La sumisión de Mar.
Con su vida resuelta, Mar (42 años) es una abogada con un bufete compartido, un marido que estaba volcado en ella y el servicio doméstico atendido por 2 persona, en una casa amplia y con una zona ajardinada y una piscina en que solazarse del calor del verano.
Pero por alguna razón, ella no era todo lo feliz que pudiera entenderse aparentemente, por eso empezó a bromear con uno de los gestores de la oficina bancaria, con la que compartían fachada.
Esa relación, le daba un aliciente a sus días, y se estaba prolongando desde hacia 4 meses. En casa todo parecía ir bien, entre ella y su marido. Y podía decirse por las apariencias que ella era una mujer realizada.
Incluso ahora, ese deseo compartido empezó a hacerle sentir un sentimiento de culpa, que por momentos la angustiaba, pensando en Kharlo (44 años) su marido. Y cada vez algo en ella la hacia desear contárselo todo a él y aunque de momento reprimía ese deseo, empezó a tener problemas de sueño y un remordimiento que hizo que sus encuentros casuales con su amante empezaron a resultarle faltos de aquellas primeras sensaciones tumultuosas.
Seguí la relación por una inercia y por ello sus reproches empezaron a atormentarla, tanto que cuando estaba con su amante, se imaginaba que estaba con su marido. Y empezó a sentir deseos de que el se enterase, impotente de contárselo y luego con un reproche interno que la atormentaba.
En eso, se encontró a sí misma tumbada en la cama y llorando; por serle infiel a su marido y compañero y por no tener el valor de contárselo. Eso de momento lo pudo contener, hasta que empezó a notar que Kharlo ya no bromeaba con ella, y le era esquivo en sus relaciones.
Kharlo ya no le hacia los regalos de antes, ni la invitaba a salir a cenar fuera o a ir de baile. Y si ella le comentaba que llegaba tarde, él apenas se interesaba por los motivos. En la cama había cariño, pero paulatinamente disminuía la frecuencia y la intensidad de la sexualidad como pareja.
Y un día, encontró una carta en uno de los trajes de Kharlo, en la que sucintamente estaban escritas estas palabras:
"Amor mío, la confianza defraudada hace que nuestro amor languidezca y que sienta que tu compañía es algo extraña, que ya no significas lo mismo de antes".
Eso la acabó de desmontar, y decidió sincerarse con él y poner la relación con su amante.
La despedida de su amante fue, discreta y no representó ningún problema; pues realmente no había sino sexualidad y el grado de la misma habían ido disminuyendo.
Pero lo de sincerarse con él era otra cosa, decidió ir a la peluquería, hacerse la manicura en manos y pies, y arreglarse con un vestido negro y con unos tirantes de cordón, que se enmarcaban con una parte superior bastante escotad y que le quedaba situado como unos cinco dedos por encima de las rodillas.
Se dio cuenta que se arreglaba para Kharlo casi como en la primera cita, y que se tomó su tiempo con la ropa interior, negra, de encaje y recién comprada y estrenada para la ocasión
Preparó la cena, un ambiente agradable y incluso la música que a él le gustaba. Y espero, impaciente; esperó más de lo acostumbrado hasta que oyó abrirse la puerta y que él entraba. No pudo evitar empezar a respirar más aceleradamente y ha sentir un desbocarse de su corazón.
Sentada en la salita esperó y sintió como él pasó fue a dejar su ropa, y lo imaginó desvistiéndose, cosa que él hizo pues oyó el ruido del agua de la ducha y se empezó a sentir impulsada a ir con él. No lo hizo, pero se empezó a notar excitada y deseando estar con él, o que Kharlo le pidiese algo, para tener la oportunidad de verlo.
En su torbellino de emociones, se notaba excitada, como en un amodorramiento que la impelía a ser más dócil a estar a la espera de la presencia de quien era su verdadero amor y por eso casi empezó a gimotear, por haberle sido infiel.
Él apareció con su bata azul marino y caracteres orientales escritos; y unas zapatillas tipo chanclas, con una tonalidad amarillenta y unas palmeras cinceladas en su superficie. El se acercó a ella, la saludó y la besó muy tiernamente. Y se puso a su lado sin hablar, como esperando algo de su parte...
Y ella noto lo duro de esos momentos y como encontrando fuerza dentro de ella se oyó decirle:
"Kharlo he de contarte algo..., y se lo contó TODO lentamente, mirándolo a ratos y esperando un reproche, algo que no llegó. Solo una sonrisa que entreveía y le sonó a enigma y laceración a sus sentimientos".
Tras eso Kharlo le dijo, espera un momento Mar, y se levantó... Tras unos minutos o un tiempo indefinible dado su estado emocional, y por la falta de un reproche o algo que la aliviase de su enquistamiento, sé empezó a ver sí misma como merecedora de algún tipo de medida.
Deseaba cualquier cosa, excepto una indiferencia y un deseo de compensarlo en cualquier forma empezó a frotar en su mente y arraigar en su corazón; algo que por algún motivo tensó su cuerpo y la hizo sentirse ofrecida e inerme a lo que él pudiese hacer incluso que le trajese la maleta...
Pero cuando apareció, únicamente dejo 2 sobres de tamaño din a4, sin ventanilla.
Abrió el primero y vio fotos de ella y su amante, tomados de la mano, en una cafetería y entrando al hotel que solían frecuentar. Y él le indico que tomase el otro sobre, por única contestación a su mirada y a su gesto de sorpresa.
Nuevas fotos, horas, fechas, comentarios y generó un nerviosismo muy patente e indomable en su interior; quedó con su boca abierta, y por no entender por que él no le había dicho nada si lo sabía, pues las fotos eran claras y en dos de ellas estaban saliendo de la habitación, en el resto en quehaceres amorosos.
Ahora tienes la oportunidad de elegir en tu vida:
-1. sigues con él, compartiendo tu vida y rehaciendo tu futuro.
-2.te decides a independizarte por ti misma.
-3. decides continuar conmigo, y eso implicara redefinir nuestra vida en común.
No. No digas nada Mar. Piénsatelo, tienes todo desde hoy jueves hasta el lunes.
Mientras, simplemente compartiremos vivienda. No voy a hacerte ningún reproche, ni nada de eso...
Y así transcurrieron los días desde el jueves, viernes, sábado y domingo. Estaba muy nerviosa, apenas dormía y el casi no le prestaba atención, lo veía leer, oír música y ver la tele; pero, no lo sentía como otras veces. No hubo un solo mimo, tampoco un solo reproche, ni una actitud que manifestara nada concluyente por parte de él. Bueno, sí... una indiferencia y un pasotismo que la desarmo en cualquiera de sus razonamientos.
Y el lunes se sentía floja, sin ganas de hacer nada de nada; salvo saber que era lo que Kharlo tenía en mente.
Así sumida en sus pensamientos recibió una llamada de él, sobre las 17horas y 30 minutos. En la conversación, escueta que quedó clara su intención y así se oyó a sí misma manifestárselo verbalmente a ella. Ella tenía quería seguir con él al precio que fuera. Y para ello se ducho, maquilló, arregló y perfumó; con sus mejores vestidos.
Por eso se arregló con tanto cuidado, más que si fuera una primera cita, pues algo en ella la hacia impulsarse a seguir con él y no paraba de reprocharse su falta, esa infidelidad y a las 19 horas se sentó, lo esperó tan impacientemente y se levanto a beber agua, se retocó unas 4 veces (pelo, vestido, cambio de calzado y se secó las lágrimas y se volvió a maquillar...
Sus uñas se clavaban en su mano y brazos, el tiempo pasaba y el no volvió a llamar hasta las 21 horas en punto.
--Bringg...., brinnnnggg, birngggg... (el teléfono móvil)-
M--¿Si, quien... es? preguntó sabiendo la contestación, pues conocía el número de la llamada-.
K-Mar, soy yo, ahora baja. Te espero en el parking. Sé que estás arreglada y que no tardarás en venir.
La puerta estaba entreabierta y ella entró, el no la ayudó a subir, al contrarió se la quedó mirando, valorando cada detalle, sin decirla nada más que:
K-Ponte el cinturón y no hables aun.
M-Ella asintió mudamente con su cabeza.
K-Yo (Kharlo) por toda respuesta le di unos apretones en la rodilla, y luego se la froté suavemente y ascendí por su muslo, solo un tercio del recorrido. Eso de alguna manera la hizo acabar de ponerla más nerviosa, pues no hubo ni un beso, ni un saludo de los acostumbrados.
Y paradójicamente, ella mordía su labio. Y se inclinó ligeramente hacia atrás, sobre el respaldo del asiento.
Pare de hacer nada, hasta que abrió los ojos y me clavo su mirada implorando algo, necesitando dejar la tensión de algún modo o con algún hecho que no la tuviese tan suavemente estirada por dentro y por fuera...
K-Y en eso mi mano (de Kharlo) le indicó... una acción a realizar, sencilla y desacostumbrada con relación a como era nuestro trato personal, pero no pareció molestarle.
Y prosiguió mi mano acariciándole el muslo, entrando más y más en su intimidad, y rozándole con toda la palma de la mano su muslo, apretándoselo y llegando a rozarle la tela de la braga, una tela suave, finita ya en ese momento tenuemente humedecida y presionada por unos labios que empujaban.
Ella estaba paralizada, pero se oponía bien al contrario se movía ligeramente y sus manos se apretaban cogiéndose a los bordes de su asiento y respirando agitada y profundamente y con la mirada a ratos fija y a ratos perdida en un espacio indefinido.
En Mar, las cosas se sucedían aceleradamente, se sentía extrañamente seducida y con una poderosa sensación de sensualidad encadenarse en cada segundo, superando la del momento anterior. Tanto, que noto como sus pechos querían salírsele y quedar libres. Pero, a la vez su situación de haber sido sorprendida y de estar en una situación de culpabilidad e infidelidad matrimonial flagrante la desarmaban y la dejaban indefensa...
Mar se descubrió sintiendo el deseo de que el dedo presionase su braga, le estirase de alguno de los labios de su vulva e incluso deseando sentirlos deslizarse bajo la tela, retirarla y entrar para poder notar el tacto conocido de Kharlo; un tacto que ahora le resultaba nuevo.
En esos momentos noto que algo le era introducido en su coño, ya palpitante, muy mojado y deseoso de notar como se prolongaban indefinidamente estas nuevas sensaciones. Decididamente, la nueva faceta de Kharlo la dejaba fuera de su vida conocida y la impulsaba a darse más.
Y cuando miró descubrió lo que le entraba era la puntita, del bolígrafo "parker" americano; el que le trajo después de su congreso en Chicago. Y Kharlo lo introducía girando y le movía la puntita, sobre su piel, en la que le ocasionaba escalofríos que venían en oleadas virtuales en su mente, pero reales en su intimidad y que se correspondían al acelerado ritmo de su corazón.
Ella deseaba eso y más, pero por alguna razón su marido; bueno el que seguía considerando como su marido; y que ahora se le rebelaba como otra persona; pues decidió pararse, empujarle dentro el bolígrafo, colocarle la braga, le bajo el vestido y le volvió a acariciar su rodilla. Y de algún modo ella, disfrutaba de esos ritmos.
Solo, que hubiera dado cualquier cosa por un beso o una sencilla caricia a su cara y mirarle los ojos de cerca. Eso que ella ahora, recordaba de otras veces y trataba de revivir. Y en ese momento sintió como por voluntad propia sus labios vulvares empezaron a apretar y soltar el boli...; atrayéndolo y empujándolo fuera, y volviendo a succionar.
Y cuando sintió una de las manos de él rozarle suavemente las crestas de sus pechos, sobre las telas del vestido y del suje..; sin siquiera mirarla... Mari, descubrió que estaba decidida a ser de Kharlo a darle lo que cualquier otra mujer pudiera darle. Y en ese momento sintió una de las manos de él, tomar la suya y la otra presionar, pellizcándole uno de esos pezones, y le gustaba, tanto que la humedad empapaba cual nunca su braga y le flujo le resbalaba hasta el asiento.
Y sus uñas se clavaron entre las fibras del asiento, mientras un orgasmo se desbordaba en movimientos de espiral que iban desde su epicentro íntimo, ascendían por su vientre y llegaron a su cerebro. Siguió alimentando esa sensación y pudiendo hacer algo tan sencillo como retirar el bolígrafo o apearse del vehículo, no lo hizo.
Es más, Mar se descubrió sonriendo silenciosamente y empezando a desear más adrenalina y más deseo de que Kharlo le enseñase más de esa parte de él que ella no había conocido hasta ese mismo momento. Y ese pensamiento, le hizo volver a jugar íntimamente con el boli..... y a mirar con unos ojos de admiración a la que le despertaba a un nuevo mundo, donde ella se sentía feliz y entendida, consentida y corregida todo simultáneamente.
Él comprendió eso, instantáneamente cuando una mano de ella tomó, su mano derecha y la apretó y en un segundo acto empezó a besarla dulcemente y a lamerle detenidamente sus dedos y todos los rincones, aristas y poros de su mano; cual si se tratara de un ansia indemorable y sumamente placentera.
Ella descubrió, que esas sencillas acciones hacían su vida más placentera y que le importa enormemente ser querida por Kharlo y que si todo en ella se amoldaba tal vez él considerase seguir con ella. Y de forma impasible, se dijo que podía darle todo lo que él le pidiese e incluso compartir un algo oscuro que empezaba a notar que había estado dormido hasta que entró en el coche de Kharlo.
Fuimos al teatro, y luego a cenar; todo entre un aire romántico y miradas cómplices de dobles sentidos. Todo fue discurriendo así vividamente, pero a la hora de salir y para abonar la cuenta. Decidí dar un salto cualitativo y al ver la nota, pese a llevar dinero en efectivo, le dije:
K-Mar, puedes pasarme el boli..... cariño.
Sentí como respingaba en su asiento, y me miraba, se puso un tanto colorada; pero sin dejar de mirarme se arrimó a la mesa y en esa posición su mano subió por su rodilla, mientras mi pie empezó a rozarse insinuante entre los suyos y pisarle los deditos. Así sentí, el momento en que sus piernas se crispaban y tomaban el boli, y lo sacaba mirándome y su labio ligeramente mordido, reflejaba la confirmación de que nuevamente el placer le ascendía.
Firmé con naturalidad, y le deje una propina de 5 euros al mozo del comedor. Pero, ella noto claramente como roce el borde del boli y me lleve a los labios ese rastro líquido de que había gozado de forma distinta. Y de que era ese cariño distinto algo que la darse para sentir más y hacer feliz a quien amaba...
A Mar, todo le parecía congruente, adecuado y se dijo que esa manera de ser la hacían notar todo lo que en su imaginación se mezclaba, pero que lo hizo sin forma hasta esa tarde y quería más de esa sensación...
Se notaba floja, pero feliz y así regresaron el auto y todo discurría en una sucesión de escenas como de un sueño. Y todo se encadenaba hasta el momento siguiente.
Por eso, cuando estaba en su habitación; pues dormían en habitaciones separadas, no le importo dejar la puerta abierta, no entornada abierta. No, no esperaba sé considerada una amiga, ni una autómata. Quería sentir más cariño, del tipo que Kharlo le había hecho conocer y al notar "mi" mano en su hombro, se sintió feliz y esperanzada.
Y cuando notó Mar como le acariciaba nuca, acariciaba su cara, no pudo evitar cerrar los ojos y lamerle los dedos y el trocito de palma que pudo abarcar. Y con eso vi como empezaba a respirar y a emocionarse; me deseaba y deseaba que la sensación de los 2 flashes anteriores se prolongase durante más tiempo y con una intensidad superior.
No hubo nada mas, excepto que esa noche me tendí a su lado y noté como Mar se apretaba; bajándose la braga y subiéndose la camisola y se apretaba dulcemente a mí. Y también noté sus dudas y sus inquietudes y como permanecía insomne, sin atreverse a más... tanto como pudo hasta que notó mi mano interponerse entre ambos y introducirse superficialmente entre sus labios vaginales como si fuera en sueños. Y fue entre uno de los sueños en que me desperté, y en el que ella toma mi mano con la suya y empujo los dedos y me susurraba:
M-¡Kharlo, por favor no digas nada, mi amor por ti sigue..! Te necesito ahora, solo deja que tu mano...
En eso mi pulgar acarició su vientre y el bello púbico, y noté como sus gemidos, amortiguados por el morderse de sus labios la hicieron sentirme y irse en un bramido que ella demoró e intercaló con respiración entrecortada y apretándose a mí con su cuerpo sudado y feliz.
Ese ritual, se prolongó a partir de esa noche, solo que ella me mira, después de comer o cenar, luego entra en mi cuarto, y se tumba en el lado izquierdo de la cama, y espera que yo entre...
A veces me demoro, interesadamente y siento como ella se mueve entre las sábanas o encima de ellas, y empieza a dudar. Si entro se queda quieta y finge dormir o sencillamente cierra los ojos.
Si no entro, y alguna vez no lo hago; se enfada por haberme sido infiel; a veces llora y a veces se pone en mi lado de la cama, el derecho y se conforma con ese mínimo contacto. Al salir intenta estar relajada, pero a veces no lo consigue; sobre todo si ve que he dormido en su cuarto, y que luego he hecho la cama.
La hago desearme, y que sienta que el deseo es una parte importante, y que la fidelidad es una parte esencial de nuestra vida de pareja. Algunos días también se hace la fuerte, se resiste a entrar en mi cuarto en mi presencia, y entonces cuando salgo soy más cariñoso, y le hago algún mimo que la desconcierta un poco.
Este estira y afloja lo hemos ido prolongado unos 20 días, hasta hoy que nuevamente la he llamado aprovechando un rato libre y le he dicho (luego de una corta conversación):
K-Mar, te apetece una cita..
M-Como, bueno claro pero...
K-Si una cita pero, esta vez ven a esperarme a la salida del trabajo e iremos a dar una vuelta como antes. Y ya veremos...
M-¿Entro a recepción (de las oficinas)?
K-Mejor en la plaza y en nuestro banco, saldré sobre la 18 o las 18 horas 15 minutos.
M-Si, cuando salga del despacho iré directamente a la plaza; ahora lo arreglo todo para estar contigo cariño... (risitas...).
La tarde discurrió y al salir, crucé sin ir al paso de peatones y ella ya estaba de pie. Mar se ve guapa y muy arreglada como siempre, con un cierto nerviosismo, de esos de las primeras veces. Es la segunda cita en 20 días; y son días, en que solo ha habido cariños furtivos, disimulados y que a ella luego la hacen estar dándole vueltas, al como y porque de su infidelidad...
Tomamos algo, fuimos a una granja y luego al cine. Todo discretito, con bromas, algún mimo de su parte que no rechace y alguna atención por mi parte.
Como note sus ojos de ilusión al distinguir una cajita, que le deje entrever en el bolsillo de mi chaqueta. Ella sabe que puede ser para ella, pero tal vez sí o tal vez no. Tal vez, solo es algo mío... Y es muy curiosa...
Luego cenamos y firme con el boli, "parker" de acero y lacado negro que algún recuerdo trae. No dudé en dar un besito al boli y mirarla a los ojos. Y insinuarle un sí, un algo en ella empezó a escapársele entre los labios. Sé que toda la vuelta a casa estaba pensando en el sentido de ese sí, y la alegría afloraba en sus bromas y en su simpatía.
No dudo en apretarse, a mi tomada de la mano y darme un par de castos besos y uno de apasionado que me hizo sentirla mía, entregada y que ella reafirmo con su mano bajando por mi espalda en los asientos del bus.
Me mira todo el rato a los ojos, aprieta mi mano. Y sé que el deseo fluye, no se plantea nada solo fluye entre ambos y nos enlazamos cada uno con un brazo en la cintura del otro y entramos en casa.
Me besa, al cerrar la puerta de casa y se aprieta a mí, tanto que noto como se pone de puntillas para besarme mejor y estar más a la altura de mis ojos. Y noto como quiere desvestirme... Le sigo, en su entrega y noto como me saca la ropa con cierto anhelo y temiendo que la pare. Algún día lo he hecho, no por rechazarla sino sencillamente por no acelerar algo que requiere su tiempo y hoy que es vigilia de una festividad local en Barcelona (la Merce) puede ser con sus tiempos y sin prisas.
Ella se desviste un tanto mas apresurada, y empieza a besarme con ganas, deseo y entrega y sin reservarse.
Eso es lo que esperaba, y le indico que al baño. Sabe como me gusta verla apoyada a la pared, de espaldas y usar el mango de teléfono de la ducha. Pongo el agua fuerte, la recorro toda y hago que sé de la vuelta y cada rincón de su cara, cuello pechos, vientre, brazos, pubis, piernas y pies recibe un trato esmerado.
Y nuevamente su cabeza, cuello, hombros, espalda, su culito, y sus piernas.
Si todo excepto la zona genital, y ella lo ha notado. Pero no dice nada, no quiere romper nada, y se siente a gusto.
Ella me pide el teléfono-ducha y realiza lo mismo, pero si riega mi zona púbica y me mira. Si estoy medianamente excitado, no voy a negártelo, le digo con los ojos y eso le es grato, me enjabona, con cuidado y me toca suavemente, no teme nada es un fluir natural, y sé que ella disfruta de eso y de los besos que nos damos...
Al poco, tomo el gel y se lo esparzo; pero esta vez si juego con sus genitales y lo hago con intensidad. Ella no se lo esperaba y con 1 dedo, luego dos y finalmente 3 en su sexo; se me abraza y se me viene apoyándose en mí y aferrada a mi cintura, a ratos se separa y me mira y por algún motivo teme besarme en ese momento...
Es intenso y largo su placer, y nota como he erectado mi pene; tanto que el deseo resurge. Pero no es el momento, simplemente le digo:
K- Si, puedes, pero no llegaré Mar.
M-(Me mira, inquiriendo... ).
K-No, aún...
Le es suficiente, necesita tocar sin fingir sueño ni nada; es ser parte de mí y le gusta lo sé. Lo hace suavemente, y con la bolsa del escroto se entretiene, me mira apenas, pero se demora y veo como empieza a hacerse una paja.
Debe ser la tensión, pero no tarda en llegar a estar en situación y me mira, pide y sé que es. Por eso mi mano empieza a jugar con sus pezones, los hundo, los rozo, se los estiro y entre índice y pulgar la veo estar en el umbral del orgasmo.
Así como mi mano y empiezo a rozarle los muslos, me mira se abre y se aprieta a la pared, justo cuando mi mano roza la suya, me suplican sus ojos que siga...
Y los 4 dedos de mi mano derecha empiezan a frotar, girar, empujan y salen, abren y se retiran; hasta que sus manos me aprietan y me dice:
M-¡Por favor, déjame llegar así contigo...!
M-¡Te quiero y te necesito, aunque haya sido una imbécil...!
Le meto un dedo entre los labios estiro, de los labios con una mano, y muevo el dedo dentro. Y mi mano la separa de la pared y la atraigo a mí, no para de tocarla y de acariciarle el culito (es preciosa así, y noto como sus puños se cierran los mueve en el aire y luego se aferra a mí).
M- Te amo, te amo.
La sequé y ella a mí, le puse crema y ella me pidió ponérsela y con naturalidad acepté.
Luego fuimos a su dormitorio, nos tumbamos y siguió acariciándome y hablando de cómo se siente desde que he cambiado con ella... Se sincero, con palabras que no son para transcribir y la vi feliz, de darse y querer darse más y se lo dije.
K-Mar, hay cosas que quiero compartir contigo.
Mar Me mira, y me dice:
M- Sé que hay algo, sea lo que sea házmelo, confío en ti y si no te lo he dicho hoy te lo digo. ¡Te amo, para que lo sepas te amo!
Desde ese día se inició una nueva etapa en nuestra vida. De puertas hacia fuera es una vida de pareja habitual. Pero en la intimidad, e iniciado su adiestramiento en la relación de Amo y Sumisa.
Varias veces he variado las formas, pero en lo fundamental ella sigue siendo, una ansia de ser adiestra has límites más intensos cada vez.
Varias veces he hecho que ella misma se clave agujas de coser, desinfectando el canutillo con "betadine". Unas veces se las clava como banderillas, en las cimas de sus pezoncitos.... Y otras ocasiones en cruz, es decir horizontalmente, sin llegar a traspasarse; porque, ese momento aun no ha llegado y es un gradual. Suelen ser 2 o tres agujas en uno o ambos pezones simultáneamente. Y previamente ha de bajarse la braga o tanga y arremangársela enrollándola, hasta la línea del inicio de las ingles, es decir bajo los glúteos.
En otras ocasiones puede bajarlas hasta medio muslo, y frotarse con la camisola bajada y el sujetador fuera o bajado (que es como más me gusta y a ella también) hasta dejarlo bajo las copas. Y así se frota conmigo siento sus ganas y como se me abraza y se aprieta a mí, para lamerme el pecho o sorberme y morder uno de mis pezones... o ambos por tiempos. Y así frotándose, llega a su orgasmo.
En ocasiones hemos llegado juntos, pues la excitación es paralela en esas ocasiones y siento sus ganas y como llega a verbalizar su deseo de insertarse mi tallo en su intimidad para sentirse empalada y gozarme sintiéndome suyo y yo de siendo de ella...
Y siento igualmente como resiste todas las pruebas y se esfuerza en apretar mi pene erecto y lo aprieta con su intimidad... esforzándose en que permanezca todo el néctar en su interior....
Luego se va relajando, y siente como me relajo abrazada. Yo también la abrazo y a ratos aprieto mis manos en sus muslos, o estrujo sus pechos (estirando o apretando los pezones y aureolas). En otras oportunidades le aprieto, las palmas ahuecadas o estiradas de las manos y se las froto sobre la dima de sus senos, que lucen unos túrgidos montoncitos de carnes, cual mora silvestres encabritados.
La hago despojarse de su recato solo entrar en casa; varias veces le he hecho bajarse sus pantalones con la puerta aun no-cerrada del todo y eso teniendo en cuenta el mural de espejos la hace sentirse más encelada y entregada... Y luego así, mi mano entra bajo su blusa o jersey, y le acaricia los bordes de sus copas, bien sean lisas o con encajes... y se las llego a bajar
Si es jersey, a veces se lo enrollo hacia arriba y se lo hago morder y andar así por el pasillo y hasta la habitación... donde la desvisto y le acabo de retirar el pantalón y zapatos
Y he empezado a domar, sentándola en una silla sin acolchado o en un taburete y provista únicamente de ropa interior y calcetines (me gustan esos detalles de contraste...) le doy un seguido de recortes con una vara de bambú o con una regla de madera o metacrilato plano. Y cuando las marcas y el ritmo de su respiración lo indican, inicio una serie distinta de caricias y frotamientos en sus costados, en el vientre, la nuca y las espaldas...
Luego de un rato de esas atenciones me dedico a los pies y manos...; que cuido, tanto con mis propias manos, como con cuerdas, cremas y con la cera procedente de unas velas de colores... ya que me gusta el contraste policromo de la cera sobre su piel...
En ese punto se nota perlar el sudor, que transpira y su gimoteo, y noto como se le ponen tensas sus zonas íntimas principales; y dado, que su entera anatomía reacciona eróticamente... suelo lamerle en una tercera fase los muslos y los antebrazos y cuello; a veces la espalda y el vientre...
Y en ese punto puedo utilizar un surtido de variedades, en su inquieto deseo desplegable a la menor insinuación. Puede ser con un vibrador que dejo colarse entre el elástico posterior (trasero, en su culito), sin entrar, solo así colocado en el canalillo de sus glúteos o entre sus muslos pero sin llegar a su orificio vaginal (que aunque cubierto por la prenda íntima braga o tanga- está profusamente humedecido y anhelante de sentir ese toque consistente y largamente demorado).
Ni que decir tiene, que sus pies, brazos y tórax están sujetos a las patas y respaldo de la silla. Y que los puntos de sujeción preferentemente son los tobillos, las rodillas, las ingles (en su parte inferior). Las cuerdas pueden trenzarse y disponerse en su cintura, bajo las copas de los senos y en las axilas. Y que sus brazos son especialmente idóneos para ser amarrados por muñecas, codos y así inmovilizados al respaldo o dejados semi-inmóviles, para poder ser izados y sujetos a la argolla del techo o a las dispuestas en la pared del dormitorio (bien disimuladas por unos apliques en la pared, en los que puedo hacer colocar unos cuadros...
Gracias a estos apliques y a su colaboración, la sesión puede iniciarse en la entrada de la casa, prolongarse en la cama o silla y reiniciarse (alternándose en dichos lugares o no). Y tras juegos amatorios con ruedas dentadas y el uso de cueras y correas, así como algunas cadenas (de argollas medias o pequeñas, no superiores a un centímetro).
Y tras uno o varios asaltos (de uno a tres orgasmos por su parte, en unas 2 a 5 horas), la sesión prosigue con una cena o comida... depende del horario... Y tras reposar y disfrutar de algún programa o música solemos acostarnos...
El orden de ir a dormir no importa, en principio; pero he observado que se complace en demorar su entrada, para encontrarme en la cama y arreglarse con detalles muy elegidos (colocarse un conjunto de ropa interior o alguna prenda nueva...). Con ello consigue dos motivos, que yo este plenamente consciente de ella y que su intimidad se presente ante mí y el hecho de desvestirse sea el inicio de una posible relación amatoria... o de una sensualidad que ella tanto aprecia...
Le encanta acostarse sobre mi hombro y que le mese el pelo, con carias suaves.
Por lo demás, se ha tornado plenamente solícita y complaciente, tanto a la hora de preparar la cena, como al sentarse a mi lado y requerir de mis mimos o darme los suyos, y en detalles como hacer la cama cuidadosamente o prepararme la ropa, del día siguiente y limpiarme los zapatos...
Por cierto, le encanta levantarse a ducharse conmigo o/y a vestirme. Eso desde aquel viernes, que desatamos una mañana de pasión, que nos hizo gozar intensamente sobre el sofá y luego en el baño.
Y todo esto, ha hecho que su mirada y su tono de voz cambien; que me llame con frecuencia durante el horario laboral e incluso se presente a buscarme al trabajo.
Su vestuario se renueva e incrementa frecuentemente, y dedica especial cuidado a elegir y estar despierta al efecto que las novedades en lencería ocasionan en nuestra vida amorosa.
En ocasiones, la veo mirarme y sonreír; e incluso sus compañeras de trabajo y amigas dicen que se la ve más feliz...
Yo también soy más feliz; y a veces le enseño el sobre con las fotos; mientras está atada, y noto el efecto de eso sobre su ser. Especialmente, desde que me hizo la promesa de ser solamente mía, para que yo no busque eso en otras...
Existe un prolijo repertorio de juegos, pero eso es tan plural e indescriptible, por carecer de reglas que queda a vuestra imaginación y al libre ejercicio de vuestros deseos... compartidos....
No entiendo a esos que dicen que no hacen feliz a su mujer, o a las mujeres infelices... Solo es cuestión de valentía y de encontrar a la persona a la que amar y luego aferrarse a ella con uñas y dientes....
Y sabéis algo, amo a mi mujer; y ella me ama, todo está permitido entre dos personas adultas que se aman. Y comentar los gustos y como mejorarlos es un buen tema de conversación; mucho mejor que ver la televisión, usar videojuegos o consolas; y desde luego que más gratificante para una vida de pareja feliz....
Cariño me haces muy feliz, dice su mirada, su cuerpo y su boquita enamorada...