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¿Quieres hacer un trío?

en Trios

-¿Te gustaría hacer un trío?

Preguntó Carmen a su esposo mientras permanecía sentada sobre la taza del WC dejando escurrir de su vagina el semen que él había depositado en ella minutos antes en un sexo fuerte y apasionado que la había hecho sentir uno de esos orgasmos intensos y largos que tanto disfrutaba. Durante sus dos años de casados el sexo entre ellos era amoroso y tierno, pero también lo tenían fuerte e intenso con la única finalidad gozar, disfrutaban así de su amor y también de sus mas profundos deseos de placer, habían experimentado todo lo posible durante sus relaciones sexuales y lo que ambos encontraban satisfactorio lo repetían continuamente.

-¡¿Cómo?! ¿Estas pensando en hacerlo con otro y conmigo? ¿O de qué se trata?

Respondió Mario desde la habitación donde permanecía desnudo sobre la cama.

Carmen ya de pie bajo el marco de la puerta del baño con el cepillo de dientes en la mano miró a su esposo y respondió

-Sería muy excitante lo de dos hombres conmigo como cuando me penetras y usas el consolador, mmm, que delicia que fueran dos penes reales, pero no amor, pensaba en ti conmigo y con otra.

Se metió nuevamente al baño a lavar su boca, había disfrutado con ella el pene de su marido y tenía la costumbre de lavarla ya que no le agradaba tener un aliento a sexo. Mario su esposo le dijo

-Claro que me gustaría amor, pero eso de los tríos es solo un buen tema para película pornográfica que se filma para calentarlo a uno al máximo

Carmen salió del baño desnuda y se acostó en la cama a un lado de su esposo para preguntarle

-¿Porqué lo dices amor?

-Imagínate la escena chaparra.. Tú llegas a la casa y yo estoy con otra en la cama, me dices "Que rico te la estás cogiendo amor, así métesela con fuerza, dale un orgasmo de los que me das a mi, duro amor, así, así, llénala de tu leche, que sienta como le quemas la vagina con esa lechita ardiente que tu tienes" Te desnudas y te montas a los lados de su cara para que lama tu sexo y así terminamos los tres teniendo un gran orgasmo .¿Tú piensas que ella no haría nada al verte entrar al dormitorio? ¿Se quedaría tan tranquila diciéndote "que deliciosa verga tiene tu esposo, me gusta, la debes de gozar tanto como yo la estoy gozando en estos momentos"…..?

O al revés, yo llego y te encuentro con otro en la cama y digo "¡Qué maravilla amor!, que clase de cogida te está dando este cabrón, disfrútala tiembla de placer, mira que verga tan grande y deliciosa te está metiendo" Me desnudo y me pongo a que me la mames muy rico mientras se vienen y yo te digo "Siéntela Carmen, siente su leche llenar tu vagina" Y después de que él termina, yo ardiendo en deseos por ti, te la meto y te doy una rica cogida llenándote de mi leche que se mezcla con la de él en tu vagina…. ¿Y crees que él al verme entrar al dormitorio no trataría de huir? ¿Crees que alguien invite al esposo de la mujer que tiene ensartada en la cama a coger con ellos?, ¿Y nos quedaríamos nosotros tan tranquilos al ver al otro cogiendo con un desconocido?...........Por favor amor!, insisto, eso es tema de película porno y nada más.

-Claro eso sería con un desconocido….. –Replicó Carmen y acto seguido pregunto

-¿Y si lo planeamos con alguna amiga?

-¡Como crees amor!, que le diríamos "Oye ven a la casa a coger con mi esposo y conmigo, la vamos a pasar de maravilla" y ella diría "Si, si, me muero por hacer un trío con ustedes", no sé tú pero yo no tendría el valor de proponérselo a ningún amigo o amiga, qué vergüenza pasaría si me dijera enojado "¡claro que no!, que estupidez la tuya de querer prestar a tu mujer como si fuera tu auto".. No, mejor olvida esas tonterías, métete bajo las sábanas y vamos a dormir chaparra.

Se metieron bajo las sábanas y Mario apagó la luz abrazando a su esposa, ella insistió

-Me muero de ganas de ver como te coges a otra.

-Si un día te soy infiel prometo invitarte, pero ya duérmete

-Mi amiga Aída me diría que si

-¿Aída la alta de las piernas y nalgas bonitas, la de piel trigueña?

-¡Ajá!, mi amiga de la infancia, la que a ti te gusta, ¿Vas a negar que te mueres de ganas de cogértela?

-No, no lo niego, está muy buena la mujer, pero ¿Y su marido?

-Se separó, no duraron ni un año, está en trámites de divorcio.

-De buena gana me cogía a esa mujer pero no quiero problemas y lo del trío es muy tonto amor, vamos a dormir.

A la mañana siguiente mientras Mario se duchaba Carmen preparó el desayuno como todos los días, pero esta vez esperó a su esposo sentada en una silla de la mesa de la cocina vestida tan solo con una bata, sus piernas subidas sobre otra silla hacían que la bata cayera sobre el piso dejando ver la totalidad de sus piernas desnudas y su pequeñísima tanga sobre su sexo, como mujer conocía la debilidad de su esposo por su cuerpo. Mario se sentó frente a ella sin poder separar la vista de sus piernas y se puso a acariciarlas mientras desayunaban

-¡Que rica estás chaparra!, con razón te disfruto tanto en la cama, me vuelves loco

Ella se puso de pie, abrió su bata y se tocó los pechos fingiendo alguna molestia en ellos, pasó sus manos por las curvas de su cintura y le dijo dando un tono de indiferencia a sus palabras

-Aída, que bien sabes que es de lo mas cínica, me dijo "Me gusta tú marido, préstamelo un día para coger, ¿la tiene grande?", ¿Qué cinismo de mi amiga verdad?

-¡Vaya descaro!, préstame a tu marido como si fuera un objeto.

Respondió Mario y riendo agregó

-Aunque no estaría mal

-¿Entonces si quieres?

-No chaparra, lo digo de broma, como crees ¿Qué vas a decirle?, "Te presto a mi esposo, cógetelo muy rico" ¿o alguna otra tontería?, No, no, no, ya olvídate de eso

Carmen se acomodaba la tanga en su cadera y pasaba sus manos por sus nalgas y su pubis acariciando su piel, sabía que su coquetería dejaba indefenso a su esposo, pocas veces lo hacía pero esta vez estaba decidida a lograr su objetivo fuera como fuera.

-Déjame intentarlo Mario, si alguien hace el ridículo seré yo, por favor amor no sabes las ganas que tengo de verte dentro de otra, dí que si y en la noche te dejaré hacer con este cuerpecito todo lo que te enloquece.

Mario vencido por la coquetería de su mujer solo le dijo

-OK amor, has lo que quieras, pero debe de ser algo muy privado, las dos deben ser muy prudentes y mantener lo que digan en secreto, no se puede andar publicando estas locuras.

Ella afirmó con la cabeza, cerró su bata, le dió un beso húmedo en la boca a su esposo, él salió a trabajar y ella corrió al teléfono para hablar con su amiga. Por la noche ató a Mario a la cama, le vendó los ojos y le dijo "Piensa que es Aída la que te va a dar este placer", le dió un excelente sexo oral que hacía que Mario gimiera continuamente para después montarse sobre de él y cabalgarlo frenéticamente, ella soltó un grito de placer al sentir su orgasmo contraer todos sus músculos y antes de que se dejará caer sobre su esposo presa de la relajación sintió los chorros de cálido semen golpear con fuerza llenando su vagina, quedó recostada sobre Mario permaneciendo así un buen rato besándolo en la boca mientras él con los ojos vendados y siguiendo el juego le decía "Que rico coges Aída, eres increíble en la cama", ella se levantó le soltó las manos y dijo "Si fuera ella de verdad, la disfrutarías más, ya sabes el placer especial que da lo prohibido" y riendo se metió al baño.

Por varios días no comentaron sobre el asunto, Mario ya lo había olvidado suponiéndolo un momento de "calentura" de su mujer. Sin embargo un viernes cuando él regresó a casa por la noche su esposa como siempre lo recibió con un beso en la boca, usaba un vestido a medio muslo entallado y escotado, él al abrazarla sintió que debajo de este no usaba ropa interior, ella le dijo

-Ven a la sala invité a cenar a Aída.

Mario se puso nervioso, pasó a la sala y ahí estaba Aída, su piel trigueña, su pelo negro, sus ojos claros que relucían sobre la belleza de su rostro de finas facciones, usaba una camiseta corta sobre la cual se resaltaban los pezones de sus pechos denotando que no usaba sostén, unas bien delineadas curvas daban paso a una hermosa y fina cadera, su vientre desnudo hasta donde iniciaba su minifalda que dejaba ver casi en su totalidad la piel donde alguna vez había existido vello púbico, su nalgas redondas y firmes se resaltaban con lo corto de la falda que llegaba un poco arriba de la mitad de sus bellos muslos y sus piernas bien torneadas, las dos mujeres estaban descalzas, sin duda Carmen lo había paneado a la perfección, sabía que unas bellas piernas con unos pies descalzos lo excitaban de manera especial. El se acercó a Aída para saludarla y ella de pie frente a él en lugar de ofrecer la mejilla para recibir el beso de saludo, ofreció sus labios y Mario los acepto en un beso corto en el cual sintió la lengua de ella humedecer sus labios.

Mario caminó hacia la cocina y Carmen lo siguió, cuando habían entrado a la cocina él le preguntó

-¿Qué demonios pasa chaparra?

-Tú lo aceptaste amor, ella viene a coger contigo y acepta que yo los vea hacerlo, lo de la cena es algo así como extra para después.

-¡Carajo amor, no voy a poder, estoy muy nervioso!

-Tomate una de las pastillitas que te regaló tu primo el médico, no la necesitas, pero si te ganan los nervios te puede ayudar, ya la usaste una vez conmigo y te pone muyyy duro y aguantas muchísimo dentro de mi, solo acuérdate de no beber alcohol.

Carmen Salió de la cocina y él se quedó pensando, no podía creer lo que estaba viviendo, Aída le atraía mucho desde que Carmen se la había presentado siendo novios y de buena gana cogería con ella, pero en su propia casa con su esposa presente o coger con las dos era algo que no solo lo ponía nerviosos sino que le causaba temor, no se sentía capaz de hacerlo. Puso hielos en una hielera, tomó un vaso y sirvió en el muy poco wisky y lo bebió, puso hielos en otro vaso y lo llenó de refresco, salió a la sala y vió que ellas platicaban en secreto, lo tenían planeado y estaban dispuestas a hacerlo, él se había convertido en la "victima" de las dos mujeres que mas deseaba en el mundo. Ellas al verlo dejaron de hablar, él puso la hielera y su vaso sobre la mesa y subió a su habitación con el pretexto de ir a cambiarse de ropa, ahí sacó una pastilla de viagra del buró y se la tomó.

Por su mente pasaban varios pensamientos que lo inquietaban, ¿Habrá planeado esto para después pedirme hacerlo ella con dos?, ¿O tal vez tiene un amante y pretende "estar a mano" antes de confesármelo?, él no lo soportaría, recordó que había conocido a Carmen siendo novia de René y en su mente siempre estaban presentes escenas de sus lenguas y sus salivas mezclándose en besos apasionados, o de Carmen con sus jeans entallados con sus bellas nalgas pegadas al pene erecto de René bajo su pantalón. ¿Habría cogido varias veces con René?, él nunca había preguntado, cuando tuvieron sexo por vez primera Carmen había hecho un gesto de dolor al ser penetrada y no había disfrutado gran cosa del sexo, pero podría ser fingido.. Las dudas sobre el comportamiento sexual de su esposa golpeaban en su mente y permaneció un tiempo sentado sobre la cama.

Carmen es una mujer muy ardiente, ¿o será muy puta?, ¿habrá tenido a varios?, y en silencio se dijo "sin embargo la amo como a nada en el mundo y lo demás no me importa, veré que pasa y lo que venga trataré de aceptarlo por el amor que le tengo", se levantó y bajo a sentarse en la sala con ellas. Aída que tenía sus bellas piernas cruzadas las separó dejándole ver un sexo depilado en medio de ellas cosa que a él lo excitó notoriamente, Carmen se dió cuenta de esto, se acercó a su esposo y le pidió que se sentara junto a Aída, él lo hizo nervioso, Aída le tomó la mano y la puso sobre su muslo, él volteó a ver a su mujer y quitó la mano, fué ella su propia esposa la que habló sin tapujos. "Amor, Aída viene a coger contigo, incluso va a pasar la noche en casa, contigo y en nuestra cama, así que dejemos de estar fingiendo, ¡fuera máscaras!, ella quiere coger contigo, tú quieres coger con ella y yo quiero ver como te la coges, así que mejor lo hacemos y terminamos con esto"

-Chaparra, es que no…..

Las palabras de Mario fueron interrumpidas por la boca de Aída que se juntó a la suya ofreciéndole su lengua que él aceptó y se entregó a los encantos de esa deseada mujer, sus manos pasaron por los pechos, la cintura y los muslos de ella mientras sus lenguas y salivas se mezclaban apasionadamente, ella se quitó la camiseta para ofrecerle sus pechos y él se pegó a ellos hambriento de deseo, su pene respondía ante la excitación sumada al efecto del viagra tomado, estaba erecto y duro bajo su pantalón, Aída le dijo "Libera tu virilidad para mi, que el deseo de tenerlo me está matando", se escuchó la voz de Carmen decirles "Vamos a la recámara, la cama es el mejor lugar para tener sexo"

Aída se puso de pie y caminó hacia la escalera, Mario detrás de ellas en la escalera observaba con gran deseo las piernas de las dos con sus pies descalzos, la piel trigueña de Aída contrastaba con la piel blanca de su esposa, pero las dos eran excitantes y deseables, entraron a la habitación y él se desnudó frente a Aída quien correspondió dejando caer su falda hasta el piso para después sentarse en la cama y tomar entre sus manos el viril miembro, pasó su lengua al derredor del glande lamiéndolo como si fuera una paleta de dulce para después meterlo en su boca entregándole el placer de su calor y la humedad de su saliva, lo metía hasta su garganta dejando a Mario admirado y excitado de ver como lo hacía, ella lo sacó de su boca y le dijo "Qué delicia, grande, ancho, duro como tronco, ya quiero sentir como abre mi vagina" y se recostó sobre la cama aún con sus pies apoyados en el piso.

Mario se puso de rodillas entre sus piernas y saboreó el húmedo sexo femenino pasando su lengua sobre su clítoris y metiéndola en su vagina, Aída se arrodillo sobre la cama en la orilla de ésta y ofreció sus nalgas a Mario, él de pie frente a esas nalgas tan bien formadas, la tomó por la cintura y la penetro por la vagina de un solo golpe, Aída dió un grito de placer al sentirse penetrada y con los movimientos de Mario comenzó a gemir y a gritar "ahh" "ohh", "mm" . Mario estaba disfrutando al máximo el calor y la firmeza de la vagina de Aída, "Dios mujer que rica estás" le repetía continuamente.

La lujuria se había apoderado de él olvidando la presencia de su mujer quien permanecía inmóvil sentada en el sillón de la recámara viendo el espectáculo, sin embargo ella no soportó mas su papel de espectadora, se desnudo y se subió a la cama con sus piernas abiertas frente a la cabeza de Aída quien se agachó y comenzó a lamer apasionadamente el sexo de Carmen, Mario estaba realmente sorprendido de ver como su mujer disfrutaba de lo que le hacía, ella subió sus piernas sobre la espalda de su amiga a quien su esposo mantenía penetrada con rápidos movimientos, él observó las blancas y bellas pantorrillas de su mujer contrastando con la espalda trigueña de Aída, adelantó sus manos y acarició los pies de su esposa, ella lo miró fijamente y cerró los ojos despacio dando a su bello rostro esa expresión de placer y ternura que lo enloquecía. Aída levantó su cabeza, su cuerpo se endureció y soltó un grito fuerte de placer a causa de un orgasmo muy intenso que hizo que Mario sintiera sobre su pene las contracciones de su vagina, "Qué delicia Mario, que delicia" gritó para después de varios gemidos dejarse caer sobre la cama a un lado de Carmen haciendo que el pene se saliera de su vagina.

Mario de pie sentía su pene como si se quisiera separar del resto de su cuerpo por la enorme erección, se subió a la cama, le separó las piernas a su esposa y la penetró violentamente haciéndola gritar al sentir el pene presionar sus entrañas con mucha fuerza, él no hizo caso de esto y comenzó sus movimientos rápidos y fuertes dentro de Carmen, quien convirtió su grito de dolor en gritos de placer. "Amor, está como nunca, nunca lo habías tenido tan duro y tan grande, estás increíble, Marioo, Mariooo" gritó Carmen al sentir uno de sus largos e intensos orgasmos, él seguía moviéndose tratando de llegar al orgasmo, pero su esposa le dijo con voz casi apagada por el placer sentido "No amor, no te vengas en mi, llénala a ella, dale tu leche ardiente, quiero que te sienta inundar sus entrañas, quiero que te quedes en ella, por favor amor no lo hagas dentro de mi"

El se salió de su mujer, le separó las piernas a Aída, las subió sobre sus hombros y la penetró hasta el fondo, ella también grito al sentirse penetrada salvajemente y con cada embestida de Mario ella gritaba de placer, el sudor de él goteaba sobre los pechos de ella quien también tenía su cara humedecida por su propio sudor. "No pares Mario, no pares, me vengo, me vengo.. me vengooo" gritó Aída mientras su cuerpo temblaba por los espasmos del placer diciendo "Por Dios Mario, vas a hacer que me desmaye, eres increíble"

Carmen se puso de rodillas a un lado de Mario que aún se movía dentro de Aída y le dijo "Ya amor, ya nos dejaste satisfechas, ahora tú, déjalo venir, llénala de ti, no te quedes con nada, dale todo lo que tienes y que ella necesita sentir, eso que a mi me mata de placer cada vez que me lo das, dáselo amor, llénala de tu ardiente leche"

Mario vió como su mujer se sentaba sobre sus pantorrillas para observar su pene entrar y salir de la vagina de otra mujer, la visión de las dos mujeres desnudas con sus cuerpos sudados, sus cabellos revueltos sobre sus caras y satisfechas de placer era algo maravillosamente excitante y aunque quería continuar dentro de Aída sintiendo el calor de su vagina no lo pudo retener mas, empujó con fuerza hasta el fondo de la vagina arqueando su cuerpo hacia atrás, y abrazado de las piernas de ella comenzó a soltar sus chorros de cálido semen una y otra vez, repitiendo "ten mujer, ten tu leche, gózala, gózala", Aída al sentirlo cerró los ojos diciendo "Si Mario, dámelo todo, soy tu recipiente, lléname de ti, úsame para guardar tu leche ardiente, me quemas, me quemas, que delicia es sentirte"

Había tenido un orgasmo delicioso, sintió su semen salir en grandes cantidades en busca del útero de Aída, se había vaciado, realmente había quedado sin nada dentro de él y se dejó caer sentado sobre sus muslos. Su enorme sorpresa fué ver como su esposa metía la cabeza entre las piernas de Aída para recoger con su lengua el semen que escurría de su vagina y una vez que llenó de éste su boca se acercó a la boca de Aída y le compartió con un beso profundo que mezclaba el semen con sus salivas, él se levantó de la cama y se puso de pie junto a ella para ver como las dos metían los dedos en la vagina de Aída y mojados de semen lo metían una en la boca de la otra, Carmen se acercó a él y limpió con su lengua el poco semen que había quedado en su pene y lo compartió con Aída, habían tragado casi todo su semen mezclado con sus salivas en un acto lésbico muy excitante pero para él difícil de creer.

Permanecieron un rato los tres inmóviles, él de pie a un lado de la cama observaba a las dos mujeres con sus bellos cuerpos desnudos y sudados, acariciándose una a la otra, una de piel blanca y cabellos rubios y la otra de piel trigueña y cabello negro, las dos con sus cabellos humedecidos por el sudor y revuelto sobre sus caras, Lo voltearon a ver y su esposa preguntó "¿Te gustó?", él afirmó con la cabeza y Carmen agregó "¿Bajamos desnudos a cenar?, me dió hambre coger tan rico". Los tres bajaron a la cocina donde desnudos cenaron y bebieron una botella de vino. "¿Quien te gusto mas amor?" preguntó su esposa y él respondió "Las dos están buenísimas y son excelentes en la cama", Carmen insistió "Ya que no lo quieres confesar, dinos, ¿Con quien quieres pasar la noche?", él dudó un momento, pero respondió "Con Aída", Carmen terminó diciendo "Sea pues, vayan a la habitación y disfrútense a solas"

Subieron a la planta alta, Carmen se metió a la otra habitación y él junto con Aída entró a la habitación matrimonial donde había disfrutado por dos años de la mujer que amaba, se metieron a la cama, él le dijo "No sabes las ganas que tenía de coger contigo", Aída sonrió y le respondió "Si lo sé, las mujeres sentimos cuando un hombre nos desea, yo también quería tener una noche de sexo contigo pero así a solas y no tienes idea de hasta donde he llegado para conseguir tenerte dentro de mi". Mario se inclinó sobre de ella y la besó en la boca, con sus manos la acariciaba, su boca bajó por su cuello hasta posarse sobre sus pechos y bajar besando y lamiendo hasta sus pies, de rodillas frente a los pies de ella la miró a los ojos, le separó las piernas, se acercó a su vagina y la penetro lentamente mientras se recostaba sobre de ella.

Aída abrió la boca y cerró los ojos al sentirse penetrada y Mario comenzó a moverse dentro de ella despacio mientras sus bocas se unían en besos cortos y continuos lamiéndose los labios, él no solo buscaba su boca también su cara y sus ojos para besarlos tiernamente. Aída que permanecía con las piernas separadas sobre la cama las subió sobre la cintura de Mario y lo hizo girase quedando acostados de lado y ella con sus piernas dobladas una debajo y la otra sobre la cintura de él, así frente a frente él le acariciaba el cabello y todo el contorno de su cuerpo, se besaban de todas las maneras posibles mientras él continuaba con sus movimientos lentos entrando y saliendo de ella, mucho tiempo duraron así sin gemidos, ni gritos, ni palabras, solo los besos demostraban su pasión.

Mario dijo "Por Dios Aída no lo soporto más", pero en ese momento ella abrió los ojos muy grandes, abrió su boca y la pegó a la de él en un beso lleno de pasión, mientras su placer era desatado por el calor del semen de Mario mojando su vagina, pasado su orgasmo ella bajó su cara acurrucándola sobre el pecho de Mario y le dijo "Oh Mario, eso fué lo mas divino que he sentido en mi vida, sentí tu semen cuando empezaba a venirme, que increíble venirnos al mismo tiempo", él le besaba la cabeza y le dijo "Eres preciosa mujer, realmente preciosa"

El pretendió separarse pero ella lo evitó quedándose con su cabeza metida en el pecho de Mario, entre sueños le pareció escucharla decir "Te necesito Mario" y no supo mas de si hasta que la claridad del día lo hizo despertar, Aída estaba durmiendo boca abajo, él levantó las cobijas de la cama y observó ese bello cuerpo, con una pierna estirada y la otra doblada, besó las nalgas de Aída, sus piernas y su espalda, ella gimió dulcemente diciendo "Que delicia de despertar, así quisiera despertar todos los días de mi vida" . El se montó sobre de ella y la penetro llevándola nuevamente a un orgasmo que la hizo apagar sus gritos de placer sobre las sábanas de la cama, él se vino dentro de ella quedándose ahí hasta que se perdió su erección. Se levantaron de la cama y se metieron a bañar juntos entre besos y caricias.

Los tres desayunaron juntos, Aída vestía unos pantalones y una camisa, al despedirse de él le dio un beso húmedo en la boca, no dijo nada pero en los ojos de ambos se notaba la súplica que se hacían para verse de nuevo. Ya que Aída se retiró Carmen le dijo a su esposo.

-¿Estuvo bien verdad amor?

-Si, muy bien chaparra

-Te quiero confesar algo amor, pero no te enojes conmigo

Mario sintió venir lo que tanto temía, su mujer o tenía un amante o quería "cobrarse" la experiencia, "ni hablar lo que sea que suene" pensó Mario y dijo

-No me enojo, ¿que es?

-He tenido sexo con otra persona - Dijo Carmen con gesto de vergüenza

Pero al ver la incredulidad de su esposo agregó

-No, no es lo que piensas, no hay otro hombre. He tenido sexo con Aída varias veces y me gusta, creo que soy bisexual o como se llame amor. Aída y yo somos amantes.

Mario quedó en silencio por la confesión de su esposa, no pensó en nada, en su mente solo se repitieron las palabras de Aída "no tienes idea de hasta donde he llegado para conseguir tenerte dentro de mi".

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Mis primeras experiencias