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Recuerdos de mi amor por dos hermanas (3a Parte)

en Hetero: Infidelidad

Cuando le dije a Susana lo mucho que la deseaba ella no respondió, volteó a ver si Angélica seguía dormida y después se acercó a mí, juntó su pubis al mío apretándose sobre mi erección y me besó en la boca ofreciéndome su lengua, se dio la media vuelta y salió del agua, la vi tomar una toalla y estirarla en la orilla de la alberca para acostarse sobre de ella boca arriba a tomar el sol.

Creo que lo prudente habría sido inventar algún pretexto y regresarme a la capital, de seguro mi vida sería diferente, pero el deseo, la calentura o tal vez el no haber podido dejar de quererla hicieron que me acercara a la orilla donde ella estaba, acaricié sus piernas y le dije

-Quiero hacerte el amor Susy

Ella pretendió decirme algo pero en ese momento Angélica se movió y yo me alejé hacia la otra orilla para ponerme a mirar hacia el mar, escuché a Angélica decirle

-Me dormí profundamente, creo que me ardí de la espalda

Susana le respondió

-Métete al agua

Así lo hizo, nadó hacia mí, me abrazó y me dio un beso en la boca…. ¡Demonios!.... ¿Cómo explicarlo?... Angélica era una mujer increíble, tenía la dulzura de una niña y la pasión de la mujer amante, pero  mi deseo y mi mente estaban en Susana al grado de que mientras besaba a Angélica la miraba a ella a los ojos tratando de explicar con mi mirada que tenía que aceptar los besos de su hermana, ella se sonrió y en un tono serio que no podría definir si de envidia, celos o burla hacia mí nos dijo

-¡Hey!, no están solos, si siguen con eso me tendrán que invitar y no creo que Miguel nos cumpla a las dos así que mejor dejen sus arrumacos y compórtense…. Por cierto mañana llegan mis papás así que váyanse olvidando de sus ardientes noches de placer.

Angélica se separó de mí no sin antes susurrarme al oído

-Ya se puso celosa la patrona

La casa era de un diseño sencillo sin grandes pretensiones arquitectónicas, subiendo las escaleras hacia un lado estaba la recámara principal con una terraza grande, hacia el otro lado un pasillo llevaba a dos recámaras una con una cama matrimonial, donde dormíamos Angélica y yo, y otra con dos camas individuales, en el piso de abajo junto a la alberca había una recámara con cama matrimonial y detrás de la cocina dos recámaras más. Susana agregó

-Mis papás se quedarán en la recamara principal, Angélica se queda en donde están ahora, yo me paso a la recámara de al lado y tú Miguel en una de las de aquí abajo, al rato te la enseño y pasamos tus cosas… También te voy a pedir que no comentes nada de la enfermedad de Jorge frente a mis papás, ellos solo saben que le hicieron una biopsia y que salió normal.

-No te preocupes, no comentaré nada.

Angélica dijo en un tono más de coraje que de broma

-Si mami, como tú ordenes

Susana hizo un gesto de enojo pero no respondió… Después de estar un rato dentro del agua Angélica y yo fuimos a la cocina para preparar la comida juntos, Susana abrió la cava y enfrió un vino “Diamante” para acompañar el pescado que habíamos cocinado, comimos platicando amenamente y después de comer los efectos del vino me hicieron dormir una buena siesta a la sombra de una gran ceiba que había en el jardín, cuando me desperté voltee hacia la alberca y noté que las dos hermanas platicaban dentro del agua de una forma no muy fraternal, me levanté y me acerqué a la alberca preguntando

-¿Hay algún problema?

Angélica respondió

-No, nada, solo hablábamos de mis papás y sus fanatismos sociales y religiosos

Las dos salieron del agua y se comenzaron a secar en silencio, sin duda habían tenido una discusión pero no querían que yo me enterara de eso, así que no insistí, Angélica dijo

-Me voy a dar un baño

Y cuando pretendí caminar detrás de Angélica Susana me dijo

-Acompáñame a que veas tu recámara, ya pasamos tus cosas mientras dormías la siesta

Yo la seguí seguro de que la discusión entre ellas había sido sobre no poder pasar la última noche juntos, no puedo negar que me sentí mal al ver que Susana me había asignado la recámara más alejada y no la que quedaba junto a la alberca en la que sin duda me sentiría más cómodo pero ella era la dueña de la casa y no cabía discusión alguna. Al llegar a la recámara más alejada del resto Susana abrió la puerta, entró y de pie frente a la cama me dijo en un tono cortante, más bien impositivo

-Aquí hace más calor que en las de arriba pero tiene aire acondicionado, no quisiera que te quedaras hoy con Angélica pero eso ya es cosa de ustedes, lo que si a que a partir de mañana duermes aquí, mis papás no aceptarán que duermas con su hija sin estar casados…. ¡Y por favor!, no intentes subir a media noche, mi papá tiene el sueño muy ligero y no quiero líos en mi casa… ¿Entendido?

Yo afirmé diciendo “Está bien” pensé que saldría de la recámara pero los dos quedamos en silencio mirando hacia la cama, ella volteó a mirarme y yo la jalé hacia mí, la abracé para besarla en la boca, ella respondió mi beso de forma apasionada, mis manos recorrieron su espalda y acariciaron sus nalgas bajo el calzón de su bikini, la tendí de espaldas en la cama con sus pies apoyados en el piso, me recosté sobre su cuerpo para besarla nuevamente en la boca, el cuello, los pechos y mientras bajaba a besos por su vientre, ella se enderezó haciéndome a un lado y me dijo

-No Miguel

Bien dice el vulgar dicho que “Cuando la cabeza de abajo se calienta, la de arriba se enfría”… A cuantas idioteces nos lleva el deseo, sin pensarlo bajé mi traje de baño poniendo frente a ella mi erección y le dije

-Mira, ¿No se te antoja?

Ella en un tono serio me dijo

-Te pasas Miguel

Se levantó de la cama, yo subí mi traje de baño y ella al ver mi cara de vergüenza me dijo

-Me tratas como “presa fácil”, que de hecho lo soy, solo que nunca lo imaginé de ti, te has vuelto como todos se lo sacan enseguida diciendo “mira que rica verga tengo, cómetela toda”… Me entristece que te hayas vuelto así Miguel... ¿Dónde quedó el hombre tierno del que una vez me enamoré?, el que me supo seducir haciéndome sentir la mujer más maravillosa del mundo y que hacer el amor conmigo era para él como estar en el cielo, el que me hizo sentir que mi piel se derretía con su ternura… ¿Dónde quedó ese hombre Miguel?

-Tú lo mataste deshaciéndote de él como un objeto inservible

-¡Eres un maldito Miguel!, sabes que eso no es verdad… Aquí la única verdad es que solo buscas tu placer sin importarte para nada que mujer que te lo dé, eres como todos… ¡Al fin hombre!

Bajé mi cabeza avergonzado y le dije

-Perdón Susy, no quise ofenderte

-Pero lo hiciste Miguel, más por lo que has cambiado que por ponerme tu pene en la cara y créeme que no me asusta lo que hiciste… Pero eso de salirle a una mujer con la estupidez de “Mira que cosota tengo, ¿La quieres?” es de imbéciles, es el arma de los incapaces de seducir a una mujer y el que no es capaz de seducirte tampoco es capaz de hacerte gozar… Pero es solo mi opinión ya que yo soy de las que prefieren tener en la cama a un buen hombre con un mal pene, que a un buen pene con un mal hombre.

Cuando terminó de hablar yo aún con la cabeza agachada por la vergüenza dije  

-No sé porque hice lo que hice, tal vez me dejé llevar por el deseo pero sabes bien que te quiero mucho… Perdóname por favor Susana

Ella levantó mi cabeza empujando con su mano mi mentón, me miró a los ojos y preguntó

-¿Deseas mi cuerpo o me deseas como mujer?

Quedé en silencio y ella al notar mi desconcierto aclaró

-Para que me entiendas lo diré de esta forma ¿Me quieres coger porqué te gusta mi cuerpo sin importar si soy Claudia, Ana o como me llame o me deseas a mí, a Susana?...

Ante mi silencio, ella sonrió, me dio un beso en los labios y caminó hacia la puerta al salir de la recámara se detuvo, volteó a mirarme y agregó

-Piénsalo bien y cuando lo hayas hecho me dices lo que quieres

-No te entiendo

Miró hacia la cocina para ver si no bajaba Angélica y después me dijo mirándome a los ojos

-Si solo quieres disfrutar mi cuerpo lo hacemos hoy mismo, ya sabes que ahora soy presa fácil para cualquiera, pero si quieres tenerme como mujer debes valorarlo muy bien ya que podrías terminar en el ojo del huracán.

Permaneció de pie un momento esperando mi respuesta y ante mi silencio se fue… Yo cerré la puerta de la recámara y me senté sobre la cama a pensar en sus palabras. Angélica me había dicho que me sería muy fácil cogerme a Susana insinuado que a ella le había dicho que lo quería que incluso se lo había pedido, sin embargo cuando yo se lo pedí me había rechazado aclarándome o mejor dicho pidiéndome que aclarara mis sentimientos. Supuse que le daba miedo que terminara perdidamente enamorado de ella y convirtiera nuestra amistad en un infierno, sin embargo estaba dispuesta a acostarse conmigo solo por placer.

Realmente ya no entendía nada de lo que pasaba, recorrí la habitación con la vista, no estaba mal, era amplia al igual que el baño, tenía dos camas individuales que se sentían cómodas y varios adornos que junto con sus lámparas le daban ese calor especial, una ventana grande que daba al jardín y debajo de ésta el equipo de aire acondicionado, me levanté a encenderlo y me metí a bañar. Al salir me puse unos shorts, una playera y me calcé unos zapatos tenis, al salir ellas estaban sentadas a la mesa de la alberca, me senté con ellas y después de platicar un rato Susana se subió a bañar mientras Angélica y yo salimos a comprar una Pizza para cenar en el camino ella me dijo

-Susana no quiere que durmamos juntos ésta noche.

-¿Y qué podemos hacer?, es su casa y debemos atenernos a sus normas, ni hablar te voy a extrañar

-¿Y si bajo a verte en la noche?

-Estaría bueno, pero si se llega a dar cuenta a mí me corre de su casa y sería muy vergonzoso

-Eso si… ¡Pinche Susana!... Ya está como mi mamá

De regreso cenamos la pizza y permanecimos un rato bebiendo un whisky junto a la alberca, ellas se subieron a dormir y yo permanecí sentado a un lado de la alberca. Cuando vi que se apagaron las luces de las recámaras, me desnudé y me metí a la alberca donde estuve un rato al salir del agua noté que Susana me miraba desde su habitación entreabriendo por un lado la cortina, fingí no notarlo y desnudo tomé mi ropa apagué las luces de alberca y me metí a mi recámara. Debo confesar que esperé inútilmente que bajara tras de mi pero terminé quedándome dormido desnudo sobre la cama.

Los dos siguientes días, lunes y martes los pasamos en la alberca, fuimos a la playa, salimos a comer invitados por sus papás y solo hubo pequeños besos con Angélica y algunas caricias en sus muslos, vientre o nalgas dentro de la alberca cuando los papás no nos veían. El miércoles mientras todos nadaban en la alberca yo estaba en el jardín apoyado en la balaustrada de la terraza mirando hacia el mar cuando escuché la voz de Susana decir.

-¿Por qué tan solo?... ¿Estás triste?

Voltee a verla para recorrerla con la vista, su piel estaba bronceada, se veía hermosa con el bikini blanco que usaba, imaginé que así de sensual se verían su blanca piel bajo el bikini contrastando con su bronceado estando desnuda, ella al notar mi mirada se giró frente a mí y dijo bromeando

-Una vuelta para que me admires.

Sin duda estaba de buen humor ya que rió de buena gana al terminar de dar su giro, puso sus manos sobre mi brazo recargó en el su cabeza y me dijo

-Te quiero Miguel, te considero un excelente amigo

-¿Y me consideras un buen hombre?

Pregunté yo mientras miraba hacia el jardín ella se puso de pie a mi lado mirando hacia el mar, los dos volteamos la cara para vernos a los ojos en silencio, bajé mi vista hacia sus pechos y recorrí su cuerpo deteniéndome en su cadera, sus nalgas y sus piernas, después la miré nuevamente a la cara, permanecimos en silencio varios minutos, ella se giró apoyando también sus nalgas sobre la balaustrada de concreto con su cara hacia abajo mirando sus pies pasados varios segundos volvió a levantar su cabeza, con sus manos acomodó su cabello y después de hacerlo pasó sus manos atrás de su cadera para apoyarlas sobre la balaustrada y mirando hacia el jardín de la casa dijo

-Si alguien se llega a enterar, juro que te voy a odiar el resto de mi vida… No cierres con seguro en la noche

Con sus manos se impulsó hacia adelante y caminó por el jardín para ir a la alberca con sus papás y su hermana. Sobra decir la inmensa emoción que sentí, con la mirada la observé caminar admirando la belleza del cuerpo que tendría esa noche.

No recuerdo con detalle como pasé el resto del día ya que solo deseaba que se hiciera de noche, cuando todos subieron a dormir yo me quedé unos minutos más sentado junto a la alberca, al observar que se apagaban las luces de las recámaras yo apagué las luces de la alberca y me fui a mi recámara, dejé encendida la luz de la mesita de noche, me metí a bañar y a afeitar, al salir del baño me acosté desnudo sobre la cama.

Habría pasado como una hora desde que llegué a mi recámara cuando se abrió la puerta y la vi entrar vistiendo un camisón corto a medio muslo, puso su dedo índice sobre sus labios indicándome que guardara silencio y se acercó a la cama, su vista recorrió mi cuerpo, se subió a la cama poniéndose de rodillas y nos besamos apasionadamente en la boca y al separarnos ella besó mi pecho mordisqueando suavemente mis pezones, bajó besando mi vientre hasta llegar a mi erecto pene, lo besó, lo lamió y terminó metiéndolo en su boca lo que obligó a que cerrara mis ojos y soltara un gemido de placer y sin poder evitarlo le dije

-Eres increíble Susana

Después de saborear mi pene y mis testículos por varios minutos ella se bajó de la cama, se quitó las bragas y se despojó del camisón, estaba tan bella con la piel bronceada, la parte de sus pechos que cubría el bikini formaban un blanco triángulo con su pequeña aureola y su erecto pezón color rosa y el triángulo de su pubis era un sueño con su blanca piel y su vello púbico. Me puse de pie y la abracé besándola en la boca mientras sobre mi pene se oprimía sobre su vello, su respiración agitada denotaba su enorme excitación juntaba su boca abierta a la mía y nuestras lenguas eran las que se unían y entraban en la boca del otro en un ardiente intercambio de saliva que aumentaba nuestros deseos.

La tendí atravesada en la cama, me arrodille en el piso, besé sus pies metiendo cada uno de sus dedos en mi boca, me levanté para besar y chupar de sus pechos con la avidez de un bebé hambriento, bajé por sus costillas y su vientre disfrutando muy lentamente cada milímetro de su piel, quedé recostado un rato sobre su pubis oliendo y saboreando lo dulce de su piel impregnada del excitante olor de la crema que usaba, me puse nuevamente de rodillas sobre el piso separé sus piernas y comencé a jugar con su sexo, abrí sus labios y admiré la deliciosa entrada de su estrecha vagina, con mi lengua recorrí su contorno y la introduje varias veces en ella para terminar lamiendo su clítoris.

Sus preciosas manos de dedos largos y finos apretaron las sábanas, sus piernas comenzaron a temblar, sus  bien torneados muslos se apretaron sobre mis orejas y su cuerpo se contrajo varias veces al tiempo que aumentaba la humedad en su sexo. Cuando la presión de sus muslos liberó mi cabeza levanté la vista para verla a la cara ella me miraba con una especial ternura, me acerque para besarla suavemente en la boca y ella se recostó a lo largo de la cama, separó sus piernas y me dijo “Ven aquí amor”…No creo que haya algo más increíble que cuando una mujer se entrega llena de ternura, me recosté sobre de ella metiéndome en medio de sus piernas, nos besamos amorosamente, o al menos yo así lo hice, besé sus pechos y después me enderecé quedando de rodillas frente a ella, levanté sus piernas por las corvas, acerqué mi pene a la entrada de su húmeda vagina y la penetré muy despacio, ella cerró los ojos diciendo “Oh por Dios Miguel, que delicia, te extrañaba tanto” yo también la extrañaba y el sentir el calor húmedo de su vagina “quemar” mi pene revivió todos mis sentimientos hacia ella, por unos segundos permanecí inmóvil como si no quisiera que esa sensación que recorría mi cuerpo terminara

Ella movió su cadera y yo baje sus piernas para recostarme sobre su cuerpo, con mis antebrazos apoyados a los lados de su cabeza le di un amoroso beso y le pedí

-Déjame estar así un momento

-El tiempo que quieras Miguel

Me respondió ella acariciando con sus manos mi espalda y pasados unos minutos comencé a moverme lentamente, ¡que delicia de mujer! nos giramos quedando de lado sobre la cama, una de sus piernas debajo de mi cuerpo y la otra sobre mi cintura, entre besos en la boca y la cara seguí con mis movimientos hasta que lleno de excitación me separé para acostarme detrás de ella, le levanté una pierna y la volví a penetrar acelerando mis movimientos, la sentí apretar su cuerpo y relajarse mientras expiraba con fuerza y su frente se perlaba de sudor al tiempo que su entrepierna se humedecía mojando mis testículos y su muslo, bajó su pierna y se separó de mí para acostarse boca abajo, besé su nalgas y lamí donde su columna se hundía al inicio de su cadera, besé los dos preciosos hoyuelos que se formaban arriba de sus nalgas y cuando separó sus piernas y la volví a penetrar, al iniciar mis movimientos ella me hizo separar mis piernas para juntar las suyas y así apretando mi pene con gran fuerza comencé a cabalgar a la hembra más bella del mundo

Cada vez que empujaba dentro de ella mi pubis empujaba sus nalgas, y eso me llevó a hacerlo cada vez más rápido y con más fuerza, la escuché gemir sentí sus piernas y nalgas temblar, se puso tensa, levantó sus nalgas y metió su cabeza en la almohada para ahogar su grito de placer. Sentí sobre mi pene las fuertes contracciones de su vagina y antes de que terminara sentí una descarga de placer correr desde mi nuca por toda mi espalda hasta llegar a mi pubis, apoyé mis manos sobre la sábana, empujé con fuerza apretando mis nalgas y arqueando mi cuerpo con mi cabeza levantada, mi vista se ennegreció al sentir que mi próstata, testículos y pene se contarían con fuerza, cerré mis ojos y comencé a eyacular llenándola con mi semen en el orgasmo más maravilloso, fuerte y productivo que haya tenido.

Por primera vez en mi vida sentí que me había vaciado hasta la última gota de semen y terminé agotado sobre de ella, nuestra piel se juntó mezclando nuestro sudor, la observé con su cabeza apoyada de lado sobre la almohada que había humedecido con su saliva, retiré sus dorados cabellos de su cara y observé un enorme gesto de satisfacción en su lindo rostro, la besé en la mejilla, se sonrió y me pidió que me bajara, me enderecé y me salí de su cuerpo. Dado lo angosto de la cama me acosté de lado pasando mi pierna sobre sus nalgas y abrazándome de su cuerpo, le di un beso en la boca y le dije

-Eres lo más maravilloso del mundo Susy.

Se sonrió y balbuceó casi vencida por el sueño

-Te quiero mucho Miguel, nunca lo dejé de hacer

Yo la besé nuevamente en la boca y entre besos nos quedamos dormidos, en la madrugada la sentí levantarse yo le pregunté si se iba pero ella no respondió, solo se subió a la cama de al lado y se tapó con la colcha y nos volvimos a dormir cada uno en un acama.

Me desperté al sentir un beso en los labios y cuando abrí los ojos la gris claridad del amanecer se filtraba por la ventana y en la aún oscura recámara la vi de pie junto a mí, se había puesto sus bragas y su camisón, me dijo

-Me tengo que ir

Yo metí mi mano entre sus muslos subiendo hasta su sexo, ella me detuvo sonriendo y le dije aún sin despertar del todo

-Cásate conmigo

-Loco… Yo soy casada

-Entonces divórciate

-No me conviene hacerlo, además sería apagar el fuego con gasolina… Ya estás es muchos problemas Miguel, pero no intentes hacer nada mientras estemos aquí, después platicamos… Te quiero

Salió despacio de la recámara y yo me volví a dormir

 

 

 

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