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Mi historia con Lucía (Parte 2)

en Grandes Series

Por la noche subimos a cambiarnos de ropa y fuimos a cenar a un restaurante, ya de regreso en la habitación del hotel ella me besó en la boca y comenzamos el maravilloso y excitante juego de la pasión, me hizo acostarme boca arriba y después de hacerme sentir en mi pene la delicia de su húmeda boca, me puso un condón y me montó. Era increíble verla levantar y bajar sus muslos a los lados de mi cuerpo para hacer que mi pene entrara y saliera de su vagina, sus lindos pechos se movían y bajaban al ritmo de su cabalgata, yo los tomé en mis manos los acaricié y después baje mis manos hacia su cintura para fingir que con ellas levantaba y bajaba su cuerpo para hacerla gozar… Ver su cara era excitante, estaba enrojecida por el rubor y su frente se perlaba de sudor, algunos de sus cabellos se pegaban a su cara metiéndose en su boca abierta, sus ojos con su mirada perdida y su gesto de inmenso placer me enloquecían  

Después de cabalgar sobre de mi un buen rato se sentó con fuerza para que mi pene entrara hasta el fondo de su vagina, pasó sus manos hacia atrás apoyándolas en mis muslos, arqueó su espalda sacando su pecho, hizo su cabeza hacia atrás y con su cara hacia el techo de la habitación soltó un sonido gutural semejante a un “Agggrrr”.

Fue algo increíble, enderezó su cabeza con su cara hacia el frente y al ritmo de sus contracciones la bajaba hacia sus pechos, yo sentía sus contracciones sobre mi pene, sus muslos se apretaban rítmicamente sobre mis costados, ya no pude retenerlo y en medio de su placer yo dejé venir el mío, levanté mis nalgas empujando su cuerpo como si deseara estar más adentro de ella y sentí mi semen fluir en el orgasmo más fuerte e increíble que hubiese tenido en mi vida, al terminar mi orgasmo y llevado por lo maravilloso del momento le dije en voz alta

-Me encantas Lucía, eres increíble, coges divino mujer, eres maravilla de hembra Dios mío

Ella se recostó sobre de mí, sentí la humedad de su frente sobre mi cuello y el sudor de su cuerpo sobre mi pecho, al pasar mis manos por su espalda y sus nalgas su piel estaba humedecida por el sudor que el placer había hecho fluir por sus poros, ella me dijo

-Que increíble Ricardo, nos venimos juntos corazón, lástima que haya sido en el condón, me hubiera encantado que me inundaras de semen.

Yo hice un movimiento para obligarla a levantarse y de mala gana se dejó caer a un lado de mí, por lo que le dije

-Perdón chiquita, pero no debemos dejar que se pierda la erección adentro, se saldría el condón

Quité el condón de mi pene y me quedé acostado boca arriba, ella cubrió con su antebrazo sus ojos y así permanecimos en absoluto silencio y sin tocarnos. Después de varios minutos ella rompió el silencio diciendo

-Me encantaría dormirme llena de ti, pero no quieres problemas en tu vida

-Yo no compré los condones Lucía, tú me lo diste, así que la que no quiere problemas eres tú

-Tal vez

Me levanté para ir a tirar el condón y ella me dijo en voz alta

-Yo no me cuido Ricardo, además ninguno trae su certificado de buena salud y como no sabemos nada uno del otro, más vale prevenir que morir.

-¿Pones en duda mi salud?

-Siempre será mejor dudarlo

-Eso que ni que, siempre es mejor protegerse

-¿Lo harías sin condón?

-No

-Te aseguro que un día te quedarás dentro de mí aunque sea la última vez que lo hagamos

-No creo que me atreva a eso Lucía

Respondí mientras caminaba del baño a la cama me subí acostándome boca arriba junto a ella, tomé su mano entrelazamos nuestros dedos y me dijo

-¿Te pido algo y no te enojas?

-Si preciosa, lo que quieras

-Cuando termines ya no me digas “Que rico coges, que buena estás” y todo lo que me has dicho, no me gusta Ricardo.

-Perdón, no pensé que te molestara que te lo dijera.

-Claro que no lo pensaste… Pero no te disculpes, soy yo la que está mal, tal vez mis deseos de sentirme mujer me hace olvidar que solo soy un buen cuerpo para disfrutar

-¡No seas dramática!... No lo vuelvo a decir y ya ¡Por Dios! No es para tanto…. Me quedaré callado

-Ricardo, yo sé que nuestro acuerdo es sexo y nada más… Pero entiende que también soy mujer, un ser humano sensible….Yo solo pido una expresión de cariño de tu parte carajo

-Mira Lucía, creo que si uno está perdidamente enamorado de una mujer decir “Te amo” en ese momento se dirá sin siquiera pensarlo… Pero yo nunca se lo he dicho a alguien, ni siquiera a la que fue mi novia y eso que la quería mucho

-Dime una cosa… ¿Me quieres?... No digo que me ames con locura, pero sé que me quieres como tu amiga o tal vez un poco más…. ¡Nada te cuesta decirlo y no tratarme como puta carajo!.. Solo te falta dejarme el dinero sobre el buró Ricardo.

Su enojo por lo que para mí era algo sin importancia me hizo responder en tono molesto

-No te entiendo Lucía, lo que es más ya no entiendo nada… Voy de sorpresa en sorpresa enterándome de quien eres, de lo que haces y ahora me preguntas eso, solo falta que me digas que eres mi prima o mi hermana o que estás enamorada de mí… Lo nuestro es solo sexo y lo estamos disfrutando, de otra forma ¿Qué demonios hacemos aquí?

Ella se sentó en la cama y mientras acomodaba su cabello me dijo sin mirarme

-No te enojes corazón, entiendo que lo nuestro es solo sexo, era lo que yo quería, pero lo que acabamos de hacer fue tan lindo que… Perdón, no sé qué me pasa…. Tal vez me salió lo romántica y como te tengo un gran cariño…. Mejor olvidamos lo que pasó

Sentí deseos de decirle que para mí también era especial pero estaba lleno de dudas sobre la clase de mujer que era y estúpidamente pregunté

-¿Tú querías acostarte conmigo? ¿Desde cuándo? Y si siempre pides lo que quieres ¿Por qué no me lo pediste?

-Te responderé las tres preguntas. Si no lo quisiera no estaría aquí desnuda a tu lado, ¿Desde cuándo?, desde que me demostraste la clase de hombre que eres ¿Por qué no lo pedí? Simplemente por lo que ya sabemos “Hombre que le pide a una mujer las nalgas es un Don Juan, mujer que las ofrece es una puta” y lo que menos quiero es que me vuelvan a tratar como tal.

Sentí que era el momento de hacerla hablar y pregunté

-¡¿Que te vuelvan?!... Debo entender que ya te trataron como tal,  ¿Te acostabas con el que te gustaba?

-No Ricardo, por mucho que me guste un hombre no lo haría hasta no sentirme segura con él

-¿Segura de qué?

-De que en realidad es un hombre y no un simple macho

-¡Buen golpe!... ¿Y cuántos te han hecho sentir esa seguridad?

-¿Celoso?

-Más bien curioso

-Si estuvieras celoso con gusto te lo aclaro, pero no suelo responder a los curiosos

Se acostó de lado y me dijo

-Apaga la luz y abrázame, ya me quiero dormir

Yo lo hice, junté mi cuerpo al suyo y me puse a acariciar suavemente su muslo mientras besaba su hombro, y su espalda, después de un rato de hacerlo ella con voz casi apagada por el sueño me dijo

-¿Solo curioso?..¿A cuántas has tratado así después de hacerlo con ellas?

No respondí ya que su pregunta me llevó a pensar en mí vida. A mis 25 años era la primera vez que pasaría la noche con una mujer sintiendo su piel desnuda junto a la mía, mis primeras experiencias sexuales habían sido a los 17 con una mujer de unos treinta y tantos años, divorciada y mamá de una amiga, me había tomado como su “alumno sexual” enseñándome como y donde hacerla gozar, aún recuerdo sus instrucciones, “Bésame así, lame aquí, no lo metas hasta que yo esté lista, si lo haces antes de que la mujer esté lista a lo mucho sentirá que se masturba, el hombre debe tener calma, ir despacio, seguirle el ritmo a la mujer, llévala a la desesperación por sentirte dentro de ella”. Sin duda tengo grandes recuerdos de Laura, doña Laura, como la conocíamos entre los amigos, no solo me enseñó a complacerla sino también a callar que lo había hecho ya que siempre al terminar me decía “Los caballeros no tienen memoria y tú eres un caballerito muy lindo”

Después había tenido sexo en hoteles de paso incluso con la que fue mi novia y de quien yo estaba o creía estar enamorado, pero pasar la noche con una mujer después de un excelente sexo nunca lo había hecho y me sentía feliz de hacerlo sin lograr entender que era lo que me hacía disfrutarlo tanto con Lucía, ella se durmió recibiendo mis caricias y suaves besos mientras yo poco a poco fui perdiendo la consciencia hasta quedar profundamente dormido.

Al día siguiente nos levantamos y nos metimos a bañar juntos entre besos y caricias, ella se arrodilló frente a mí y comenzó a lamer y a saborear mi pene, lo metía a su boca y al sacarlo me masturbaba con su mano para metérselo nuevamente en la boca , mientras lo acariciaba con su mano sintió que me endurecía y cuando yo esperaba que se separara de mi ella lo metió a su boca para recibir mi descarga de semen, la vi tragarlo y me sentí emocionado, acaricié sus cabellos y le dije

-Eres muy linda Lucía

Ella se puso de pie, me besó en la boca haciéndome sentir el sabor de mi semen que había quedado impregnado en su lengua y antes de salir de la ducha subió sus hombros y me dijo

-Me gustó hacerlo, me gusta complacerte Ricardo

-¿Se lo has hecho a muchos?

No respondió a mi pregunta, simplemente sonrió y se comenzó a secar… Yo cerré la regadera y cuando salí a secarme, ella desde la habitación me dijo

-Tenemos que comprar condones Ricardo… No lo olvides ahora que salgamos

-¿Vendrás conmigo a ver la obra?

-Claro, venimos a trabajar no lo olvides

-Gracias, quería que me acompañaras

Ella se vistió con unos shorts y una playera, yo me vestí de pantalón y camisa ya que no podía ir en “plan vacacional”, desayunamos en el hotel y salimos a la obra, en el trayecto ella comenzó a hablar con la vista fija en el parabrisas del auto

-No te rías, pero mi nombre completo es Lucía Bibiana Monserrat Lozano Camargo, pero no me gusta que me digan Bibi ni Monse, prefiero Lucía, tengo 21 años, estudio contabilidad, mi familia vive en Sonora yo soy la segunda de dos hijas, no tengo hermanos lo que me hace heredera de los negocios de mi papá al cincuenta por ciento… Vivo en un departamento que me compró mi papá cuando fui a estudiar a la capital y cobro sueldo de hija consentida y mimada acostumbrada a tener todo lo que quiere con solo pedirlo… O sea que en realidad soy todo un caso patético de la exageración del consentimiento paterno

Yo la voltee a ver extrañado y antes de poder decirle algo ella continuó su monólogo diciendo

-¿Que más te digo?… Algo sobre lo que te tiene “curioso”. Nunca he tenido sexo sin condón y jamás he tenido el semen de un hombre, más bien dicho nunca lo había tenido ya que ahora lo probé solo porque era el tuyo… que más, que más…. Nunca me han hecho el sexo oral, por si quieres ser el primero.

Estacioné el auto dentro de lo que sería el estacionamiento del hotel que construíamos y antes de bajarnos le pregunté.

-¿Por qué siempre lo has hecho con condón?

-Porque para mí, Lucía, el semen de un hombre dentro de mis entrañas debe ser algo reservado para el hombre que ame con todas mis fuerzas ya que su semen es parte de su vida, algo capaz de fecundar mi cuerpo llenándome de otra vida y solo lo aceptaré por amor… Tienes razón en lo que de seguro estás pensando, nunca amé a alguien lo suficiente para eso… Y lo más importante, no soy ninguna clase de puta

-¿Por qué probaste mi semen Lucía?

-Ricardo ¿Soy muda o eres sordo?

Respondió molesta y al tratar de abrir la puerta del auto yo la detuve del brazo preguntando

-¿Con cuántos lo has hecho Lucía?... Alguien te debió haber enseñado a hacer lo que haces

Con un movimiento violento separó su brazo de mi mano y respondió enojada

-¡No lo sé Ricardo!, no sé quién me enseño, tal vez uno de los múltiples amantes que supones que tengo, o tal vez he visto mucha pornografía o tal vez soy simplemente una mujer normal que busca complacer a su hombre y llenarlo de placer en la cama llevada por el instinto sexual de cualquier ser humano…¿Cómo diablos voy a saber?... ¡Lo hago porqué me nace hacerlo y punto!

Bajó una pierna del auto apoyándola sobre el suelo y en ese momento como un perfecto imbécil le dije

-No te enojes mujer, solo quería saber con cuantos lo has hecho, eso era todo

Ella metió su pierna dentro del auto y cerró la portezuela, me miró fijamente a los ojos y comenzó a hablar lentamente tratando de dar la mayor claridad a sus palabras

-¿Eso era todo?... Ahora la que no entiende un carajo soy yo, ¿Qué te importa quién me enseñó?, ¿Le vas a ir a agradecer que me convirtió en una buena amante? ¿O que otra razón puedes tener si solo me quieres para coger?... Eres muy tonto amorcito, tienes a la mujer que deseabas en la cama y en lugar de disfrutarla al máximo, te destrozas el hígado pensando en quien o con quien aprendió a ser mujer… ¡Ya… Me estás… HARTANDO!

Abrió la puerta del auto y se bajó, yo baje del auto y al acercarme a ella traté de decir algo pero levantó su mano para indicarme que no hablara, tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos y caminamos hacia la construcción. En la oficina del arquitecto residente vi los avances y salimos a recorrer la obra, me sentía bien al observar como miraban a Lucía y yo la abrazaba por la cintura bajo cualquier pretexto. Pasamos ahí toda la mañana, ella me ayudó a revisar las facturas de los gastos y mientras lo hacía yo platicaba con el arquitecto en el otro extremo de la oficina, él me preguntó

-¿Es su novia?

Yo miré a Lucía, dudé unos segundos y le respondí

-Sí… Sí es mi novia

Cuando Lucía terminó de ordenar las facturas con la secretaria de la obra, las puso en una carpeta y después de firmar que las había recibido nos despedimos y regresamos al auto, dentro de éste le dije

-Perdóname por lo de antes Lucía, es que….

-No digas más Ricardo, ya sé que estás celoso

-No es eso, te juro que no es eso

-¡Aja!.... Es tu turno de hablar de ti

-Creo que ya sabes mucho de mí… Quiero hacerte el amor

-¿Serías capaz?

-¿De qué?

-De hacerme el amor

-Lo haré cuando esté celoso

No respondió, al llegar al hotel subimos a la habitación para cambiarnos, ella se metió a bañar y al terminar salió desnuda a la habitación y mientras sacaba un bikini del cajón del closet yo dije

-Ven, súbete a la cama

Sobre la cama, la besé en la boca y bajé a besos por todo su cuerpo, separé sus piernas y besé su sexo, ella gimió de placer, separé sus labios vaginales y comencé a lamer y a besar su sexo, metía mi lengua en su vagina y lamía su clítoris, poco duró, apretó sus muslos sobre mi cabeza la sentí “brincar” varias veces y después relajó sus piernas, cuando me enderecé ella me preguntó

-¿Quién te enseñó a hacerlo?

-¿Celosa?

-Mucho

Sonreí al sentir “el golpe”, no solo era una bella y linda mujer sino que era inteligente y sabía analizar y controlar las situaciones, me senté en la cama y besé una de sus rodillas y le dije

-Fue con una mujer mayor que yo, se llamaba Laura, la primera vez lo hice solo porqué me dieron ganas de hacerlo, la quería complacer, y después ella me enseñó donde y como lamer para llevarla al orgasmo

-¿O sea que lo hiciste por instinto?... Ella solo te dijo donde le gustaba más tener tu lengua

Me reí no sé si de sus palabras o de mí mismo o por el gusto de saberla una mujer inteligente que me había regresado “la pedrada” y solo le respondí

-Se bien a dónde quieres llegar

-No pienso discutir, mejor ponte un condón y sigamos en lo nuestro

 

 

 

 

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