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La historia de Sandra (Parte 3)

en Intercambios

Al día siguiente me levanté temprano, me vestí con una tanga y un camisón corto atirantado, estando en la cocina llegó Harry a saludarme con un beso en la mejilla, le serví una taza de café y después de beber unos sorbos de ella comenzó nuevamente su juego, yo sabía que lo haría, más bien deseaba que lo hiciera, posó su mano sobre la piel en el escote de mi espalda diciendo

-Que suave piel tienes, me gusta, pero pones más cuidado en tus piernas.

-No, a toda mi piel la cuido igual.

-No lo creo, como sabes que tienes muy buenas piernas, las cuidas más.

Dentro de mí pensé “Comencemos entonces Harry”, levanté mi muslo apoyando mi rodilla sobre su pelvis diciendo

-Compara

El acarició mi pantorrilla y con sus dos manos recorrió mi muslo se detuvo a medio muslo por la parte interna de este pero su otra mano pasó de largo por la parte exterior de mi muslo hasta acariciar mi nalga, yo baje la pierna y él tocó mi espalda diciendo

-Parece que tienes razón, a ver la otra pierna

Yo la subí pero ésta vez él la sostuvo con una mano y apoyó mi pantorrilla sobre su traje de baño encima de su erección moviéndola sobre de ella para hacerme sentir el tamaño y dureza de su miembro, Nina tenía razón se sentía grande y grueso, nos miramos fijamente a los ojos, me encanta ese juego de seducción cuando el hombre se atreve a algo pero no se dicen palabras y son los ojos los que piden permiso, lo otorgan, suplican e indican cómo y hasta donde se puede llegar.

Por unos segundos frotó mi pierna sobre su traje de baño para después comenzar a acariciar la parte interna de mi muslo, poco a poco su mano entraba buscando mi entrepierna su vista no se separaba de la mía su mano subió por todo mi muslo hasta tocar con sus dedos mis labios vaginales sobre mi tanga haciendo que yo cerrara los ojos, cuando sentí que su dedo índice pretendía hacer a un lado mi tanga yo lo miré a los ojos y él al sentir el movimiento de mi pierna sin ninguna insistencia sacó su mano y me dejó bajar la pierna para apoyar el pie en el piso.

Le sonreí y pregunté

-¿Te sirvo más café?

¡Me encanta, me enloquece éste juego! Se le permite al hombre acariciar y después parar todo para continuar lo que se estaba haciendo como si no hubiera pasado nada, claro que es necesario que el hombre sepa respetar y sea paciente al entender que una está dispuesta a todo.  El en silencio me pasó su taza yo le serví el café y cuando pretendía caminar hacia la puerta de la cocina él me puso la mano sobre la mejilla y acercó su cara a la mía, ésta vez acepté su beso sobre mis labios separándome de él cuando su lengua pretendió entrar en mi boca. Nos miramos a los ojos fijamente y noté en ellos la petición “Acuéstate conmigo” yo sonreí y él me hizo saber que había leído bien en sus ojos y sin duda él en los míos cuando preguntó

-¿Cuando?

Ya estaba decidida a todo, me deseaba, me alagaba y me seducía de una forma maravillosa, así que lo miré a los ojos, lo besé en los labios y respondí

-Pronto

Salí de la cocina y me fui a sentar a la mesa de la alberca, pasaron uno o dos minutos antes de que el llegara a sentarse junto a mí para preguntarme

-¿Vas a nadar hoy?, no te pusiste traje de baño

-Me lo pongo en un rato

-¿Te pondrás uno de tanga de hilo?.. Me gustaría verte en la playa con algo así

-Algo mejor, ya lo verás

Nina fue la siguiente en bajar, me preguntó porque estaba aún en camisón y al decirle que había bajado a preparar el desayuno me dijo

-Ahora me toca a mí prepararlo, sube a ponerte un lindo bikini

Cuando entré a la habitación Alberto estaba disponiéndose a salir lo saludé con un beso en la boca y sin más preámbulo le pregunté

-¿Qué pensaste del intercambio que quieren? ¿Lo quieres hacer?

-Si estás decidida lo hacemos

-Claro, los hombres con tal de cogerse a otra hacen lo que sea

-¿Y ahora que hice? ¿Por qué el enojo?

-No estoy enojada, solo que no puedes responderme si o no… Es muy fácil que yo decida para después culparme de lo que pueda pasar entre nosotros

-Entre nosotros no tiene por qué pasar nada lo hagamos o no lo hagamos y mejor me voy que no quiero pelear

Cuando abrió la puerta lo sujeté del brazo y le dije

-¡Júramelo Alberto!

-Te lo juro amor, parece mentira que no puedas aceptar que te amo y que no podría vivir sin ti

Ya no dije nada y lo dejé irse, ya estaba decidida sería esta noche, Harry me había excitado al máximo y no puedo negar que ardía en deseos de sentir su miembro acariciando mis entrañas, ¿Cómo lo haría?, no lo sabía solo lo dejaría seguir con su maravilloso juego de seducción y en el momento indicado me iría con él a la cama o lo dejaría hacérmelo en donde él quisiera

Bajé a desayunar cubriendo mi bikini con una playera hasta mi entrepierna, Harry me miró con cara de decepción y yo sonreí por ello, al terminar de desayunar ayudé a Nina con los platos y al terminar de lavarlos, salimos a la alberca y nos tiramos en unos camastros a un lado de Alberto y Harry, cuando el calor comenzó yo me levanté y me quité la playera enseñando mi pequeño bikini confeccionado en una tela que si seca permitía apreciar mis pezones y mi vulva al mojarse era prácticamente trasparente, me metí a la alberca para mojarme pretextando tener mucho calor y al salir me puse de pie frente a ellos diciendo

-Está rica el agua refresca mucho, ¿No tienen calor?

Alberto consciente de mis intenciones con Harry me respondió

-Verte con ese bikini da más calor que el sol, que rica estás mujer

Harry afirmó diciendo

-Una mujer muy hermosa y deseable

Yo sonreí y me fui a asolear junto a Nina, una vez que yo desprecié a unos muchachos que nos pretendían ligar en un restaurante la amiga con la que iba me reclamó y al decirle que además de ser fiel yo no sabía ligar, ella me respondió “Eso es muy fácil, solo hay que sacar a la puta que llevamos dentro” y eso estaba haciendo, quería provocar y que Harry volviese con su seducción hasta hacer que mi sangre hirviera para entregarme apasionadamente a sus caprichos, Nina notó mi juego y se unió a él haciendo lo propio con Alberto y entre juegos de deseos pasamos el día en la alberca, en la playa, cociné con Harry, comimos y nos divertimos hasta que comenzó a caer la tarde, me puse nuevamente la playera y les propuse caminar por la playa, Harry caminó a mi lado abrazándome y Nina caminó con Alberto quien también la abrazaba.

Regresamos a la casa casi al oscurecer, nos tomamos dos tragos cada uno mientras platicábamos sentados a

la mesa, habíamos comido muy tarde y ninguno quiso cenar así que como a las 10 de la noche decidieron irse a dormir y subimos a las recámaras, ya adentro le dije a Alberto

-Hagamos el intercambio, yo voy a bajar a la alberca y pienso meterme desnuda… Vamos a ver que tantas ganas tiene de mí, lo que ha de ser que sea de una buena vez.

-¿Y cómo sabrá que estás desnuda en la alberca?

- Es claro el sonido del agua cuando alguien se mete nadar y con uno de los dos que se asome ya lo sabrá, así que si él baja Nina vendrá a buscarte

-¿Cómo sabes?

-No lo sé, solo lo imagino por sus intenciones de intercambio, y si ella no te busca, búscala tú

Antes de salir Alberto me dijo

-¿Estás segura de lo que vas a hacer?

-Cien por ciento amor, solo tengo una duda, ¿Qué harás tú cuando yo regrese?

-Creo que lo mismo que tú hiciste

Nos dimos un cálido beso y bajé, encendí las luces dentro de la alberca, me quité el bikini y me lancé al agua de un clavado para ponerme a nadar lo más ruidosamente posible, después de nadar unos 10 minutos me apoyé en la orilla apoyando mi cabeza sobre mis brazos, levanté la vista y vi a Alberto asomado en la ventana de la habitación, me hizo un gesto como diciendo “No bajará” y cerró las cortinas, yo me mantuve dentro del agua en la misma postura pensando en tonterías, no quería pensar en lo que estaba dispuesta a hacer para que el temor no me hiciera correr.

La duda regresaba a mi mente, ¿Cómo enfrenta una mujer a su pareja cuando aún escurre de su vagina el cálido semen de otro hombre?, cuando él me fue infiel yo había lamido su pene, más que por comprensiva lo hice para tener la seguridad de que lo había hecho, el sabor de ella sobre su pene me había excitado al  grado de forzarlo a tener sexo nuevamente, estaba segura que él no haría lo mismo y me preocupaba su reacción.

Habrían pasado 20 o 30 minutos desde que yo bajé cuando vi bajar a Harry, caminó frente a mí, yo levanté la vista él me sonrió y yo le sonreí, sabía a lo que venía y que yo lo esperaba, caminó por la orilla de la alberca y yo bajé la vista manteniendo mi cabeza recargada sobre mis brazos, lo escuché entrar en el agua por el otro lado de la alberca pero no me moví sin embargo esa añorada sensación de tener mariposas dentro del estómago regresó a mí para recordarme mi excitante nerviosismo, el agua se movía lo que indicaba que Harry caminaba dentro de ella y de pronto sentí sus manos acariciar mi espalda bajando a mis nalgas y siguiendo por mis muslos, yo cerré los ojos mientras sus manos acariciaban mis costados deteniéndose en la curva de mi cintura, sentí su miembro desnudo apoyarse en medio de mis nalgas y moverse de arriba abajo mientras sus grandes manos se posaron en mis pechos y su boca besaba mi espalda

Yo no me había movido solo me dejaba querer, mientras besaba mi cuello sus manos bajaron por mi vientre hasta llegar a mi pubis y sus dedos acariciaron mis labios vaginales y mi clítoris hasta lograr meter un dedo en mi vagina, mi respiración era agitada y aumentaba mientras me acariciaba y me besaba apasionadamente, sentí su mano sobre mi hombro que me pedía voltearme y yo lo hice quedando frente a él.

Lo primero que hice fue mirar hacia abajo para ver su pene que la luz interior de la alberca iluminaba dentro del agua, era muy grande parecía tallado en ébano con su venas y su glande hinchados por el deseo, mientras lo veía a los ojos bajé mi mano y con ella recorrí todo su endurecido miembro hasta acariciar sus testículos ya era el momento de disfrutar y lo haría a plenitud y sin remordimientos.

Mantenía mi vista fija en la de él quien juntó su cuerpo al mío, sentí su miembro oprimirse sobre mi abdomen cerca de mi ombligo y su boca de carnosos labios se pegó a uno de mis pechos apretando con sus labios mi pezón como si lo estuviese amamantando, yo cerré los ojos y cuando se sació de ese pecho cambió al otro haciendo que todo dentro de mí se estremeciera, acercó su boca a la mía y juntamos nuestros labios y lenguas, ya no sentía repulsión por sus labios, jadeaba cerca de ellos haciendo que respirara mi aliento y unía mi boca a la suya probando su saliva para después lamerlo en los labios y el mentón, él metió su pene en medio de mis muslos tocando mi sexo y comenzó a moverse de adelante hacia atrás haciéndome sentir un gran placer con su roce sobre mis labios vaginales. Ya no soportaba más, me abracé de su cuello y subí mis piernas a su cintura, él me detuvo por las nalgas y sentí su glande entrar en mi vagina pero se detuvo para decirme.

-Vamos a la cama muñeca, quiero penetrarte en ella

-Pero Nina está ahí

-No preciosa, ella está disfrutando con Alberto

Sabía que así lo harían pero ya no me importaba el juego, solo deseaba tenerlo dentro de mí y gozar del sexo como loca así que nos salimos del agua me envolví en una toalla y subí hacia su habitación él caminó detrás de mí y al entrar me hizo poner mis manos sobre el respaldo de una silla con mi cintura doblada, me quitó la toalla, se hincó detrás de mí y sentí como su enorme boca se apoderaba de mi sexo, besaba, lamia, sorbía y mordía suavemente mis labios y mi clítoris, su lengua entraba y salía de mi vagina, mis jadeos terminaron al sentir un orgasmo que me hizo sentarme en la cama, él se acercó a mí y yo tomé su pene, lo besé recorriendo el cinturón del glande con mi lengua, lo miré a los ojos y metí su pene o lo que pude de el en mi boca presionándolo con mi lengua sobre mi mejilla, moví mi cabeza hacia atrás y hacia adelante para que su pene entrara y saliera de mi boca hasta que él se hizo hacia atrás y me dijo

-Eres preciosa muñeca, ven, ya quiero sentir el calor de tu cuerpo

Me recostó boca arriba y me besó toda comenzando por mis pies y terminando con mi boca dedicándole un buen tiempo a mí vientre y mis pechos, se arrodilló en la cama y separó mis piernas, estaba nerviosa pero eso no evitaría que disfrutara lo que tanto deseaba así que doble mis piernas apoyando mis pies sobre la sábana Harry acarició y besó mis rodillas después con su mano acomodó su pene y poco a poco fui sintiendo como me dilataba al máximo para dar entrada a esa delicia, yo levanté mi cabeza y observé como la piel de mi pubis se levantaba conforme mi vagina devoraba su enorme pene, el placer era enorme, indescriptible, incrédula y llena de excitación vi como su pubis se juntaba con el mío, lo tenía todo adentro y eso me hacía sentir una sensación especial y no solo del cuerpo, él se recostó sobre mí y me besó ardientemente en la boca, no se movía simplemente mantenía su pene dentro de mi besándome en la boca, la cara, el pelo y los hombros, recostado con su cabeza junto a la mía me dijo

-No tienes idea de cómo he deseado estar dentro de ti muñeca

Yo respondí

-Ya estás bien adentro corazón, disfrútame mucho y lléname de placer

Se arrodilló nuevamente en la cama, levantó mis piernas sujetándolas por los tobillos, las abrió hacia los lados y comenzó a moverse lentamente, poco a poco fue acelerando sus movimientos, mis gemidos eran fuertes ya que sentía un gran placer, dobló mis muslos sobre mi pecho apoyando las corvas de mis rodillas en sus brazos y así con mi vagina levantada salía y se dejaba caer con fuerza haciéndome gritar cada vez que su pene empujaba mis entrañas.

Mi cuerpo comenzó a temblar sin control hasta que se endureció por la tensión, mi respiración se detuvo por unos segundos desesperantes, sentía las venas de mi cuello a punto de explotar, mi boca estaba abierta, mis manos apretaban con fuerza la sábana, sentí que algo dentro de mí se rompía haciendo que un grito similar a un rugido escapara de mi boca y todo dentro de mí se comenzó a mover con una fuerza que me producía el mayor placer que hubiese sentido en mi vida.

Harry no dejaba de moverse y cuando mi increíble orgasmo terminó detuvo sus movimientos, se recostó sobre de mí, yo subí mis piernas a sus nalgas y lo abracé, él acariciando mi pelo me dijo

-Qué lindo te vienes chiquita, me encantó sentir tu vagina apretar y soltar mi pene mientras lo hacías

Alberto nunca me había dicho eso, siempre se refería solo a su placer con frases como “Que rico coges o me vine delicioso” Pero nunca había disfrutado mi orgasmo ni se había referido a éste como algo “lindo”, sin duda ésta iba a ser la noche más placentera de mi vida.

Yo le pedí un beso y al separar nuestras bocas le dije

-Sigue corazón, te toca disfrutar de “tu muñeca”

El se enderezó y se salió de mí, me pidió que me pusiera en posición de perrito en la orilla de la cama y  él de pie bajo la cama me tomó por las caderas para clavarme su pene de un solo golpe haciéndome gritar y comenzó a salir y entrar de mi vagina con fuerza, cada vez que entraba me empujaba hacia adelante y yo soltaba un gemido, tenía mi boca abierta, mis cabellos caían a los lados de mi cara y mis ojos se subían sobre sus órbitas obligándome a cerrarlos, de pronto mis piernas y brazos comenzaron a temblar de mi boca salió nuevamente ese rugido de placer, mis brazos se doblaron y mi cabeza cayó sobre la cama al sentir un nuevo y delicioso orgasmo, mi sudor mojaba la sábana Harry detuvo sus movimientos manteniendo su pene hasta el fondo de mis entrañas, acarició dulcemente mis nalgas y me sacó su pene para hacerme hacia adelante y acostarme de lado sobre la cama, él se subió y se recostó detrás de mí me levantó una pierna y pude observar lo abierta que estaba mi vagina se había dilatado al máximo para que él pudiera entrar en ella a su antojo, puse mis dedos sobre mi pubis y él me penetró lentamente, era realmente excitante ver ese negro pene perderse debajo de mi blanco pubis una y otra vez mientras su roce sobre mi clítoris me llenaba de placer, mi sudor corría por mi frente y todo mi cuerpo estaba húmedo, me acostó boca abajo, me separó las piernas y me volvió a penetrar, cada vez que empujaba su pene sentía presionarse la piel de mi pubis sobre la sábana y al sentir tensionarse otra vez mi cuerpo le dije

-Ya no cariño, me vas a matar

Pero él hizo más fuertes y rápidos sus movimientos hasta hacerme sentir otro orgasmo, estaba agotada y al borde del desmayo, prácticamente estaba convertida en una muñeca de trapo sobre la cama, cuando él me acostó boca arriba separó mis piernas y me penetró nuevamente, yo le dije

-Ya termina tu cariño, te juro que ya no puedo más, creo que vas a venirte dentro de una mujer desmayada

El se recostó sobre mi cuerpo y comenzó a moverse lentamente, nuestras bocas se besaban intercambiando salivas, nuestros cuerpos estaban húmedos y mezclaban su sudor, sentía en mi entrepierna correr los fluidos de nuestra pasión, yo levanté mis piernas sobre su cadera sentí su pene endurecerse al máximo puse mis manos sobre sus nalgas y lo jalé hacia mí diciendo “Vente cariño, llena a tu muñeca”, él entendió que quería tener su semen lo más profundo posible y empujó con fuerza dentro de mí,  levantó su tronco apoyándose con sus manos sobre la sábana a los lados de mi cuerpo sentí sus nalgas endurecerse, hizo hacia atrás su cabeza cerró los ojos y entre gemidos de placer su pene comenzó a contraerse una y otra vez, yo cerré mis ojos satisfecha de saber que me llenaba y que cada contracción era una descarga de semen que significaba un inmenso placer para él, levantó sus nalgas para sacar un poco su pene y empujó nuevamente hasta el fondo haciendo esto por tres o cuatro veces y cada vez que lo hacía jadeante expresaba un “Ohh” de satisfacción y yo me sentía feliz de haber logrado dar tanto placer al que en ese momento era mi amante, al terminar se dejó caer agotado sobre mí.

Su cabeza quedó apoyada a un lado de la mía escuchaba sus jadeos que poco a poco fueron disminuyendo, trató de levantarse pero se lo impedí abrazando su espalda y diciendo

-No te muevas, quédate un rato dentro de mí

Y comencé a acariciar dulcemente su espalda, él me dijo

-Eres preciosa niña, te disfruté como loco

-Lo noté corazón, te contraías una y otra y otra vez, he de estar inundada con tu semen estabas bien cargado

-Esperando por ti que te mereces hasta la última gota

 Dijo él complacido de mi admiración y yo le respondí

-Qué lindo eres Harry

-¿Te gustó?

-Estuve a punto del desmayo, que manera tan increíble de venirme, eres muy bueno cariño

-¿Quieres más?

-No Harry, te juro que estoy agotada, creo que dormiré tres días seguidos

-Eso no, aún nos quedan más días de placer

Al sentir que perdía la erección bajé mis piernas de sus nalgas estirándolas sobre la cama y él se bajó dejándose caer boca arriba a mi lado ahí fue cuando note que en verdad estaba inundada de semen apreté mi vagina tratando de evitar que se escurriera y me puse boca abajo a su lado, él acariciando mi espalda me preguntó

-¿Lo hacemos otra vez mañana?

-Me encantaría Harry, pero no sé

-Por favor muñeca, vamos a divertirnos los cuatro juntos te va a encantar

-¿Los cuatro? ¿En una misma cama?... Suena divertido

-Verás que si…De seguro Alberto lo acepta… La ha de haber pasado bien con Nina

Yo no respondí, comenzaba a ser presa del arrepentimiento pensaba en Alberto y no lo podía imaginar cogiendo con Nina a sabiendas que yo lo estaba haciendo con Harry, quería gritar, llorar, salir huyendo así que comencé a recordar mis maravillosos orgasmos yo había sentido orgasmos seguidos que van disminuyendo de intensidad como complemento de un fuerte orgasmo pero éstos habían sido tres orgasmos diferentes, los tres largos, muy intensos, placenteros y agotadores, me sentía arrepentida pero satisfecha de haber disfrutado tanto, además había en mí un sentimiento muy especial ya que sentir su semen escurrir lentamente de mi vagina me recordaba que si era lo suficientemente mujer para cualquier hombre.

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