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Recuerdos de mi amor por dos hermanas

en Hetero: Infidelidad

Mi adolescencia se pasó entre escuela, obligaciones en casa y amigos. Ese grupo de amigos con los que uno crece y dentro del cual se despierta nuestra primera atracción y nuestro primer sentimiento. Cómo no recordar esa primera declaración de amor, siempre llena del nerviosismo que nos hacía sentir “Mariposas en la panza” cuando los amigos lo dejaban a uno solo frente a la chica en cuestión, las amigas hacían lo mismo con ella y ya solos frente a frente ella esperaba coquetamente y hecha un manojo de nervios a que uno venciera el temor y le preguntara “¿Quieres ser mi novia?”     

A los 15 años yo le declaré mi amor a Susana, una linda chica de mi edad por la que yo “moría de amor” y para mi fortuna fui correspondido iniciando así los dos nuestro primer noviazgo, noviazgo que con el paso del tiempo se fue volviendo exigente en todas sus manifestaciones hasta que dos años después dentro del cuarto de un hotel y con la torpeza propia de la inexperiencia y la inmadurez los dos perdimos nuestra virginidad. Dos veces más lo volvimos a hacer pero un día sin saber la razón vino nuestro rompimiento

Siendo el amor el sentimiento más maravilloso entre los seres humanos es en sí mismo demandante y exigente, incluso me atrevo a calificarlo de tirano, tal vez por eso los “noviazgos plenos” de adolescencia están destinados al fracaso como nos pasó a Susana y a mí, habíamos traspasado el límite y al dar rienda suelta a la pasión nos comenzamos a exigir cada vez mayor entrega cuando nuestra edad y falta de madurez nos lo impedía. Y así fue que un día y con la trillada frase “Lo nuestro no tiene futuro” (dicha por Susana) se cerró la página de nuestro presente y con ella se apagaban todos los sueños de un amor adolescente.

Después de unos meses en que me alejé a “lamer mis  heridas” en soledad me reintegré al grupo de amigos, sin embargo ella ya no lo hizo, en un principio todos supusimos que se había alejado para no tener contacto conmigo pero para mi sorpresa ella me buscó y después de una larga charla en la que no hubo reproches pero tampoco reconciliación quedamos como buenos amigos. De vez en cuando yo la visitaba y ella no podía ocultar el cariño que aun sentía tal vez por mí o tan solo por el recuerdo de un pasado que yo añoraba manteniendo viva la esperanza de que lo nuestro resurgiría ya más maduro y con la mutua capacidad de planear un verdadero futuro basado en realidades y no en planes nacidos de una juvenil ilusión.

Poco a poco el grupo de amigos se fue diluyendo, habíamos crecido y la facilidad de desplazarnos en nuestros propios autos fue haciendo que buscáramos nuevas relaciones y nuevos amigos. Yo comencé a salir con otras chicas y un día mientras tomaba un café con una amiga me encontré a Susana quien me presentó a su novio Jorge, un tipo 12 años mayor que ella, divorciado y con un hijo

Dos o tres meses después Susana me llevó a mi casa la invitación a su boda. Celoso, molesto y sin duda herido me armé de valor y sentados en la cocina de mi casa tomando una soda llevado por los celos le dije

-No creo que te convenga casarte con Jorge Susy

Ella se rió y me respondió

-Mira Miguel, lo nuestro fue algo muy lindo y aunque el sentimiento ya no existe el hecho permanece como uno de los momentos más bellos de mi vida y nunca permitiré que se pierda, lo mismo debes hacer tú, así que olvida tus celos, sigue tu vida y no dejes de quererme como yo te quiero a ti, como a mi mejor y más lindo amigo

-Eso hago Susy, la verdad no estoy celoso, te quiero tanto como tú a mí y de la misma forma por eso me interesa lo que te pase y pienso que no te debes casar con él, tú tienes 21 años y Jorge 33

Ella no me respondió, me dio un pequeño beso sin pasión alguna en los labios y cambiamos el tema. No puedo negar que me mataban los celos más al suponer equivocadamente que Susana se casaba por estar embarazada, pero nada podía hacer, yo estudiaba en la Universidad y el fulano éste era un profesionista con varios negocios y con un “futuro labrado”. Así que no me quedaba otro camino que meter mis aún vivos sentimientos por Susana en el cajón del olvido y continuar con mi vida

La charla cambio acerca de los viejos amigos y cuando se puso de pie para retirarse me preguntó

-¿Sales con alguien?

-No, estuve un tiempo con Araceli pero no resultó.

-¿Irías con Angélica a mi boda?... Terminó con el novio y no tiene con quien ir

-¿Angélica tu hermana?

-Si

-¡Es una niña Susy!

Soltó una carcajada, me abrazó, me dio un beso rozando nuestros labios y golpeando con la palma de su mano suavemente sobre mi pecho dijo

-Todos hemos crecido Miguel, incluso Angélica, si la vieras no me  dirías eso, te lo aseguro… Por favor ¿Sí?

-OK, yo le hablo para pedirle que me acompañe

-Ya verás que linda se puso mi hermana, pero te advierto que yo si me pongo celosa

Se rió de lo que había dicho y la acompañé a la puerta de la calle donde me dio un beso en los labios para después decirme

-Te quiero

Sin duda esa boda sería uno de los eventos más difíciles de mi vida así que no me importaba ir de pareja con una niña, al entrar a la casa le hablé a Angélica para pedirle que fuera mi pareja en la boda de su hermana a lo que ella sin ocultar su emoción aceptó. Dos días antes de la boda le hablé nuevamente para recordarle nuestra cita y el día de la boda pasé por ella para ir al salón donde se celebraría la boda por lo civil y la recepción ya que en contra de la costumbre no habría boda religiosa puesto que Jorge se había casado por la iglesia con su anterior mujer y no había logrado o tal vez ni había intentado conseguir la nulidad eclesiástica.

El día de la boda esperaba en la sala de la casa de Susana a que bajara Angélica de su recámara, cuando por fin lo hizo quedé asombrado al ver que la niña que yo recordaba ya era una bella chica de 17 años de bello rostro, ojos azules, piel trigueña clara y si bien no tenía el cuerpo escultural de Susana no dejaba de ser sumamente atractiva, me saludó con un beso en la mejilla y gritó al pie de la escalera “Ya nos vamos má, allá nos vemos” pasó su brazo debajo del mío y salimos rumbo al salón. Después de las firmas en las actas de matrimonio cuando nos acercamos a felicitar a los novios Susana me abrazó fuertemente y me dijo al oído

-Te quiero mucho Miguel… Nunca me olvides

Realmente no entiendo cual suponen las mujeres que debe ser la actitud de uno ante la petición de “Nunca me olvides” ¿Pretenderán que uno pase su vida pensando en ellas, muriendo de celos y rabia al saber que comparten su vida y su cama con otro?… Yo le dije con notoria tristeza “Nunca te olvidaré Susy”. Cuando caminábamos de regreso a nuestra mesa Angélica que había notado mi tristeza me abrazó y pasó el resto de la fiesta de recepción animándome a bailar buscando que me divirtiera, ya cuando la dejé de regreso en su casa me dio un beso en la mejilla pidiéndome que la invitara a algún lado al día siguiente y yo acepté

Al día siguiente que fui por ella a su casa nuevamente llevé una sorpresa al verla vistiendo un pantalón y una playera ajustados a su cuerpo, no tenía los pechos grandes ni la cintura de Susana pero era sumamente atractiva. Después de ese día varias veces salimos en un plan de amigos y poco a poco comencé a enamorarme, no solo por su belleza sino de su forma de ser, tan infantil y a la vez tan mujer, sin embargo yo no me atrevía a hablar de mis sentimientos pues no dejaba de sentir que entre nosotros se interponía el recuerdo de mi relación con Susana y sentía temor a ser rechazado.

Unos meses después el día en que ella cumplió los 18 años sentados en la sala de su casa yo le regalé un dije en forma de corazón, al dárselo mi vista se fijó en sus piernas ya que al girarse para quedar sentada hacia mí para que pusiera el dije en su cuello la falda que usaba se había subido amablemente hasta permitirme observar el precioso y dulce triangulo blanco de sus bragas… No lo resistí más, y mientras ella veía el dije colgando de su cuello yo acaricie la suave piel de sus muslos, acerque mi cara a la suya y la besé en la boca, ella simplemente se dejó besar y acariciar, al separarnos le dije avergonzado

-Perdón Angélica, es que eres tan linda que…. ¡Dios!...Me enloqueces mujer.

Su mirada se llenó de una encantadora y sensual ternura, inclinó su cabeza tomó mi mano y preguntó

-¿Lo dices en serio?

-Tan en serio que muero por abrazarte, por besarte, quiero sentir tu piel desnuda junto a la mía, quiero comerte a besos.… No sabes las ganas que tengo de hacerte el amor

Ella acercó su boca a la mía y nos dimos un largo dulce y húmedo beso, al separarnos me miró a los ojos y me dijo

-Tú también me gustas mucho Miguel… ¿De verdad lo quieres?

-¿Qué?

-Hacerme el amor

Afirmé con la cabeza y ella bajó su vista a mi mano que no dejaba de disfrutar la suave piel de sus muslos y en voz baja dijo

-Entonces hazlo

Levantó la vista para mirarme a los ojos, incrédulo fijé mi mirada en la suya por unos segundos, me puse de pie, le di la mano para que se levantara y ella caminó al pie de la escalera y gritó

-Voy a tomar un café con Miguel má

La mamá se acercó a la escalera y desde arriba le dijo

-No tarden hija, a las ocho viene tu hermana para partir tu pastel, tu papá quedó de llegar temprano

-No má, regresamos como a las siete

Supuse que era virgen y como yo ya no era el adolecente inexperto al que la calentura y la prisa por satisfacerse lo llevan a olvidarse de la mujer me esforcé por hacerla sentir confiada, segura y sobre todo querida en su primera vez, así que la tuve desnuda en mis brazos besando y lamiendo todo su hermoso cuerpo, mi lengua hurgó todos sus rincones para disfrutar de su dulce sabor, logré llevarla a un orgasmo saboreando su clítoris con mi lengua, la penetré lo más despacio que pude hacerlo permaneciendo inmóvil dentro de ella un tiempo y ya después me dedique a disfrutarla intensamente hasta que llegué a un delicioso orgasmo, al terminar me levanté al baño tiré el condón y regresé a la cama donde permanecimos un buen rato abrazados y besándonos dulcemente hasta que ella se levantó indicándome que era hora de regresar y nos vestimos para regresar a su casa.

Era raro la forma en que habíamos terminado en la cama, normalmente uno tenía que pedírselo a la novia varias veces, incluso suplicarlo, sin embargo mi ego masculino me hacía sentir un gran seductor sin poder aceptar que más bien era un gran seducido

De regreso en el auto ella me preguntó

-¿Así lo hiciste con Susana?

Yo la miré desconcertado y ella sonriendo agregó

-No lo puedes negar…Ella me lo dijo

Bien lo dice el dicho “El que calla otorga” y ante mi silencio ella agregó

-¿Era virgen?... Me refiero a Susana

Reí por su aclaración de que hablaba de Susana, yo afirmé con la cabeza y recibí una gran sorpresa cuando preguntó

-¿Te importó mucho que yo no lo fuera?

Sorprendido por su declaración Voltee a verla, ella encogió los hombros y agregó

-La perdí a los 15 con un primo y después lo hice con mi novio

Permanecí en silencio unos instantes e inconscientemente respondí

-No, no me importa

-¿De verdad?

-Te lo juro

Honestamente sí que me importaba y debo reconocer que me sentí en cierto modo desilusionado ya que no podía digerir su confesión, ella tomó mi mano y la puso sobre la piel de su muslo, apoyó su mejilla en el respaldo del asiento y permaneció mirándome hasta que logró ponerme nervioso y pregunté    

-¿Qué pasa Angélica?

-¿No me quieres volver a ver verdad?

Tal vez ahora no se le dé importancia pero a finales de los ‘80s aún existían prejuicios sobre la virginidad de la mujer, prejuicios y tabúes simplemente “aprendidos” pero que formaban parte del estereotipo de la “mujer ideal para enamorarse” así que no negaré que mis sentimientos hacia ella habían cambiado de un solo golpe sin embargo Angélica era una mujer por la que bien valía la pena hacer el intento, yo le respondí

-Me sorprendió tu confesión pero no te pienso dejar ir y menos ahora….Eres una mujer maravillosa

-¡Qué lindo!... Tú también me gustaste mucho

De regreso en su casa estuve un rato con su familia en la reunión por su cumpleaños pero me retiré temprano ya que al parecer a Susana no le parecía mi relación con su hermana. Al día siguiente por la tarde cuando fui a visitar a Angélica ella al abrirme la puerta de su casa me abrazó, me dio un beso en los labios y preguntó

-¿Lo hacemos otra vez?

Yo sonreí y tocando con mi dedo índice la punta de su nariz le dije

-Mejor muchas veces

-¿Las aguantas?

-Con una mujer como tú lo intentaré cada día

Ella se sonrió complacida y regresamos al hotel iniciando así nuestro apasionado romance. Nuestras relaciones sexuales eran cada vez más frecuentes y mejores, probamos todo tipo de posturas, nos hicimos el sexo oral, la vi tragar mi semen, eyaculé sobre sus pechos, su vientre, su cara, sus muslos, sus nalgas, creo que no hubo parte de su piel que no mojara con mi semen, hicimos varios “69” y un día en que los besos y las caricias nos tenían ardiendo en deseo ella me dio un tubo de lubricante y me pidió que le hiciera el sexo anal sin usar condón, con mi dedo fui dilatando su ano hasta que la penetré, creo que más que mis movimientos lo que me llevó al orgasmo fue oírla suplicar por mi semen “Dámelo Miguel, lo necesito dentro de mí, por favor Miguel ya dámelo todo” no lo soporté y eyaculé como nunca lo había hecho, en placer, fuerza y cantidad inundando su recto con mi semen

Claro que al terminar ella se levantó corriendo al baño por la reacción de sus esfínteres y arrojó todo mi semen… Dos semanas después ella tomó la decisión de buscar un método anticonceptivo y el ginecólogo le mandó unas pastillas, yo le dije que no era necesario que las tomara que no me molestaba usar el condón pero ella me respondió

-No lo hago por ti amor, lo hago por mí… Aguanté la molestia de ser penetrada por el ano solo por sentir tu semen dentro de mí… Pero ya no resisto el deseo, lo quiero en mi vagina

-Pero si lo disfrutamos mucho con condón y a mí me da temor que te embaraces, no confío en esas cosas

-Por favor Miguel, entiende que para mí es importante

-¿Por qué?

-No lo sé, será porque soy mujer y quiero sentirme llena de ti

No discutí más su decisión. La primera vez fue algo precioso, y no me refiero al placer en sí mismo, ese prácticamente es lo mismo incluso pienso que usando el condón duraba más tiempo dentro de ella y le prolongaba su placer, sin embargo sentir la humedad de sus entrañas sobre mi pene me llenó de una especial ternura por ella que me obligó a llevar el sexo con gran suavidad y lentitud besándola en la boca continuamente… Cuando ya no podía aguantar más detuve mis movimientos pero al sentir la dureza de mi pene ella me miró fijamente a los ojos, subió sus manos para acariciar mis mejillas y con voz temblorosa por los nervios me dijo

-Hazlo Miguel

No sin temor levanté mis nalgas y al empujar nuevamente dentro de ella comencé a eyacular a sabiendas que ya no había barrera y que mi semen llenaba su vagina, ella al sentir las contracciones de mi pene ladeó su cabeza y cerró sus ojos en un gesto de inmensa ternura y satisfacción que me hizo pensar que estaba sintiendo mis chorros de semen mojar sus entrañas. Era la primera vez que eyaculaba sin condón dentro de la vagina de una mujer y fue algo maravilloso que me hizo sentir muy unido a ella, terminé recostado sobre su cuerpo y ahí permanecí por varios minutos besándola en la boca hasta que mi erección se perdió, cuando me levanté y me arrodillé entre sus piernas, Angélica enderezó su tronco y miró hacia su sexo, me sonrió al ver mi semen escurrir fuera de su vagina y me dijo

-Me encanta, de verdad me encantó que lo hicieras Miguel

Me jaló sobre de ella y nos besamos en la boca emocionados pero muy nerviosos…. Después se convirtió en costumbre ver mi semen escurrir fuera de su vagina y nos reíamos de que tuviese que lavar sus bragas cuando se duchaba para que su mamá no descubriera lo nuestro, cosa que sin duda la mamá sospechaba, o más bien lo sabía, ya que el pretexto de que “La lavadora me las echa a perder” aún en esos tiempos no era un pretexto convincente.

Ninguno de los dos demostró su temor, ni habló al respecto durante las primeras semanas de hacerlo sin condón sin embargo no creo poder olvidar su alegría y la mía el día en que llegué a su casa me besó en la boca, se abrazó de mi cuello y me dijo “¡Estoy menstruando Miguel!”… Parece tonto pero un hecho biológico que siempre la molestó ahora la llenaba de felicidad y a mí de una gran tranquilidad y confianza en los anticonceptivos

Con el tiempo los orgasmos de Angélica se fueron haciendo intensos y su cara de placer al tenerlos era algo que me hacía sentir muy satisfecho de nuestra relación. Siempre al terminar de hacer el amor yo recostaba mi cabeza sobre sus lindos muslos ya fuera que termináramos quedando ella tendida boca abajo o boca arriba y así pasábamos mucho tiempo en el que platicábamos y nos acariciábamos ya sin pasión. Incluso llegamos a hacerlo en la sala de su casa mientras en el piso de arriba sus papás miraban la TV y no piensen que haciendo a un lado sus bragas y sacándome yo el pene por la bragueta del pantalón, no fue así, sino que lo hicimos completamente desnudos sobre la alfombra de la sala.

Realmente estaba loco por ella, su rostro, su hermoso cuerpo, la suavidad de su piel, su perfume, su manera de disfrutar y hacerme disfrutar del sexo me hacían presa de todos sus deseos, caprichos y ocurrencias, bastaba un beso o que tomara mi mano y la pusiera entre sus muslos cerca de sus bragas para que yo le dijera “Si” a lo que fuera…Los amigos al verme sujeto a sus caprichos y no faltos de razón me hacían la broma de que me había dado a beber una “pócima de vagina con vello púbico” que me tenía embrujado.

Un día terminando de un delicioso sexo ella fue la que recostó su cabeza sobre mis muslos y preguntó

-¿Con cuántas te has acostado?

-¿Y eso?

-Curiosidad…. ¿Susana fue la primera?

-Si

-¿Y después?

-No te pienso decir con quien

-No me des nombres… Dame un número, cinco, diez

-¿Para qué quieres saber? ¿Te importa mucho?

-No, la verdad me tiene sin cuidado a cuantas te cogiste o a cuantas te coges

-No me estoy cogiendo a ninguna…. Solo hago el amor contigo

Al notar mi tono de molestia ella respondió en el mismo tono molesto

-Perdón señor, solo pretendía tener una plática íntima entre nosotros, pero si te molesta tanto olvídalo, la verdad me tiene sin cuidado a quien te cogiste o a quien más te coges, solo espero que con las demás uses condón

-Si está bien

Respondí cortante, ella se giró de lado apoyando su mejilla sobre mi muslo mirando hacia mi cara, acarició mis testículos y preguntó

-¿Si te quitan los testículos ya no avientas nada?

-Eyaculas semen sin espermatozoides

-¿Pero si se te para para coger?

Yo que había estado cortante con su charla me reí y respondí bromeando

-Solo si tú lo acaricias como lo estás haciendo…. Mira cómo le gustan tus caricias, dale un besito

Ella sonrió al ver mi pene que se comenzaba a endurecer, le dio un beso en el glande y se giró nuevamente boca arriba apoyando su nuca en mis muslos, yo le pregunté

-¿Por qué me preguntas eso?

-Te confiaré un secreto, Jorge se enfermó de algo llamado “Seminoma” y se los quitaron, pero dice Susana que desde que lo operaron “Nada de nada” ni siquiera una caricia.

-¿Le quitaron los dos?

-Eso dice Susana… Pobre de mi hermana

Quedó en silencio pensativa, yo me enderecé la recosté sobre la cama, besé sus pechos y le hice cosquillas a los lados de su cintura, por un rato jugamos así desnudos sobre la cama, un dulce beso marcó el final del juego y el reinicio de la pasión. Nuevamente hicimos el amor y mi semen quedó dentro de su vagina pero en mucho menor cantidad, nos vestimos y salimos del hotel, de regreso a su casa estando en el auto se levantó la falda y me dijo

-Pensé que no escurriría pero me mojó las bragas… Mira, lo tengo sobre mis muslos y se manchó mi falda

Abrió la guantera para sacar unos pañuelos desechables y se limpió los muslos, después me dijo

-Si entramos y me siento en la sala puedo manchar el sofá, mejor nos despedimos aquí y subo a lavar mis bragas y mi falda… Dios, ahora sí lo va a notar mi mamá

Se bajó del auto y una vez que entró y cerró la puerta de su casa yo me retiré esperando que no la descubrieran y nos metiéramos en problemas, cosa que afortunadamente no sucedió, aunque repito que sin duda al menos la mamá lo suponía. Tres semanas después cuando ella estaba en vacaciones de verano de la facultad, un día al llegar a visitarla me recibió emocionada diciéndome

-Jorge y Susana nos invitaron a su casa en Acapulco a pasar una semana, ellos se van el lunes, también van mis papás, pero tú y yo nos podemos irnos éste fin de semana, Susana está dispuesta a ayudarnos y le dirá a mis papás que se va con nosotros este viernes.

Y casi gritando de emoción me dijo

-Podemos tener la casa para nosotros solos hasta el lunes que ellos lleguen… ¿No te emociona?, podríamos nadar desnudos y hacer el amor junto a la alberca, tú y yo solos… Mmm, que delicia.

Ese viernes en la noche después de hacer el amor y sin la preocupación de tener que regresar a casa nos quedamos profundamente dormidos y fue increíble cuando abrí los ojos al día siguiente y lo primero que vi fue el cuerpo desnudo de Angélica a mi lado, estaba tendida boca arriba con una pierna doblada y la otra extendida, permanecí observando sus pies que me enloquecían, sus piernas fuertes y perfectamente torneadas, su vello púbico, su sexo, las curvas de su cintura, su ombligo, sus bellos pechos, su fino cuello y esa cara angelical que hacía honor a su nombre adornada por su largo cabello castaño claro, me sentí dichoso de tenerla y me abracé a su muslo besándolo varias veces, ella se despertó y cuando me dijo “Que lindo despertar, te quiero mucho Miguel” me llené de la mayor felicidad que hubiese sentido en mi vida.

 

 

 

 

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