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Me enamore jugando (3)

en Intercambios

Ante la pregunta quedé en silencio hasta salir del elevador, el hotel se notaba con pocos huéspedes, caminamos por los jardines a un lado de una enorme alberca donde nadaban algunos huéspedes y uno pareja tal vez de recién casados se acariciaban tiernamente mientras platicaban, cruzamos por un camino flanqueado por unas palmeras y mientras pensaba en la propuesta de Mariana llegamos a la playa donde observé a Luis levantando la mano para llamar nuestra atención, Mariana detuvo el paso volteó a verme y preguntó nuevamente.

-¿Qué decides?.. ¿Aceptas o no?

-¿Por qué yo?

-Porque eres el sueño sexual de Luis

Me sentí bien con su respuesta y aun segura de que aceptaría no respondí, caminé hacia Luis y al llegar donde el romper de las olas mojaban mis pies, voltee la cara y vi a Mariana sentarse en la arena, confiada entré al mar para encontrarme con Luis, él era parte del juego y al acercarme le di a entender que había aceptado la propuesta de jugar con ellos y él no perdió el tiempo, miró la trasparencia del calzón de mi bikini y me dijo

-Que rica estás Aida, moja tu sostén.

-Mariana está en la playa Luis

-Sabes bien que a ella no le importa

-No lo sé

-Por favor

Yo nadé dos o tres brazadas, él se dio media vuelta para quedar viendo hacia el mar y ya mojada me enderecé y caminé hacia él cubriéndome con su cuerpo de la vista de la gente en la playa, él me abrazó poniendo sus manos en mis nalgas y me dijo

-Me encantas, tus piernas, tus pechos, tus nalgas, me gustaría tenerte boca abajo en la cama y disfrutarte, no tienes idea de lo mucho que te deseo

Sus manos recorrieron mi espalda y bajo el agua acarició mi sexo, yo me separé diciendo

-¡Luis!, hay gente en la playa, nos van a ver

Mire hacia la playa y vi a Mariana acotada boca abajo con la cabeza hacia el hotel, le di un beso en los labios y dije

-Vamos con Mariana

Cuando di el primer paso dispuesta a salir del mar, él separó de su vientre el traje de baño para dejar salir su erecto miembro y preguntó

-¿Me vas a dejar así?

Por un segundo fije mi vista en el tamaño y la forma de su miembro, lo miré a los ojos y pregunté con ese tono de voz casi desesperado de quien desea pero sabe que no puede hacer

-¿Qué quieres que haga Luis?

-Que me lo hagas con la boca 

Con que ganas lo hubiera hecho hasta sacarle la última gota de semen, pero no podía, no me atrevía, así que solo le sonreí para que supiera que no me había ofendido ni molestado su propuesta y le dije

-Alguien nos puede ver Luis, pero ya habrá oportunidad, te lo aseguro…. Voy con Mariana

Pasé a su lado y caminé hacia la playa, excitada y ansiosa de lo que prometía ser la mayor aventura de mi vida,  me tendí en la arena junto a Mariana y sin mirarla le dije

-Está bien, vamos a hacerlo

Ella giró su cara hacia mí, me miró y  preguntó en broma

-¿Te convenció con dulces palabras?

Yo la miré, ya no tenía caso seguir fingiendo así que en el mismo tono de broma respondí

-No, a las niñas se les convence con dulces

Mariana rió y volteando su cara hacia la arena dijo

-¿Te enseñó el dulce que te va a dar?

-Sí, me lo prometió si me porto bien como la niña buena que soy

Volteó nuevamente la cara para verme, se rió y agregó

-¿Niña buena?... Tú desde niña eras una caliente amiga.

-Por eso voy a hacer unas playeras que digan “Soy ninfómana y qué”… ¿Tú que talla eres?

Soltó una carcajada y moviendo la cabeza dijo

-Nos quedarían como anillo al dedo, ya que eso somos… Un par de putas insaciables

-Déjalo en mujercitas insaciables, yo no cobro por mis servicios, los disfruto

Dije dándome la vuelta para quedar boca arriba hacia el sol, mientras que ella respondía

-Está bien, pero ya no hablemos de eso… ¿Tienes hambre?

-Sí

Mariana volteó a ver a Luis y lo llamó con la mano, caminamos a las regaderas junto a la alberca y mientras yo me enjuagaba la arena de la playa ella pidió unas toallas, después de secarnos nos cubrimos con las toallas y entramos a la palapa-restaurante donde comimos, en la tarde nos bañamos, dormimos una siesta y salimos a caminar por los jardines del hotel, tomamos una copa en el bar viendo el atardecer y como a las 9 de la noche subimos a la suite

En el balcón iluminado solo por unos faroles de luz ámbar vistiendo un minivestido playero yo miraba hacia la oscuridad del mar cuando Luis me tomó por la espalda juntó su cuerpo al mío y me besó en el cuello acariciando mi vientre, me separé como un reflejo y al darme la vuelta vi a Mariana acercarse con una botella de vino y dijo

-Nos metemos al Jacuzzi?

Yo afirmé diciendo que iría a cambiarme

Al salir en mi bikini negro, el de tela de malla, Luis me ofreció mi copa y subí los dos pequeños escalones de madera para subir a la tina y mi sorpresa fue verlos desnudos dentro del agua, Mariana que estaba de espaldas giró su cabeza hacia mí y al verme me dijo

-¡Por Favor Aida!.... Fuera ropa amiga, se trata de disfrutar la vida

Las copas bebidas en el bar aún sin embriagarme habían hecho su efecto en mí, así que afirmé diciendo

-“A lo que te truje chencha”   *** (En México significa “Hacer sin demora lo que uno llegó a hacer”)

Me quité el bikini y entré a la tina sentándome a un lado de Luis quien quedó entre su mujer y yo y de inmediato se puso a acariciar mi muslo como lo hacía con el de Mariana, bebí de mi copa y pregunté

-¿De qué se trata el juego?

Mariana notó en mi voz que yo era presa de esa mezcla de deseo, nerviosismo, prisa por comenzar y dejar de lado el temor que me tenía a punto de salir de ahí y encerrarme en mi habitación, así que se pasó a mi lado y me abrazó diciendo

-Tranquila amiga, solo se trata de que disfrutes del sexo, tú déjate llevar y entrégate al placer

Ella acarició mis pechos y yo no me resistí, mis pezones se endurecieron y en ese momento Luis me besó en la boca, entrelazando su lengua a la mía mientras su mano se abrió camino sin resistencia alguna hacia mi sexo tocando mi clítoris y metiendo un dedo en mi vagina. Después aún con su dedo acariciando mi vagina su boca se pegó a mi pecho y Mariana hizo lo mismo con el otro pecho, en ese momento perdí lo poco de cordura que me quedaba, levanté la cara de Luis y lo besé saboreando su lengua, y después Mariana hizo lo mismo conmigo y con su marido. Después de un largo rato de besos y caricias de todo tipo salimos de la tina y nos secamos.

Ya en la habitación Mariana y encendió la tenue luz de la lámpara sobre la mesita de noche, después encendió unas varitas de incienso y unas velas que despedían un agradable aroma, Luis me abrazó por la espalda y besó mi cuello diciéndome al oído

-Por fin vas a ser mía Aida, no tienes idea de lo que te he deseado

Me volteó y acaricié su torso desnudo, nos besamos nuevamente con una gran pasión mientras, sus manos recorrían mi desnudo cuerpo, apretaba mis nalgas, acariciaba mis costados siguiendo con sus manos las curvas de mi cadera y tocaba la piel de mis muslos diciéndome

-Que buena estás Aida

Al notar mi vista en su erección él dio un paso hacia atrás y haciendo su cadera hacia adelante y me preguntó

-¿Lo quieres?

¡Claro que lo quería!, pero no respondí, tan solo lo tomé con mi mano, era grande, grueso y si me vale decirlo, lindo, me agaché y le di un beso sobre el glande y en ese momento se acercó Mariana y le dijo

-Súbete a la cama y que te dé una buena mamada amor

Luis se subió a la cama recostándose boca arriba, yo me subí a la cama y de rodillas a un lado de su cadera metí su pene en mi boca, sentí cuando Mariana se subió a la cama detrás de mí y dijo

-Que delicioso caramelo amiga, pero no te lo acabes

Acto seguido se sujetó de mis muslos y comenzó a lamer mi sexo excitándome como nunca, se separó y dijo

-Quiero verlos hacer un “69”

Me monté sobre Luis y lo hicimos… Ya no sabía si estaba en una relación normal o lésbica pero no me importaba ya que los dos me hacían gozar como loca. Acostada boca arriba Luis levantó mis piernas, pegó su pene en mi vagina y metió tan solo el glande, con su mano lo movió para acariciar mi clítoris  después lo sacó y se lo dio a Mariana para que lo chupara, eso lo hicieron varias veces haciendo que mi sangre hirviera por la excitación así que cuando se dedicaron a lamer alternadamente mi sexo tuve mi primer orgasmo, al ver que me venía Luis le dijo a su esposa

-Ya está ardiendo la mujer, creo que es el momento de hacerla gozar de verdad

Y Mariana respondió

-Y yo también estoy que quemo de caliente, ponte de “eso” en el pene que nos tienes que aguantar a las dos

El se bajó de la cama, sacó algo de la mesita de noche y lo untó sobre su glande, Mariana me tendió boca arriba con mis piernas separadas y mis pies apoyados sobre la sábana con las rodillas dobladas, a pesar de que ansiaba que Luis me cogiera obedecí a Mariana y me dejé llevar a lo que fuera. Mariana se arrodilló frente a mí en la orilla de la cama, metió sus manos bajo mis nalgas y comenzó a hacerme un delicioso sexo oral. Un poco después Luis se puso de pie detrás de ella, sujetó su cadera con las manos y la penetró de “perrito” haciéndola gemir de placer y enloquecerse por mi sexo lamiendo y chupando de una manera increíblemente placentera, no cabe duda que es verdad lo que dicen al afirmar que el mejor sexo oral que a una mujer le puedan dar siempre vendrá de otra mujer, tal vez por saber dónde y cómo provocar placer

Ver a Luis de pie, moviéndose, “bombeando” con fuerza la vagina de su mujer mientras que ella gemía y me hacía con su boca y lengua un gran trabajo me llevó a un nuevo e intenso orgasmo que mi grito de placer no pudo ocultar, segundos después de haber terminado mi orgasmo, ella apretó su boca sobre mi pubis, sus manos apretaron mis nalgas, vi su espalda doblarse hacia arriba como gato que se defiende pero su maullido fue un grito que ahogó sobre la piel de mi pubis, sentí su saliva mojar mi piel y bajé mis manos para acariciar su cabello mientras le decía

-Disfrútalo, así, así, vente rico amiga

Mariana estiró sus piernas y se recostó sobre mi vientre, yo acariciando su espalda dije

-Que delicioso te viniste Mariana, temblabas toda de placer

Al acostarse sobre mi Mariana Luis se salió de ella y quedó de pie junto a la cama mirándonos sin hablar con la enorme erección de su miembro palpitando ansioso de una vagina para disfrutar, yo lo miré a los ojos y le dije con voz ardiente, casi suplicante

-Haz que me venga así Luis

El se sonrió al notar que yo comenzaba a ser más activa en el juego y en ese momento Mariana se levantó y me giró boca abajo, se sentó frente a mí cabeza colocando mi cara sobre uno de sus muslos, yo lo besé y acaricié, apreciando por vez primera lo bello, lo suave y terso de la piel femenina y entendí el por qué los hombres se enloquecen al tocar a una mujer y no desisten hasta estar dentro de ella…Mis pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Mariana quien buscando enardecer más el momento con el lenguaje le dijo a Luis

-Hace años que Aida te quiere dar las nalgas amor, así que ahí las tienes, son todas para ti, métele la verga hasta el fondo, quiero oírla gritar de placer

Luis separó mis piernas, apoyó su glande en la entrada de mi vagina y me penetró lentamente, gemí de placer al sentir como su miembro abría mi vagina como nunca lo habían hecho y gemí nuevamente diciendo “Oh Dios, que delicia” cuando sentí su pene llegar al fondo de mi vagina y empujar mis entrañas, él quedó inmóvil y se recostó sobre mí apoyando sus manos en la sábana a los lados de mis axilas, al sentir su pubis apoyarse sobre mis nalgas sonreí de placer y dije

-Me la metiste toda

Mariana agregó

-Le gustó tu verga amor

-¡Me encantó!

Exclamé afirmando lo dicho por ella ya que no solo era la realización de mi deseo por Luis.. Era el placer ya olvidado de saberme deseada, penetrada, de sentirme mujer. Placer que Luis aumentó al besar mi espalda, mi cuello y mi oreja diciéndome

-Eres una delicia, siempre imaginé que así de ardiente sería tu vagina, me encanta estar dentro de ti, te deseaba tanto Aida y te lo haré sentir

Al terminar sus palabras comenzó a moverse muy lentamente para hacerme sentir como al entrar su pene oprimía mi vagina contra mi recto, la piel de mi pubis contra la cama, hasta tocar el fondo de mi dilatada vagina empujando mis entrañas hasta hacerme sentir que sus testículos se apoyaban sobre mis labios vaginales y mi clítoris, mientras que su pubis empujaba mis nalgas como si quisiera hacerme sentir que estaba todo dentro de mí

Y cuando salía, todo dentro de mí se distendía placenteramente para reiniciar con otra penetración y su increíble mundo de sensaciones, Mariana me acariciaba la espalda y decía

-Que lindas nalgas tienes Aida

Y afirmando le preguntó a Luis

-¿Así te la imaginabas?, ¿te gustó la mujer?

-¡Me encantó”

Respondió él haciéndome sentir especial… Yo le pedí

-¡Más rápido Luis!

Y él lo comenzó a hacerlo de una forma excelente… No era solo la velocidad en que se repetían todas esas sensaciones que ya explique antes, sino también sus palabras cargadas de una vulgaridad morbosa las que producían en mí esa extraña y tal vez perversa sensación de saberme usada para su placer, como me llenaban de lujuria y deseo sus palabras al decirme

-Te entra toda la chiquita… ¿Sientes cómo te llena mi verga mamacita?.. Eres hembra para cualquiera Aida, una hembra maravillosa, por eso me encantas, por caliente, ¡Por puta!, así te quería coger mujer, te voy a hacer disfrutar hasta que me supliques que te moje los ovarios con mi leche. 

Y yo inmersa en mi lujuria le respondía en el mismo tono

-Sí, sí, hazlo así, tienes una verga deliciosa, haz que me venga mil veces y suplique por tu leche… ¡Y Sí!, fíjate que sí, soy mujer para cualquier verga y depósito para cualquier leche, pero ahora lo soy para tú verga papá, así que úsame para guardar tu leche, pero primero hazme disfrutar como nunca lo han hecho

 Mariana riendo me dijo

-Vaya que te gusta la verga amiga…Y lo mejor está por comenzar corazón

En ese momento Luis aceleró más sus movimientosy comenzó la locura

Yo gemía agitada apoyando mi mejilla sobre el muslo de Mariana, sintiendo la suavidad de su piel, aspirando el dulce y delicado aroma que en ella había dejado su crema, no me resistí y la besé, ella respondió a mi pasión acariciando mi cabello y diciéndole a Luis con voz cachonda

-Te la querías coger cabroncito, ahora que ya la tienes demuéstrame lo mucho que la deseabas, la quiero oír gritar de placer, que la hagas gozar como se merece una mujer como ella… ¡Que sienta lo que es una buena verga!... Y a ti te quiero ver con los ojos en blanco cuando le avientes toda tu leche

Mariana metió su mano entre sus piernas, con dos de sus dedos tocó su sexo y después los metió a mi boca dándome a probar el excitante sabor del reciente sexo, Luis no paraba de decirme cosas como “Que buenas estás Aida” “Coges como reina” “Que apretada vagina tienes” “Que rico me aprietas la verga mamacita”. Y por fin llegó, mi cuerpo se tensó, apreté con mis manos los muslos de Mariana, ella al sentirlo levantó con su mano mi cara para verme, yo intenté mirarla pero mis ojos se perdían en sus orbitas, sentía como todo dentro de mi “se tensaba” como un globo a punto de reventar y en medio de esa sublime desesperación que precede al orgasmo la escuché decirle a Luis

-No pares amor, ya la tienes, no la sueltes…

¡Fue increíble!, lo más maravilloso que haya sentido en mi vida, solté un grito involuntario, y al sentir como todo dentro de mi “brincaba, brincaba y brincaba” me escuché decir “Ahh” “Aggg” “Mmmm” “Ayyy” y otras expresiones que no recuerdo mientras que Luis seguía bombeando con fuerza mi vagina, apoyé mi sudada frente sobre las piernas de Mariana y ella acarició mi nuca.

No sé cuánto duró pero fueron varios orgasmos que se repetían y se repetían ya que él no dejaba de moverse, sus gotas de sudor caían sobre mi espalda y no se detenía a pesar de haberme hecho gozar una serie de orgasmos que me tenían sudada, agotada y adolorida, así que con voz cansada comencé a suplicar

-Ya no Luis, por piedad… ¡No puedo más!, me voy a desmayar

Empujó con más fuerza y yo gemí, ya no sé si de placer o de dolor y en un intento de estimular mi pasión él con voz desesperada me dijo

-¡Claro que puedes! Una hembra tan sabrosa como tú aguanta hasta que su hombre la llena con su leche

Mariana me miró y dirigiéndose a Luis dijo en tono serio

-De verdad se va a desmayar amor, es mejor que termines de una buena vez

No escuché si Luis dijo algo, pero segundos después ella le dijo

-No, no, a ella, dáselo a ella, ¡llénala!, hazla sentir que eres suyo, quiero ver escurrir tu semen por su vagina, hazlo ya… Dale hasta la última gota amor, mójale los ovarios con tu  leche, que sienta lo que fue para ti cogértela, ¡suéltalo todo!.. ¡Todo, todo!,  ¡Mírame!, quiero ver tú cara cuando te vengas

Sin duda escuchar a Mariana lo llevó al límite, hizo más lentos sus movimientos al tiempo que su pene se endurecía como tronco, empujó con fuerza hasta el fondo de mi vagina, sentí su pubis empujar mis nalgas y sus testículos sobre mi clítoris, las muchas contracciones de su pene se acompañaron de gemidos que balbuceaban mi nombre “Aida, Aida, Aida…” y sus chorros de ardiente semen inundaron placenteramente mi vagina… Tal vez éste loca, pero juro que sentí esa delicia llenar mis entrañas, cerré mis ojos y sonreí satisfecha, lo había hecho mío en medio del mayor placer que hubiera sentido en mi vida y me sentí feliz.

Al terminar de llenarme se recostó sobre mí, sentí el sudor de su pecho mojar mi espalda, besó mi cuello y jadeante me dijo al oído

-Que ganas tenía de esto, me encantas Aida, eres fabulosa en la cama

Por cerca de un minuto permanecimos inmóviles hasta que Mariana dijo

-¡Que increíble te viniste amor!, hasta las piernas te temblaron, se nota que te morías por cogértela, la has de haber dejado bien llena de sabrosa lechita

Luis me besó nuevamente en el cuello y se enderezó, se salió de mí y le dio un beso a su mujer en la boca  Mariana se arrodilló sobre la cama y yo recosté mi mejilla sobre la sábana. No quería moverme sin embargo Mariana hizo una de las cosas más ardientes que hubiera yo sentido, me giró para que quedara boca arriba, separó mis piernas y me dijo.

-Suéltalo, déjalo escurrir

No había que hacer gran cosa ya que no tenía fuerzas para nada, solamente doble mis rodillas y al sentir el semen de Luis comenzar a escurrir fuera de mi vagina ella con su lengua comenzó a lamer recogiéndolo, no sé si lo tragaba pero en una de las veces que lo hizo, se acercó a besarme metiendo su lengua en mi boca y volví a sentir ese especial sabor del semen “apretándome” la lengua, después metió sus dedos en mi vagina y untó lo que recolectaba sobre mi vientre y pechos, en ese momento sentí “brincar” algo dentro de mi como si fuese el residuo de mis placenteros orgasmos, me preguntó

-¿Se lo has hecho a una mujer?

-No

-¿Quieres probar?

-Si

Apoyó cada una de sus rodillas a los lados de mi cabeza y dobló sus piernas hasta que su sexo quedó frente a mi cara, pasé mi lengua sobre su clítoris, primero dudando, pero al final terminé haciéndola gozar hasta que su orgasmo humedeció mi lengua y ella se dejó caer en la cama. Terminamos los tres tendidos sobre la cama, desnudos, sudados y agotados al grado que no supe de mi hasta que la claridad del día me hizo abrir los ojos desconcertada, ya que me situé en mi espacio miré a mi alrededor y noté que estaba desnuda junto a Luis. Salí por la terraza con la intención de recoger mi ropa y entrar a mi habitación pero al salir me encontré con Mariana quien vistiendo solo unas bragas bebía una taza de café.

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