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Juego de infidelidades (14)

en Hetero: Infidelidad

Ana esperaba con ilusión la llegada de Carlos, vestía el camisón corto de satín que él le había regalado y el día que se lo puso él se había “lanzado” sobre de ella diciendo “No sabes lo cachondo que me pone verte descalza y con ese camisón, te voy a comer mujer” Ana rió al recordarlo y en voz baja dijo “Hoy seré tu plato fuerte amorcito, comerás de mi hasta hartarte” salió de su recámara, miró el reloj eran casi las 7 de la noche, Carlos se había retrasado, se acercó a cerrar la cortina del cancel de la sala y miró hacia el departamento de Rebeca, cerró la cortina y se sentó en el sofá de sala a ver una revista, cuando escuchó que metían la llave en la cerradura, cruzó sus piernas con la intención de lucir muy sensual, lo vio entrar y le dijo.

-Hola amor, ¿Cómo te fue?..Llegaste muy tarde

Carlos la miró sin contestar el saludo, dejó sus cosas sobre la mesa del comedor y se dirigió a la recámara, ella extrañada lo siguió, él se detuvo frente a la cama y de pie a un lado de ésta pasó una mano sobre su nuca, Ana extrañada preguntó.

-¿Qué pasa Carlos?

-¿Aquí fue donde te cogió?

Ana se quedó sorprendida ante la pregunta y solo pudo responder

-¡¿Qué?!

-No te hagas la desentendida, te vieron revolcándote con él en nuestra cama Ana. ¿Te morías de ganas de que te metiera la verga verdad?

Ana enojada pretendió responder sin embargo su coraje se tornó en un raro sentimiento de tristeza y dolor cuando Carlos hizo a un lado las almohadas y en el momento en que pretendía levantar las cobijas, ella se lo impidió empujándolo con su cuerpo para sentarse sobre la cama con los pies apoyados en el piso diciendo.

-¡No Carlos!....No voy a permitir que me humilles de esa manera

Carlos se hizo a un lado alejándose de ella y Ana con voz dolida agregó

-¿Qué más harás?..¿Lamer mi sexo para ver si te sabe a semen?

El respondió preguntando 

-¿A que me sabría Ana?

-A mi más profunda decepción

-Vaya... O sea que me eres infiel y yo soy el que te decepciona. Así no podemos seguir Ana

-Por supuesto que así no podemos seguir ni un día más...¿Cómo te atreves a juzgarme de esa manera?

-¿Y tú como te atreves a pisotear mi dignidad?, yo no pienso ser un cornudo como lo fue él.

Ana no podía creer lo que estaba pasando, la admiración y el dolor que le causaban las palabras de Carlos evitaban que saliera su carácter explosivo, mirándolo con cara de incredulidad le dijo

-¿Qué te pasa Carlos?... ¿Cómo te puedes dejar convencer por tu hermana?... No puedo creer que te controle al grado de llevarte a insultar y humillar a la mujer que dices amar.

-Ella no tiene nada que ver con esto.

-¿No?...Te acabo de ver platicando con ella en la sala de su casa

-Está bien, ¡Ella me lo dijo!... Y si te juzgo es porque tú misma me lo dijiste

-¡¿Qué te dije?!

-Que te querías acostar con él, ¿Así que a que otra cosa pudo haber venido?...De seguro tú le pediste que viniera a coger contigo

Ana miró a Carlos y con voz triste dijo

-No Carlos, no fue así, y ten la seguridad que te pensaba platicar que había venido Alfredo a....

Pensaba explicarle las cosas pero él la interrumpió preguntando con sarcasmo

-¿Me lo pensabas decir?

Ana rió con tristeza y respondió

-Por supuesto Carlos, sabes bien que no te lo ocultaría

-¡Qué cínica eres Ana!... Comienza a hablar entonces que de seguro lo harás con lujo de detalles como te gusta

Ana movió la cabeza negando, no podía creer que él actuara de esa manera y llegó a una triste decisión, lo mejor era terminar, así que le dijo con tristeza pero sin dudar de sus palabras

-No lo haré... Ya no tiene caso Carlos, sin confianza no puede haber nada.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Que tienes razón, no podemos seguir juntos... Quiero que te vayas de mi casa

Carlos quedó mudo, quiso decir algo pero la impresión no lo dejó, miró a Ana con la cara hacia abajo observando sus manos y solo pudo decir

-Muy bien, si eso es lo que quieres, voy a juntar mis cosas y me voy

-No Carlos, simplemente vete, mañana que no esté yo recoges tus cosas y me dejas mi llave con el portero...Por favor... Solo vete y ya no digas nada

Ya no quería escucharlo hablar, se sentía muy herida pero comprendía que Carlos estaba actuando fuera de si influenciado por Rebeca y trató de hacerlo recapacitar diciendo

-¿Sabes?..Creo que me comencé a enamorar de ti cuando me dijiste que no buscabas una vagina de tu propiedad sino a una mujer que fuera tu compañera... ¿Ya ves que fue mentira?... Valgo en relación directa a la exclusividad que tengas sobre mi cuerpo

-¿Entonces debo aceptar que te acuestes con quien te de la gana?

-No, claro que no, solo que... No quiero discutir....Tienes razón..¿Para qué quieres una mujer que se acuesta con el que le da la gana?..¿Cómo puedes confiar en alguien así?... Además yo no estoy dispuesta a pasar el resto de mi vida ocultándome bajo un manto que me cubra de cabeza a pies por temor de ser lapidada, ser tu mujer no significa ser tu esclava y mucho menos una esclava sexual....

-¿Y eso que significa?

-Que no soy de tu propiedad

-Eso lo sé, pero la fidelidad es parte del amor

-Claro, pero sin confianza no hay amor y por ende fidelidad.. No se puede reprochar una infidelidad sin conocer la realidad.

-¿Y cual es la realidad Ana?

-La realidad es que vienes muy digno a exigir con ofensas una explicación y si después de esto yo te explico lo que pasó tendré que vivir dando explicaciones de todos y cada uno de mis actos y no estoy dispuesta a vivir así

-¿Así como?

-Con dudas, intrigas y reproches... Yo estoy dispuesta a platicarte todo...Siempre lo he hecho, a lo que no estoy dispuesta es a que me exijas explicaciones de mis actos, anteponiendo los chismes al hecho de que soy tu mujer.... Cualquiera tiene derecho a sospechar de mi y de ofenderme, ¡Pero tú no Carlos!...Tú estás obligado a saber la verdad y no tienes derecho a ofenderme 

-¿O sea que pretendes ser libre de hacer lo que te venga en gana?

-¡Indiscutiblemente Carlos!

Le respondió Ana tajantemente y acentuando sus palabras con las palmas de sus manos agregó

-Mi libertad solo tiene dos límites, el amor que te tenga y la confianza que me tengas, que al parecer es muy poca

-Al igual que tu amor

-Ya vete Carlos... No me lastimes más, no quiero que digas algo que me haga odiar los más bellos momentos de mi vida

Carlos movió la cabeza afirmando y le dijo

-¿Estás segura Ana?

-Por desgracia si Carlos

-¿Por desgracia?

-Si Carlos... Por desgracia... Ya que te amo y me costará mucho olvidarte, tal vez nunca lo pueda hacer.

-Por lo que veo a él.....

Ana se puso de pie, le levantó la mano y le gritó

-¡Cállate Carlos!...¡No mates con odio la esperanza!

Quedaron en silencio, ella se sentó nuevamente en la cama, puso sus manos sobre sus muslos, se observó las palmas y sin levantar la cabeza agregó 

-Pronto sabrás que me lastimaste sin razón llevado por los celos que encendieron en ti las mentiras de tu hermana...Al menos déjame el recuerdo de lo que fue tan bello.... Es mejor que ya no digas nada y te vayas... Adiós Carlos... Dale un beso a tus papás... Y cuida a la yegüita

Carlos quiso decir algo pero se arrepintió, dio media vuelta y salió de la recámara, cuando ella escuchó cerrarse la puerta de entrada se puso de pie y caminando despacio llegó a ella para poner el cerrojo de seguridad, miró la mesa del comedor, él se había llevado sus libros, cartera y llaves que siempre dejaba ahí y que a ella le molestaba tanto que lo hiciera, pasó su mano encima de la mesa, miró hacia la cortina que cubría el cancel del balcón, su mentón comenzó a temblar sin control, caminó hacia la recamará y se tiró sobre la cama a llorar.

Levantó la cabeza y vio el reloj despertador, eran las 11 de la noche, había estado ahí tirada sobre la cama por más de dos horas, el llanto ya no fluía a sus pupilas, se levantó de la cama y salió de la recámara se acercó al cancel y se asomó por entre las cortinas hacia el departamento de Rebeca, no se veía ninguna luz... “¿Dónde te habrás ido a meter amor?” pensó mientras caminaba hacia la cocina, se sirvió un vaso con leche, lo bebió sin ganas, apagó las luces y se fue a dormir.

A la mañana siguiente se baño, se vistió y salió a ver a unas amigas, cuando regresó al medio día, metió su auto al estacionamiento, entró al lobby del edificio y Don Julián, el portero, se acercó a ella y le dijo con voz triste

-Seño Claudita

-Dígame Don Julián

-El joven Carlos le dejó esto.

Don Julián le estiró la mano con un pequeño sobre amarillo, ella se quedó mirando el sobre por unos segundos, no lo quería recibir, sabía que era la llave de su departamento y lo que eso significaba, el portero le dijo

-Tómelo seño y no se ponga triste, verá que todo se arregla

-¿Qué es todo don Julián?

Respondió ella tomando el sobre, don Julián respondió

-El me lo dio muy triste y usted me lo recibe muy triste, no se llega a mi edad sin aprender nada de la vida, ustedes dos se aman de verdad y cuando la gente se ama siempre hay peleas, pero nunca desamor... Mire, yo soy un hombre mayor, soy muy respetuoso con las personas y más si son mujeres como usted, así que disculpe que se lo diga pero es con todo respeto, está usted más triste que cuando se fue el patrón Alfredo.

-Tal vez don Julián

Respondió Ana y por fortuna para ella en ese momento se abrió la puerta del elevador, entró en el y subió a su departamento, ya dentro lo primero que hizo fue revisar el closet, Carlos había recogido sus cosas, se sentó en la cama pensando con tristeza “Sola otra vez”, abrió el sobre y sacó la llave, dentro del sobre había también una nota, ella dudó en verla pero terminó sacándola del sobre, la desdobló pensando en que leería reproches que le dolerían pero solo leyó “Te amo Ana”, la metió nuevamente al sobre junto con la llave y guardó el sobre en el cajón del buró, se puso de pie y caminó hacia la cocina, se sirvió un vaso con agua y se sentó a la mesa a beberlo en ese momento escuchó el timbre de la puerta, se levantó y al abrir la puerta encontró a Rebeca de pie frente a ella.

-Hola Claudia, ¿Me invitas a pasar?__Dijo Rebeca hipócritamente

-Pásate.

Rebeca pasó hasta la cocina, se sentó en una silla y le dijo usando su tono hiriente.

-Me he  quedado sorprendida al enterarme que el loco de Carlos se fue a vivir a un hotel, me dejó unas cosas suyas en casa y se fue sin decirme en que hotel se hospeda...¿Por qué sería oye?

Ana no quería pelear, sin embargo no sería la burla de Rebeca, así que respondió tranquilamente

-Es fácil saberlo Rebe, cumplí mi promesa, ya pasaron los dos meses, pero no te preocupes él estará poco tiempo por acá, en dos semanas se recibe y se ha de regresar al rancho.. No le dolió mucho la separación

-¿Y a ti?... Hasta donde sé y no me lo dijo él, hubo una pelea entre ustedes y él te dejó

Ana no respondió, solo movió la cabeza afirmando y le preguntó a Rebeca

-¿Por qué te gusta herirme Rebeca?

-¿Sabes?, la verdad es que me gustas y Carlos era un obstáculo, yo sé que pronto lo olvidarás y tal vez podamos...... Por lo pronto podemos ser amigas, ¿No crees?

Ana que había caído en una depresión la escuchó sin admirarse ni exaltarse simplemente respondió

-Si Rebeca, seamos buenas amigas..Ya no hay razón para no serlo

-¿Qué tan buenas corazón?

-No sé Rebeca, incluso no me importa, solo espero que no intentes violarme

-Jajaja... Entre mujeres no hay violación ¿O si?, tú debes saber eres abogada.

-Yo ya no soy nada... Para ser algo es necesario tener interés en algo... Me vale madre, pero no lo intentes Rebeca.

-Bueno, eso se dará a su debido tiempo, me voy corazón, solo quería saber como te sentías, pero ya veo que no estás tan mal como yo pensaba

Cuando Rebeca se retiró Ana regresó a su recámara y se puso a llorar. El tiempo se encargó de calmar su llanto pero no su tristeza, soportó su fingida amistad con Rebeca para mantenerse al tanto de Carlos, ya que sin importar cuales eran las intenciones de Rebeca al hacerlo siempre le platicaba de él, cuando se enteró que había presentado su examen profesional y que ya se había regresado al rancho sintió que morían todas sus esperanzas y se llenó de una gran sed de venganza contra Rebeca, no podía dejar de pensar que ella la había separado de Carlos para poder satisfacer sus deseos lésbicos hacia ella y se desesperaba al pensar en que él le había hecho caso.

Su papá le había dicho que ella no debió haberle pedido que se fuera, que hubiese esperado a que él se calmara para hablar con él pero que al herir su orgullo había terminado con todo, Ana había dicho que prefería perderlo a convertirse en una mujer sujeta a las emociones variantes de su hombre, sin embargo las palabras de su papá la atormentaban continuamente. Al verla tan mal sus papás la convencieron de vender el departamento ofreciéndole que regresara a vivir con ellos y se decidió a hacerlo.

Había pasado mas de un mes hundida en su depresión, poco salía y su única distracción eran las visitas diarias de Rebeca quien no solo se le insinuaba, sino que le proponía abiertamente tener relaciones entre ellas diciéndole “Solo prueba amiga, puedes ser bisexual como yo”, ella siempre se negaba argumentando que le gustaban los hombres y un día Rebeca le preguntó “¿Y donde están esos hombres Claudia?, de seguir así volverás a ser virgen amiga” y eso la hizo dudar. Una tarde Rebeca le comenzó a platicar sobre un jovencito que había conocido diciendo

-Yo me insinué con él en un café y cayó en mis redes a la primera, ya vez que atributos no me faltan, no como a ti pero también tengo lo mío...Ya hemos hecho “cositas” dentro del auto..Tú sabes como es esto....Y te confesaré algo, es muy jovencito 17 o 18, él se siente muy experimentado, pero sin duda es virgen, se la mamé y no me aguantó ni 5 minutos. Jajaja,... Pero tiene una verga preciosa, grande y gruesa, ¿Te imaginas que delicia estrenar a un chico?

-Si claro ha de ser increíble...¿Pero para que me platicas esto?

-Quiero proponerte algo amiga y sé que no me lo negarás... Yo me quiero coger al muchacho, pero no puedo ir con él a un hotel, no me puedo salir tan fácil de casa.

-Hazlo en tu cama, no será el primero.

Ana esperó una reacción de enojo por parte de Rebeca sin embargo ella rió diciendo

-Eso si, pero sabría donde vivo, además mi esposo ha estado llegando de improviso a diferentes horas, incluso varias mañanas ha regresado “porque olvidó algo”

-Te estará vigilando amiga.

-Es posible, por eso te quiero proponer algo

-Dime

-¿Que tal si le digo que venga a tu casa?, al llegar tú lo recibes y me hablas por teléfono, yo le digo a mi marido que quieres platicar conmigo y me dejas coger con él en tu cama... Sé que me va a costar el favor, así que te propongo que después de ese día lo compartamos ya sea a solas o podríamos organizar un delicioso trío...Sentirías su gran verga y yo disfrutaría de tu delicioso cuerpo

-No quieres que sepa donde vives, pero si que sepa donde vivo yo...¡Ah que chingona!... Y el pago no me convence, yo no estoy de humor para acostarme con nadie

-Tú te lo pierdes, él tiene una verga increíble y yo te podría hacer disfrutar como nunca lo has hecho...Y por lo demás ¿Que importa que sepa donde vives?, tú ya pusiste a la venta tu depa...

-¿Quién te dijo?

-Yo me entero de todo amiguita.

Ana se quedó dudando, pocos sabían de sus intenciones de vender el departamento, pensó “¿Cómo diablos se enteró esta cabrona?...Sin duda sabe todo acerca de mi vida...Pinche vieja como enemiga a de ser un peligro...También como amiga” Así que pretendió buscar un pretexto que no denotara su negativa y le dijo

-¿Y mientras tú te lo coges que se supone que haré yo?...¿Voy a platicar con tu marido o qué?

-Jajaja... ¡Claro que no!.

-Y si me ve salir y me pregunta por ti ¿Que le digo?.. “No te preocupes, se quedó cogiendo en mi cama”...No seas infantil Rebeca

-No, no, no, la cosa sería así...Yo me meto a tu recámara con él, tú finges salir pero te esperas en la otra recámara, ya que terminemos y se vaya, te aviso y te platico con lujo de detalle.... Yo sé que no es el mejor trato pero le harías un favor a una amiga... ¡Di que si!, es más si aceptas soy tu esclava por una semana

-No estamos en la primaria Rebeca, quieres serle infiel a tu marido por enésima vez y me pides que te preste mi cama... ¿En que piensas amiga?

-En que me hagas un favor...Yo te puedo ayudar más de lo que te imaginas

Ana se quedó pensando unos instantes y respondió

-Está bien, pero hazlo pronto ya que la semana que viene me largo de la ciudad y no pienso dejarte las llaves del departamento

-¿Por qué?

-Porque lo usarías para tus desmadres.

-Me refiero a lo de irte..¿Por qué te vas?

-Me voy a ir un tiempo al condominio de mis papás en la playa y después decidiré a donde me voy a vivir o tal vez me quede ahí, quiero vivir cerca del mar, tengo muchas cosas que olvidar Rebeca, no quiero estar donde todo me recuerde..... En fín

Rebeca se despidió y salió del departamento, Ana se quedó pensando “Que puta eres amiga, pero es tu problema, lo que si es que debo cambiar las sábanas, sobre mis sábanas no vas a coger”.

Una semana después Ana se despedía de don Julián diciendo

-Va a venir mi papá seguido don Julián, usted ya lo conoce, él me va a hacer el favor de vender el departamento, me dio mucho gusto tratar con usted, es un hombre muy agradable.

Lo hizo sonrojar al darle un beso en la mejilla y le dio un sobre con dinero, él reteniendo el llanto le dijo

-Es mucho dinero señito Claudia, no se lo puedo aceptar

-Es que no le estoy preguntando.. Usted debe hacerle caso a los inquilinos y yo le estoy diciendo que esto es suyo

-Gracias niña.. ¡Que Dios te acompañe!

Ella salió con los ojos húmedos por la emoción, se subió a su auto y se fue convencida en que no regresaría.

Dos semanas después caminaba por el pasillo del condominio de la playa acompañada de Alejandro, vestía un bikini blanco, su piel ya estaba bronceada, llegaron a su departamento y él le quitó las llaves de las manos para abrir la puerta, de pie en la puerta ella le dijo

-Gracias por invitarme a comer Alex.

-De nada Clau...¿Vas en la noche a la fiesta que organizaron en la alberca?, van a ir casi todos los vecinos, los que ya estamos aquí claro... Va a estar bien, tomamos unas copas, bailamos y cenamos...

-No tengo ganas Alex... Es que.... Bueno bajaré un rato contigo, pero solo una media hora, ¿Te parece?

-Me parece perfecto, ahí te espero

Por la noche salió de su departamento y bajó a la alberca, usaba un vestido ajustado a medio muslo, anudado tras del cuello y escotado por la espalda, no usaba sostén y calzaba unas sandalias sin tacón, se había animado a maquillarse y bajó a la alberca donde bebió una copa con los vecinos que ya habían llegado ese fin de semana a iniciar sus vacaciones, jugó con los niños y antes de una hora regresó dispuesta a dormirse. Caminó por el pasillo hasta la puerta de su departamento y se quedó de pie recargada en el barandal del pasillo observando la fiesta en la alberca, miró de lejos a Alex, que le hizo señas de que bajara y ella negó con el dedo índice, sonó su celular, lo sacó de su bolso sonriendo por suponer que era Alex pero tenía un mensaje en el que le enviaban una foto.

Le movió la cabeza a Alejandro pensando que era de él y al abrir el mensaje vio la foto, era de un pequeño caballo blanco de pie al lado de una gran yegua. De inmediato supo de que animal se trataba y sintió emoción, bajó la tenue luz del pasillo permaneció un rato observando la iluminada pantalla de su teléfono.

-Se llama “Daffy” le pensábamos poner Lucas, pero ya existe un caballo con ese nombre.

Volteó hacia la voz y vio a Carlos caminando hacia ella, su corazón latió rápidamente por la enorme emoción que pretendió ocultar diciendo

-¡Que linda!

-¿Cómo supiste donde estaba?

-Fui al departamento un día después de que te fuiste, me abrió tu papá y al saber quien era me invitó a pasar y junto con tu mamá tuvimos una muy larga plática, yo regresé al rancho pero no lo soporte más y vine a buscarte

-De ahí el nombre de la yegüita, te platicaron mi infancia mis papás

-Así fue, De hecho yo quería llamarla Claudia ya que es como tú, “linda de corazón”, pero mi mamá se opuso diciendo que te molestarías así que usamos el nombre de tu personaje preferido, el gran pato Lucas.

-Pero “Daffy” es nombre masculino...¿Que no?

-No creo que ella lo sepa o le importe...Pero se lo puedes cambiar, es una de las cosas en que nos superan los animales, ellos saben escuchar el corazón y no las palabras... De ahí que Daffy necesite que su dueña la comience a tratar para que unos meses más la dome..Yo le doy todas las mañanas sus zanahorias y su terrones de azúcar, pero no es lo mismo, debe saber quien es su mejor amiga y dueña.

-¿Por qué no la domas tú?

Preguntó Ana caminando hacia la puerta de su departamento y él respondió

-No puedo Ana...Yo tengo que domar a una potranca que me ha tirado varias veces, en la última caída casi me mata pero no pienso desistir en mi empeño...

Ana metió la llave en la cerradura, pero no abrió, se volteó de frente a Carlos y aunque sabía a lo que él se refería aún así preguntó

-¿Y qué le ves a esa potranca tan salvaje si debe haber muchas de donde elegir?...Sin incluir el hecho de que ya te demostró que no puedes confiar en ella...¿Ya te tiró no?

Carlos sintió que el mundo se le venía abajo, bajó su mirada y dijo

-Pero no fue su culpa, a veces uno se deja llevar por el temor que le alimentan los demás y desconfía en si mismo, ocultando su cobardía en ella, ella al sentir que su jinete y compañero es un maldito cobarde responde quitándoselo de encima...¿Te acuerdas?   “Lo único que la vida....

Ana completó la frase diciendo

-..Y el ejercito no perdonan es a los cobardes”...¿Y le piensas pedir perdón para poder montarla cuando quieras?

-No, lo que quiero es ganarme su confianza y su compañía

Respondió Carlos con voz que denotaba una súplica, Ana abrió la puerta y le indicó a él que pasara, él entró cerrando la puerta detrás de él, ella se metió a la cocina y él caminó hacia la sala, abrió el cancel y salió a la terraza, inspiró profundamente la brisa marina y se quedó observando hacia la oscuridad del mar, Ana salió a la terraza, se paró junto a él y le preguntó

-¿Y por qué te quieres arriesgar a sufrir más caídas ya sea por desconfianza, cobardía o lo que tú quieras?

-Tal vez no me logre explicar Ana, pero nada en éste mundo vale la pena si no la tengo a ella

-¿Tanto así?

Carlos afirmó con la cabeza, la brisa jugaba con los cabellos de Ana, él se giró para observarla y ella hizo lo mismo quedando los dos de frente, Carlos comenzó a hablar diciendo

-Ana, yo....

Ella lo interrumpió al preguntar

-¿Y duelen las caídas?

-Es un dolor tan grande, que te hace llorar amargamente

-¡Auch!

 Expresó Ana y preguntó

-¿Y por qué si ya sabes lo que duele no te detuviste bien para que no te tirara?

Carlos separó sus manos frente a Ana, soltó un chasquido de tristeza, sintió humedecerse sus ojos y caminó hacia la sala, ella lo detuvo del brazo y preguntó

-¿Y cuando te tira, que se supone que hay que hacer?...¿Huir adolorido o intentarlo nuevamente?

Carlos se volteó frente a ella y le dijo

-Cuando la potranca te tira usualmente se aleja de ti, en lo personal pienso que es una forma de demostrar su grandeza y su dolor al notar que no lo lograste... Entonces hay que ponerse de pie todo adolorido, acercarte a ella y antes de intentar montarla nuevamente hay que hablarle.

-¿Y que se le debe decir?

-Le puedes explicar muchas cosas, pero ella solo sabrá escuchar la verdad de tu corazón cuando le digas...¡Perdóname por fallarte..Te amo Ana!

Ana lo abrazó diciendo entre llantos

-¡Claro que la escucho Carlos, me has hecho tanta falta!

Lo dio un beso en la boca que se repitió muchas veces, ella desanudó su vestido detrás de su cuello y lo dejó caer hacia el frente, él se quedó unos instantes observando sus hermosos pechos bronceados a excepción de la marca del bikini sobre sus aureolas, ella sonrió avergonzada diciendo

-Es muy pequeño mi bikini

-Eres tan hermosa Ana... ¡Te adoro!

-¿Quieres montar a tu potranca?

-Prefiero hacerle el amor a mi mujer

A la mañana siguiente mientras desayunaban en el restaurante de la playa, ella le dijo

-Respecto a lo de Alfredo...

-No me importa lo que haya pasado

Dijo Carlos evitando que ella dijera algo al respecto, Ana sonrió, le dio un beso en la mano y le dijo

-Eres un tonto, estás celoso.... Me fue a decir que iba a ser papá y que me quería comprar mi parte del negocio...Me ofreció una fuerte suma de dinero y yo acepté su propuesta.

-¡En la madre!.... ¿O sea que mi mujer es millonaria?

-Eso no importa....¿Qué hacemos con el dinero?

-Guárdalo, por lo pronto no nos hará falta... Será un buen patrimonio para nuestros hijos

-¿Vamos a tener hijos pronto?

-Cuando tú quieras...¡Diablos amor!... Tú haciendo negocios y yo suponiéndote infiel.. ¡Qué caída tan dura!...

Ana notó la vergüenza de Carlos y cambió la plática diciendo

-Hay que recoger tu equipaje en el hotel donde te hospedaste, vamos a pasar unos días aquí, ¿Te parece?

-Si, nos quedamos el tiempo que quieras

-¿Y como está Rebeca?

-Muy mal, se fue a vivir con Beatriz, mi cuñado le pidió el divorcio.

-¡No me digas!

-Si, se enteró de todas sus infidelidades, dicen que a él le mandaron un video donde Rebeca estaba cogiendo con un jovencito y ella tuvo que confesar todo lo que había hecho... Mi cuñado no lo soportó y la corrió de la casa

-Ni hablar... Tenía que pasar algún día

Dijo Ana, mientras giraba nerviosa el anillo con un diamante que él  había puesto en su dedo.

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Si quieres que te sea infiel... Lo puedo ser

La Historia de Susana (Fin)

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Te fuí infiel, ¿Me perdonas?

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Amantes (fin)

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Le Cumplí un deseo

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Costumbre (Fin)

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Mis primeras experiencias (5)

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