¡POR ESTAR AHÍ, YO JUNTO A TI Y TU JUNTO A MI!
Mis ojos no se olvidan, de tus muslos y de tu espalda entre las sábanas. Mis oídos se acuerdan, del silencio quebrado, por mi deslizarme sobre ti y por los gemidos que empiezan a surgir, de tus labios.
Me miras, y me tiendes los brazos, te abres para mí. Ríes y a veces lloras, cuando el placer te llega. Otras veces, es tras el goce, que tus sentidas palabras me descubren algo más de ti. Mi cuerpo te mancha, el tuyo me esparce tu íntima escarcha y tu rocío transpirándose sobre tu cuerpo, que es todo él como pétalos de una flor.
Tu romanticismo, al hablar y al hacerme el amor me atrapa. Tu sensualidad me enternece, me alarga la felicidad y me acorta los sinsabores de mi vida anterior. Tu cuerpo, tu sonrisa, la expresión de tu mirada y el ligero temblor de tus extremidades: despiertan llamaradas de deseos, en mi corazón y en mis manos. Me siento llamado a ti, quiero sofocar tu ansiedad y avivar tus deseos.
Quiero probar, el sabor de tu boca, el de tus flujos íntimo. Quiero degustar, el sabor salobre de tu piel, y abrirte con mi boca el rosetón anal. Quiero olerte, recientemente, tras haberte duchado, mientras conservas restos de la humedad del aspersor del agua; tras haberte aclarado, y teniendo en tu mente la certeza, de que luego estarías "ofrecida" para mí.
Me gusta que me esperes, vestida con tu ropa íntima: tu braguita o tanga, y tu sujetador. Así, eres como una flor, a la que sacándole esas vestiduritas, la abriré para mí.
Me gusta verte, de abajo a arriba: tus pies y torneadas piernas, tu braguita o tanga que tapa, una porción de tu cuerpo florecido-, miro tu vientre, tus costados, observo la forma de tu sujetador y tus brazos, quietos a ambos lados. Sigo mirando y veo la parte descubierta de tu torso, tus hombros, y la parte superior de tus pectorales, tu cuello y tu cara, tu pelo. Veo, las chispas de tus ojos, y como tus labios se abren y cierran, se aprietan y agitas tu cabello. Veo, tus manos que se cierran, toman un trocito de sábana o colcha, y la sueltan. Cierras los puños, y abres las manos. Separas tus piernas, y apartas algo tus brazos de los costados-.
Te sientes, como una escultura de carne y sentimientos. Sientes, que en torno a ti, mi mirada levanta vientos y deseos de que venga a ponerme a escribir sobre tu cuerpo. Y tu vientre, te hace sentir ganas. Tu respiración se acelera, al compás de los latidos de tu corazón. Tu mente, teje mil deseos y tus dedos se estiran y encogen, aferrándose y librándose a quien amas, que soy yo.
Te dispones a sentirme, físicamente. Me notas tan próximo, que querrías saltar a abrazarme, pero te retienes. Degustas, estos momentos previos a nuestra unión. Así, ya me sientes contigo, acercándome a ti. Te empiezas a sentir tomada, y tu vagina se nota empapada, pues destilas palabras de amor. Tus labios bucales, dicen un par de palabras: ¡Ven, por favor!
Tus labios vaginales, dicen: ¡Tómame, hazme tuya! Estás preparada, lubricada y expandes los deseos de notarme sobre ti. Sabes que vives pendiente de mi. Yo estoy pensando en ti, en todas mis ocupaciones me acompañas. Con tus manos, me sientes llegar y a veces, de tu arrebatado querer, te enloqueces y de ganas mi espalda arañas como una gata-. Me lames las heridas, y me las curas. Me pides perdón, pero estás excitada y en esos momentos no eres dueña de ti.
Me haces feliz, y siente que me hinco en ti, reiteradamente. No te quejas nunca, de la intensidad de mis acometidas de amor. Mi pasión, por dura que sea, la recibes con alegría. Solo protestas, si me quiero retirar, dejándote en el umbral del placer. Si insisto lo aceptas, sabes que volveré, pero la tensión te lleva al límite de explotar en el placer. Te resistes, te sujetas. Me dices, que quieres orgasmar, teniéndome en tu interior.
Quieres tu interior, sentirse polinizar como una flor-. Quieres, sentirte impregnar, quieres notarte por mi semen llenar. Quieres notar, mis latidos dentro de tu cueva vaginal. Quieres sentir las sacudidas de mi glande al subir y bajar. Me aprietas íntimamente con tus paredes vaginales, tus rugosidades absorben y masajean mi vega, hasta hacerme venir a explotar, gozosamente dentro de ti.
Entonces me enlazas con tus piernas, me atraes hacia ti. Me acaricias las espaldas y me aprietas las nalgas. Enlazas tus piernas y me espoleas con tus talones. Me aprietas tu pubis, comprimiéndote sobre mis "cojones". Y me notas venirme, me haces investirme de tus deseos más animales y personales. Y disfrutas dichosa, estas llena de mi esencia lechosa y tienes la confirmación de que amo y vibro contigo.
Nos recuperamos, durante unos momentos. Sentimos, que nos sacamos el deseo. Eso ya lo hemos tenido, ahora llega el momento de la caricia y del cariño más limpio. Y el que primero se recupera, acaricia al otro con ternura. Le mira los ojos con arrobo, le da besos y espera. Y sale, el sentimiento más tranquilo y la aguja se le pone el hilo, de unos momentos de blanda amistad, de erotismo y sentimiento, bellos en si mismos.
Luego hablamos, nos encaramos. Nos comentamos los momentos y surgen unas palabras que nos dan otra parte de quien amamos. Luego nos tumbamos, nos tomamos las manos y miramos el techo. Nos volvemos a mirar, y es una dicha sin par conocernos en estos momentos de tranquila desnudez. Me siento como un pez, nadando junto a ti. Te siento como una sardinita, con tu boca chiquitita, y con el relumbrar de tus lomos, de tus ojos y de tu corazón que expones ante mí.
Luego nos levantaremos, nos asearemos y nos iremos a tomar algo de comer. Pero, ni por un segundo nos dejaremos de ver. Nos hablaremos, cómplices y cariñosos. Somos dos enamorados, complacidos y comprendidos. Y el amor, esta presente, hasta en mirarnos de frente y sonreírnos por que sí: ¡Por estar ahí, yo junto a ti y tu junto a mi!