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Recuerdos de mi amor por dos hermanas (2a Parte)

en Hetero: Infidelidad

Al día siguiente después de pasar nuestra primera noche juntos mientras desayunábamos no dejaba de observar lo hermosa que se veía con el bikini que usaba, ella me miró preguntando la razón de mi insistente mirada y yo respondí preguntando

-¿Me gustaría que viviéramos juntos?

-A mí también, pero mis papás me matan… Ya sabes, “no es correcto, una chica decente no se va a vivir con el novio, pones en ridículo nuestro apellido” y Bla, bla, bla,… La moral y buenas costumbres de la sociedad

-¿Y si nos casamos?

Angélica dejó su tenedor sobre el plato, me miró fijamente y respondió

-No, eso no

-¿No quieres?

-No Miguel….Creo que somos buenos amantes pero seríamos un mal matrimonio

-¿Por qué lo dices?

-No te vayas a enojar, pero lo nuestro no pasa de ser sexo, sexo y más sexo

Angélica se levantó de la mesa y antes de llevar los platos a la cocina de pie frente a mí me dijo

-Es mejor que sigamos así Miguel, yo no quiero compromisos.

Se dio la vuelta y la vi caminar hacia la cocina, al regresar se sentó nuevamente y no sé si pretendió cambiar el tema o echarme en cara algo pero me dijo en tono de pregunta

-¿Sabes que Susana está celosa de lo nuestro?

-¡Por favor amor!,  a mí eso me importa un demonio

Bajé la vista a mi taza de café y dije

-No te entiendo Angélica…. juro que no te entiendo

-Es muy fácil de entender, somos excelentes amantes, la pareja ideal en la cama, pero nos falta mucho para llegar a ser una pareja sólida como para pensar en matrimonio, hijos y todo eso. Antes de pensar en casarnos debemos estar seguros de muchas cosas, entiende que somos presa de nuestra pasión, tal vez eso nos ciega. Si nos casamos confundiendo sexo con amor tal vez algún día te enamores de otra o yo de otro y terminaríamos siendo infieles y lastimándonos uno al otro.

-Eso puede pasar aun casándote perdidamente enamorado… ¿Te estás acostando con otro?

-¿Ya ves?... Todo se relaciona con sexo… Yo soy fiel por convicción y no por miedo a que te enojes… Te confieso que me gustaría estar con otro pero estando tú ahí, que me vieras coger o verte coger con otra ¡wow!   Eso ha de ser de lo más excitante. Pero no Miguel, no me acuesto con otro el día que lo haga tú serás el primero en enterarte

-¿Qué sientes por mí?

-Te quiero mucho…Me gusta tu cuerpo, tu pecho, tus nalgas, tus brazos, tus manos…Me encanta tu pene, me gusta meterlo en mi boca hasta sentir que te vacías dentro de ella y tragarlo todo, me gusta tenerte dentro de mí y sentir escurrir tu semen fuera de mi vagina…. Cada noche te sueño haciéndome el amor o haciendo tríos, pero nunca te he soñado como mi esposo. Sabes bien que soy capaz de lo que sea para hacerte gozar y tú haces lo mismo conmigo, pero el matrimonio no es solo placer Miguel

-¿Crees que entre nosotros no hay amor?

-No lo sé… Solo sé que tú te acostaste con mi hermana y a mí no me importa en lo más mínimo y a ti no te importa que yo lo haya hecho con Carlos, cuando te platique como le hacia el sexo oral hasta hacerlo eyacular en mi boca te importó un carajo

-¿Y qué podía hacer?

-Nada… Pero pienso que si la mujer que amas te platica eso, lo lógico sería sentir celos, enojarte, ¡No lo sé!, cualquier reacción menos decirle “Mámamela como se la mamaste a él”….De igual forma pienso que si te amara como loca dentro de mi sentiría algo por lo tuyo con mi hermana y no lo siento, incluso he amanecido con las bragas mojadas por haber soñado que nos coges a las dos en la misma cama…Creo que disfrutaría ver cómo te coges a Susana.

-Ese deseo es hasta cierto punto normal en las parejas, incluso en los matrimonios

-Mira, cuando he platicado con mis amigas sobre nuestros novios y las escucho decir lo mucho que les gustaría casarse y tener hijos, te juro que me da tristeza desearte como te deseo y que no quiera casarme contigo, es más, la sola idea de terminar embarazada me aterra… ¿Eso también es normal en una pareja?

-Pienso que confundes las cosas amor…

-No, más bien los dos estamos confundidos es muy fácil confundir el sexo con el amor… No se puede amar sin desear, pero si se puede desear sin amar… Te voy a recordar algo de nuestros 8 meses juntos, hemos cogido desnudos en la sala de mi casa escuchando toser a mi papá en su recámara, lo hicimos levantando mi falda en el baño de la casa de mis tíos, en la cocina de mi casa.  Cuando estoy menstruando uso un tampax y visto falda para que me masturbes con tus dedos mientras yo te lo hago con la boca…. ¡Y me encanta hacerlo!, me enloquecen nuestras aventuras, ¡Pero por Dios Miguel, date cuenta! Cuando no cogemos o fajamos no sabemos qué demonios hacer juntos, nuestra vida de pareja se reduce al sexo en la cama o donde sea carajo.

-Creo que tienes razón      

Respondí con frialdad, ella al notar mi cara más de decepción que de enojo se levantó, se sentó en mis piernas, se abrazó a mí y después de un rato en el qué permanecimos en silencio me dijo

-Te quiero mucho Miguel, juro por lo más sagrado que para mí eres el hombre más lindo del mundo, pero no he cumplido los 19 y no estoy lista para dar ese paso, antes necesito estar segura de que somos el uno para el otro, que somos almas gemelas… ¿Por qué no seguimos así? La pasamos muy bien sin ningún compromiso

Siempre me ha sorprendido la capacidad que tienen las mujeres para cambiarle a uno las cosas y la facilidad con que terminan una discusión con su célebre frase “Aún no estoy lista” que no significa otra cosa que “Será cuando a mí me dé mi regalada la gana, así que ya no insistas” o también puede significar “Si quiero, pero me tienes que rogar hasta el cansancio”. Totalmente decepcionado la hice ponerse de pie, me levanté y me fui a recostar en un camastro junto a la alberca.

Vi como la mujer que iba por las mañanas a hacer el aseo de la casa se acercó a Angélica para avisarle que ya había terminado y se retiraba, cuando salió de la casa Angélica se acercó a mí, me tomó de la mano y me dijo

-No te enojes Miguel… Yo necesito libertad para realizarme. Ven, vamos a que te dé las nalgas ¿Las quieres?

Yo me reí de sus palabras, o tal vez reí de mí mismo y de mi enorme debilidad por ella, ¿Realizarme? ¡Qué estupidez!, como si no se pudiera realizar a mi lado. Pero me era imposible resistirme a su oferta, me puse de pie y le dije

-Haces conmigo lo que quieres Angélica, no me puedo resistir a la sola idea de sentir tu cuerpo

Se rió, me guiñó un ojo, me tomó de la mano y me llevó junto a la mesa de la alberca, se quitó el bikini, puso sus manos en el respaldo de una silla, inclinó su cuerpo y apoyada en las puntas de sus pies literalmente me ofreció las nalgas, yo dejé caer mi traje de baño la tomé por la cadera y tuvimos un excelente sexo que nos hizo terminar sentados en el piso agotados de placer, después nos duchamos en la regadera de la alberca y pasamos el resto de la mañana desnudos dentro del agua o tomando el sol, por la tarde salimos a comer y en la noche sobre la cama tuvimos un sexo lento, amoroso, apasionado, realmente hicimos el amor por mucho tiempo, al terminar no la dejé levantarse la recosté de lado y la abracé con fuerza diciendo.

-Me encanta tenerte desnuda en mis brazos

-Y a mí que lo hagas… Me gusta que me abraces después de hacerme el amor, siento bonito, siento que me quieres

-Te quiero mucho y me encantas mujer, pero no lo quieres aceptar

Ya no respondió, pegó su cuerpo al mío acurrucándose entre mis brazos y mientras la besaba en el cuello pensaba que tal vez ella tenía razón, tenía que aceptar que cada beso o cada caricia que nos dábamos lo hacíamos buscando excitarnos y entre nosotros casi todo era sexo, sin embargo su cuerpo era un vicio que no podía ni quería dejar y estaba dispuesto al matrimonio o a lo que fuese necesario para seguir disfrutando lo dulce de su piel y el calor de sus entrañas y así perdido en mis pensamientos me quedé dormido

Alguien me dijo una vez “Nada es para siempre, si la vida es efímera mucho más los momentos que la componen” y pienso que tenía razón, tal vez la felicidad sea tan solo la suma de algunos momentos de euforia que nunca alcanzan a llenar toda nuestra existencia y el final de nuestra euforia sexual se comenzó a escribir al día siguiente. Era domingo y no fue la mujer de la limpieza, así que nos levantamos, tendimos la cama y después de ducharnos bajamos desnudos a desayunar. A medio día estábamos desnudos besándonos y acariciándonos dentro de la alberca cuando escuchamos la voz de Susana decir

-No cuenten dinero en frente de los pobres

Como un “acto reflejo” me moví a la orilla de la alberca tratando de cubrir mi erección pegándome al muro, Susana que sin duda me había visto desnudo se rió y se puso de pie justo enfrente de mí, miró hacia abajo y mientras miraba mis nalgas dijo

-No tiene caso preguntar, ya vi que la están pasando de maravilla.

Angélica que permanecía desnuda a media alberca le preguntó por su marido a lo que Susana respondió

-Jorge no va a venir, dice que tiene negocios que atender, pero la verdad es que…. Ni hablar, yo ya no puedo hacer más, ya me cansé de intentarlo

Siguió explicándole cosas de sus problemas maritales a su hermana pero yo no ponía atención a sus palabras tan solo pensaba en que Angélica y yo no teníamos ropa en la alberca y le pedía al cielo que Susana se fuera para poder salirme del agua pero ella permanecía de pie justo frente a mi mientras platicaba con su hermana. Yo con la vista hacia arriba la miraba sin poder evitar admirar sus bellas piernas que generosamente lucía con la falda deportiva que usaba, lógicamente también disfrutaba del triángulo rosa de sus bragas que me mostró coquetamente cuando al notar mi mirada separó “distraídamente” sus piernas

Angélica salió desnuda del agua, tomó una toalla, la puso sobre su cara para secarse y mientras secaba su cuerpo me miró dentro de la alberca y riendo preguntó.

-¿Te da pena con Susana?, no lo puedo creer amor.

Susana se rió, me miró a los ojos y me dijo

-Por favor Miguel, ¿Me vas a pedir que voltee la cara?.. ¡Qué ridículo eres!

Tal vez tenían razón ya que con las dos había estado desnudo sin embargo me sentía avergonzado y hasta cierto punto, digamos escandalizado, al escucharlas tan “liberales”, Angélica se acercó con una toalla en la mano pero Susana se la quitó antes de dármela y en un tono que sentí de burla hacia mi pudor me dijo

-¿Quieres la toalla?...Sal por ella

Las dos soltaron una carcajada, las miré una junto a la otra de pie en la orilla de la alberca justo frente a mí. Herido en mi amor propio por su risa burlona y muy molesto con la actitud de Susana apoyé mis manos en la orilla de la alberca y me salí del agua, permanecí desnudo frente a Susana por unos segundos en que ella mantuvo la toalla en sus manos recorriendo mi cuerpo con su mirada, me acerqué a ella mojando con mi pubis su falda y le quité la toalla de la mano, me sequé la cara y le di un beso en la mejilla para saludarla, anudé la toalla a mi cintura y me fui a sentar en una silla para secarme bajo el sol. Susana volteó hacia su hermana y abanicó su mano frente a su cara exclamando “Uff” como indicando que se había ruborizado.

Angélica rió del gesto de su hermana y después le giñó el ojo. Susana sonrió y continuó quejandose  

-Ya no sé qué hacer hermana, desde que operaron a Jorge no se me acerca, no quiere entender que necesito sentirme mujer, no tienes idea de lo terrible que es tener a tu marido acostado en la cama y terminar masturbándote dentro del baño…

Susana también tenía los ojos muy azules pero a diferencia de Angélica era rubia de piel muy blanca de pechos grandes, cintura muy bien marcada, unas nalgas espectaculares y bellas piernas, era unos centímetros más baja que Angélica pero bien podría ser modelo en cualquier revista para caballeros.

Mientras hablaba con Angélica me miraba fijamente a los ojos y yo no evadía su mirada hasta que voltee a ver a Angélica cuando admirado la escuché preguntar

-¿Y has tratado de parárselo con una buena mamada o masturbándolo?

-Me rechaza… Ni siquiera me deja verlo desnudo, él dice que lo dejaron impotente, pero yo he iniciado el juego con besos o caricias y siento su erección bajo su ropa pero cuando intento desnudarlo pierde la erección y me deja ardiendo en deseos.

-Debe ir a un psiquiatra, seguro está con algún trauma al sentirse mutilado en su hombría

Respondió Angélica haciendo que los ojos de Susana se llenaran de lágrimas y entre sollozos dijo

-Tengo miedo de que el cáncer lo invada… ¿Tú que piensas Miguel?

No podía demostrar que Angélica me había platicado lo que pasaba, así que dije

-No sé de qué hablan Susana

Susana miró a Angélica quien levantó los hombros como extrañada y dijo

-De lo que te conté de Jorge

Al notar que el secreto no lo era tanto respondí

-Necesita ayuda psicológica para aceptar su condición

Susana me miró fijamente como si fuera a decirme algo de lo cual se arrepintió, yo agregue

-Trata de entenderlo Susy, no ha de ser fácil

Ella “Montó en cólera” y arremetió en mi contra diciendo muy enojada

-¡¿Y lo mío es fácil?!... El es el que debe entender que tiene una esposa de 23 años sexualmente activa que necesita ser atendida como mujer…Y no te escandalices de lo que digo, esa es la realidad de la vida y no por mucho que ames a tu pareja puedes vivir sin sexo… ¡No me mires así Miguel!, que te aseguro que no estarías tan contento con mi hermana si no te la estuvieras cogiendo hasta el cansancio, quieras o no el sexo es lo que une o separa a las parejas.

-¿Cómo te estoy mirando Susana?

Pregunté yo y ella explotó gritándome

-¡Me estás juzgando como si yo fuera una maldita insensible!... El amor de pareja es pasión, ¡Sexo!, se puede tener sexo sin amor, pero no se puede amar sin tener sexo y tú lo sabes muy bien chiquito, así que no te hagas el moralista que ya he sentido tu pasión en carne propia…Ya me imagino la clase de cogidas que le has de dar a Angélica... ¡Cabrón!, te aseguro que no se la metes por las orejas solo porque no le cabe

Angélica volteó a verla, yo pensé que le reclamaría sus palabras a Susana sin embargo con voz tranquila le dijo

-Estas sacando tu tensión contra los demás hermana, lo que necesitas es desahogarte con alguien o terminarás amargada.

Susana la miró y le respondió

-¡¿Y con quien!?...Como si fuera tan fácil conseguir un amante, yo no me voy a ir parar en una esquina…

Volteó a mirarme fijamente a los ojos y agregó

-Jorge me quiere hacer sentir culpable de toda su situación emocional y me echa en cara mis deseos diciéndome que busque con quien, como él ya estuvo casado y tiene un hijo se le hace muy fácil nuestra situación. Te juro que no dudo ni un poquito que se haya enfermado por promiscuo, bien que se cogió a la que se dejó...  

Yo no puede evitar mi gesto de enojo ya que me sentía sumamente incómodo con la plática y con la mirada de Susana así que me levanté y les dije

-Me voy a poner un traje de baño

Caminé hacia las escaleras, al llegar a la recámara entré sin cerrar la puerta tras de mí, dejé caer la toalla al piso y desnudo me puse a buscar en el armario un traje de baño limpio, en eso estaba cuando escuché la voz de Susana decirme

-Con esas nalgas lo debes de empujar muy rico.

Sé que para el pudor femenino es difícil entender, pero estar ahí desnudo dándole la espalda a una mujer tan atractiva que le dice a uno que tiene buenas nalgas y a sabiendas de que está urgida de sexo no creo que algún hombre cubriera sus nalgas rogándole que se fuera. Yo sentí “Eso especial” recorrer mi cuerpo haciendo que mi pene reaccionara, me di la vuelta y quedé frente a ella quien recorrió mi cuerpo con su mirada y después de unos segundos en que fijó su vista en mi erección me preguntó

-¿Dónde guarda sus bikinis Angélica?

-En el primer cajón de ese lado

Susana pasó a mi lado, abrió el cajón tomó el bikini y al caminar de regreso a la puerta se giró para observarme nuevamente y me dijo

-Como envidio a mi hermanita

-Si quieres yo te quito ese horrible sentimiento

No respondió, solo me sonrió, se dio la vuelta y salió de la recámara…  

Cuando bajé a la alberca ellas estaban dentro del agua platicando y al verme se callaron, yo me metí al agua y abracé a Angélica dándole un beso en los labios Susana salió del agua y giré mi cara para observarla caminar hacia un camastro ¡Que cuerpo de mujer! no podía dejarla de admirarla y recordarla desnuda en la cama tendida boca arriba con sus piernas separadas esperando que en mi torpe inexperiencia la penetrara. Con que gusto la tendría ahora besando su cuerpo chupando sus pezones y pequeñas aureolas color de rosa mientras muy lentamente disfrutaría con mi pene cada pliegue de su vagina hasta llevarla a un gran orgasmo para después vaciar hasta la última gota de mi semen en sus entrañas.

Escuché a Angélica reír y me dijo al oído

-Te mueres de ganas.

-¿De qué?

-¿De qué va a ser Miguel?...Ya me platicó que se lo propusiste cuando entró por mi bikini a la recámara

Yo la miré avergonzado sin saber que responder, Angélica me hizo girar mi cuerpo para mirar de frente al camastro donde Susana tomaba el sol tendida boca abajo y cuando yo pretendí explicar lo que había pasado en la recámara ella se montó en mi por la espalda pasando sus piernas por mi cintura y me dijo al oído

-No te preocupes corazón, me platicó todo, que te encontró desnudo en la recámara, que te coqueteó, que le gustan tus nalgas y que le encantó esto.

Frotó mi pene con su pie para indicar a lo que se refería con “Esto”, Angélica al sentir mi erección, agregó con voz sensual

-Qué rico…Somos unos calientes Miguel y me refiero a los tres, claro que Susana está urgida pero nosotros somos insaciables, no tenemos límite… Lo hicimos anoche, nos echamos el mañanero y me tienes mojando las bragas y tú de seguro te la estás imaginando así en la cama, te conozco papacito, te enloquece hacérmelo acostada boca abajo y con las nalgas que ella tiene ya me imagino lo que tienes en mente  

-¿Cómo crees?, yo estoy contigo

Angélica me dio un beso en el cuello y me dijo con sarcasmo

-Pero bien que te sacrificarías y le harías ese pequeño favor… ¿Te la pongo en suerte?

-¡Por favor Angélica!, estás hablando de tu hermana

Soltó una carcajada que hizo voltear a Susana quien preguntó

-¿Qué les pasa?... ¿Ya están haciendo “cositas” dentro del agua?

Angélica le respondió

-Todavía no, pero cuando empecemos te invitamos ¿Quieres?

Susana no respondió, simplemente se giró y se acostó boca arriba en el camastro a tomar el sol, Angélica se bajó de mi espalda se acercó a la orilla apoyando sus brazos fuera del agua, yo permanecí observando la bella cadera y las piernas de Susana, unos segundos después me acerqué a Angélica y le dije

-Ya la hiciste enojar

Angélica que jugaba a sacar agua con su mano para mojar el camino que habían hecho unas hormigas sobre el piso, sin dejar de hacerlo me respondió con voz triste

-¿Enojar?... Ay Miguel, a veces pareces tonto, no te das cuenta de nada… Si supieras con qué facilidad meterías a Susana en tu cama, solo piensa que intenciones puede tener ella para acostarse contigo y asume las consecuencias

-¿A qué te refieres?

-A nada, si quieres cógetela, solo te diré lo mismo que le dije a ella antes de que tú bajaras de la recámara… Los dos son adultos y libres de hacer lo que les plazca.

-¿Eso le dijiste?... ¿Cómo crees?

-¿Y que querías que le dijera cuando me lo pidió?

-¿Qué te pidió?

-Qué mal me caes cuando levantas tu bandera de pendejo Miguel… ¡Por Dios, que va a ser!

Se apoyó con sus manos en la orilla para salir del agua y al hacerlo se fue a acostar boca abajo bajo el sol a un lado de Susana, yo permanecí dentro del agua observando a Susana quien al notar que la miraba bajó una pierna del camastro poniendo a mi vista su entrepierna, momentos después se puso de pie y caminó hacia la cocina, yo nadé a la otra orilla de la alberca para mirar hacia el mar. Mientras intentaba entender lo que estaba pasando vi a Susana caminar hacia donde yo estaba con dos vasos con whisky en las manos, al llegar frente a mí puso los vasos en la orilla y se sentó en metiendo sus pantorrillas dentro del agua, me dio un vaso y permanecimos en silencio bebiendo hasta que ella comenzó a mover sus suavemente dentro del agua.

Yo dejé mi vaso en la orilla y me puse frente a ella haciendo que sus pies quedaran cada uno a un lado de mi tórax, ella los subió posando sus empeines en mis axilas y trató de levantarme, sus muslos se endurecieron, elevó unos centímetros mi cuerpo dentro del agua y aflojando sus piernas dijo

-No puedo

Mi vista y mi mente estaban fijas en su entrepierna ya que al hacer el esfuerzo con sus piernas y nalgas el calzón de su bikini se había pegado a su sexo delineando el contorno de sus labios vaginales, con que gusto los separaría para meter mi lengua en su ardiente vagina, cuando levanté la vista ella me miraba en silencio con ese gesto de excitación que yo tanto conocía, levanté uno de sus pies y mientras lo besaba en el empeine la miré en busca de un gesto de aceptación o de repudio, ella cerró sus ojos y al abrirlos me dijo

-No Miguel, sabes que eso me derrite

En respuesta besé su otro pie, voltee la cara para ver si Angélica no volteaba hacia nosotros y ella dijo

-No te preocupes, se quedó dormida, le debes estar dando unas excelentes noches por eso duerme de día

Acaricié sus pantorrillas pero ella se metió al agua evitando que mis manos llegaran a sus muslos, ya dentro del agua me dijo

-Ayúdame a ponerme “de muertito” Miguel

Cuando me acerqué ella hizo su cabeza hacia atrás y levantó sus piernas diciendo

-Detenme hasta que quede flotando

Puse una mano en su espalda y la otra en sus muslos, ella flotó y cuando pretendí alejarme me pidió

-No me sueltes que me hundo… ¿No querrás que me ahogue, o si?

Subí mi vista hacia Angélica y ella me dijo

-Va a dormir un buen rato, te digo que la tienes agotada

Con mis brazos pegados a mi cuerpo doblé mis antebrazos y como si fuera a cargar algo los metí bajo el cuerpo de Susana, frente a mi cara quedo su blanco y suave vientre, la piel de su pubis estaba hundida por su postura y el calzón de su bikini sujeto a los lados de su cadera abrió una excitante rendija hacia la hermosa visión de su monte de venus cubierto por un bien recortado vello púbico, sus fuertes muslos y sus deliciosas nalgas permanecían tensos en su afán de mantener las piernas estiradas.

Sin duda no existe error para el cual no haya pretexto y a mí los pretextos me sobraban, levanté la vista para asegurarme que Angélica permanecía dormida boca abajo y al cerciorarme de ello bajé mi cabeza, con mi nariz moví un poco hacia abajo su calzón y besé su vientre justo donde comenzaba su vello púbico, ella inspiró profundo en señal de placer y yo seguí besando sobre su vientre, su ombligo y costillas hasta llegar a sus pechos, sus pezones endurecidos se levantaban sobre el sostén del bikini y sobre la tela los apreté con mis labios, Susana giró su cabeza y yo al notar que lo estaba disfrutando metí mi mano por debajo de su calzón para acariciar sus nalgas, cuando mis dedos tocaron la humedad entre sus labios vaginales ella suspiró y dijo

-No sigas Miguel o terminaremos haciéndolo dentro del agua

Bajó sus piernas apoyándose en el piso de la alberca, quedando de espaldas a mí, yo metí nuevamente mis manos bajo su calzón para bajarlo la sujeté de la cadera y la pegué a mi erección, ella hizo su cabeza hacia atrás por un instante en que la besé en el cuello, dio un paso hacia adelante subió su calzón, se dio media vuelta y me dijo

-Ya no sigas Miguel, por favor

-Te deseo Susana, te deseo mucho

 

 

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