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Mi Primera Vez (II)

en Erotismo y Amor

Pasamos unos días maravillosamente excitantes, aprendí a coquetear e insinuarme a mi marido con palabras, gestos y movimientos que él considera sensuales, la forma en que me miraba mientras estábamos en la alberca, en cubierta mirando el mar o en cualquier lugar que estuviéramos me hacía sentir muy deseada y que decir cuando me abrazaba y sentía su erección bajo su ropa. Qué razón tenía quien escribió que el sexo inicia con la simple idea de saber que lo vas a tener con la persona que tanto deseas

Había vivido con deseo, temor y nerviosismo la perdida de mi virginidad y ahora no podía evitar dar rienda suelta a mis deseos de “amor carnal” con el hombre de mi vida, no en vano se le denomina “luna de miel” a ese primer viaje solos donde no existe más responsabilidad que amarse a plenitud tal vez con la única idea de conocerse sexualmente. Recuerdo que los consejos “prematrimoniales” que me dio mi madre todos habían sido relacionados con el sexo, incluso frente al que aún era mi novio nos recomendó el uso de anticonceptivos y que programáramos la fecha de la boda o en caso contrario consultáramos con el ginecólogo de tal forma que yo no fuera a menstruar en la luna de miel y así poder “disfrutarla”. Como me avergoncé cuando nos lo dijo, sin embargo tenía razón, que horrible hubiese sido ponerme de “sangrona” en ese viaje

Pero no dejaba de ser absurdo, cuando salíamos siendo novios siempre era el clásico “Me cuidas a mi hija y pórtense bien” que no era otra cosa que “No se vayan a meter a un hotel” ya que no creo que pensaran que íbamos a robar bancos, pero unas semanas antes de la boda me llenó de consejos y lencería sexy para  “disfrutar al máximo la luna de miel”… Cuando la hermana mayor de una amiga regresó de su luna de miel nos dijo que el matrimonio es la licencia (Carnet) para coger, sus palabras fueron “Primero hacen todo lo posible para que tu novio que no te vaya a coger y después se alegran de que regreses bien cogida de la luna de miel”

Muchos amigos me han refutado y sin duda lo seguirán haciendo cuando afirmo que la vida misma es erótica, basta con observar los gestos, las miradas, los movimientos, las modas en el vestir e incluso los espectáculos y la publicidad nos refieren al sexo. Las playas, las calles, las fiestas o las noches de discoteca siempre son una pasarela de pequeños bikinis, de faldas cortas y de generosos escotes, bellas piernas, hermosos pechos y bien formados traseros que lucen las mujeres buscando excitar a su hombre o a algún posible candidato a serlo. Instinto primario de reproducción reflejado en el eterno cortejo entre macho y hembra de la especie pensante del planeta… Pero mejor no me meto en problemas y seguiré narrando mi experiencia

Después de pasar los días inmersos en ese cortejo amoroso siempre por las noches hacíamos el amor, yo dejé de ser “una muñeca” dentro de la cual él terminaría satisfaciendo sus deseos ya que al perder la vergüenza ante él me volví más activa dando rienda suelta a mis deseos, además ya habíamos logrado la confianza intima de decirnos lo que sentíamos y lo mucho que nos gustábamos con todo tipo de expresiones…Y así con mi mente abierta al placer comencé a sentir mis primeros orgasmos producidos por el roce de la penetración, aprendí a reconocer el placer en su cara, en la extrema dureza y las contracciones de su pene dentro de mi vagina, me gustaba amar a mi esposo y disfrutaba de sus orgasmos tanto como de los míos.

Von Schiller el filósofo y poeta alemán dijo “No me arrepiento de cambiar de opinión, ya que no me arrepiento de pensar”, yo me atrevería a agregar que no me avergüenzo de vivir y de buscar la razón de las cosas… Y un día me atreví a dejar de lado el sexo dulce, tierno y amoroso para dar paso al sexo fuerte solo por placer cambiando mi romántica idea y así las cosas ahora cuando me preguntan “¿Sexo por amor o por placer?”, siempre respondo, “Sexo por placer con el hombre que amo”

Mi idea cambió desde el día en que después de haber recorrido las islas del archipiélago Hawaiano  navegábamos de regreso a San Francisco, esa mañana yo fui la que comencé con el “juego de la imaginación” al decirle en voz baja mientras desayunábamos.

-¿Sabes que me gustaría?

-¿Qué?

-Que me lo hagas salvajemente

-¿Y eso?

-No sé…Tengo ganas de hacer de todo, de gemir, gritar y disfrutar como lo hacen en las películas  

-Son películas amor, además anoche fuiste muy ardiente y gemiste como nunca, no puedes negar que lo disfrutaste, me encanta ver tu cara cuando te vienes.

-¡No me lo digas que me da vergüenza!... ¿Por se refieren al orgasmo como venirse?

-No lo sé, tal vez signifique “dejar venir tu orgasmo”… En realidad no lo sé

Antes de levantarnos de la mesa me acerqué a su oído y le dije en secreto

-Cógeme como si no fuera tu esposa, como si me hubieras ligado en el barco, como si solo me quisieras para meterme la verga y llenarme de leche, hazme de todo y enséñame a dejarte agotado de placer, como dicen por ahí “muy bien venido”.

El se rió de mi lenguaje al expresar mis deseos y yo reclamé

-No te rías de mi amor, de verdad quiero que lo hagas

-No me rio de ti, es solo que me encanta que me hables así, que no te avergüences de nada frente a mi

-¿Entonces sí?

No respondió, nos levantamos de la mesa y al ir caminando hacia el camarote recargué mi cabeza en su brazo e insistí diciendo

-Ándale amor, no seas malito

Nuevamente no me respondió, ya en el camarote nos lavamos la boca, me desnudé para ponerme mi bikini y mientras acariciaba mi vientre y apretaba mis pechos volví a decirle

-Quiero sentir como los aprietas, como los chupas, como los disfrutas y me haces disfrutar… Quiero que me trates como una mujer a la que te quieres coger y por la que no sientes nada, quiero sexo por tener sexo, placer solo por placer, quiero sentirme deseada, poseída, quiero sentir que te enloqueces por mi cuerpo y te dedicas a disfrutarlo salvajemente

-¿Por qué estás tan caliente amor, no te he logrado satisfacer?

-¡No pienses eso amor por favor!, te juro que no es eso… Debo estar ovulando, mis hormonas están a todo lo que dan y supongo que es eso lo que me tiene ardiendo e insaciable

-Está bien, lo haremos como tú quieras, pero deberás entrar al juego, por lo pronto ponte el bikini, vamos a la alberca y piensa que eres una alemancita con ganas de que alguien se la coja.

-No necesito pensarlo mucho

Sonreí y me puse mi bikini y un pareo, antes de salir el agregó

-Una cosa más… Sin reproches posteriores sobre lo que nos digamos o lo que hagamos llevados por la calentura… ¿De acuerdo?

-De acuerdo…    

Pasamos casi todo el día en la alberca dentro del agua o tendidos bajo el sol en un juego de ser desconocidos que no tiene caso narrar, como a las cinco de la tarde estando él dentro del agua yo me levanté del camastro en que estaba recostada, me acerqué a la orilla de la alberca donde él estaba y mirándolo pasé mi lengua por mis labios, metí mi dedo índice en mi boca metiéndolo y sacándolo como lo había visto en una película, debo decir que a mí la excitación no me hizo pasar la vergüenza que él debió haber sentido cuando varias personas lo miraron como esperando su reacción ante mi propuesta… Me giré sensualmente para que observara mis nalgas, tomé mis cosas y caminé hacia los elevadores, al entrar a la suite deje la puerta entreabierta y me metí a bañar

Cuando el entró yo estaba untándome crema para proteger el bronceado, cerró la puerta, me observó detenidamente y sin mediar palabra se metió a bañar, al salir me encontró tendida en la cama cubierta solo por la delgada sábana, se acercó a mí y me besó jugando con su lengua dentro de mi boca, bajó la sábana para observar mis pechos, con su dedo recorrió las líneas del bronceado y se pegó a mis pechos como si quisiera succionar algo de ellos, la excitación me hacía respirar agitadamente mientras él iba descubriendo mi cuerpo con sus manos para besar y lamer mi piel, cuando me dejó totalmente desnuda separó mis piernas para disfrutar mi sexo con su boca, era la segunda vez que lo hacía pero ésta vez sus labios apretaban con fuerza mi labios vaginales y su lengua entraba y salía en mi vagina, los gemidos comenzaron a brotar de mi garganta y cuando mis piernas comenzaron a temblar él se detuvo, levantó la cabeza y me miró sonriendo a los ojos como si disfrutara mi desesperación por no haber llegado al orgasmo

Se acercó a mi cara y en algo que no puedo definir como un beso metió su lengua en mi boca para hacerme saborear la humedad de mi sexo, detuvo mi mentón con su mano para mantenerme con la boca entreabierta y así meter y sacar de ella su lengua provocando que mi saliva humedeciera las comisuras de mis labios y en mi mente se formó la idea de que su lengua era lo que dentro de mi deseaba tener, así que me separé y le dije con voz entrecortada por la excitación.

-Lo quiero, lo quiero en mi boca… levántate

El me miró hasta cierto punto incrédulo de ver a su amada esposa convertida en una mujer ansiosa de placer, pero en mi había desaparecido todo pudor, en mi mente solo había una idea “Placer” y todo mi cerebro estaba funcionando al derredor de esa idea. El se puso de pie en el piso junto a la cama y con sus manos apoyadas en su pubis como si quisiera resaltar su erección me preguntó

-¿Esto es lo que quieres güerita?.. ¡Adelante, cómetelo todo!

Yo me puse “a gatas” en la cama y me acerqué para besar su vientre, me senté y comencé a acariciar su pene, lo besé, lo lamí y terminé metiéndolo en mi boca para jugar con el apasionadamente, nunca pensé que me gustara tanto y como disfruté cuando levanté mi vista y observé el placer que a él le daba lo que yo le hacía, movía mi cabeza para hacerlo entrar y salir de mi boca, cuando lo saqué y lo recorrí con mi mano, él se separó de mí, al notar que ya no quería que lo hiciera le pedí

-Dame tu leche, la quiero probar

Pero no me complació, me levantó para hacerme quedar de rodillas en la cama y me besó, era excitante saborear en nuestras lenguas esa mezcla de nuestros sexos, su mano acarició mis nalgas y sus dedos se metieron entre mis piernas para tocar mi ano y mi sexo... Con mi boca abierta respiraba frente a su cara, lamía sus labios y disfrutaba el olor de nuestros sexos mezclado en nuestros alientos, yo no quería besos ni caricias amorosas solo deseaba el orgasmo que me hiciera relajar toda la desesperante tensión en la que me tenía mi excitación así que bajé mi mano para sujetar su miembro y le dije

-¡Métemelo, lo necesito!

-Voltéate, dame las nalgas güera

-Son tuyas, disfrútalas como más te guste

Respondí yo mientras me ponía nuevamente a gatas arrodillada con mis nalgas hacia él y mis pantorrillas volando fuera de la cama, él besó mis nalgas, mi espalda y sentí derretirme cuando nuevamente su lengua se apropió de mi sexo, quería explotar en un delicioso orgasmo pero nuevamente me dejó a punto de tenerlo, se levantó y sujetando su pene con su mano lo pasó por mis nalgas y mis muslos, mi agitada respiración fue cortada por mi grito placentero al sentirme penetrada de un solo golpe y le dije

-Que rica la tienes

-Disfrútala, que de ella pedías tu limosna

Me tomó por la cintura para mover mi cuerpo de adelante hacia atrás haciendo que su miembro entrara y saliera de mi haciéndome gemir con fuerza cada vez que lo sentía empujar el fondo de mi vagina, me dijo “Que rica estás, me encantan tus nalgas niña” yo solo balbucee “Disfrútalas ahora que ya las tienes”, él aceleraba y detenía sus movimientos, mojó su dedo pulgar en la humedad de mi entrepierna y aceleró sus movimientos, sentía mis pechos moverse al ritmo de sus embestidas mientras su dedo oprimía mi ano hasta que cedió al placer dilatándose para permitir la entrada de su índice en mi ano y el placer de sentirlo oprimir su dedo hacia mi vagina fue indescriptible….

Y ahí estaba yo, la romántica y amorosa mujer apasionada de los besos y las caricias tiernas gimiendo de placer cada vez que su pene tocaba el fondo de mi vagina con mi vista sobre las sábanas de la cama y enloquecida de placer mientras recibía el sexo fuerte de un hombre al que no veía, cada vez mis gemidos eran más fuertes y mi respiración más agitada, sentía el latir de las arterias de mi cuello y las gotas de sudor comenzaban a rodar por mis sienes.

No pensaba en lo mucho que amaba a mi esposo o si él me amaba, incluso creo que no me importaba, todo mi cerebro estaba concentrado en lo que mi cuerpo sentía sin importar quién me lo estuviese haciendo sentir, sentía mi cuerpo tensarse y aflojarse sin llegar al orgasmo lo que me comenzó a desesperar ya que estaba  urgida de un orgasmo que me relajara, mis cabellos caían a los lados de mi cara metiéndose a mi boca, cerraba mis ojos para deshacerme de las gotas de sudor que bajaban por mi frente y mis gemidos inconscientes eran tan fuertes que preferí voltear mi cabeza y poner mi boca sobre mi antebrazo, de pronto todo mi cuerpo se tensó obligándome a levantar mi espalda como “gato defendiéndose”, mi vista se ennegreció, mi respiración se detuvo por unos instantes y mordí mi brazo para acallar mi grito al sentir un fuerte jalón inmensamente placentero de todos mis músculos hacia mi pubis seguido de fuertes contracciones de placer que hacían brincar todo dentro de mí y el agotamiento me obligó a dejarme caer sobre la cama.

El se subió a la cama separó mis piernas y me volvió a penetrar con fuerza, su cuerpo golpeaba mis nalgas cada vez que empujaba y sentía la presión que ejercía su pene sobre la piel de mi pubis que se apretaba sobre la cama, nuevamente me puse a temblar y se repitieron las contracciones, yo le decía desesperada

-No te salgas, no te salgas quédate dentro de mí, no me abandones ahora

Le suplicaba no solo por seguir sintiendo ese placer sino también por estar segura que perdería el conocimiento, pero por fortuna no fue así. No sé si fueron varios orgasmos o todo fue parte del mismo pero el inmenso placer me dejó relajada y sin fuerzas para moverme dejándome como “muñeca de trapo sobre la cama”. No me podía mover y él me volteó boca arriba, se arrodilló entre mis piernas, las levantó poniendo mis pies sobre sus hombros y así me penetró despacio, metía su pene y lo sacaba para después pasar su glande por mi sexo, sentía mi vagina abierta, dilatada al tamaño de su pene, me miró a los ojos y dijo.

-Es mi turno de jugar güerita.

Metió en mi dilatada vagina su dedo índice acariciando con él todas sus paredes, lo sacó y lo metió en su boca, yo lo miraba muy excitada por lo que hacía, metió nuevamente su pene moviéndose dos o tres veces dentro de mí para después sacarlo y meter nuevamente su dedo y al sacarlo esta vez lo metió en mi boca lo que me enloqueció, así jugó varias veces con mi sexo, su pene, su dedo y nuestras bocas, me penetró nuevamente moviendo su pene rápidamente, lo sacó, lo detuvo con su mano puso la punta de su glande en la entrada de mi vagina y sin penetrarme me miró a los ojos y eyaculó dentro de mí.

Yo fui la que cerró los ojos al sentir su primer chorro de semen “golpear” el fondo de mi vagina, juro que lo sentí y escuché como cada descarga golpeaba sobre la que ya tenía yo dentro de mi haciéndome sentir algo que solo puedo definir como “su mujer”. Entrelacé mis manos por debajo de mis piernas para mantener mi vagina en alto, él se recuperó de su orgasmo y metió su dedo, lo mojó con su semen y lo untó en mi pubis y lo repitió untándolo en mis pezones, mantuvo su dedo dentro de mi vagina unos segundos y me dijo

-¿Lo quieres probar?

-Dame

Respondí excitada y él metió su dedo mojado con su semen en mi boca, al sacarlo yo abrí mi boca para pedirle más y él lo hizo dos o tres veces hasta que me vio cerrar mis ojos cuando sentí unas muy ligeras pero deliciosas contracciones de mi vagina… El se recostó de lado atravesado frente a mí, yo subí mis piernas sobre su cadera y todo terminó al dejarnos vencer por el sueño

Cuando desperté ya había oscurecido y él permanecía aún dormido en la misma postura lo desperté moviendo mis piernas y preguntando

-¿Qué hora es amor?

El miró su reloj y respondió

-Las ocho

Subí mi antebrazo poniéndolo sobre mis ojos y dije avergonzada

-Ay amor, me siento muy mal, creo que fui muy puta

-No digas eso… Solo fuiste mujer, una ardiente mujer

-Pero no me importó si eras tú, yo solo quería sentir placer

-¿Eso es malo?... Yo no lo creo, de eso se trata el sexo, además era yo

-¿Y el amor?

-No está peleado con el placer, a mí me encanta disfrutar así de apasionadamente el cuerpo de la mujer que amo y si a ti te gusta creo que vamos bien

-Pero lo gocé como puta.

-Ellas no lo gozan, por lo general lo sufren, mejor di que gozaste como mujer

-¿Será así siempre?

-No lo creo y por desgracia no es cosa mía ya que dicen los que dicen que saber de estas cosas que es el cerebro de ustedes las mujercitas el que les produce los orgasmos que las hacen gritar, llorar, orinarse, babear y algunas hasta se desmayan… En eso el hombre es solo la herramienta, algo así como el “motorcito de arranque” para que el cerebro femenino se ponga a funcionar a todo vapor.

-¿Te usé?

-Desde ese punto de vista sí, pero no tiene nada de malo, ya me tocará usarte, además el hombre siempre se viene, nunca deja de disfrutar…. ¿Quieres ir a cenar y a bailar?

-No amor, pide algo para cenar y nos quedamos aquí, hoy quiero dormir temprano

Cenamos en el balcón mirando la luz de la luna llena abriendo un camino luminoso en la oscuridad inmensa del mar bajó un cielo que era como dijera el poeta “Diluvio de estrellas” todo lo maravilloso que en aras de la civilización la humanidad ha dejado de admirar, al menos yo como mujer citadina nunca había visto algo tan maravilloso como el cielo estrellado en la soledad del mar, me levanté y recargada en el barandal observaba el costado del inmenso barco formando una estela blanca de espuma de mar, escuché a mi esposo decirme

-¿Qué vamos a hacer Andrea?

-¿De qué?

-Creo que me enamoré de ti.

Me acerqué a él, tomé mi copa de vino y me senté en sus piernas diciendo

-Te estás burlando de mí, eso te lo dije yo a los pocos meses de conocernos. Eres malo, te burlas de que haya sido yo la que declaró primero su amor

-No es burla, solo usé tus palabras para decir lo que siento

-En ese caso usaré las tuyas para responderte…. “¿Qué vamos a hacer?, es fácil. Tú nunca te olvides de que estás enamorada y yo viviré para no defraudarte, creo que es un buen acuerdo”

-Sí que lo ha sido

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