Aída estaba en la cama acostada boca arriba con una pierna doblada y la otra estirada, con una mano acariciaba la piel de su pubis y con la otra quitaba de su cara su cabello humedecido por el sudor, comenzaba a sentir como el cálido semen escurría de su vagina, estiró la pierna que tenía doblada para juntarla con la otra y apretó con fuerza su vagina mientras giraba su cuerpo para quedar recostada sobre su costado tratando de evitar que el semen escurriera sobre la sábana.

-¡Que delicia!, que increíble forma de venirme, me encanta como me acaricias por dentro, como tu pene endurecido me empuja las entrañas cada vez que lo metes hasta el fondo, y el calor de tu semen es lo mejor que he sentido, te vacías, realmente te exprimo hasta la última gota de esa lechita deliciosa que tienes.

Así se dirigió a Mario con voz suave y cansada por el placer, él permanecía recostado a su lado aún jadeando, su pene no había terminado de perder la erección y se veía húmedo de líquidos de la vagina de ella y de semen. El respondió girando su cabeza hacia Aída

-Si preciosa, me dejas seco, me sacas toda la leche, eres insaciable, me gustas Aída, realmente me gustas, ver tu cuerpo debajo de mi y sentir tus piernas apretando mi cintura mientras me muevo dentro de tu vagina hace que entregue todo lo que tengo dentro, que buena estás mujer y coges de maravilla. Nunca me he venido dentro de una mujer de la forma en que lo hago contigo, siento mi orgasmo correr desde mi cabeza hasta mi pene y terminar arrojando con fuerza mi semen varias veces dentro de ti en un placer indescriptible. Qué venidas tan fenomenales me da este cuerpazo que tienes

Aída sonrió de satisfacción, con su mano limpió el semen del pene de Mario, lamió el semen de su mano y le dijo "Me gusta su sabor Mario, de verdad que me gusta", se abrazó a él juntando sus cuerpos y apoyó su cabeza sobre su pecho permaneciendo así varios minutos escuchando la respiración agitada de él, los dos permanecían con los ojos cerrados, sintió como la respiración de Mario se normalizaba y para romper el letargo que los estaba llevando al sueño se enderezó, se levantó de la cama y poniendo una mano sobre su vagina se dirigió al baño, se sentó sobre la taza del WC y le dijo a Mario.

-Realmente no me siento lesbiana o bisexual, acepto que Carmen es una mujer sumamente bella, tiene unas piernas preciosas, unas curvas muy sensuales, unos pechos que sin ser muy grandes son redondos y firmes y un sexo envidiable, sus labios no son grandes, no sobresalen de ellos los labios internos, es de un color rosado precioso y la verdad tiene un sabor placentero.

-Por favor Aída, describes a Carmen como si fueras un hombre y dices no ser bisexual, no entiendo preciosa, no entiendo nada.

Aída salió del baño y se subió a la cama junto a Mario le dio un beso húmedo en la boca y le dijo.

-¡Ay corazón, que tontos son los hombres!, tú mujer es increíblemente bella y la belleza de una mujer la sabemos apreciar las mujeres.

-¡Por Dios!, yo reconozco que existen hombres… digamos galanes… pero no por eso me pongo a mamarles la verga.

-Mario, ni Carmen ni yo andamos buscando mujeres, entre nosotras pasó algo especial y yo lo aproveche para llegar a ti y lo logre. Contigo he cogido ya muchas veces y me encanta, te puedo decir que si me dan a escoger entre lamerle el sexo a Carmen o mamarte esa verga preciosa que tienes y comerme la leche que le sale en grandes cantidades, prefiero esto último… Y tu mujer tampoco es bisexual, fué tan solo una aventura loca entre nosotras. ¿Sabes cual es el problema de Carmen?

-No, dímelo

-Que se siente incapaz de satisfacer a cualquier hombre, ella piensa que lo que tú le dices cuando cogen lo dices por el amor que le tienes, está convencida que si tienes a otra mujer en automático la dejas a ella. ¡Pero ya ves que no!, yo supuse que cogiendo contigo te separaría de ella, pero estás perdidamente enamorado de tu mujer y no la dejarías nunca ni por mi ni por nadie. No sé, será que René la dejó por ser muy mala en la cama, o lo que sea, pero no me explico cual es su temor hacia los hombres, y mira que se le acercan hombres en la calle.. Con ese cuerpo ¿Quién no busca una oportunidad?

-¿O sea que querías separarnos y por eso te prestaste a su relación, al trío y por eso coges conmigo?

-No, no me mal interpretes, Me gusta tener a Carmen en la cama, si quise separarlos ya que te quiero para mi, pero ya entendí que nunca lo serás y cojo contigo por que estoy digamos ¿enamorada?.

-¡Por favor Aída!, no digas tonterías

-No, no es ninguna tontería, pero no tiene caso discutirlo, ¿Te gustaría que viviéramos los tres juntos?, a Carmen no le pareció mal.

-Dios mío Aída, ya no entiendo nada, ¿Qué carajos pretenden ustedes hacer conmigo? ¿Encerrarme en un puto manicomio?, ¿Matarme de un pinche infarto?, ¡¿Qué chingada madre es todo esto?!

-Es muy simple Mario, tienes dos mujeres que cogen contigo apasionadamente y se satisfacen entre ellas, eso es el resumen de esto.

-¿Carmen sabe que tu y yo…. Que somos amantes?

-¡No!, ¿como crees?, claro nos vio coger, y sabe que eres mi amor imposible, pero yo no le diría lo nuestro. Claro que si viviéramos los tres juntos sabría que tú y yo cogemos muy seguido y sería mas notorio al quedar yo embarazada.

-¡Están locas Aída, completamente locas!, y esto de quedar embarazada… no estarás..

-¡Por Favor Mario!, estaré loca, seré muy puta, pero no me embarazaría sin tu consentimiento, ¡claro que me cuido!.. Pero ¿sabes que deberías hacer?

-¡¿Qué estupidez se te está ocurriendo?!

-No te exaltes, ni grites, escúchame bien.. Haz un trío con tu mujer y otro hombre, la haces sentir una mujer capaz de satisfacer a cualquier hombre, a mi me embarazas, desaparezco de la faz de la tierra y asunto resuelto.

Mario se levantó enojado de la cama, se vistió y se dispuso a salir, Aída se puso de pie desnuda frente a él quien no resistió la cercanía de su cuerpo, la abrazó y le dio un beso "¿Qué locura es esta Mujer?", preguntó, Aída rió y le dijo "La del amor y la pasión, la de la lujuria en su máxima expresión, la del deseo de unos cuerpos ardientes, la de querer un hijo del hombre que se ama, la del demonio encerrado en el cuerpo de dos mujeres a las que no te puedes resistir" Mario la besó nuevamente en la boca y salió del departamento para dirigirse a su casa.

Cuando llegó a su casa Carmen lo esperaba nerviosa, y le preguntó

-¿Qué has pensado amor?

-¿De qué chaparra?

-De la cena con René

-Nada chaparra, vístete muy sexy, muy deseable y deja que las cosas sucedan, claro que yo estorbaría, sería mejor no estar presente.

-No amor, necesito que estés aquí.

-¿No querrás que hagamos un trío?

-No estaría mal, así sería mas fácil para mi.. ¿Tú crees que sea capaz de satisfacer a René?... Me da miedo amor, mejor lo cancelamos.

-Eres capaz de satisfacer a cualquier hombre o a muchos juntos, no lo vamos a cancelar, tú solo deja fluir las cosas y verás que eres una maravilla de mujer para el que sea.

Esa noche, como ya era costumbre, se fueron a la cama sin hacer el amor, Carmen añoraba los tiempos en que su esposo la poseía en cualquier lugar de la casa, el comedor, la sala, la cocina, en el piso, sobre las mesas, vestida haciendo tan solo a un lado su panty o sobre la cama completamente desnuda.. y cuando su menstruación se presentaba él ponía su miembro entre sus piernas, entre sus pechos o en su boca, pero su semen rara vez no estaba sobre o dentro de ella, hoy se sentía rechazada, no deseada y eso le dolía tanto que haría lo que fuera por regresar a "la normalidad", ella abrazó a su esposo que ya dormía y dijo en voz baja "Te amo Mario, como desearía que me entendieras, que entendieras lo que siento, por Dios amor, te necesito tanto" y se quedó dormida.

El viernes por la noche Mario intencionalmente llegó retrasado a su casa, eran la 9 de la noche, Carmen lo recibió con un beso en la boca y le dijo en voz baja "Hace casi una hora que René esta aquí". Mario no respondió, solo observó a su mujer, vestía una minifalda a la cadera, una blusa negra transparente que le cubría hasta el ombligo resaltando la blanca piel de su vientre y parte de su pubis, la blusa dejaba de ser transparente en la zona de sus pechos a causa del sostén que usaba dejando mucho para la imaginación, sus hermosas piernas desnudas desde la mitad de sus muslos hasta los pies que estaban dentro de unas sandalias abiertas. Su maquillaje hacia que relucieran sus enormes ojos claros y su cabello rubio suelto caía a los lados de su cara, pensó en que René estaría deseando tenerla en la cama.

Pasó a la sala donde saludó de un abrazo a René que estaba sentado en el sillón, él se sentó en un sofá al lado de Carmen y mientras bebían unas copas y charlaban acariciaba las piernas de su esposa, la vista de René se fijaba en las piernas de Carmen buscando ver algo mas en medio de ellas, sin duda estaba disfrutando de ver esas piernas tan bien torneadas y se las estaría imaginando apretadas sobre su cintura mientras disfrutaba de la vagina de Carmen. El se levantó a la cocina para ir por hielos y Carmen lo siguió, él le preguntó "¿Ya viste como te mira lleno de deseo?" Carmen tomando unas botanas le respondió "Ay amor, no creo gustarle, es inútil, solo tu me deseas o mas bien me deseabas".

No se dijo nada mas y regresaron a la sala, Mario se sentó en una silla al lado de René y mientras platicaban veía eso a lo que René no le separaba la vista, un triangulo formado por una panty color rosa resaltaba entre las piernas de su mujer, una panty posiblemente humedecida por el deseo, por la necesidad que él se negaba a satisfacer en su mujer.

Mario sacó su teléfono celular del bolsillo de su saco como si lo hubiese sentido vibrar, lo abrió y fingió responder "¿Diga, si soy yo, ¿qué pasa?, hay que hacer algo al respecto en este mismo momento… ¡carajo!, salgo para allá", miró a su mujer y dijo "Regreso en unas dos horas, espérenme a cenar, tenemos un problema grave en un almacén, un corto circuito y si no lo reparamos se puede incendiar el lugar, tomen unas copas, pero no se emborrachen y los encuentre ahogados en alcohol dormidos sobre la alfombra", rieron de la ocurrencia y Mario salió de su casa para ir a meterse a un bar donde solo sentado en la barra bebió una copa.

Estuvo en el bar una hora y regreso a su casa, detuvo el auto en la esquina y caminando se acercó a su casa, en silencio abrió la puerta del jardín y notó a través de las ventanas que su recámara estaba iluminada por una luz tenue, no se escuchaban ruidos en la planta baja.

Abrió despacio la puerta de la entrada, se quitó lo zapatos, caminó hacia la sala, no había nadie, sobre el piso estaba la camisa de René, se dirigió a las escaleras y subió muy lentamente, comenzó a escuchar jadeos y el inconfundible sonido de esos jadeos opacados por los besos apasionados de dos bocas, se acercó hasta llegar frente a la puerta de su habitación que estaba entrecerrada

Por el pequeño espacio que quedaba entre la puerta y el marco de ésta alcanzaba a ver el gran espejo del tocador y reflejado en el vió uno de los bellos muslos de su mujer doblado hacia arriba, su rodilla doblada y su pie estirado hacia el frente resaltando lo bien formado de su pantorrilla, a un lado de esa pierna tan sensual se veía la cadera de René, sus nalgas subían y bajaban frenéticamente, podía ver el otro pie de su mujer y parte de su pantorrilla sobre la cadera de su amante, las piernas de ella se movían involuntariamente al ritmo de las embestidas de René. Sus vientres su juntaban cada que él bajaba sobre de ella. No lograba ver sus pechos y mucho menos sus caras.

Se quedó de pie en la oscuridad del hall de donde se repartían las tres recamaras de su casa y donde tenían la pantalla de plasma y una pequeña salita, escuchaba los jadeos de su mujer, los gritos "ah, ah, ah" cada vez que las nalgas de René empujaban juntándose sus vientres él le decía "Castorcita, eres increíble, como te he deseado, aprietas de maravilla, me encantas, me encantas".. "disfrútame René, goza de tu Castorcita", "Eso hago mujer, eres una hembra maravillosa", los jadeos y gritos de ella se hacían cada vez mas seguidos, le decía "René, es increíble, está duro, grande, delicioso René, no te pares, no te pares"… "Disfrútalo Castorcita, como yo estoy disfrutando de ti, goza, goza reinita".

Escuchó a su mujer gritar "René, René" y él respondió "Déjalo venir Castorcita, déjalo venir" vió la pierna de su mujer endurecer sus músculos apretándose contra la cintura de René y un grito fuerte "agggggrrrr" seguido de varios "ah, ay, oh, Ren, ah, ah" le indicaron que su mujer estaba sintiendo uno de esos orgasmos "interminables" que solía tener,,pasaron unos instantes que a él se le hicieron eternos, no sentía celos, lo estaba disfrutando, estaba disfrutando escuchar a su mujer gozar del sexo en los brazos de otro, observó como los movimientos de René se hacían mas lentos y lo escuchó decir "Por Dios Carmen, ya no lo aguanto" la voz suave de su mujer, la que tantas veces había escuchado apagada por el placer dijo

"Dámelo todo René, enséñale a tú Castorcita lo que te hizo disfrutar, necesito sentir que te hice gozar, hazme sentir mujer, lléname de tu placer" . El detuvo sus movimientos y lo escuchó expresar un "oh", Carmen dijo "Ohh René que delicia", las palabras de ella se mezclaron con varios "ah, oh, ah, ah" de René que terminó diciendo "Oh, Carmen eres increíble, maravillosa, una verdadera hembra", ella respondió "Qué bárbaro René me llenaste ,fue mucho, caliente, delicioso, me siento inundada de tu semen, me encanta, me encanta" Mario entendía que con cada expresión de René un chorro de su semen había golpeado en las entrañas de su mujer llenándola de ese calor que a ella tanto le gustaba y que él le había entregado tantas y tantas veces.