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KAJSA Una historia de amor en el tiempo (X)

en Grandes Relatos

Pedro y Kajsa estaban sentados en la sala de espera del aeropuerto, él había pasado por ella a su casa para llevarla mientras los Larsson se iban por su lado, permanecían en silencio no querían hablar ya que hacerlo significaría romper en llanto, tomados de las manos con sus dedos entrelazados se transmitían todo su amor a la vez que todo el dolor que significaba la separación. Llamaron a abordar y ambos se pusieron de pie, un profundo beso y un sobre que Kajsa metió en el bolsillo de la chamarra de Pedro marcó el silencioso adiós.

Pedro permaneció de pie observándola detenidamente como si quisiera guardar para siempre en su mente la figura de Kajsa en esos últimos instantes, la observó abrazar a Ana, quien también había ido a despedirla, después dar un beso y un abrazo a cada uno de sus padres y a su hermano, volteó a verlo, besó el dije de su pulsera, él respondió besando el dije de su cadena, caminó, entregó su pase de abordar y desapareció en el pasillo que llevaba al avión.

Pedro se dio la media vuelta y sin hacer caso a nadie salió de la sala de espera

De pie en la terraza-mirador que había en el aeropuerto “Benito Juárez” de la ciudad de México, ese 20 de Mayo de 1970, Pedro conoció por vez primera la desesperación, el profundo dolor, la absoluta soledad a pesar de estar rodeado de gente. Apretaba sus mandíbulas para evitar llorar, la tarde era gris y mientras observaba el DC-8 de KLM carretear hacia la plataforma de despegue Ana se acercó, se puso de pie a su lado y mirando hacia las pistas dijo

-Sabía que estarías aquí… ¿Qué te dijo el abuelo?

-¿Cómo sabes que fui a casa del abuelo?

-¿Y a donde más podrías ir?

-Llegue en la madrugada y no los quise despertar, me dormí en calzones sobre el sofá de la alberca, bueno lo de dormir es un decir, ya que ahí hace mucho calor. En la mañana cuando él entró en la alberca para meterse a nadar, se me acercó para despertarme y  me preguntó “¿Qué haces aquí?” y fue cuando le platique todo lo que había pasado

-¿Qué dijo?

-“Entra en la casa y báñate, después regresas aquí para desayunar”

Respondió Pedro  intentando evadir el tema, pero Ana insistió

-Pero ¿qué te dijo de tu pleito con nuestra “santa madre”?

-Nada en concreto, solo que esperemos a que las aguas se calmen y que después platique con ella ya que si lo hago en este momento terminaremos peleando… Pero no pienso regresar a la casa, eso ya lo decidí… Los abuelos no me correrían nunca

-Nadie te corrió de la casa

-No con palabras…. Pero duelen más las acciones Ana y la verdad eso era lo que mi mamá buscaba, para ella solo existes tú, yo soy un maldito estorbo.

-No digas pendejadas, Sí vieras lo furiosa que está conmigo porque la mandé a la mierda junto con su iglesia.

-¿Cuándo te ha dicho algo sobre Luis? ¿Ha tratado de separarlos?, ¿Lo ha insultado como insulta a Katy?

Ana lo miró fijamente y respondió en voz baja

-Nunca__ Y cambiando el tema agregó__ me gustó la serenata, escogiste canciones muy lindas

-Las escogió el abuelo, yo le quería cantar la de “Solo me dejarás, solo muy solo, sé que no volverás nunca jamás”__ Cantó Pedro con voz entrecortada y después de reponer su aplomo agregó__ Pero me dijo el abuelo que a las mujeres no le gustan los tipos que se presentan vencidos por la adversidad.

Ana levantó los hombros diciendo

-Posiblemente tenga razón

Una ligera lluvia de Mayo comenzó a caer haciendo que la gente que había en la terraza se metiera bajo techo y en ese momento rugieron las turbinas del avión, Pedro observó como el DC-8 corría por la pista, Ana lo abrazó, el tragó saliva y para evitar llorar comentó

-¿Que aviones verdad? y dentro de pronto casi todas las aerolíneas tendrán los “Jumbo”, el que tiene como una joroba en el frente donde está la cabina de pilotos,  cuando Katy regrese de seguro le tocará volar en uno de esos, si es que pueden volar a México… Y si Katy regresa claro

Ana miró el avión correr sobre la pista y apoyando su cabeza en el brazo de su hermano le dijo

-Va a regresar Pedro, eso ni lo dudes

Pedro quedó con la mirada perdida sobre un avión que levantaba el vuelo al tiempo que cerraba el tren de aterrizaje, sus ojos se llenaron de lágrimas cuando lo vio perderse entre las grises nubes de una clásica tarde lluviosa de Mayo, apretó su mandíbula por unos segundos y con voz quebrada dijo

-No trates de animarme Ana, tú, yo y ese par de arpías de mierda que son tu madre y la de ella sabemos muy bien lo que pasará cuando “Kaesá” conviva con los muchachos de su país, con sus mismas costumbres, ideas y cultura.

-Lo pronunciaste bien… Su nombre… Creo que te salió muy bien, como si fueras sueco

Pedro sonrió tristemente ante lo dicho por su hermana quien buscaba animarlo y en medio de un suspiro replicó

-Ya es tarde para eso…. ¿Crees que Katy no sentirá deseos de que la abracen, de que la besen, de que la lleven a la cama y la hagan sentir otra vez mujer?... Todo es cuestión de tiempo, solo tiempo…El maldito dios Cronos devorando a sus hijos, solo que ésta vez sus hijos serán mis sueños, mis ilusiones, mi felicidad, ese dios hijo de puta terminará dejándome vacío por dentro… ¡Todo se acabó Ana!, todo se acabó__ Repitió en voz baja y volvió a decir lleno de rabia__ ¡Lo lograron las hijas de su perra madre!

-Entonces si se estaban acostando ¿Verdad?

Preguntó Ana sin ocultar su sorpresa, Pedro soltó un chasquido sin decir nada

Ana no quiso insistir y comentó

-Pero no va a ser así__ Y corrigió diciendo__ Me refiero a que allá no encontrará a otro a quien ame como a ti

-Por favor Ana, ¿No lo harías tú?

-Tal vez Pedro, y si así fuera, recuerda que el tiempo es igual para todos, el dios Cronos nos devora a todos por igual. El mundo está lleno de mujeres Pedro, de chicas muy lindas con las que puedes llegar a algo, te aseguro que más de una se enamoraría de ti, incluso varias estarían dispuestas solo a… Digamos que a pasar un buen un buen rato contigo.

-Mira Ana, te voy a aclarar algo para que veas lo jodido que estoy, por el momento y creo que será por mucho tiempo más, para mí solo existen dos mujeres a las que amo lo suficiente para compartir mi vida entera con ellas, una va volando a Estocolmo en ese puto avión y la otra es mi hermana… Dos imposibles, así que por lo pronto no hay nada para mí en la viña del Señor

Ana lo abrazó llena de ternura y con voz suave le dijo

-No digas eso Pedro, La güera va a regresar, y en lo que a mí se refiere claro que soy un imposible, soy tu hermana

-Y te amo como tal, pero el ser mi hermana no me impide aceptar que eres una mujer muy bella, atractiva, inteligente, culta, dulce, tierna… Una verdadera mujer, de esas que saben cómo hacerte disfrutar cada instante que pasas a su lado__ Ana lo miró con cara de asombro y él al notarlo agregó con la clásica picardía mexicana __ De las que no estorban en la cama después de hacerles el amor

-¡Menso!

Dijo Ana dándole una palmada en el brazo y en tono de pícara broma agregó

-También está Dianita, siempre te ha visto con ganas de….

Pedro soltó la carcajada y dijo

- Habrá que intentarlo

-¿Intentar qué?... Yo me refería a que te quiere mucho

-¿Ya ves porqué te adoro hermanita?... Vámonos que ya comenzó a llover más fuerte

Sentado en uno de los sillones dentro del área techada donde estaba la alberca Pedro abrió el sobre que le había metido en el bolsillo Kajsa, dentro había una fotografía de ella recortada de algún libro de memorias de su colegio, donde se le veía de cuerpo completo vistiendo el uniforme “Para que no te olvides de mis piernas” había anotado en plan de broma sobre el papel que cubría la foto, él se rió y besó la foto, para después abrir una carta consistente en seis hojas tamaño esquela color de rosa escritas por los dos lados. Olió el excitante aroma de la crema que ella usaba en sus piernas y notó que dentro del sobre había una de esas tarjetitas de “papel secante” impregnadas del aroma del perfume, una de esas que obsequian en los centros comerciales para demostrar el producto, lo aspiró profundamente, lo metió nuevamente dentro del sobre y comenzó a leer

“Pedro, Amor…  Te quisiera decir muchas cosas, sin embrago prefiero recordar y pretender explicar lo que llevo dentro de mi… ¿Sabes?, desde el día en que nos conocimos me gustaste mucho, así debía ser ya que tú eres muy guapo y yo soy una mujer de muy buen gusto__ Pedro sonrío y siguió leyendo__ Quiero ser muy honesta contigo, como el amor obliga a serlo. Tu indiferencia hacia mí me dolía mucho, al grado que siempre pensé que el peor día de mi vida sería ese día en que llegaste con René y Alberto, ¡te juro que te odie!, Dios, como lloré esa tarde pensando en que realmente eras novio de Mónica.

La carta seguía narrando cada uno de los inolvidables momentos que habían pasado juntos al principio de su relación, cuando lo invitó a la clausura de los juegos, la visita a los abuelos, la tarde en el estadio, sus aventuras en las azoteas. Pedro lloraba al leer lo que para ella había significado cada uno de esos momentos y también reía al leer ciertos párrafos escritos con su adorable humor infantil que a él lo enloquecía. Pasó la hoja para seguir leyendo

“Estaba enamorada de ti como cualquier adolescente de 15 años lo pudiera estar, tenía a mi lado a mi príncipe azul, ese que nos abre la puerta del auto al subir y al bajar, el que nos lleva al cine, el que nos compra grandes globos o enormes osos de peluche, el chico alto y guapo que es la envidia de las demás cuando una llega a la reunión de amigos… ¡Qué increíble era todo! Qué lindo sueño para una adolescente. Yo, la cara de caballo, la grandota, la de los pies grandes, el gusano hervido, yo, la chica fea caminando a tu lado tomados de la mano.

Nunca pensé que para conocer el verdadero amor era menester romper con ese sueño infantil, sueño que comenzó a desvanecerse cuando tus manos acariciaron mi piel, tu boca se juntó a la mía, para unir nuestras lenguas y mezclar nuestras salivas, mi cuerpo sintió esa sensación que bien definiera Miguel Hernández en sus “nanas de cebolla” como un fuego corriendo dientes abajo buscando el centro. Fuego que la humedad de mi cuerpo no lograba sofocar, al contrario, lo alimentaba con su pasión, después cuando tu boca recorrió mis piernas y se apoderó de mi centro para colmarlo de placer, todo estalló dentro de mí llenándome de deseos y ansiedades… Creo que ya era el momento de aprender a amar sin prejuicios, sin cortapisas, sin sueños infantiles, sin príncipes azules, ni envidias ajenas… Ya era el momento de ser mujer, era el momento de amarnos como hombre y mujer”  

Pedro bajaba las hojas sobre sus muslos para recordar, el aroma que emanaba del sobre lo hacían pensar en su blanca y suave piel durante esos largos y largos minutos en que desnudos en la cama después de haber desahogado su pasión se besaban y acariciaban, recordaba su voz, su risa, sus tontas ocurrencias en esos deliciosos momentos

Se rió al recordar uno de esos días en que se besaban llenos de pasión y ella jadeante le había dicho

-Eres un asaltacunas Pedro, pero ven, cógeme rico, Haz que valga la pena el que te denuncie

En la mente de Pedro se repetían sus gemidos y gritos de placer, pero también su risa cuando jugaban carreras en el parque montando en bicicleta o ante alguna ocurrencia absurda e infantil de las que solían hacer y qué decir de su virtuosismo al piano o todo lo que se decían con su silencio, ese silencio profundo en que se quedaban mientras observaban la luna con los dedos de sus manos entrelazados

Levantó nuevamente las hojas de papel y siguió leyendo

“No tienes idea de lo difícil que fue vencer el temor de desnudarme frente a ti, de desnudarme para ti, me preguntaba si te gustaría, si te excitaría como mujer ¡Pero lo hicimos!… Y perdona mi soberbia pero a partir de ese día me sentí la mujer más bella del mundo, ¡única!, ¡la mejor!, pero no sé de qué me extraño, si siempre te esforzaste por hacérmelo sentir lo lógico es que así me sintiera ¿verdad?, así que si peco de soberbia, tú y solo tú eres el culpable”

Pedro miró nuevamente la foto y dándole un beso dijo

-Eres única amor, la más bella del mundo

Permaneció unos instantes observando cómo sobre el agua de la alberca flotaba el recipiente plástico donde se ponía una tableta de cloro, “El Ovni”, así lo había bautizado Ana, levantó nuevamente la carta que ya llegaba al final

“Nuestros cuerpos desnudos ardientes de pasión nos enseñaron el placer de amar, me llenaste de ti para que nunca olvide que eres mío y que yo soy tuya, te amo y nunca lo dejaré de hacer. Una vez te pregunté si sabias lo difícil que era hacer sentir mujer a una mujer, hoy te puedo decir que tú lo hiciste, me hiciste sentir mujer.

La última hoja de la carta simplemente decía

“Yo Kajsa Larsson, prometo ante Dios y los hombres que antes de que mi novio Pedro  cumpla los 23 años me convertiré en su esposa y con él procrearé tres hijos”  

Pedro sonrió tristemente, bajó la carta sobre sus muslos, la dobló y al mirar otra vez la foto sintió un nudo en su garganta, afortunadamente en ese momento el abuelo entró en la alberca evitando que él soltara el llanto, el viejo almirante tomó una silla y la acercó frente a Pedro, se sentó y preguntó

-¿Triste mi capitán?

Le gustaba que lo llamara “Mi capitán”, como lo hacía desde que era un niño, al fin y al cabo era su único nieto varón ya que el abuelo había tenido dos hijas y de sus cuatro nietos tres eran mujeres. Pedro sonrió negando con la cabeza, el almirante comprendió el profundo dolor que el chico llevaba en su pecho y no quiso hablar para evitar que su nieto soltara el llanto que se forzaba a retener. El viejo bajó la vista hacia la foto de Kajsa y Pedro sin más le estiró la carta a su abuelo para que la leyera, necesitaba de su comprensión, de su cariño, de su fortaleza y como una vez le había dicho “Hijo si quieres mi ayuda, se honesto conmigo, un viejo lobo de mar no puede defender mentiras”

El viejo almirante se colocó sus gafas y comenzó a leer, de pronto dejó de hacerlo regresándole la carta a Pedro, observó la foto de Kajsa sobre las piernas de su nieto, le dio una palmada en la rodilla y se puso de pie, Pedro preguntó

-¿Qué pasa?

-No voy a terminar de leer eso

-¿Te enojaste?

- ¡No!... Claro que no, pero tampoco te pienso felicitar, eran unos niños

-¿Para enamorarnos?

-¡No hijo!… Para jugar tontamente a que te convierto en mamá y destruimos nuestras vidas, para eso sí que tú eras un niño y ella una bebita ¿Qué edad tenía?

-Dieciséis… ¿Me vas a culpar?

El almirante quedó pensativo por unos instantes, pasó su mano sobre su cabeza, la movió sorprendido como si negara, levantó los brazos y en un tono de desesperación agregó

-¡Carájo!.... Ya no entiendo nada de éste mundo, hoy los chicos se aman entre prohibiciones y amenazas, sin que nadie encause sus instintos ni sus deseos. Hombre y mujer, belleza, amor, instintos, deseos, prohibiciones, amenazas…. ¿Qué otra cosa podía pasar?... Y si los adultos no miden las consecuencias de sus actos ¿En manos de quien quedan las responsabilidades?... ¿De los niños?, ¿De los adolescentes?....

El almirante caminó en silencio los cinco pasos que lo separaban de la orilla de la alberca, se detuvo en la orilla a observar el agua, se volteó hacia Pedro para caminar de regreso hacia él y preguntar

-¿Y qué vas a hacer?, no puedes quitarle la virginidad a una niña y dejarla a su suerte…La entrega de una mujer ¡Es algo sagrado Pedro!, en ella van sus sentimientos, su integridad moral, su prestigio y su reputación que también son sagrados y si lo son en una señora, imagínate en una niña…. Nadie que se diga hombre puede andar por ahí platicando con quien se acostó y si ella lo dice, es su privilegio de mujer, pero el hombre está obligado a escuchar y negar

-Yo estaba dispuesto a casarme con ella porque la adoro, no por otra cosa, pero nuestras mamás nos separaron

El almirante se sentó nuevamente frente a Pedro, le puso sus arrugadas pero aún fuertes manos sobre las rodillas y le dijo

-Escucha muy bien, creo que fue lo mejor que pudieron hacer, primero la muñeca tiene todo el derecho de irse un tiempo a su patria, tú hubieras hecho lo mismo y no lo puedes negar, además la separación los hará madurar a los dos y darse cuenta si lo suyo es verdadero amor o solo una reacción caprichosa ante la negativa de sus madres…. Hicieron muy mal en tener relaciones Pedro y más allá de lo que pueda pasar si los demás se enteran, tu obligación de hombre, de caballero dispuesto a defender la dignidad de la mujer que ama, es quemar esa carta para evitar que alguien la pueda leer y así mantener la reputación de esa niña intacta.

-¡Abuelo!, es lo único que me queda de ella

-Te escribirá otras menos comprometedoras hacia su persona… Lo que si te garantizo es que si cuando ella regrese lo hace plenamente convencida de que te ama, espero que tú pienses lo mismo porqué le vas a cumplir como hombre. Y de eso me voy a encargar yo personalmente, sin importar que para ello tenga que subir un barco de guerra a los canales de Xochimilco o al lago de Chapultepec para declararle la guerra a mi propio nieto… Ahora más que nunca defenderé a la muñeca

-¿Y si no regresa?

-Seguramente será porque se dio cuenta de que lo suyo era capricho y se habrá enamorado de otro, ante lo cual solo te quedará desearle lo mejor y mantener su recuerdo como uno de los mejores momentos de tu vida

El almirante se levantó y caminó hacia la puerta para salir de la alberca, al llegar donde estaba una mesa redonda con cubierta de vidrio frente a la cual había ocho sillas de ratán y que servía de comedor le señaló a Pedro un gran cenicero de ónix que había en el centro, de la mesita de servicio tomó una caja de fósforos la agitó para llamar la atención de su nieto y la dejó caer sobre la mesa

Pedro afirmó con la cabeza, siguió a su abuelo con la vista, lo vio abrir la puerta de vidrio y a través de los cristales lo observó caminar por el jardín para entrar a la casa

Pedro guardó la foto de Kajsa dentro del sobre y leyó otra vez muy lentamente la carta, al terminar la dobló y la puso sobre sus labios manteniéndola ahí mientras recordaba su última charla cuando llevaba a Kajsa al aeropuerto, él le había dicho  

-¿Vas a terminar conmigo?

-¡No Pedro!... Entiéndeme, no puedo evitar irme, solo tengo 17 amor y lo quiera o no tengo que obedecer, así que lo mejor es hacerlo convencida de que es lo mejor para mí, que me hará madurar y que podré aprender muchas cosas

El  había recorrido con su mano los bien torneados muslos de Kajsa bajo su falda diciendo

-Creo que es la última vez que los acaricio

-¡No!, ¡Entiende que no!.. No será así Pedro, volverás a acariciar mis muslos, y todo mi cuerpo cuando hagamos nuevamente el amor… ¿Acaso piensas que podemos olvidar lo que hemos vivido juntos?.. Yo no quiero, ni puedo regresarte todo lo que me has dado, todos esos momentos de felicidad, de alegría, de consuelo, de pasión…  O  ¿Cómo podrías regresarme mi virginidad?.... Como bien me cantaste bajo mi ventana… “Para siempre” y lo nuestro fue y será para siempre Pedro

-Katy… La soledad es…. ¡Dios mío!

-Nunca, y nunca es ¡Nunca Pedro!...

Pedro sonrió tristemente ante el recuerdo de esos enormes ojos azules y el momento del adiós sentados en el auto en el estacionamiento del aeropuerto. Había puesto sus manos en las mejillas de Kajsa para besarla en los ojos, la boca, la frente, nuevamente la había besado en los ojos y sentir el salado sabor de su amargura apoyó su cabeza sobre la de ella y también lloró, la besó en la nariz y reteniendo el llanto le había dicho

-Me encantan las pequitas de tu nariz, te hacen ver… Como eres Katy… Un ángel, un verdadero ángel

Después se habían sentado tomados de la mano a esperar en silencio el momento en que ella se subiera al avión

Pedro caminó hacia la mesa, quitó la última hoja donde ella había escrito su promesa, la metió en el sobre a un lado de la foto y dentro del cenicero de ónix prendió fuego a las demás hojas, se sentó en una de las sillas de ratán y mientras observaba consumirse la carta lloró con amargura lo que le permitió desahogar todo el llanto retenido y al hacerlo se sintió más tranquilo, soltó un chasquido, observó que comenzaba a oscurecer, pensó por donde iría volando el avión que transportaba a Kajsa, se puso de pie y dando un fuerte suspiro dijo en voz baja “Tiene razón el abuelo, sin duda será lo mejor para los dos”

CAPITULO XVIII

EL 31 de mayo de 1970 se inauguraba el campeonato mundial de futbol, era la IX copa mundial y la primera vez que se transmitía en vivo y a color a todo el mundo, México VS Unión soviética fue el partido inaugural a las 12 del día que terminó con un marcador de 0-0. En la ciudad nuevamente la gente se desbordaba en las calles y cuando la selección Mexicana pasó a cuartos de final fue la locura popular, la gente llenó las más importantes avenidas de la capital acompañando el grito de “México, México” con el rítmico sonido de las bocinas de sus autos.

Incluso hubo quienes cerrando el “Paseo de la reforma”, importante arteria citadina, a un lado del monumento al “ángel de la Independencia” y usando el pavimento de la avenida como improvisado campo de futbol se pusieron a jugar con un balón ante la mirada indiferente y complaciente de la policía. Gente desconocida, gente de todos los estratos sociales, tendencias políticas y religiosas unidos jugando y corriendo portando la bandera nacional, gritando como locos el triunfo del equipo nacional

-Lo volvieron a hacer éstos cabrones__ Le comentó su abuelo a Pedro mientras observaban el alboroto de pie en una de las aceras del paseo de la Reforma y enseguida preguntó__ ¿Cómo es posible que pase esto?

-La pasión por el futbol

-No hijo, es la mafia del poder que a través de los siglos controla con “pan y circo a su pueblo”… Obsérvalos, gritan, ríen y lloran felices por un triunfo que sin ser suyo lo suponen la mayor grandeza nacional… Corrió mucha sangre en la Independencia y en la revolución para terminar suponiendo que la dignidad nacional está en los pies de once tipos pateando un balón

-Están contentos abuelo, además así es en todo el mundo, el futbol mueve pasiones

-Y muchos millones de dólares__ Respondió con sarcasmo el abuelo para después agregar

-Si en lo que crees, lo que te gusta y lo que profesas no te hace un mejor ser humano, sin duda estás en el camino equivocado hijo… Política, deporte y religión, son las cunas donde se crían los fanáticos y son ellos, los fanáticos, los que llenan las arcas de esas instituciones. Un fanático siempre encontrará justificación para todo, ya que no son capaces de juzgar la realidad, solo intenta explicarles a todos estos pendejos que el futbol es un juego, un deporte como muchos y que no hay razón para destruir los bienes públicos solo por estar contentos porqué ganó la selección…. Te tacharían de estúpido y son capaces de desollarte vivo

-En todo el mundo existe el fanatismo por el futbol abuelo

-Sin duda y es tan grande su poder para controlar masas y ganar dinero que dentro de unos años veremos a los gringos participando en los mundiales de “Soccer” como ellos le llaman. Pero no es lo mismo el fanatismo de un pueblo educado, trabajador y respetuoso de sus leyes, que el fanatismo en un pueblo inculto que esperan recibir todo del Gobierno, la virgen de Guadalupe y el futbol…. Dime, ¿Quién sale a la calle gritando por los triunfos de nuestro amigo Rodríguez? y si vieras como se le admira en el resto del mundo entre los amantes de las carreras de autos.

¿Y aquí, en su patria?, solo los que lo conocemos y unos cuantos aficionados sabemos cuan alto ha puesto el nombre de México en el mundo

-Sí, es un gran piloto

-Te invito a Daytona en enero, se corren las 24 horas el 30 y 31… ¿Puedes?

-Claro que puedo

-Pienso invitar al almirante Vázquez, ya pasa a retiro al terminar el sexenio… ¿Te ha escrito la muñequita?

-Sí, me escribió una carta que me llevó Ana a la casa… Le respondí dándole tu dirección y nos hemos escrito dos veces más

-Se cruzan sus cartas en medio océano

Pedro rió y el almirante aseguró

-De seguro estará viendo el mundial por la televisión

-No le gusta el futbol

-Qué raro, en Suecia juegan mucho al futbol, es el deporte nacional como en México. ¿Y que han pensado hacer?

-No lo sé abuelo… No lo sé

-Llevas un mal año capitán, se te fue la muñeca y se separaron los peludos que tanto te gustan

-Ni hablar almirante, así es la vida, da y quita sin pedirnos nuestra opinión

-Quiero que te quede muy claro que a tu abuela y a mí nos encanta tenerte en casa, no queremos que te vayas pero ¿Cuándo piensas hablar con tu madre?, con tu papá ya sé que hablas, incluso te ha ido a visitar para llevarte dinero, pero pienso que es importante que tu madre y tú platiquen

-Lo voy a hacer almirante… La iré a ver ésta semana

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