Ana salió del vestidor, vestía sus jeans a la cadera y una playera que dejaba ver parte de su vientre, ella se recargó en la pared para ponerse sus zapatos tenis y él se acercó a ella, la abrazó y le dijo "Gracias Ana, eres muy linda", sintió su miembro responder al contacto con el cuerpo de Ana, él metió su mano debajo del traje de baño y "lo acomodó", Ana rió al verlo hacer esto, él quiso pensar que era de satisfacción de saber que aún le provocaba esa reacción. Su sorpresa fué cuando Ana recargo sus hombros sobre la pared y pegó la parte inferior de su cuerpo al cuerpo de él.

Su miembro estaba erecto y recargado en el cuerpo de Ana a la altura de su vientre, ella subió sus manos sobre el pecho de Jaime y "jugaba" con los vellos de su pecho mientras él la tomaba por la cintura justo donde su ropa le permitía tocar su piel, esa piel que tantas veces había llenado de besos, él le dió un beso en la frente y en cada uno de sus ojos, ella le dijo "Lo que no me explico, es tu inmensa capacidad de meterte en problemas, cualquiera pensaría que estás embrujado" él rió y ella continuó "¿será tan difícil que encuentres a la mujer con la que compartas el resto de tu vida tranquilamente?", él contestó "la tengo en mis brazos en estos momentos"

Ella le dió un beso sobre su pecho desnudo y dijo "No Jaime, no quiero ni pensarlo" él con sus manos recorría esa "franja" de su cuerpo que quedaba desnuda entre el pantalón y la playera, sentía como los músculos de sus costados formaban su cintura hasta llegar a su columna vertebral, aún conservaba esa parte baja de la columna hundida y que a él le encantaba de la anatomía femenina y en especial de la de ella que tanto había, ¿disfrutado? Se preguntó, "No, no la disfrutaba, la amaba y era el amor lo que me hacía disfrutar plenamente de su cuerpo, sin temores, sin prejuicios, sin remordimientos y sin presiones".

Sin embargo ya no era la adolescente que le había entregado su virginidad, era una mujer de 35 años, con sus manos podía "apretar" en su cintura y formar un pliegue, una "llantita" con su piel, en su rostro había pequeñas arrugas, las bien llamadas líneas de expresión, que son precisamente eso, los años que un rostro ha expresando alegría, enojo, tristeza, risa, llanto y todos los sentimientos humanos que somos capaces de reflejar con el, sobre sus labios había algunas pequeñas líneas, sus manos tenían arrugas y una piel mas delgada que hacía que sus venas sobresalieran, en su cara, sus hombros, brazos y pecho se veían pequeñas "pecas" marcas que habían quedado por el tiempo que el sol se había posado sobre su piel.

Sin importar que mantuviera su vientre plano, al estar sentada se formaban unos pequeños pliegues en su abdomen que ella pretendía disimular haciendo su espalda hacia atrás, sus nalgas y sus pechos aún firmes ya no tenían esa forma redonda tan perfecta que él disfrutó cuando ella tenía 18 años, en la parte trasera de sus muslos se presentaban pequeñas marcas casi imperceptibles del inicio del gran temor de las mujeres que es la "celulitis" y que aún sin ser algo notorio ella luchaba día a día contra ella con ejercicios, cremas y sufriendo dietas. En sus grandes ojos azules había una mirada triste sin dejar de ser tranquila.

No, indiscutiblemente que no era una adolescente llena de ambiciones y sueños, derrochando juventud, belleza y sensualidad, había sabido cambiar esas cualidades por ternura, comprensión y tolerancia, había sabido crecer y madurar mientras él se había quedado encerrado en un recuerdo representado por un cuadro sobre la chimenea de su casa.

¿Bella?, ¡Dios, la mas bella! Porque cada edad tiene su momento y su belleza, y lo importante es saber vivir ese momento con todos nuestros sentidos y con la persona indicada, ella sin dejar de preocuparse por mantenerse bella y atractiva ya no buscaba ser admirada, solo quería ser amada. "Te amo Ana" le dijo, ella lo miró a los ojos diciendo "¿sabes lo que implica esto que acabas de decir?", él pretendió darle un beso en la boca, ella volteo la cara diciendo "No Jaime" puso las palmas de sus manos sobre su pecho diciendo "¿Me amas o quieres tener sexo conmigo?" él la besó nuevamente en la frente, ella replicó "Respóndeme Jaime que estoy dispuesta a complacerte en cualquiera de las dos formas, pero solo en una Jaime".

Y dijo tajante "Si quieres sexo, vamos a tu recámara, si me amas, hablaremos cuando regrese", El no dudó y dijo "Te amo Ana", ella recargó su frente en su pecho mientras él con sus manos la acariciaba en los hombros, la espalda y no dejaba de tocar la piel de su cintura, él le dijo "Conduce con cuidado, despacio" mientras la besaba en la cara, "vete despacio", hizo un silencio la abrazó con fuerza y le dijo "No te vayas Ana, por favor no te vayas" ella dándole de besos en su pecho le dijo "Tengo que hacerlo, hay que hablar con Jaime".

Sus cuerpos permanecía juntos, su miembro apoyado sobre el vientre de ella, ninguno de los dos hacía el menor intento de separarse, él seguía acariciándola y ella simplemente se dejaba querer, no quería desnudarla y tener con ella un sexo apasionado y placentero, solo quería tenerla así, abrazada llenándola de caricias, pretendió besarla nuevamente en la boca, ella volteo nuevamente la cara y preguntó "¿Estás seguro de esto?" no respondió, solo juntó sus labios a los de ella que entreabrió su boca para permitir que su lengua saboreara nuevamente la suya, metió el labio inferior de ella entre sus labios y saboreándose mutuamente las bocas permanecieron un buen rato para terminar abrazados en silencio,

Ese momento fué interrumpido por la voz de Alberto, que dijo "Perdón patrón, pero el automóvil de Anita ¿o debo decir la patrona? Está en mal estado como para salir a carretera, ¿quiere que la lleve? Él volteo a ver a Ana y ella dijo "No Alberto gracias" y Alberto respondió "Anita, ya pasé tus cosas al coche del patrón, tiene el tanque lleno y en ese no tendrás problemas, el tuyo lo tiré a la basura, lo metí a la cochera" ella dijo "¡¿El mercedes?!" y volteo a ver a Jaime que solo dijo "Lo ordenó el gran jefe Alberto y no se discute mas". Se separaron y ella miró sus pantalones con una mancha de humedad proveniente del traje de baño de Jaime y le reclamó diciendo "¡Mira nada mas!, ¿estás urgido?" "Solo de ti" respondió, la acompañó al auto y la vió partir.

Pasó toda la mañana en la alberca, Ana había telefoneado para decir que ya estaba en Acapulco y que todo estaba bien por allá, que había estado con Mario y Elizabeth que le mandaban decir que fuera. Se sirvió un wisky y se sentó frente a la mesa donde habían desayunado, llegó Alberto y preguntó "¿Le traemos de comer aquí?", él le dijo, "siéntate y sírvete un wisky, quiero platicar contigo", Alberto le dijo "me voy a emborrachar patrón, ya sabe que yo no bebo", él le replicó "¡Me vale madre!, si te emborrachas con un wisky te vas a dormir y dejas de dar lata" Alberto se sirvió un wisky y le preguntó "¿Por qué no se casa con Anita patrón, si los dos están con sus arrumacos?"

"¿Primero dime por qué le hablas de tú a Anita?" Alberto respondió "La conocí de 13 años patrón como quería que le hablara" "¿Y si se convierte en tu patrona?", "Pero que esta vez sea para siempre patrón, y le seguiré hablando de tú", él rió y le preguntó. "Dime una cosa, tú y yo tenemos la misma edad, ¿Qué harías si una chica de 19 años te "mueve la colita" y se te ofrece?" "Yo si me la "tiro" patrón, claro sin que se entere la Leonor", él preguntó nuevamente, "¿Y si esa chica fuera la novia de tu hijo?", Alberto puso una cara entre susto y admiración y le dijo acercándose a él "¡No la chingue patrón!, ¿se cogió a la señorita Mónica?" ante la pregunta él fué el mas admirado y le dijo "¿Qué señorita Mónica?", "¿Pues cual ha de ser?, la novia del "gallito"?, cuando Jaime nació Alberto le había puesto ese mote "el gallito", él replicó "¿Y por qué no me la habrá presentado?"

Alberto le dijo "Ya patrón como se la va a presentar, si usted se la presentó a él, es la hija de su vecino, el del Mercedes deportivo rojo, él esposo de la señora rusa que tiene muy buen trasero y muy buenas piernas" él le dijo "¿Cuál Rusa?, Danesa wey, de Dinamarca y además ¿que le estás viendo tú las nalgas a las esposas de mis amigos?", "Perdón patrón pero no puede uno de dejar de hacerlo, no me puede negar que la señora está para concurso", él respondió "Sin duda está excelente esa mujer, muy bella y con un cuerpazo, y las hijas no se quedan atrás" "¿Y usted se la cogió patrón, se hubiera cogido a la señora o a la mayor?"

"¡Que yo no me he cogido a nadie carajo!, es solo una plática, ¡joder! No saques conclusiones a lo idiota, ¿Qué no podemos platicar de cualquier estupidez?" "Ta bien, no se encabrone pues, yo nomás pensé", él le dijo "¡pos no pienses!, ¿Entonces Mónica la hija de Mario es la novia de Jaime?, vaya, vaya, pues tiene buen gusto el muchacho" Alberto dijo "Eso que ni qué, la señorita Mónica esta bastante digamos bien hecha, dicho con todo respeto" él se quedó en silencio pensando.

"Con razón Mario me decía de su tuerquita y mi tornillito, ¿entonces Raquel?, ¿se estará cogiendo a Raquel?, no creo si allá está Mónica ¿se habrá ido Mónica con ellos?, ella no tiene automóvil que yo sepa, no, no puede tener, ¿Cuántos años tiene Mónica?, creo que 17, además Mario no la dejaría irse sola en la carretera y no creo que Jaime tenga dos novias y las lleve juntas a la casa de la playa, ¡sería el colmo!"

Alberto lo miro perdido en sus pensamientos y le dijo "qué pasa patrón, ¿le traigo ya la comida?" "No, no Alberto, pon hielos en mi vaso y sírveme otro wisky, y tu sírvete si quieres" le sirvió el wisky y le dijo "Yo ya no patrón me voy, me avisa cuando le traigo la comida", él replicó, "No, no, en un momento voy a comer con ustedes a la cocina, espérenme un rato" No era raro en él que se sentara a comer con sus empleados en la cocina, seguido lo hacía. Sin embargo estaba desconcertado y no le había hecho mucho caso a las palabras de Alberto.

"El me dijo que le gustaba mucho Raquel, ¿entonces, por que es novio de Mónica? Sería ridículo que en el día estén todos juntos y en la noche que Mónica se vaya a su casa él se coja a Raquel, no creo que los jóvenes hayan llegado a ese grado de locura, le voy a hablar a Mario. Tomó el teléfono y marcó al celular de Mario"

• Que pasó compadre… le respondió
• Oye, ¿Con quien se fué Mónica allá?
• ¿Como que con quien?, con Jaime y sus amigos, Jaime se trajo tu camioneta la grande, y Liz mi hija se vino aparte con dos amigas en su coche, ¿No me digas que no encuentras tu camioneta compadre? ¿Qué, no te avisó?
• Si claro pero no sabía con quien se iba.
• Pues lógicamente con su novia y los amigos en los otros asientos, por cierto compadre que una de sus amiguitas es medio "cola suelta", una tal Raquel y está bastante buena la chica.
• Si, pero Jaime y Mónica, ¿desde cuando compadre?
• ¡Pa la madre compadre!, oye de verdad necesitas hablar mas con tu hijo, ¿Sabías que ya se afeita?.
• Si, creo que si, no digas que te hablé, bye
• Bye compadre

Se quedó pensando "Demonios, yo viviendo en mi tormento estúpido, dedicado a trabajar y después a cogerme a la madre y a la hija, mientras mi hijo va por la vida creciendo sin un padre, vaya si seré pendejo, pero nunca es tarde dice el refrán", Se levantó y fué a comer, después de comer se subió a ver la TV a su cuarto, lo despertó el timbre de su celular, vió su reloj, eran la 7 de la tarde, se acercó al buró, tomó su celular y vió que era su hijo.

• ¿Qué pasó hijo, por que no usas el teléfono de la casa?
• No quiero que vayan a descolgar por accidente, esto es muy privado pá, oye, estoy aquí con mamá Anita, ya me platicó, ¿Cómo crees que me haría novio de ella?
• Ya me enteré que tu novia es Mónica, felicidades
• ¡Otra cosa jefe!, Mónica, muy bien, no sabes.
• No te entendí nada hijo, pero supongo que eso quiere decir que estás contento con ella, ¿no es así?
• Si claro y con respecto a la otra, por mi no hay pesh jefe, solo que no la quisiera de madrastra, Yo solo tengo una mamá y esta aquí a mi lado.
• Fué uno de esos momentos de soledad y calentura hijo, perdóname por favor, ya cortaré por lo sano
• A ella la invité por Jorge que quiere con ella, pero si te molesta la corro
• ¡No!, no hagas eso, ni comentes lo que te platicó Ana.
• Oye pá te voy a dar el mismo consejo que tú me diste un día
• ¿Cuál?
• Si quieres andar de verga-suelta, primero habla con tu.. hijo.

Escuchó la carcajada de Ana, y no le quedó mas que reír de la ocurrencia de su hijo, "claro así se lo dije yo, él cambió el padre por el hijo y parece que tiene razón" le dijo al teléfono

• Pásame a Ana
• ¡Te la pelaste pá!, dice que no, que ya platicó contigo y que ya sabes… Ustedes están peor que Mónica y yo, que conflictivos son, nos vemos jefe.

El encendió nuevamente la TV y se dijo "Si ya esperé tantos años, ¿que es una semana santa?"