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Y no solo fué negocio (I)

en Hetero: Infidelidad

Mi noviazgo con Pedro comenzó cuando yo tenía 15 años y él 22. Como cualquier pareja de novios con él paso del tiempo los tiernos besos y abrazos cariñosos se fueron convirtiendo en húmedos besos y ardientes caricias, más a pesar de arder en deseos yo me negaba a acostarme con él ya que había en mi grandes “temores aprendidos” sobre el sexo. Temores que me tenían en una disyuntiva, ya que por un lado pensaba que si no cedía a sus deseos él terminaría nuestra relación y por otro estaba convencida que después de cogerme me dejaría “usada y humillada”, tal y como me lo habían sentenciado en casa.

Fue una tarde dominical de esas en que el aburrimiento nos deja incluso sin charla, cuando él en plan de broma me dijo “Si te decidieras a hacer el amor conmigo no estaríamos aquí sin saber qué hacer para matar el tiempo”, para su sorpresa yo respondí decidida “Vamos entonces” y fuimos a un hotel donde le entregué mi virginidad…. Esa primera vez no hubo un gran placer físico, sin embargo el hecho de estar desnudos en la cama y entregarme por vez primera al hombre que amo me satisfizo mucho, me llenó, me gustó sentirme suya, sentirlo mío, me hizo sentir mujer, su mujer, a la que amaba apasionadamente y yo lo amé sin temores ni cortapisas.

Poco después al hacerlo nuevamente me llevó a mi primer gran orgasmo y fue como “tocar el cielo”, ¡Que placer tan increíble!. Recuerdo que lo hacíamos en la posición del misionero, su endurecido pene entraba y salía de mi vagina frotando mi clítoris y yo comencé a gemir involuntariamente, mis piernas temblaron sin control sobre su cadera, de pronto mi cuerpo se endureció, apreté mis piernas sobre su cintura y sin esperarlo una fuerte contracción me hizo gritar y fue el inicio de una deliciosa serie de contracciones que me obligaron a apretar las sábanas rugiendo de placer contra mi voluntad hasta terminar agotada y repitiendo “Que delicia amor, qué delicia, te amo, te amo”.

La costumbre nos hizo perder el “natural pudor” (o la vergüenza) sobre nuestra mutua desnudez y el placer que nos dábamos nos convirtió en ardientes amantes…Así comenzamos a experimentar diferentes posiciones y la confianza que nació entre nosotros cambió nuestro silencio en la cama por gemidos de placer y excitantes vulgaridades, frases como “Que rica verga tienes” “Métemela toda”, “Que rico coges putita”, “Mámame la verga”, “Te voy a sacar toda la leche” etc., se hicieron parte de nuestras relaciones y el sentimiento de amorosa entrega a mi hombre se convirtió en un apasionado deseo de placer… No puedo negar que también hicimos y aún “hacemos el amor”, pero casi siempre es nuestra manera de “fumar la pipa de la paz”

Tal vez seamos tontos, pero no deja de ser especial y placentero hacer el amor entre frases de enojo como “No sé por qué sigo contigo” “Te odio, cuando eres así” “Solo me quieres para coger” y al terminar decir “Creo que ya sé por qué sigo contigo y no me arrepiento” o “Me encanta que me quieras para coger”. Claro que después de hacer el amor quedamos desnudos en la cama donde entre besos y caricias resolvemos tranquilamente nuestras diferencias….Respetando la opinión de los demás y aceptando toda esa carga emocional con la que el sexo une a la pareja, aun así pienso que pocas, muy pocas veces se tiene sexo por otro motivo que no sea el placer… Pero no quiero entrar en discusiones y mejor sigo con mi relato

Pedro y yo fuimos novios cuatro años, de los cuales dos fuimos amantes y en los cuales según las propias palabras de él, me convertí en una fiera ardiente en la cama, ya que lo complacía deseosa y sin pretextar nada al momento de experimentar algo nuevo y así fue como lo hicimos de todas las maneras posibles, varias veces él me llevó al orgasmo con su lengua y yo enloquecida de placer recibí sus descargas de ardiente y delicioso semen en mi boca disfrutando de su emoción cuando me veía tragarlo, incluso cuando me pidió que lo hiciéramos anal para no usar condón y poder eyacular dentro de mí cuerpo, no dudé en complacerlo.

Nos casamos el año pasado, yo tenía diecinueve años y él veintiséis, un mes antes de la boda visité al ginecólogo para que me recetara anticonceptivos, sin embargo decidimos que él terminaría dentro de mi vagina hasta la noche de bodas, ya saben, tontamente quisimos tener algo que estrenar para esa ocasión. Y así la noche de bodas lo hicimos por vez primera sin usar condón y me encantó. Cuando vi y sentí su semen escurrir fuera de mi vagina, me sentí, plena, realizada, colmada del placer de ser mujer

En la luna de miel, Pedro me pidió que usara unos minúsculos bikinis, a mí me daba vergüenza usarlos pero él insistió diciendo “Estás buenísima amor, quiero que te tires sola al sol y ver cómo te pretenden ligar los que te quieren meter la verga” así que para complacerlo acepté asolearme sobre un camastro fingiendo estar sola y por la noche fue la locura, que manera tan deliciosa de coger, terminé agotada de placer y la verdad me encantó la recompensa que Pedro me daba por lucirme, por flirtear con otros para complacerlo…¡Y me gustaba hacerlo!,  me hacía sentir hermosa, deseada y por las noches Pedro me dejaba en calidad de muñeca de trapo suplicando “No más por piedad”….El caso es que nuestra luna de miel fue un maratón de sexo, solo lo hicimos entre nosotros ya que nunca pasé de platicar con algún tipo que quería acostarse conmigo, solo una vez le pedí a un chico de unos veintitantos años que me untara bloqueador solar y Pedro que me observaba se excitó tanto que me hizo una seña para que subiéramos a la habitación.

Tres o cuatro meses después de casarnos Pedro llegó a decirme que su jefe le había dicho que no lo habíamos invitado a conocer nuestro “depa”. Jorge, su jefe, es un hombre de 38 años, muy atractivo que se lleva muy bien con sus empleados, en esa empresa todos se hablan de “tú”, no hay protocolos, todos son amigos, de hecho él fue nuestro testigo en la boda civil. Yo lo conocí siendo novia de Pedro ya que nos invitó dos o tres veces a su casa a fiestas que él daba donde siempre me trató caballerosamente, nos saludamos de beso en la mejilla y Pedro lo hace también con Claudia, la esposa de él.

Así que cuando Pedro me dijo lo que le había dicho Jorge, sobre invitarlo a conocer el departamento, yo organicé todo para invitamos a él y a Claudia a cenar un sábado. Después de que llegaron nos sentamos en la sala donde todo transcurría normalmente platicando y bebiendo una copa hasta que yo me puse de pie para ir a la cocina por unas botanas, Claudia se iba a levantar para ayudarme pero Jorge se adelantó diciéndole a su esposa “Yo ayudo a Carmen, quiero conocer el departamento”, entramos a la cocina y después de observar detenidamente todo, me miró y me dijo

-No le comentes nada a Pedro pero he pensado en darle la gerencia ahora que Ricardo se va a Canadá, eso representa más ingresos mensuales además de buenas gratificaciones

-¡Qué bueno Jorge!__ Respondí emocionada y él preguntó__ ¿Lo vas a apoyar?

-Si claro__ Afirmé y él se acercó a mí, me acarició la espalda bajando su mano hasta posarla sobre mis nalgas y me dijo__ Me gustas mucho Carmen___ Me tomó la cara con su mano y me besó en los labios para después salir de la cocina dejándome ¿Cómo decirlo?, ¡Desconcertada!, no sabía qué hacer, supongo que debería haberme enojado o al menos molestado, pero no, no tuve ningún sentimiento negativo, al contrario me excitó la idea de sentirme deseada por él.  El caso es que regresé a la sala como si nada hubiera pasado, él me siguió con la mirada hasta que me senté, ya durante la cena Jorge fue absolutamente discreto.

Después de cenar, yo me levanté a la cocina y Jorge me siguió so pretexto de ayudarme con los platos sucios, ya estando en la cocina me dijo__ “Mañana te busco muñequita, así que no dejes que Pedro responda el teléfono”__ Yo sonreí, tal vez avergonzada pero sin negarle la posibilidad, le dije__ “¿Cómo crees Jorge?”__ El se mordió los labios, sonrió y salió de la cocina mientras yo esperé a que el rubor desapareciera de mi rosto. Por ahí dicen que el rubor es señal de enojo, vergüenza o halago y reconozco que en mi caso me ruborizó el halago de sentirme deseada por un hombre tan atractivo

Después de que se fueron, cuando Pedro y yo nos metimos a la cama  le pregunté despreocupadamente

-¿Dejarías que tu esposa cogiera con tu jefe?__ El sin retirar la vista de la TV respondió con indiferencia

-No creo que me pidiera permiso

- Quiero decir que si le pedirías que lo hiciera para ganar un ascenso

-No sé, tendría que estar en el caso… Podría ser, ¿Qué se puede perder?, pero ella tendría que estar de acuerdo__ Volteó a verme, me miró a los ojos extrañado y preguntó

-¿Qué pasa Carmen?

-Eso Pedro___. Respondí y le platique lo que había pasado, él me preguntó

-¿Y?

-¿Y, qué amor?

-¿Te lo pidió?

-No directamente, pero no creo que me quiera para que le cocine en su cumpleaños

-¿Y qué piensas hacer?

-No sé Pedro, creo que eso lo debemos decidir entre los dos

Quedamos en silencio, él se sentó en la orilla de la cama y molesto dijo

-¡Carajo! ¿Por qué pasan éstas cosas?... ¿¡Qué me queda!?... ¡Renunciar!,

-Me senté en la cama doblando mis piernas hacia mi pecho y mientras acariciaba mis pantorrillas le dije

-Cálmate amor…Tú siempre me has dicho que quieres que lo haga con otro, no sé, tal vez ésta sería tu oportunidad en todos sentidos

-La oferta es tentadora, pero…. Es que…. ¡No sé Carmen!.. Lo importante es lo que tú pienses al respecto, no se trata de que te sacrifiques

-No te vayas a enojar por lo que te voy a decir, pero escúchame bien…. Pienso que nos conviene y no sería tanto sacrificio, Jorge es muy atractivo

El volteó a verme y al notar que no usaba bragas, observó mi sexo y mientras besaba mis piernas me dijo

-Te lo quieres coger, ¿Verdad mamita?, si solo con pensarlo te pones cachonda mujer__ Yo reí, sensualmente, separé mis piernas y haciendo referencia a mí ya húmedo sexo le pregunté

-¿Te importaría compartir esto?

El metió su cabeza entre mis piernas y antes de lamer mi sexo dijo

-¡Claro que no!.. Es más me encantaría que lo hicieras y me dieras a probar el sabor del condón en tu vagina

Por razones obvias cerré mis ojos y mientras le acariciaba el cabello con voz jadeante le dije

-Mejor que la vieras escurriendo su semen

-¿Te encantaría verdad?

Preguntó y siguió en lo que estaba, gimiendo de placer le respondí

-Sabes que si… Pero ya no hables amor, mejor enséñame lo que él me haría

El se enderezó, me quitó el camisón y me acostó boca abajo diciendo “Que delicia de nalgas tienes mujer, con razón te las pidió” y me penetró muy profundo, yo gemí con fuerza cerrando mis ojos y dije “El está dispuesto a pagar por ellas y tú las tienes gratis, así que disfrútalas” y mientras lo hacía lentamente preguntó excitado

-¿Lo dejarías terminar dentro de ti?

-¡Sí amor!, pero ya no pienses en eso… Hazlo más rápido…Me quiero venir Pedro

El aceleró sus movimientos penetrándome más profundo haciéndome gemir, jadear y con voz entrecortada repetir

-Me encanta, amor, me encanta que me cojas así, ¡sigue, sigue!

-Te encanta la verga mujer, te gusta que empuje tus nalgas cada vez que te la clavo hasta el fondo

-Sí, sí, clávame la verga, clávamela con fuerza, quiero sentir tus huevos golpear mi panocha… Coges rico amorcito, me encanta tu verga, así quiero que me coja Jorge, con fuerza, hasta el fondo, desesperado por venirse dentro de mí, quiero que me…..

No pude hablar más, mis ojos se cerraron desorbitados, solté una especie de rugido y mordí la almohada mientras disfrutaba de mi orgasmo. Ya satisfecha y relajada lo esperé y a sabiendas de lo que mis palabras le provocaban dije

-¡Vente rico amor!...Úsame… Tengo un lugar tibio y oscuro para guardar tu leche, lléname, échamela toda

-¡Claro que te voy a usar!.. Si estás para llenarte de leche

Su pene se endureció como tronco y al sentir que me la metía hasta el fondo le dije

-Ven… Vente rico amor

-¡Ten, ten tu leche mamita!

Al sentir sus contracciones dije

-Así, lléname a chorros amor

Cerré mis ojos y cuando terminó dijo

-¿Te gusta que te use mi putita linda?

-¡Me encanta!, Me encanta ser tu puta y que me disfrutes

-Así te va a dejar Jorge, escurriendo su leche

-Sí, eso quiero amor….Mmmmm… Que rico, no tienes idea de lo mucho que me excita el semen

Cuando él se salió yo le pedí

-Hazlo amor

-No… Ya es muy tarde

Respondió y se acostó boca arriba a mi lado, yo molesta le dije

-¡Y nunca lo harás!... Te vienes y se te apaga la caldera… Ni hablar, me quedaré por siempre con las ganas de que me des ese placer…

Buscando desviar la charla me preguntó

-¿Cómo sabes cuándo me voy a venir?

-Siento que tu verga se pone muy dura y después comienza a contraerse

-¿Lo sientes?

-¿Qué?

-El semen

-¡No!

-¿Y por qué te excita si no lo sientes?

-No sé… Es como cuando te masturbo, se te pone muy dura y al venirte se contrae varias veces “Pum, pum, pum” aventando sus chorros de semen y al caer sobre mi piel se siente calientito, muy rico…

-Pero adentro no lo sientes

-¡Ya Pedro!..¡No lo sé, no lo puedo explicar! pero me encanta hacer que te vengas y cuando lo haces dentro de mí, imagino tus chorros golpeando en el fondo de mi vagina y metiéndose en mi útero en busca de un óvulo… Además dicen que lo que entra en el útero se queda ahí por horas y horas, así que mañana seguirás dentro de mí… Te repito que no sé la razón, pero eso me excita… ¡Y ya no me preguntes!

-¿O sea que por eso quieres que se venga dentro de ti?

-Lo que quisiera y lo digo de verdad, es que me limpies tu semen después de venirte, que me lo des en la boca con tu lengua

-No amor… Es cierto lo que dices, al venirme se me apaga la caldera, pídeme otra cosa y con gusto te complazco

-¿Seguro?... Entonces quiero que me veas llena del semen de otro y me cojas salvajemente hasta convertirme en un pastelito de dos leches… ¡¿Lo vas a hacer?!

El soltó la carcajada diciendo

-¿El pastel es de tres leches amor?... Así que tú dices si hacemos un cuarteto

-Te aseguro que a los tres los tendría con la verga bien parada ardiendo en deseos por mí, y me los cogería hasta sacarles la última gota de leche

-No lo harías Carmen

-¿Crees que no?... Te aseguro que soy mujer para dos, tres o más… Además de que me encanta la verga claro

-¿Quieres demostrarlo?

-¡No!... Lo que quiero es que al venirte no te apagues y me sigas complaciendo… ¡Compláceme una vez carajo!

-Ya te dije que cuando los hombres nos venimos, se nos baja la calentura

-¡Pásame unos pañuelos desechables!

Le dije molesta, él cubrió con ellos mi vagina y ya enojada agregué

-Entonces dime ¿Lo hago o no?

-¿Qué?

-¿Qué va a ser?... Coger con Jorge... Ese cabrón me va a hablar y no me puedo quedar como pendeja preguntando… “¿De qué se trata Jorge?”

Pedro pasó su mano sobre su cabello y en un tono de duda dijo

-Es que… ¡Carajo!... Yo pienso que no tiene a nadie más que a mí para la gerencia… Pero por otro lado está el hecho excitante de que lo harías con otro…No sé amor, tú decide, sabes que eres libre de hacerlo con quien quieras y esa es tu decisión… Lo único que no me gustaría es que lo hicieras a escondidas y que yo fuera el último en enterarme.

-¡¿Sí o no Pedro?!

 Como yo permanecía boca abajo acarició mis nalgas y mientras besaba mi espalda respondió

-Siempre te lo he dicho Carmen, no soy tu dueño, así que eres libre de hacer lo que quieras, mientras sea solo sexo__ Y sonriendo agregó__ Tienes un marido muy liberal que ama a su mujer más allá de su belleza y su deliciosa forma de coger… ¡Aunque eso me enloquece!

Para ocultar mi sonrisa por lo último que había dicho, sujeté con mi mano los pañuelos desechables que él había puesto sobre mii vagina y me senté en la cama diciendo

-Mi opinión es que hay mucho dinero en juego, mucho dinero por una cogida, ¿Tú que piensas?

-Demasiado dinero y lo digo en serio, pero lo mejor es que te podría ver acostada en la cama, desnuda y bien cogida… Sin duda terminarías siendo el “pastelito de dos leches” y si lo filmas todo en video uffff, sería la locura verte cogiendo en la televisión

-No, no, no__ Exclamé riendo y agregué__ Tú lo que quieres es que me convierta en estrella porno__ Y él respondió__ Te aseguro que ganaríamos una fortuna con tus videos

Ya en tono serio y en plan de ultimátum pregunté

-¿Sí o no Pedro?... Decide de una vez

-Sí

Respondió mirándome a los ojos como esperando alguna reacción de enojo o decepción de mi parte, yo le di un húmedo beso en la boca para demostrarle que no había ningún problema y al levantarme de la cama para ir al baño le dije

-Espero que el hacerlo no te haga olvidar que te amo y que por ti soy capaz de eso y más

-¡Por favor!... Sabes que te amo y sé que tú me amas, me lo has demostrado cada día que hemos estado juntos, en la cama y fuera de ella… Te aseguro que nada nos podrá separar amor

-Pues llegó la prueba de fuego Pedro, ¡Porque si lo voy a hacer!

Al salir del baño Pedro estaba acostado boca arriba con sus manos detrás de su cabeza, me recosté recargando mi cabeza sobre su pecho pensando en lo que estaba decidida a hacer y sin mirarlo a la cara pregunté

-¿Soy muy puta?

El no respondió y bajo la premisa del que calla otorga le dije

-Pero me voy a vender muy caro, lo que me convierte en una puta de lujo, ¿No es así?

-No te estoy juzgando Carmen, lo que me preocupa es que me lo vayas a echar en cara toda la vida

Me senté en la cama y enojada le dije

-¿Piensas que te chantajearé diciéndote que gracias a mi eres gerente?.. ¡Por favor Pedro!... ¡Lo hago porque me da la gana fíjate!

Me metí bajo las sábanas dándole la espalda y molesta agregué hablando hacia la pared

-Los hombres piensan que la mujeres tenemos una especie de interruptor del sexo y que ustedes tienen la llave, algo tatuado en el pubis que dice “COGER, ON-OFF” y con eso solo demuestran su estupidez y su soberbia, su ¡machismo estúpido!... A nosotras también nos mueve el deseo, solo que somos más racionales, el deseo no nos apendeja como a ustedes y prueba de su pendejismo es que hacen o dan lo que les pidamos a cambio de darles las nalgas…. Con nuestro primer coqueteo sensual se les para la verga y se les duerme el cerebro y los muy pendejos no se dan cuenta de que somos nosotras las que haríamos lo que fuera por que nos dieran una buena metida de verga. 

Hice un silencio para apagar la lámpara sobre el buró de mi lado de la cama y después continué con mi monólogo diciendo

-Así como a ustedes se les van los ojos detrás de unas bellas nalgas, tetas o piernas, a nosotras nos pasa lo mismo con unas nalgas firmes y redondas, un vientre plano y un pecho bien formado, pero sabemos ser muy discretas incluso al mirar… Y lo que su soberbia de machos nos les permite aceptar es que cuando su mujer decide serles infiel, lo es en su propia cama… Y eso de que “los caballeros no tienen memoria”, Ja,ja.. Las que no tenemos memoria somos las mujeres que no andamos presumiendo a quien nos cogemos como lo hacen ustedes, ¡Pendejos!... La única realidad es que la mujer calla lo que hace y los hombres presumen lo que no hacen. ¿Tú crees que cuando me dejabas sola asoleándome con esos bikinis, no tuve deseos de hacerlo?.. A más de uno le hubiera dado las nalgas fíjate

-¿A qué viene todo esta absurda cascada de reproches Carmen?

-A que debes entender de una buena vez y para siempre que si lo hago no es para chantajearte, sino porque me da mí regalada gana hacerlo… Yo, y solo yo tengo la llave para poner mi interruptor en ON, así que no te pienses tan importante, que si me da la gana te lo pongo en OF por mucho tiempo, para que vayas aprendiendo quien es la que se coge a quien en ésta casa…

-Vaya, perdone usted señora, no la quise ofender dando mi opinión

-Pues aprende a opinar como adulto y no como…. Como tarugo.... ¡Ya duérmete!

El apagó la luz, se metió bajo las sábanas y me abrazó, me dio un beso en el cuello dándome las buenas noches y nos dormimos.

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