Estaba sentado en una silla del bar de su casa, que en realidad eran unos bancos altos para sentarse frente a la barra, el arquitecto le había propuesto que fueran bancos sin respaldo pero él había pedido que se les pusiera un pequeño respaldo, que si bien no serviría como soporte de la espalda si haría que los bancos se vieran mas a su gusto personal, él siempre las había nombrado como "sillas del bar"

Recordaba como había disfrutado con su boca el sexo de Raquel hasta llevarla a un orgasmo que ella disfrutó a plenitud para terminar diciéndole "que rico me vine señor"

Le dió un trago a su wisky, ya había pasado la etapa de la euforia alcohólica y en estos momentos el alcohol en su cerebro lo tenía en una etapa de letargo, hizo a un lado el vaso con wisky, se levantó de la silla y se metió detrás de la barra, abrió el pequeño refrigerador que está junto a la tarja debajo de la barra de madera y sacó una botella de agua mineral, "ya es el momento de dejar de beber o amaneceré en calidad de trapo viejo" pensó. Los primeros tragos del agua mineral lo hicieron sentir esa horrible y ya conocida sensación en su estómago y corrió al baño de su despacho a pagar el tributo a su forma imprudente de beber, ya con el estómago vacío se sintió mejor, lavó su boca y regresó a la sala, tomó el vaso con agua mineral y se sentó en su sillón.

Su vista estaba fija en el sofá "me dijo señor después de venirse" ¿Señor? ¿Como se le puede decir señor al hombre que le acababa de provocar tal orgasmo?, pero no le dió importancia, tal vez ella pensaría que él no aceptaría ser "tuteado". ¿Después que había pasado?. El bajó las piernas de Raquel poniendo sus pies sobre la alfombra y puso su cabeza sobre los muslos de ella dándole de besos, sobre los muslos y el pubis, ella no hablaba, no se movía, estaba disfrutando de sus caricias o tal vez solo se dejaba hacer.

El se recostó sobre de ella y le dió varios besos cortos y húmedos en la boca ella tan solo se dejaba besar sin responder hasta que en uno de esos besos ella lamió sus labios, él la besó nuevamente y ella entreabrió su boca para permitir el paso de la lengua de él juntándose sus lenguas dentro de la boca de ella y así pasaron un rato intercambiando besos, mordidas y saliva hasta que Raquel le dijo "Vamos a su cama, quiero ser suya"

El la tomó de la mano y la guió a su recamara subiendo las escaleras, ya dentro de la recámara ella desabrochó su vestido dejándolo caer al suelo para quedar desnuda ante sus ojos, ¡que belleza de chica!, su cabello caía sobre sus hombros, sus ojos grandes y claros, su boca pequeña y de labios finos, un cuello delgado, sus pechos no eran grandes pero su forma y firmeza los hacían ver muy bellos, muy proporcionados al resto de su cuerpo, bajo sus costillas su cuerpo se estrechaba en dos curvas muy bien delineadas que formaban su cintura para abrirse mas abajo hacia su cadera y terminar su forma curveada en el inicio de sus piernas fuertes y bien torneadas que se apoyaban en el piso con unos pies muy bellos y bien cuidados.

El la tomó de los hombros, le dió la vuelta para observar su cabello rubio que caía sobre su espalda un poco debajo de sus hombros, una espalda sin la mas mínima imperfección sin manchas ni lunares solo una bella piel apiñonada tersa y firme, terminando sus costillas sus músculos comenzaban a delinear su cintura y hacían que su columna se hundiera haciéndose mas notorio al llegar al final de esta para dar paso a unas nalgas levantadas, redondas y firmes, adornadas en su inicio por dos hoyuelos, uno a cada lado de su columna.

El la abrazó tocando con sus manos sus dos pechos y juntando el cuerpo de ella al suyo, aspiraba el aroma de su cabello, el perfume de su cuello mientras con su boca y su lengua saboreaba esa dulzura de su piel joven, tomó una de sus manos y la besó en la palma, que bellas manos tenía, sus dedos eran finos y largos, sus uñas sin ser largas estaban bien cuidadas, sus venas no se resaltaban sobre la piel, no había una sola arruga. El pensó "como en las manos de las mujeres se nota la edad, en ellas se ve el trabajo que no es otra cosa que el tiempo vivido, pero juventud divino tesoro, decía el poeta".

El la besaba en el cuello y los hombros y ella cerraba sus ojos haciendo su cabeza hacia atrás para recargar su nuca sobre el pecho de él que no dejaba de acariciar su pelo, su cuello y todo lo que sus manos podían tocar de ella, bajó besando la espalda, se puso de rodillas para llenar de besos los costados y las nalgas de la chica, mientras su mano recorría su vientre y acariciaba sobre su sexo, pasó un dedo entre los labios vaginales de la chica y sintió su humedad signo de que estaba lista para recibirlo dentro de ella.

Se puso de pie y quitó el cubrecama quedando solo las sábanas de satín, ella al ver las sábanas se subió sobre la cama y se puso a girar su cuerpo desnudo sobre de ellas, él se desnudó mientras la veía disfrutar de la sensación del satín sobre su desnudez, cosa que al parecer era algo nuevo para ella, Raquel volteo la cara hacia él y al verlo completamente desnudo se sentó en la orilla de la cama con sus pies apoyados sobre el suelo y se quedó con la vista fija en el cuerpo desnudo de él, su mirada bajó hacia su pene y le dijo "Es grande" a lo que él sonrió sin ocultar su satisfacción.

Ella le extendió la mano y él se acercó poniendo sus piernas a los lados de las de ella, que tomó su pene con sus manos para comenzar a pasar su lengua sobre su glande, lamía su pene de una manera increíble, se lo metió en la boca y pegado a su paladar le pasaba su lengua por la parte baja del glande, él sentía el calor de su boca y la humedad de su saliva, lo estaba disfrutando pero ya no soportaba el deseo, se separó y vió como al salir su pene de la boca de ella se formaba un hilo de saliva que unía la punta de su glande con los labios de Raquel.

Ella recostó su espalda sobre la cama, levantó y separó sus piernas esperando por él que se quedó un instante observándola, a él se le hacía increíble que a su edad pudiera disfrutar nuevamente del cuerpo dulce y maravilloso de una adolescente de tal belleza, al verlo ella ahí de pie le estiró los brazos en señal de que lo esperaba, de que lo hiciera, de que quería ser penetrada, de que lo necesitaba, eso pensaba él, pero ¿Qué sentiría ella?, solo ella lo sabía.

El puso su pene en la entrada de su vagina y comenzó a empujar, las piernas de ella estaban levantadas y separadas, y por fin lo hacía, su pene la había penetrado hasta el fondo, ¡qué delicia!, juntó las piernas de ella frente a él, sus pies se apoyaban sobre su pecho, veía sus piernas bajar pegadas a su cuerpo para hacer un ángulo en su pelvis y el resto de su cuerpo recostado sobre la cama, le besó los pies y sujetándolos de los tobillos le empujó las piernas hacia delante, observó como terminando la parte trasera de sus muslos su pene se perdía dentro de ese cuerpo en una vagina apretada, húmeda, ardiente, sentía el calor, ese calor delicioso en su miembro y comenzó a mover su cintura mientras con sus manos mantenía las piernas de ella hacia delante, en esa postura observaba como su pene entraba y salía de ella.

Pasó esas bellas piernas a los lados de su cuerpo y se recostó sobre de ella, sus manos quedaron apoyadas sobre las sábanas y sintió como le subía los pies tratando de juntarlos sobre sus nalgas, sus miradas estaba fijas una en la otra, Raquel se mordía su labio inferior y gemía dulcemente con cada uno de sus embates, no eran gritos ni "ahh’s" apasionados solamente un "mmm" suave, No podía dejar de recordar a Ana, así, así lo hacía ella y en esa misma cama.

La cara de Raquel estaba sonrojada, el sudor perlaba su labio superior y su frente, su cabeza giraba de un lado al otro, su pelo estaba revuelto sobre su cara, pasaba los brazos sobre su cabeza, como si tratara de sujetarla con sus manos su mirada estaba "perdida", en su cara se notaba ese gesto de placer que es difícil describir, levantó los brazos y los pasó sobre el cuello de él, sus ojos subieron sobre sus órbitas como queriendo mirar hacia su propia frente, su cuerpo se tensó, sus piernas se apretaron en la cintura de él, ella deteniéndose del cuello de Jaime y apoyada con sus nalgas sobre la cama levantó su cuerpo, trató de mirarlo a los ojos pero los ojos de ella se perdían en sus orbitas, estaban "en blanco", abrió la boca haciendo su cabeza hacia delante como tratando de mirar sus pechos, soltó un "agggg" fuerte, e hizo su cabeza hacia atrás.

Que espectáculo mas maravilloso era el orgasmo de esta chica, su cabeza hacia atrás, su cabello colgaba hasta la cama, su cuello con las venas hinchadas a sus lados, la sangre se acumulaba en su cabeza sonrojando su cara y su cuello, su cuerpo "brincaba", sentía su vagina apretarse con fuerza para después "aflojarse", el seguía moviéndose rápidamente dentro de ella para prolongarle su orgasmo, sentía sus piernas temblar sobre su cintura y de su boca abierta se escapaban unos "ahh" "ayy" muy suaves que demostraban lo mucho que estaba disfrutando, así pasó algo mas de un minuto hasta que sintió como el cuerpo de ella se relajaba totalmente dejándose caer para apoyar nuevamente la espalda sobre la cama, poniendo uno de sus brazos sobre sus ojos, tragó saliva y dijo "Me voy a desmayar"

El dejó por un momento sus recuerdos para decir en voz baja "que dulzura de chica, no le es suficiente con ser tan bella, no hubo gritos, ni arañazos, ni mordidas, ni el clásico más, más, más, con ella no se entera el vecindario de que está uno cogiendo, y esa voz, esa voz tan dulce, tan fresca, tan suave y a la vez tan apasionada mientras lo hacemos, ¿Cómo no seguir deseándola tanto?, Dios por eso no me puedo resistir, ¡es un maldito vicio!" y continuó recordando esa mañana.

Ella quitó su brazo de sus ojos y lo miró fijamente a los ojos, sentía como trataba de apretar su vagina para darle mayor placer, realmente no era necesario, su vagina era firme, muy firme y regalaba un gran placer, ella notó que su pene se endurecía y subió sus dos manos para ponerlas sobre las mejillas de él, ¡que gesto mas hermoso!, para enloquecer a cualquiera, él empujó su pene hasta el fondo de ella y con la vista fija en sus ojos comenzó a soltar sus chorros de semen, la vió sonreír antes de que el placer lo hiciera cerrar los ojos y recostarse agotado sobre de ella, así estuvo un rato en silencio, sentía como ella besaba su hombro, se apoyó nuevamente con las manos en el colchón para levantarse y fué cuando miró al espejo.

"¡Dios, que espectáculo mas ridículo, tan mas patético!", su cuerpo que aún estaba fuerte y delgado no dejaba de demostrar su edad, su cabello canoso revuelto, su cuello tenía ya algunos pliegues propios de su edad, el pelo de su pecho era ya blanco en partes y sus pectorales comenzaban a colgar hacia delante en esa postura, los músculos de sus brazos aún siendo fuertes y marcados eran delgados por la masa muscular perdida por los años, sobre la piel delgada de su costado se resaltaban las costillas, sin ser un hombre gordo, mas bien delgado la piel de su vientre formaba una "pancita", sus nalgas ya sin forma y sus muslos delgados.

En contraste y debajo de él un vientre plano de piel firme que se levantaba sobre las costillas en un torax joven donde sobresalían dos pechos redondos y firmes, una cara preciosa sin la menor arruga, y una cabellera rubia y sedosa, y pegado a su cuerpo una pelvis sin defecto alguno que bajaba hasta unas nalgas redondas y fuertes de las que doblados hacia arriba subían unos muslos fuertes y firmes, las rodillas dobladas daban paso a unas pantorrillas perfectamente bien torneadas que terminaban en unos pies pequeños doblados por los tobillos con los dedos hacia delante.

Había perdido la erección y su pene abandonó el cuerpo de Raquel, ella se giró sobre la cama para quedar boca abajo y le preguntó "¿Tiene pañuelos desechables?", el tomó la caja de pañuelos del buró y se la puso enfrente, ella tomó varios pañuelos los puso sobre su vagina y se levantó al baño, ni una sola gota de semen había dejado caer sobre la sábana, él quedó sentado en la cama pensando en lo que había hecho. "Patético, realmente patético, digno de Kafka", escuchó a Raquel preguntar "¿Me puedo bañar?" el respondió que si y ella agregó mientras abría la regadera "Venga acompáñeme, así me enjabona la espalda"

El dijo en voz alta mirando el cuadro de su esposa sobre la chimenea "Y siendo así de ridículo y patético solo le basta sonreírme para revolcarme con ella todas las veces que ella lo quiera, ¡¿Qué voy a hacer Clau, que carajos voy a hacer?!" y continuó recordando.

No era suficiente con lo visto en el espejo, ella tenía que recordárselo al hablarle de "usted", ¡ya era un viejo!, ¿pero que esta niña no podía hablarle de "tú"?, si acababan de coger, ¿Qué después de esto no hay suficiente confianza?. Se metió bajo la regadera con Raquel y le enjabonó la espalda como ella quería y él se dió un baño rápido saliéndose de la regadera y dejar a Raquel bajo el agua.

Ella estuvo ahí un buen rato, cuando salió él estaba vestido sentado en un sillón junto a la ventana de la terraza de su cuarto de donde se observa su jardín, Raquel cubierta por una toalla sujeta a la altura de sus pechos se acercó a la ventana sin importarle que la cortina estuviese abierta y le dijo, "No sea malito, mis chones y mis zapatos se quedaron en la sala", él le respondió "te los traigo si prometes hablarme de tu", ella se sonrojó y dijo "después de lo que hicimos sería lo mas apropiado ¿no cree?, perdón ¿no crees?"

El bajó por la tanga y los zapatos de Raquel y cuando subió la encontró sentada en la cama desnuda untándose crema en las pantorrillas, le dijo "le tomé, perdón te tomé una crema que estaba en el tocador, ¿no importa?", él no dejó de ver el cuerpo desnudo de ella y solo negó con la cabeza, ella se sintió incómoda por la mirada de él y preguntó "¿Te pasa algo?", el bajó la cabeza y le dijo "No, no, es que eres tan bella y sobre todo tan joven".

En el camino de regreso a casa ella le preguntó "¿Ha dormido en tu cama mi mamá?" él le respondió "por favor Raquel" ella dijo "No te molestes, lo digo por la delicia de tus sábanas", llegando a la casa de ella le explicó a Sandra lo referente a la firma en la notaría y cuando se fué Raquel lo acompañó al elevador y le dijo "Por cierto, mi cama es individual" y él le respondió "por cierto tu mamá no conoce mi casa" y se marchó a su trabajo.

Llegando a su oficina le pidió a su secretaria que pasara a su privado, sacó del tarjetero una tarjeta de una tienda, le dió a su secretaria la tarjeta diciendo "Mande a alguien a esta tienda en Polanco y que me compre dos juegos de sábanas de satín con las fundas para la almohadas en tamaño individual y dos en tamaño matrimonial, que les dé dinero el contador", salió la secretaria, y él le llamó por el comunicador diciendo "Sarita, las individuales en color rosa, si no las tienen que las encarguen, las matrimoniales en cualquier color" .

Continuarᅅ