La jovencita y la lactante
Virginia jovencita de 17 a., se imagina preñada y teniendo sexo con Rania, una madre lactante de 23 a.
Virginia, una mujer de 17 años y virgen, que se toca a solas y que espera aun su sexo en pareja por primera vez. Ella es muy correcta, estudiosa, amable y perfecta. Solo que al llegar la noche, ajusta tu puerta y fantasea con quedar embarazada y tener llenos de leche a sus senos.
Para todos, Virginia es una chica modelo, la hija y amiga perfecta. Ella pasa por retraída y por ser hasta tímida. Esta chica de aspecto sumamente femenina y delicada, aun no tuvo su primera experiencia sexual. Si, es consciente de que es guapa y sabe que como mujer, gusta. Estudia, ayuda en casa y es amiga de sus amigas.
Más, su mirada se le va en cuanto ve a una mujer embarazada, y más aun si tiene al bebé o bebita en brazos y ve que este bebé se llena la boca de la leche de su madre. Ella no sabe explicarlo, pero esa visión la excita, se humedece y se le ponen levantadas sus tetitas (con las puntitas, como dos moras de duras). Ella, desearía ser la que siente esa boca de bebé en sus senos...
No piensa en estar con chicos o con chicas, salvo como amigos. Pero Virginia, se imagina con sus pechos crecidos y siendo madre a sus diecisiete, algo inverosímil sin haber tenido relaciones sexuales. Las experiencias de adolescencia la han desagradado y lloró de dolor, por tanto maleducado y por las maneras rudas que han tenido con ella...
Virginia ha tenido, algunas cosas con sus amigas. Con Montserrat (17 años) y Ángeles (18 años) se han mirado (por separado con cada una de ellas). Ha habido algunas caricias y siente que ella atrae si cabe más a las chicas que a los muchachos. Ha habido unas caricias agradables y sintió que se excitaba con los tocamientos, pero sin llegar a venirse.
Virginia lo pasa mejor a solas, pone el pestillo (cierre) de la puerta de su recámara y se desviste para ella misma y completamente desnuda muda su cama, poniendo esas sábanas de raso tan divinas. Ella se roza, frotando y experimentando esos pliegues tan dulces, y se envuelve los senos sus nalguitas en raso. Toma uno de sus pañuelos de organza o de seda, y emplea los tejidos de gasa transparente o de chiffón.
Las telas con su sensual tacto la hechizan y la van turbando. Esas telas se las roza, por sus muslos, sobre sus senos y entre su vulva. Toda envuelta, se siente intensamente excita y le vienen imágenes íntimas. Ella, se recrea en sentir una boquita de bebé chupando, de la punta de su tetita. Envuelve su cuerpo, vendándose y roda a un lado y al otro. Y piensa que aprieta sus boquitas en los botones de sus pezones Tiembla, y se siente ida mareada y pierde sus sentidos, convulsa gozando femeninamente. Se trastorna y muerde la ropa.
Viendo a otra mujer dar de mamar, incluso dando ella misma el biberón (haciendo de canguro) ha notado la cabecita pegada entre sus pechos. Se ha excitado, con esos servicios de cuidadora, punto de empapar sus bragas... Si siente tan caliente, que sin hacer nada más se goza y cierra los ojos de felicidad y placer. De ese modo, sin necesidad de tocarse, llega y tiembla completamente. Cada servicio de canguro, con bebes es como una cita. Es más esos servicios, cada vez la llenan más y es algo que ella necesita.
Virginia recuerda, la imagen de la chica rumana (Rania), tan morena de 23 años. La joven de mediana estatura, aproximadamente 1,68 m. era bastante bonita, estaba dotada de unos pechos grandes. Llevaba una bebita, y sentada al lado de una columna, saco una de sus dos estupendas tetas. A Virginia se le secó la boca, pues adivinaba que estas se hallaban repletas de leche. Debajo de su vestido, a Virginia le temblaban las carnes y se le hacía un vacío, se le humedecía su braga negra, que se metía entre sus nalgas.
Virginia no puedo dejar de mirar ni un segundo. La rumana le sonreía, por ser otra mujer y por creer que solo ese curiosidad de chica. Más Virginia, esta desfalleciendo, derritiéndose y vertiendo abundante humedad, mojando su ingle y empapando el asiento de material sintético (símil de piel). Se queda clavada mirando, y siente deseos de que se le llene su panza, sabe que esta se coronará con su ombligo que se hará más puntiagudo.
Se siente transgresora y muy excita, y se cruzan sus ojos, con los de la rumana. Debe ser cosa suya, pero los ojos de aquella joven madre, la tienen prendida y ella miraba hipnotiza. Así fue como le pillaron dos sacudidas, dos orgasmos desgarradores. Virginia se convulsionó y compartió ese placer, fijando sus ojos en la mirada de esa mujer amamantando a su bebita (era una niña). Y compartieron algo, pues la joven madre, parecía gozar con cada succión y se entrego a si misma para ser mirada. Ambas mujeres sintieron como si se besaran o se tomaran de la mano, mientras le hacen el amor apasionadamente.
Llamaron a la rumana, por un teléfono móvil, y contestó diciendo su nombre Rania (nombre de leche, ummm). Con su lengua se recorría la boca, viendo los labios de la bebita tomando alimento. Ella, a sus 17 años, quiere sentirse devorar y tomar por una lengua de bebita; hasta pagaría por ello. Virginia ha soñado, con sentirse explorada y por ser mamada por una bebita mientras esta completamente desnuda y ve como otra madre amamanta desnuda a su bebe.
Recordando eso Virginia, se toca y sus manos bajan abajo y muerde sus labios sintiendo que quiere sentirse absorbida toda. Quiere que una manita, de bebe roces sus pechos y su vientre parece abultarse y ensanchársele la concha. Se imagina, por unos momentos estando ya embarazada. De ese modo tiene un placer, que deja su cama le empapada su matita de pelo púbico (pues no se depila, le da morbo ir con pelos larguitos). Y su jugo viscoso, le goteando lentamente y está entre sus dedos y manchar la ropa de la cama. Esta mañana también se excitó mucho y tras el goce siguió caliente y acalorada
De embarazada, le gustaría sentirse introducir un dedo en su concha y otro en el ano. Quiere que la mano, con esos dos dedos, metidos en sus dos entradas, se mueva muy suavemente, y luego con más fuerza. Ella quiere sentir los dedos y apretar su conchita, como hace ahora y también apretar el esfínter a un dedo que no sea de ella. Y así, con esa sensación y la de ella y la mirada de la rumana compartiendo algo esta mañana, así se toma y explota desahogándose del enorme calentó.
Virginia emite una serie de gritos, en los cuales expresa placer, dolor y satisfacción mezclados en terceras partes. Se va reposando, tocándose sus tetas, que imagina más grandes, y repletas de leche. Virginia quiere tener las tetas pesadas y coronadas por dos inmensas y oscurecidas areolas.
Así trastornada Virginia estira y juega con sus pezones. Le gusta mucho tenerse a si misma, imaginándose embarazada y también dando de mamar. Se excita de nuevo y se masajea el área completa de tetas.
Alargas una mano, y luego la otra, se la moja en un vaso. Se pone las manos húmedas de leche, y las deja gotear sobre ambas tetas. Enloquecida baja por su vientre, repostando en el vaso de leche y se acaricia el ombligo, infla el vientre y se siente con placer, imaginando estar embarazada. Imagina que luego, cuando le venga la leche. Entonces se tocara y las cabecitas se las estirará. Ella se llenará las manos y vientre, de gotas de ella misma. Mientras hace eso, se mirará ante un espejo. Virginia quiere ver como le salen primero algunas gotas. En seguida se le abren los poros, para que los conductos lácteos, de sus pezones, se trasformen en aspersores de chorros lácteos.
En esos momentos, una bebe debe de tragar la leche, una boca ha de tomar todo su alimento sin dejarse perder ni una sola gota. Su madre le dijo, que ella fue muy buena bebita y que amorraba su boca, para tomar de los pezones la leche bien dulce y caliente. Virginia revive unos segundos, la inmensa dicha de mamar siendo mamada. Y explota, con sus dedos llenos de lechecita (del vaso), en su concha abierta y lubricada al máximo.
Virginia abre la boca, se incorporó y se arquea. Quiere sentirse besar y ser mamada, quiere los ojos de la rumana y sentirse preñada, más no por un rudo patán. Sino más finamente, tal vez tras estudiar y sacarse su carrera, entonces será el momento de ser madre, siendo clínicamente inseminada. Y en eso se siente trasportada, por tercera vez, al borde del orgasmo. Virginia roda sobre si misma y cambia de postura. Se pone de lado, que es una forma de ser tomada, de embarazada. Y finalmente, vive el placer de "su goce" y se corre boca arriba en la cama.
Se siente cerda y feliz, perversa y angelical. Está completamente abierta de piernas y ofrece su concha para ser preñada. Esta deseando sentirse lamer los muslos y se hace círculos, cada vez más estrechos: los de una mano terminan en un pezón y los de la otra acaban en su clítoris. Y esta vez pensó, que la rumana, le exprimía sus dos tetas y que de lecho rumana se le llenó la concha. Y que luego la joven madre, acomodando en la cuna a la niña, la tranquiliza y se dedico a ella y le empezó a lamer el coño.
Virginia, desea que le hagan sentirse así, por favor quiere sentir de forma tan brutal y tan rastrera. Ella quiere ser sorbida y quiere deshacerse en cada lamida. Rania dice: ¡Quiero ser tomaba y sorber esa deliciosa mezcla, el cóctel rumano de leche y jugos vaginales! Con sus dedos se pone gotas y más gotas de leche (del vaso) tanta que le caía por la barbilla y humedecía las sábanas indecente y perversa. La sabana superior descorrida y ella abierta y deseando ser tomada "ya mismo". Virginia empieza a gemir contenidamente, para no ser oída por sus padres y siente los últimos espasmos del orgasmo más salvaje que la ha recorrido jamás.
El placer le traspasa su cuerpo y la corriente la electriza. Virginia se siente caliente y "puta" "preñada cerda y puta". Así se queda despatarrada y exhausta desfondada, por el profundo orgasmo vivido. Ha sacado a luz sus aspiraciones y las perversiones que guarda tan adentro. Y a poder ser, quiere ser "inseminada" por una doctora, tan caliente como ella En una cama, mejor que en una camilla. En la casa de ella o en la suya, mejor que en una clínica o en un hospital ¿os parece?