Una jovencita sumisa, que lentamente se entrega a su amo
Nos conocimos casualmente, por internet. Surgió la amistad, la confianza. Apareció la pasión y el placer. Mantenemos el trato diario, encontramos la oportunidad de vernos personalmente. Y en nuestras visitas, vivimos la locura de amor. Ella está tomando fuerza, para dárseme como sumisa. Quiere dejar a su familia y venirse conmigo; pero eso, le llevará su tiempo.
Nuestras charlas son muy calientes. El paso a la sumisión "real" lleva su tiempo, para hacer los cambios. La fantasía, se va encarnando en un cuerpo de una jovencita de 21 años, de buena familia. Sus muñecas tienen marcas, y su corazón también.
¡Hola! Susana es una mujer de 21 años, morena, ojos café, sensual, sensible, con culo respingón y unas tetas muy bien paradas.
Soy su invitado, una vez de las tantas, en la que me desplazo a la capital de Estado, en plena meseta. He acudido por negocios, pero tenía bastante tiempo libre y quedé con ella para ir de diversión y de compras, al centro (a la zona de Preciados, en Madrid).
Siempre ha surgido química y entendimiento entre nosotros. Ambos nos caemos bien, nos gustamos y hacemos cosas, divirtiéndonos entre la gente; pero, lo más rico sucede al quedarnos a solas. Susana es mi amante, tiene amigos y amigas, se divierte tanto como quiere y puede, dándole mucho placer a su conchita. Me gusta, verla quedarse a solas conmigo, desvestirnos al tiempo y encararnos, redescubriéndonos repetidamente.
Me gusta verla venir a abrazarse, conmigo. Es agradable sentir la calidez y la tibia carne, de esta mujer. Me da besos, en los que va incrementando la dosis de lengua.
Ella, a acudido a recibirme al Barajas (el aeropuerto), esta impecable, mudadita (por dentro y por fuera), perfumadita, bien peinada y con una sonrisa en sus labios. Que dulces son sus besos. Que agradable es sentirme esperado y abrazado por alguien tan bella y cariñosa. La llegada, y tenerla tan cerca, me permitió sumergirme entre su cabello, con mis dedos y con mi cara.
Han pasado unas semanas, es decir dos largos meses sin probarla, sin saborear su concha caliente, húmeda y rosada. Entre sus muslos, con sus manos acariciándome que bien estoy. Me siento un perro Le paseo mi lengua, por muslos, por la ingle y me voy acercando a su conchita. Ella se va tensando, se mueve y se inquieta. Le van llegando matices de inquietud y le transmito el ansia de amor, mediante mi lengua y dedos. La hago empezar a vibrar, se la introduzco y me amorro hasta sentir sus latidos íntimos.
Ella me sujeta, apretándome bien fuerte Susana vive independiente, se ha emancipado de su familia y dispone de liquidez económica, por su buena posición social. Para estar conmigo, deja de lado todo lo demás y a todas las otras personas.
Esta jovencita, dispone de un gran corazón. Y cuando hace el amor, late doblemente con su corazón y su vagina. Su corazón, le cabalga en su pecho, corriendo entre sus senos. El torso que se le alza y se le replana, subiendo y bajando; por tiempos. Su vagina, se hace una canción de latidos y se va deshaciendo en unos chorritos de sabrosos jugos, que son un a alimento agradable.
Son las 4:00 p.m. Hoy es ella, la que se me brinda a todo, me sigue y se comporta como mi perrito. Para sentarse, se levanta y coloca su faldita. Miro sus ojos y se que esta dispuesta a bajarse su calzoncito (sus bragas). Nos sentamos, uno frente al otro, para tomar algo en un café. Queremos disfrutarnos, antes de subir a su apartamento y mis pies juegan con los suyos y ascienden por sus piernas.
Llego a sus rodillas, separadas, empujo, el piel. Los dedos entran, en su "cuquita", retirando parcialmente su calzón (llevo un calzado deportivo, unas náuticas sin calcetines, fáciles de sacar).
La cuquita de Susana, está húmeda, inflamada, resbaladiza y muy receptiva. Tanto, que se le contrae y me aprieta a mis dedos, especialmente al dedo gordo. Nos acaloramos, y nos miramos. Su pie, descalzo, también me acaricia sobre mi pantalón. Siento que esta jovencita, tiene ganas de mí. Pagamos, tomo mi maleta y ella me toma la mano. Entramos en su portal, bromeando, subimos al ascensor y llegamos a su piso. Saca la llave y me besa, son los últimos segundos fuera de su vivienda.
Abre la puerta, entramos y se me abraza, me besa y me chupa rabiosamente. Se desviste y me va desvistiendo a mi, según vamos al dormitorio común (dormiremos juntos). Suena el teléfono fijo, pero no le hace caso, ha puesto un mensaje en el que dice que estará fuera por unos días.
Que bien huele y que agradable es su boca. Me lengüetea la cara, los labios y la barbilla; ya hemos llegado a la agitación, en la habitación. Me baja el calzón, y se arrodilla entre mis muslos. Me dice que me siente en la cama, lo hago. Ella me desea, ella quiere tomar por boca mi "pene". Me sacude, la "picha", con su mano. A ratos me la succiona, la saborea y toma muestras de ella (si sale algo, ¿lo pillas?). Me calienta y toma las primeras gotitas.
Se levanta y se saca su "calzonita" (su braga) y se tumba boca arriba. Ella, me espera y se esmera en todo. Mis ojos, aprecian la humedad, de su conchita. Mi lengua golosa, ya se pone a trabajar. La quiero saborear profundamente. Estoy todo excitado, y ella también. Le doy pequeños mordisquitos y estiro los labios de su cuquita. Empleo mis dos manos, para manejar mejor su conchita. Con una mano se la abro, dejando a la vista su interior rosado.
Ella se depila, y tiene un interior agradable, que ahora está al descubierto. Empleo mi lengua, que se halla ensalivada, para lamerla. Mis dedos, se inicia, en un largo mete-saca. Me dedico a ir por los lados de su rajita, froto las paredes y la hago excitarse. Siento, un deleite mutuo y completo.
Se incorpora y con su cara, en la que se ve el placer y el vicio, el amor y la creciente excitación. Los ojos le brillan y mientras yo la voy chupando más y más. Ella me va dando todos sus juguitos, como nunca antes. En otras ocasiones, no lo había hecho de forma tan abundante. Y cuanto, más dentro y más fuerte, le meto mi lengua; entonces ella más se abre y separa sus piernas.
Se me viene, en dos orgasmos. Yo, sigo comiéndola, sin dejarla descansar. Me pene, esta a mil, y me incorporo. Me pongo a su lado, y le empujo en su conchita mi verga. Según me entra, la carne de mi lanza, va sintiendo ese resbalarse en un entorno de agradable calor de su intimidad.
Nos miramos a los ojos, nos besamos. Mi cuerpo, sobre el suyo. Mis manos tocan su cara, su cuello, sus tetas, el vientre y los costados. Me coloco, aun mejor, entre sus muslos. Subo y bajo. Que sensación tan rica, para mí y para ella. Alarga una mano y toca una poco de verga. Se la coloca más dentro, me alzo y me dejo caer.
Me gusta, verla disfrutar y tocarla; en los momentos de su máximo goce. Y disfruto tanto, al darle unas ricas masturbaciones: bucales y con dedos; ya que el hacérselo con simples objetos, ya no es lo mismo. En ciertos momentos, de excitado le doy placer, bien fuerte. Por momentos me gusta tratarla como a una perra y ejercer de los derechos de ser su amo.
Nos conocimos, por Internet, casualmente. Y ya en los primeros momentos, me di cuenta de que se excita mucho siendo humillada y sometida, durante largas charlas de Chat. Tras cuatro o cinco charlas, a la semana de conocernos, me conecto su web-cámara. Y se desvistió para mí. Primero, se desvistió de espaldas, y en eso se quedó. Y, algo más tarde, accedió a ponerse desnuda de cara (sin tocarse, con la cámara puesta). Finalmente, se me ha confiado y se entrega a masturbaciones largas e intensas, siguiendo mis instrucciones.
Ella, ha sintonizado a un nivel completo (física y emocionalmente). Y busca compartir ratos conmigo. Para quedar, para compartir momentos, nos llamamos por el teléfono móvil. Se que ha tenido que arreglar su "agenda" y me ha esperado muchos minutos, si me he retrasado. Pero ella, tiene su conchita muy consentida y me necesita frecuentemente, últimamente hablamos a diario. Y quedamos para vernos, cada cierto tiempo; normalmente, soy yo quien va a pasar con ella unos días.
Ella me espera, estando casi totalmente desvestida o desnuda por completo. Se abstiene de tocarse, pues conmigo disfruta más. Siempre voy a verla, tras pasar los días de su mes (la regla). Esta depiladita, arregladita y deseosa de ser tomada por mi rica lengua, que le entra suavemente entre sus labios, superficialmente. Y ahí, por encima, a solo un tercio de profundidad. Y a ese nivel, superficialmente, me quedo, por varios minutos.
Después, mis dedos y mi morrito (la cara, concretada en la boca y la nariz) la empujan y la hacen abrirse ampliamente de piernas. Así, despatarrada, e incluso sujetándose sus rodillas y piernas la puedo chupar mas rica y profundamente. Me concentro, en cualquier parte e in situ. Mas tarde, rodeo y se la paso sobre su clítoris, que se crece rápido y se me escapa (de lo lubricado y resbaladizo que está).
Por otro largo rato, mis dedos, separan y frotan las paredes y el fondo de su vagina. Y mi lengua pasa por su interior rosado, tan sensibilizado y ofrecido. Y siento, que mi lengua, va pasando páginas de sensualidad. La hago inquietarse y moverse. Saboreo, con ganas, todo lo que sale de ese hoyito tan rico.
Susana, se gira de un lado y a ratos se pone boca abajo. Pero, va abriendo y separando sus piernas. Levanta y baja su culito, para ofrecerse mejor a mí. También, sigue el ritmo que brota de su interior y se me ofrece en toda su calidez. Siento la bulbosa rugosidad, de su rica conchita. Mi lengua, le toma de sus jugos y se los sorbo. Una parte, de sus flujos, se le escurren, por los muslos; y le llegan, hasta las nalgas.
Ahora mismo, ella está por casa. En su apartamento impúdica, accesible "para mí" con sus muslos, el culo al aire y las tetas al aire. La oigo cantar. Susana, conmigo se siente y es una mujer feliz. Ella, me aparta del mundo, tanto como puede; para hacerme suyo. Y cuando la "cato", al acercar mis dedos a su cuevita, está de nuevo está húmeda. La tomo, le doy palmadas en el culo. La abrazo por atrás y la levanto, la aprieto conmigo casi asfixiándola. No paro de besarla y la tomo (Según surge en ese momento, sin reglas).
Mi lengua y mi verga, se adentran en ella y le dan placer. La siento, entregada como una perrita, feliz. Susana disfruta. Se le escapa mucha calidez y humedad. Quiere vivir éstas horas y estos pocos días, con toda la intensidad posible. Apura cada momento, cada situación. Acepta ser traviesa y atravesada (por sus tres aberturas: boca, vagina y ano). En nuestros encuentros, no dejamos nada sin probar. Y cuando, nos hallamos cómodos, decidimos de pasar así, unos largos ratos
Entre mis brazos, su cuerpo se me estremece. Sus piernas y las mías pierden fuerzas, pero nos reponemos pronto. Ella, es un ente físico: tetas, concha y culo. Susana se sumerge, en el placer. Sus piernas y sus brazos se alargan, para abrazarme y hacerme suyo. También araña las sábanas o lo que abarquen sus manos.
Otras veces, cada vez más frecuentemente ato sus muñecas, vendo sus ojos, o amordazo su boca; y la dejo así, inmovilizada y encerrada por horas. Su mente se atropella, es libre y le vienen imágenes y deseos cada vez más osados. Su mente se prepara y acepta ser tomada fuertemente. Pronto surgirán los azotes y más
Le he comido y lamido su culo, penetrándola por ahí "algunas veces". Así vamos variando, hacemos durar el encuentro "sexual" mucho rato, hasta que quedamos extasiados, saciados los dos y agotados. En el último placer, temblamos como potros y terminamos estirados donde sea (en la cama, el sillón, la mesa o directamente en el piso). Nos quedamos temblando, sintiendo los estertores, sin poder ponernos de pie y sumergidos en el agotamiento.
Nos recuperamos, lentamente y nos vamos mirando. Nos sondeamos y nos entendemos. Nos damos besos y abrazos; son los mimos, de dos amantes. Jugamos con manos, brazos pies y piernas. Hablamos y sentimos el olor a sexo "compartido" y que lo llena todo (también nuestras mentes).
Y esta intimidad, se repetirá dos y hasta tres veces por día, según sea el caso. Nuestras caras reflejan felicidad. Y es un orgulloso de habérmela cogido de forma tan rica y crear en ella una necesidad adictiva. La hago sentirse tan caliente y ella me es muy deseable, de forma permanente. Es pasión, y empieza a ser amor