El cafecito no me gusta solo 3
Feliz y dichosa, Paquita, te sientes comida y bebida, y notas como te entro y te follo con ganas. Solo piensas en coger, y ser bebida. Te excita, que me beba la leche de tu bebita. Si me gusta, mezclar el café que he tomado solo con tu leche de madrecita. ¡TOMA, TOMA Y TOMA MÁS!
Que salida que estas, te hundo a placer mi polla, me froto y te aprieto la espalda. Me corro sobre ti. Y me agacho y te lamo tu "chocho baboso y lleno de mi leche". "Siento tu gusto, mezclado con el mío", te como y sostengo tu botón, ese clítoris que me gusta sorber, y casi lo voy a morder.
Mas tras darte gusto, me subo y te beso y te hago que me lamas". Me besas fuerte, desesperada y gozosa de estar siendo follada. Estiras tus manos y siento a mi pene por tus dedos sacudido.
Que inquita te mueves y como me das gusto con tu mano. Preciosa estás -a mis ojos-, y con ese sentimiento un rato te ordeño los pezones. "mi cochinita", mi Paquita como me gustas.
Con tu leche materna, siento mi placer concentrado.
La miré gozoso a su cara, sus ojos, su boca y su cuello. Y sentí un gran placer acariciándote tus inflamados pezones, apretándote esas dos crecidas y alimenticias tetas, de mujer lactante.
No hay tiempo a una follada más larga, nos recomponemos y nos aseamos. Te pones colonia y me pasas toallitas húmedas, las llevas en tu bolso. Salimos y un par de minutos vemos que acuden al lavabo que ocupábamos. Salvados por la campana, por la intuición y por poco
Luego nos hemos reído, pero si nos pillan sería cuando menos chocante. Las costumbres de nuestros encuentros de amor empiezas a sentirse ir surgiendo, clarificándose y van aumentando. A un ritmo vertiginoso tu cuerpo mueve y viene a mi, tu cuerpo me siente en ti, como en el pasado casada o no tienes ganas de gozarme y quieres volver a sentirme follarte.
Con la excusa, que en parte es real, de que hemos arreglar algunos temas de la absorción del personal y evitar duplicidades y preparar la fusión (por absorción) de una aseguradora de México, que está implantada y tiene una cartera fiel y duradera.
Con eso conseguimos tener libertad de horario y de desplazamientos. Ello te lo coordinas muy bien, con el cuidado de tus nenes y los biberones de tu nenita (Rosalía), que queda bajo los cuidados de tu madre y de tu hermana menor (Beatriz).
A veces hemos de desplazarnos y dormir fuera de la ciudad: yo fuera de mi hotel (lo cual me da igual) y tu lejos de tu familia (lo cual te fastidia, especialmente por tus hijos).
Así nos desplazamos por el mapa de toda la República Mexicana: Tamaulipas, Sinaloa, Morelos, Querétaro y Quintana Roo, Baja California y ya de vuela Michoacán e Hidalgo; y finalmente de nuevo estamos México DF.
La estancia fue trabajo y placer, con Paquita en los hoteles y hostales. Y después del trabajo, las dosis de placer se agradecen; tal como se agradece un helado en un caluroso día de verano, con su mano en mi mano.
Después de la excitación del primer encuentro, estando compartiendo hotel era un contrasentido tener habitaciones separadas :) y compartimos una habitación con dos camas. Todo se debe de justificar, convenientemente.
Y estando más tranquilos y teniendo varias noches, todo era mucho más excitante. Tener sexo sin prisas y haber de utilizar el "sacaleches" o mi boca, para aliviarla las tensiones de sus pechos repletos, cual cántaros gozosos. Con ella desvestida, pero no del todo, conservando sus braguitas o tanga: la tocaba incluso con el sujetador colocado.
Le sostenía con ambas manos, luego empecé a aficionarme a desvestirla y hacerla sentirse sumisamente tomada. Apretaba y succionaba sus areolas enteras y sus pezones. Se los mordía y con dedos y dientes se los estiraba. Le marcaba los incisivos y hasta los caninos. Y me sentía divino, cuando su leche mi lengua impregnaba. Retenía un buen trago y la sentía bajar por mi garganta. Y me quedaba contento, de su dulce paladear.
De todos modos, le acariciaba la espalda y la venía a soltar, calmosamente del enclaustramiento de su "brasier" o sujetador. Y veía, como se desbordaban sus pechos tan bonitos. Le rozaba con mis dedos, las marcas de las costuras de sujeción (horizontales y verticales, y de los aros de sus copas).
Sobre mi cara, caían sus cabellos y yo se los acariciaba. Le lamía el cuello y se lo chupaba, la besaba. Y ponía su mano, sobre mi pecho, sobre mi espalda. Luego se animaba y me empezaba a tocar las nalgas y mi paquete. Y ella, también se dedicaba a mamarme pis pezoncitos y los mordía como una mujer salida. Disfrutaba y me hacía disfrutar. No olvidaré sus sujetaros blancos, color carne o crudo, y azules, rosas y amarillos (tonalidad pastel).
Solo me faltaba un poco de miel, para estar en la tierra prometida. Y esta, melaza era la que ella destilaba al sacarle su prenda inferior. Me encantaba combinar, el gusto de su flujo, con el gusto de su misma leche. Todo se tornó embriagador y caliente. Y solíamos permanecer un mínimo de 2- 3 horas, tomándonos unos del otro. Y acababa cabalgándola, fuera en la cama o en el sillón, en la ducha o arrodillada. No falto nada de nada. Y la disfruté de un modo superior.
Cuantas veces, le desabotonaba sus vestidos y luego me dedicaba a darle besitos y toques a sus pezones, levantados y pronunciados por su excitación superior. Tenía una fijación con mis tocamientos y con las cosas que le hacía. No se de su vida marital, no puedo juzgar. Pero su marido, debía de ser de una gran abundancia seminal.
Pero es "marido", como trabajador de "chiqui-chaca" dejaba mucho que desear, si la tenía así de abandonada. Igual, el muy capullo se cree que una mujer lactante no tiene deseos. Si hasta de embarazadas les vienen ganas, siempre que se sea cuidadoso y no un patán.
Muchas veces empezaba con ricos besos y baja por sus pechos, al vientre le medía con el hueco de las dos manos. Y acababa amorradito, muy encendidamente y aplicado en comerle el bocado de su lindo y sabroso "chichito" (como ella llamaba a su cuca o chochito).
Otras ocasiones, esta ella puesta boca abajo. Yo la acariciaba y masajeaba su espalda, me tendía encima y me rozaba, con mi "pilila floja" y ella la sentía endurecerse sobre ella. La dejaba, hacer palanca sobre sus labios vaginales, y le apretaba la punta entre su ano y el "coño". Yo me mostraba con ella, tan caliente y tan demonio como se me entonaba y ella tragaba. Y me daba unas sesiones de buenas mamadas, en trueque de amor. Me masajeaba mis "huevos" y los rozaba uno con el otro, me los lamía.
Un día se empeño, en depilarme el ano y mi pubis. La dejé hacerlo, se encendió tanto que estuvimos 5 horas "chingando" y ella se masturbaba lamiéndome mi pubis afeitadito y mi culo arreglado. Me gusto, se mamado con tantas ganas y devoción.
Se mojaba mucho, e incluso se tocaba a ratos a mi lado. Mientras me creía dormido. Observé que su braga o tanga, tenía mojado todo el tejido secante y dejaba como remarcado un "ovalo". Se humedecía mucho y destilaba, de tan presa de excitación que estaba. Noté, que se tocaba, mejor dicho lo confirmé por marquitas que dejaba en la sábana inferior de la cama. Y se abrazaba mimosa, juntito a mí se quedaba, alargando mi mano, le daba el agradecimiento, de un amante contento.
Nos adelgazamos ambos, de tanto "follar" y menos dormir. Ella tomó una figura ideal. El carnudo de su esposo, debía de estarme agradecido. Y se lo debió de pasar de padre y muy señor mío, tras mi despedida. Si a poco me vuelvo dietista y cuidador personal :-).