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La infidelidad de Vianey (1)

en Hetero: Infidelidad

Mi nombre es Vianey, tengo 24 años de edad y un año de casada con Gustavo. Mucho se dice sobre la infidelidad de los hombres, que todos son iguales, que se pierden por unas lindas piernas o unas buenas nalgas, etc, etc… Sin embargo hay quien asegura que las mujeres somos igual o más infieles, solo que muy discretas. No sé qué tan cierto sea esa afirmación lo que sí puedo afirmar es que a veces las mujeres buscamos compartir las infidelidades para liberarnos de nuestra propia culpa, eso me pasó a mí y quedé sin poder hacer nada ante la verdad.

Todo empezó hace unos meses cuando por mi trabajo como decoradora de interiores me invitaron a participar en un concurso que promovía una empresa constructora para decorar un edificio de oficinas, para ello me entreviste con una mujer de nombre Carmen quien me dio todos los detalles sobre el trabajo, después de enseñarme el lugar donde se haría la decoración me indicó que presentara mi propuesta y presupuesto a nombre de una razón social con atención a ella y quedé de enviarle todo por correo electrónico antes de la fecha límite que ella me indicó. Así que me dediqué durante una semana a trabajar sobre mi proyecto hasta altas horas de la madrugada por las noches después de hacer el amor con mi esposo me levantaba a trabajar y aunque a él no le hacía muy feliz que lo dejara desnudo y agotado en la cama no dejó de animarme a que terminara mi proyecto y fue que unos días después de haber mandado mi propuesta mi esfuerzo rindió su primer triunfo cuando Carmen me habló para decirme que el arquitecto (su jefe) había elegido mi propuesta entre las tres mejores y que me quería ver en su oficina para tener el primer contacto personal…. En pocas palabras quería saber qué clase de persona era yo.

 Así que al día siguiente me presenté a la dirección de la empresa constructora con Carmen y después de una espera de 15 minutos Carmen me hizo entrar al despacho de su jefe, me indicó que me sentara frente al escritorio y me dijo “En un momento viene el arquitecto”, yo sabía que dejarme sola en un gran despacho  decorado con gran lujo era la clásica técnica de políticos y empresarios para amedrentar a las personas, así que me quedé tranquila observando con detalle todo el despacho mientras esperaba a su jefe quien de seguro me observaba de alguna manera esperando a que la espera me pusiera nerviosa para lograr que bajara el precio a mi propuesta, después de una espera de unos 10 minutos se abrió a mis espaldas la puerta de lo que al parecer era una sala de juntas y escuché decir

-Mi adorada Vianey, que gusto me da volver a verte

Al voltear la cara quedé sorprendida al ver a René… René y yo habíamos sido novios por casi 3 años, en aquel entonces tenía yo 14 años de edad y él 19, había sido un noviazgo en que los besos y caricias se fueron acrecentando con el tiempo hasta que un día en la sala de mi casa estando solos y después de habernos “fajado” por un largo rato él me tendió en el sofá, levantó mi falda sacó su pene de su pantalón y haciendo a un lado de mi vulva mis húmedas bragas me penetró, yo sentí molestia por ser mi primera vez y después de un corto tiempo en que se movió rápidamente dentro de mí me sacó el pene y derramó todo su semen encima de mi vientre, al sentir el blanco y cálido líquido sobre de mi entendí por qué se referían al semen  como la “Leche” de los hombres

Yo sé que no fue ni remotamente mi idea sobre perder mi virginidad pero aun sin haber sentido placer quedé contenta de haberlo hecho y soñé con poder seguir haciéndolo. Sin embargo días después él decidió terminar con lo nuestro alegando una gran diferencia de edades y yo lo había aceptado no sin el dolor que causa ser “cortada” cuando se está perdidamente enamorada y dejando en mí ese crudo sentimiento de haber sido usada y botada como trapo viejo por muy niña que hubiera sido en ese momento, sin embargo lo acepté como mi primera experiencia amorosa y el tiempo se había encargado de “archivar” todo el cariño y el dolor en el cajón de los recuerdos de la adolescencia. Dos años después la familia de él había cambiado su residencia a una colonia más lujosa y no volví a saber de René quedando en mi tan solo el recuerdo de mi primer novio, mi primer beso, las primeras caricias y la primera vez en tener sexo, o más bien dicho en ser penetrada por un hombre

Aún incrédula de verlo él se acercó a mí y me tendió la mano para saludarme preguntando

-¿No me das un abrazo?

Yo me puse de pie nos abrazamos y al separarnos me dio un pequeño beso en los labios que me hizo sonrojar, dio un paso hacia atrás mientras sujetaba mi mano y me observó de pies a cabeza diciendo

-¡Qué barbaridad!, que bella estás Vianey, claro que desde niña se notaba que serías una mujer muy bella, pero no dejas de sorprenderme.

-¡Me avergüenzas René!... Ya no me digas nada.

El rió y me llevó a la sala de su despacho indicándome que me sentara, yo llevé la carpeta con mi proyecto que había dejado sobre el escritorio, ya sentados en la sala platicamos de nuestras vidas, le platiqué que me había casado con Gustavo que aún no tenía hijos y platicamos de nuestras familias, me enteré que había estado a punto de casarse pero había fracasado con su novia y que eso lo había dejado muy dolido por lo cual permanecía soltero… En fin platicamos sobre todo lo que pueden platicar dos amigos que no sean visto por casi 8 años… Después comencé a explicarle mi proyecto mientras él me recorría insistentemente con la mirada, yo vestía pantalones y una blusa así que nerviosa miré hacia el escote de mi blusa notando que no enseñaba nada fuera de lo normal y cuando los nervios me traicionaron le dije

-¡René!.. No me estás poniendo atención y solo me pones nerviosa… ¡Deja de mirarme así!

-Que linda eres Vianey

Fue su respuesta a mi molestia y cerró la carpeta con mi proyecto que estaba sobre la mesa diciéndome

-Ya deja eso preciosa, tú lo vas a hacer ya Carmen tiene tu contrato para que lo firmes, solo que al ver tu nombre quise verte y platicar contigo.

-¿Te gustó?

-Me encantas nutria, eres preciosa

-¡El proyecto!

-De no gustarme no te contrataba

Nutria era el apodo que me había puesto mi papá de niña por mis dos incisivos superiores más crecidos que el resto de mis dientes aunado a que en vacaciones me la pasaba metida en las albercas de los hoteles, toda mi familia me llamaba así y René no había sido la excepción mientras fuimos novios. Yo reí al escucharlo llamarme así y me puse de pie indicando que me retiraba, él se puso de pie frente a mí  y me dijo

-Enséñame esos dientecitos

Yo separé los labios enseñando mi dentadura y él suspiró diciendo

-Me enloquecía tocarlos con mi lengua…. ¡Ni hablar!, hay errores que se pagan muy caros

Y a mí me encantaba que lo hiciera, quise decirle que lo hiciera otra vez pero me contuve y solo sonreí levantando mis hombros como diciendo “Ni modo, así fueron las cosas”, le di un pequeño beso en los labios tal como él me había saludado y caminé hacia la puerta del despacho, él me acompañó y le dijo a su secretaria “Que les firme el contrato la señora y que Carmen la vea en la obra el lunes para que comience a trabajar”. El entró nuevamente a su despacho y yo después de firmar el contrato me retiré segura de que no lo vería más ya que como me indicaron todo lo vería con Carmen y su despedida había sido digamos “empresarial”. Al subir a mi auto le llamé a Gustavo, no le dije que se trataba de René ya que supondría que el contrato me lo habían dado no por méritos propios sino por amistad, tal vez después se lo diría o tal vez nunca

Por la noche Gustavo me invitó a cenar para festejar y al regresar a casa comenzamos con los besos y caricias terminando desnudos en la cama, imaginé que era René el que besaba mi cuerpo, lamía mi piel, sorbía de mis pechos y saboreaba mi sexo, que me penetraba y acariciaba con su pene mi vagina mientras su boca sorbía de mis pechos y su lengua se enredaba con la mía, imaginé que era él quien me llevaba a un orgasmo maravilloso que me hacía gritar de placer y que su semen recorría mis entrañas dejando dentro de mi parte de su vida para hacerme sentir que era mío. Gustavo y yo terminamos agotados por la deliciosa cogida que nos dimos y nos quedamos dormidos desnudos y abrazados. Dormida seguí soñando con René, soñaba que me cogía apasionadamente y que Gustavo me encontraba tendida en la cama escurriendo de mi vagina el semen de René. Desperté agitada sentándome de un golpe sobre la cama y al tomar consciencia de donde estaba me levanté y caminé desnuda a la cocina, calenté agua y me preparé un té de azar y lo bebí sentada a la mesa de la cocina pensando en lo mucho que me gustaba René y que a pesar de todo le tenía un gran cariño, regresé a la cama y me dormí abrazada de mi esposo

El lunes me presenté a mi cita con Carmen y comencé mi trabajo de decorar cada una de las 20 oficinas que había en el edificio recién construido por la empresa de René… Fue el miércoles por la noche mientras esperaba que Gustavo regresara de trabajar cuando sonó mi celular vi que me llamaban de la oficina de Carmen al responder era René quien me dijo

-Nutria, necesito verte

-¿Hay algún problema en el trabajo?

-No, yo soy el que necesita verte

-¿Para qué René?

-Solo para verte Vianey, con eso me conformo

-Por favor René no me digas eso…Entiende que soy una mujer casada…Creo que estás deprimido corazón y hay muchas mujeres que estarían felices de compartir contigo mucho más que una charla de café.

-Pero esas mujeres no son con la que quiero estar

 -No René, no pienso que sea correcto

-¿Qué no es correcto?

-Que me vean contigo siendo casada, van a pensar que tengo el contrato por “ciertos favores con el jefe”

- Cualquiera sabe que si le hicieras esos “favores al jefe” no tendrías que trabajar y el estar casada no impide que te tomes un café con un amigo… ¿Te golpearía Gustavo?

-¿Cómo crees?, Gustavo y yo nos tenemos confianza y nos damos libertad, no te confundas René.

-Entonces ¿Qué puede pasar?... Por favor Vianey

-¡René! Te repito que estás muy confundido… Te gusté y ya me imagino lo que quieres de mí, ya lo hiciste una vez y no permitiré que lo vuelvas a hacer… no quiero lastimarte rechazándote

-Me arriesgo a ser rechazado, pero solo quiero platicar amor

-No me digas amor, nunca me lo dijiste, no lo hagas ahora… Mira, háblame mañana que ya llegó Gustavo y quiero estar con él.

-¿En la cama?

-¡Por favor René!... Pues si en la cama haciendo el amor como todas las noches…

-Siempre le envidie su buena suerte a Gustavo y más ahora que te convirtió en su mujer

-¡Adiós René!

Le dije y corté la llamada, esperé a que Gustavo subiera al departamento para cenar y terminar en la cama como casi todas las noches  

Al día siguiente estando en el edificio se presentó René a verme y me pidió que fuéramos a tomar un café, de pie frente a él y mirándolo a los ojos le dije

-¿De qué se trata René?

-Quiero pasar un rato a tu lado, eso es todo Vianey.

-¡¿Eso es todo?!

Grité y al notar que los trabajadores me voltearon a ver me acerqué a él y le dije en voz baja pero en tono firme

-Yo te quería René, te quería mucho, tú crees que es muy fácil aceptar que te dejen sin razón alguna, me dolió René y me costó olvidarte así que ahora no me vengas con que quieres estar conmigo. ¿No te bastó y ahora me quieres destruir la vida o cuál es tu juego René?

-No Vianey, es que al verte tan linda sentí deseos de estar a tu lado

-Vaya…Entonces lo que quieres es acostarte conmigo ¿No es así?

-No es eso Vianey, bueno si es eso.

-Estás loco, completamente loco René.

-Acepto mi locura, tú acéptame un café

-¡Ay René!…OK vamos a tomar ese café

Le dije resignada y llena de temor ya que aún había en mí un sentimiento hacia él, así que fuimos en su auto a tomar un café, en la cafetería él se sentó a mi lado y puso su mano sobre mi muslo encima de mi pantalón yo pretendí quitar su mano pero cuando ordenó un café para él y “una malteada de fresa para la señorita” mi mente regresó a mis 14 años, puse mi mano sobre la suya y recargué mi cabeza sobre su brazo como lo hacía cuando fui su novia, al comenzar a beber de mi malteada él me miró sonriendo y yo también sonreí, pero cuando lo miré a los ojos y me dijo que me quería sentí que el mundo se me venía encima, me gustaba y por más que pretendía odiarlo por la forma en que me había tratado no había podido hacerlo, me recargué en el respaldo del asiento, levanté mi cara hacia el techo del restaurante y después de suspirar le dije

-No René… No me hagas esto, si te quieres acostar conmigo dímelo abiertamente pero no me hagas sentir que significo algo más para ti diciendo que me quieres.

-OK, comenzaré de nuevo…. Vianey, quiero que te acuestes conmigo

-¡No te digo!... Eres un cínico René

-Me dijiste que te lo pidiera y yo pensé que aceptarías.

-Mejor vámonos.

Nos regresamos y después de estacionar el auto el garaje del edificio pretendió darme un beso que yo rechacé haciendo mi cabeza hacia atrás y molesta le dije

-¡No René!… ¿No te has dado cuenta de lo que me hiciste?, Te amaba René, te amaba como loca, la noche después de que te entregué mi virginidad y tú te fuiste yo me tendí desnuda en la cama y por vez primera metí un dedo dentro de mi vagina, sentí sus pliegues y emocionada me imaginé el placer que te daba estar dentro de ella, esperaba que al día siguiente compraras unos condones y me llevaras a un hotel, quería estar desnuda frente a ti, verte desnudo y sentir tu piel pegada a mi piel, hacía media hora que me habías quitado lo niña y esperaba con ansias el momento en que me hicieras mujer amándonos en cuerpo y alma, quería sentirme tuya, completamente tuya, sentirte dentro de mí y disfrutar por vez primera el inmenso placer de un orgasmo que me hiciera gritar “Te amo René”…. Pero en vez de hacer mi sueño realidad me destruiste dejándome y haciéndome pensar que solo estuviste a mi lado para cogerme y después mandarme al demonio… Ahora quieres hacerlo de nuevo pero ya no estás con la niña estúpidamente enamorada dispuesta a hacer lo que sea por amor, no lo vas a conseguir René, así que no me lastimes más con tus mentiras.

-No puedo decir nada Vianey, tienes razón en todo lo que digas, no tengo excusa…Solo puedo decir que me muero de ganas por besarte y tenerte en la cama, pero el arrepentimiento no sirve de nada… Así que ni hablar Vianey, al menos lo intenté

-De no intentarlo me hubieras decepcionado René

-No tienes nada que perder Vianey y lo podemos disfrutar mucho los dos

No respondí, moviendo mi cabeza como negando me bajé del auto y regresé a trabajar, al día siguiente al llegar a mi departamento había frente a mi puerta un gran ramo de rosas con una tarjeta de René lo levanté y lo metí al departamento y me comunique a la recepción para saber quién lo había traído y su repuesta fue “Lo trajo una florería y nosotros lo subimos, como no estaba lo dejamos en su puerta”, les di las gracias y me comunique con René para agradecerle y la llamada fue más bien “fría” de mi parte pretendiendo evitar que me volviera a “pedir las nalgas”, quité la tarjeta de René y puse en las flores la tarjeta de Carmen con el logo de la empresa. Cuando Gustavo llegó miró el adorno floral y al preguntarme yo le dije “Son de Carmen, bueno de la empresa, para felicitarme por haber obtenido el contrato”

Por más de un mes René me fue a ver todos los días al trabajo, a su personal se le hacía raro ya que no era su costumbre y cuando yo me retiraba a mi casa siempre encontraba en el parabrisas de mi auto una rosa roja que me dejaba ahí René y yo la tenía que dejar en una jardinera. Fue un lunes, Gustavo llevaba 4 días en Canadá viendo un negocio y regresaría el próximo domingo, me había quedado sola ya que nuestra situación económica no daba para cubrir también mis gastos. René había llegado a verme como todos los días, solo que ésta vez llevaba la rosa en la mano, me la dio y al darme un beso en la mejilla me dijo directamente al oído

-Hazme un favor, acuéstate conmigo, lo necesito…   

Nos miramos a los ojos y comprendí que sufríamos del mismo mal, no habíamos podido cerrar ese capítulo de nuestras vidas, René había cortado de golpe y siempre existiría en nosotros el “Que hubiera pasado si…” bajé la mirada al piso mirándome mover mi pie como si quisiera juntar el polvo con mi pie, levanté la cara y le dije.   

-En tu oficina tienen mi dirección, te espero ahí a las ocho…. Y me lo debes René

-¡¿Qué?!____ Preguntó sorprendido

-Lo que me negaste hace 8 años, hacerme sentir mujer… Ya no digas nada, es mejor que te vayas.

El se dio media vuelta y se retiró, al llegar a mi departamento me desnudé y me metí a bañar, revisé que no hubiera un solo vello en mis piernas y mi pubis, me puse crema en todo el cuerpo, me maquillé, puse perfume en mi cuello, en medio de mis pechos y sobre mi pubis, me puse unas bragas de encaje, no me puse sostén y a sabiendas que lo enloquecían mis piernas máxime estando descalza me cubrí tan solo con una camisa de Gustavo que me cubría un poco más abajo de las bragas. Esperé sentada en la sala incrédula de estar esperando a otro hombre para coger con él, sin duda estaba cometiendo un grave error pero lo deseaba, más bien lo necesitaba para sacar de mi todo lo que me quemaba por dentro desde esa noche en la sala de la casa paterna, además y para ser honesta llevaba dos días muy caliente seguramente estaba ovulando y mis hormonas me hacían arder en deseos sexuales. Vagaba en mis pensamientos cuando tocó el timbre de la calle respondí el interfono y le abrí, cuando tocó en la puerta del departamento abrí y se quedó admirado al verme y solo dijo

-Eres una belleza Vianey

Pasamos a sentarnos a la sala a tomar una copa que yo le había ofrecido, me comenzó a decir lo mucho que le gustaba, que moría en deseos por tenerme en la cama y varias cosas más que estimulaban mi vanidad de mujer. No separaba su vista de mis piernas y yo con un pie apoyado sobre la orilla de la mesa de centro movía mi pierna “distraídamente” él no soportó más y se arrodilló frente a mi tomó mi pie con su mano y lo besó metiendo mis dedos en su boca, siguió con besos por mi pantorrilla y mi muslos hasta besar mi cadera, metió sus manos bajo mi camisa y al notar que tomaba mis bragas levanté mis nalgas para facilitarle la faena, ya sin bragas acarició mi sexo para después ponerse de pie, me dio la mano para que yo me levantara, me abrazó y nos dimos un ardiente beso sentí sus manos recorrer mi espalda y mis nalgas nos besábamos apasionadamente sintiendo su lengua recorrer mis dientes y juntarse con la mía, después me quitó la camisa muy lentamente y se quedó observándome desnuda me hizo dar una vuelta para disfrutar de mi desnudez diciéndome

-Es un sueño, tengo a la mujer más bella del mundo desnuda frente a mí

Sabía mover mis sentimientos y mi vanidad con sus palabras, siempre lo había hecho, así que lo tomé de la mano y lo llevé a mi recámara, ahí él se quitó la ropa y quedamos desnudos frente a frente… ¡Como había deseado ese momento!, mi vista lo recorrió fijándose en su erección y a mi mente regresó mi sueño de adolescente pensando “Por fin René, por fin serás todo mío” .Me abracé de él sintiendo su erección oprimirse sobre mi abdomen y entre besos y caricias subimos a la cama, ahí me recostó boca abajo para besar mi espalda mis nalgas y todas mis piernas, después de besar mis pies se acostó recargando su cabeza donde termina mi espalda y acarició mis nalgas diciendo “Que maravilla, una verdadera delicia, nunca imaginé que existiera una mujer tan bien hecha” Yo estaba henchida de vanidad y ardiendo como nunca así que separé mis piernas diciendo “Y por hoy podrás tenerla, así que disfruta lo que tanto admiras” él se metió en medio de mis piernas y sentí como su pene ocupaba mi húmeda vagina, cerré los ojos y suspiré mientras él se recostaba sobre de mí, sentí su vientre apoyarse sobre mis nalgas y su pecho sobre mi espalda, me besó en el cuello y comenzó a moverse dentro de mí, sentía como el entrar y salir de su pene ejercía una deliciosa presión sobre la piel de mi pubis que se oprimía sobre la cama, apoyó sus manos a los lados de mi cuerpo levantó su tronco y comenzó a moverse rápidamente.

Mi cuerpo se comenzó a endurecer y mis piernas comenzaron a temblar sin control, mis gemidos eran muy fuertes y comencé a sentir esa maravillosa desesperación que precede al placer, esos momentos en que una desea que llegue el orgasmo pero el cuerpo se resiste a hacérnoslo fácil y solo se tensiona, se endurece, suda y hace que el corazón se acelere, mis manos apretaban las sábanas y de mi boca escurría mi saliva hacia la almohada, mis ojos estaban desorbitados y por fin llegó con una fuerte y deliciosa contracción que me hizo soltar un grito de placer, mi vista se oscureció y después comenzaron las placenteras contracciones que movían todos mis órganos dentro de mi llenándome de un placer maravilloso, una tras otra fueron disminuyendo su intensidad hasta que terminaron dejándome agotada de placer y solo pude decir

-Me encantas René

El se salió de mí y me puso boca arriba, separó mis piernas y permaneció unos instantes observando mi vagina diciendo “Me encanta verla así de dilatada, abierta para el placer” yo respondí “Abierta para recibir tu pene René”, él metió su lengua dentro de mi vagina y lamió todo mi sexo, se puso frente a mí y me penetró nuevamente recostándose sobre mi cuerpo, con su mano retiró de mi cara mis cabellos húmedos de sudor y acercó su boca a la mía respirando agitadamente, yo abrí mi boca y él jugó con su lengua sobre mis labios y mis dientes, respiraba su aliento y saboreaba su lengua impregnados con el excitante aroma y sabor de mi sexo, de mi sexo penetrado por su pene, cuando me besó sorbí de su boca esa deliciosa mezcla de nuestros fluidos producto de nuestro placer una enorme excitación me invadió nuevamente haciéndome mover mi cadera hacia arriba y hacia abajo.

El me siguió moviéndose rítmicamente, se levantó de encima de mí y apoyó sus manos a los lados de mi cuerpo yo lo miré arriba de mi agitado por sus movimientos, el sudor mojaba su cara enrojecida por el placer, veía como sus nalgas se levantaban y se dejaba caer haciendo que yo soltara un gemido de placer cada vez que su pene tocaba el fondo de mi vagina, mi cuerpo comenzó a responder nuevamente a sus caricias, puse mis manos sobre sus brazos mientras sus movimientos me hacían gemir y jadear, movía mi cabeza de un lado a otro llevada por el placer y al sentir que se acercaba mi orgasmo lo miré a los ojos y le dije suplicando

-Apúrate, no me dejes sola, ven conmigo, ¡Te lo suplico René!

El aceleró sus movimientos y yo apreté con fuerza mi vagina para incrementar su placer, sentía sus gotas de sudor caer sobre mis pechos y al sentir mi primera contracción el placer me hizo levantar mi cabeza doblando mi cuello hacia mi pecho, él empujó su pene hasta el fondo de mi vagina y comenzó a gemir con fuerza, mis contracciones no me permitieron sentir las suyas pero cuando él agachó su cabeza agotado supe que su semen había llenado mi vagina y me sentí feliz, él se dejó caer jadeante a un lado de mí y me dijo

-Que delicia, que rico coges Vianey

-Tú René, que rica la tienes, me hiciste venir dos veces

Tomé unos pañuelos desechables y los sujeté en mi sexo con una mano mientras con la otra acariciaba a René en el abdomen cuando desapareció mi agitación me levanté de la cama y entré al baño, me senté en el WC y ahí fue cuando regresé a mi realidad, de mi vagina escurría una gran cantidad de cálido semen de un hombre que no era mi marido, estaba arrepentida, no me atrevía a salir así que ahí pasé mucho tiempo tanto que René me tocó a la puerta preguntando

-¿Estas bien?

Ya no tenía caso sentir vergüenza ni arrepentimiento además para ser franca había cogido como pocas veces en mi vida, así que le respondí

-Si corazón, solo que fue mucho

Al salir del baño él se había vestido, yo incrédula y tratando de fingir mi molestia le dije

-Me dejaste muy llena de leche René… Que rico… ¿Por qué te vestiste?

-Me tengo que ir Vianey, ya es tarde y mañana tengo que levantarme muy temprano

-¿No te gusté?

-Me encantaste Nutria, coges divinamente ben, ya notaste que clase de venida me di, me dejaste seco

-¿Entonces?

-Ya te dije preciosa, tengo un compromiso muy temprano, ¿Pasamos juntos el fin de semana en mi casa? Tengo alberca para que te vuelvas a sentir nutria

-No sé René, si se me antoja yo te llamo…. ¿Te parece?

El afirmó con la cabeza yo me puse unos pants y la chamarra sobre mi cuerpo desnudo y fui a abrirle la puerta, primero me asomé para ver si no había algún vecino y le indiqué que saliera, pasé los cerrojos de la puerta, comí un poco de sushi que había en el refrigerador me desnudé y me metí en la cama, había cogido de maravilla tanto que había logrado mi segundo orgasmo junto con él, estaba sexualmente satisfecha pero muy arrepentida y en medio de mis pensamientos de fracaso me fui quedando dormida.

 

 

 

 

 

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