te espero, gracias Gloria.

-Ni lo digas, te veo ahí.

Colgó el auricular y se quedó sentada en la cama observando sus muslos que dejaba desnudos las toalla.