AMANTES, CÓMPLICES Y SACIADOS I
Primera Parte
Tus palabras y tus gemidos, están en mi óidos.
En tus palabras, mis oídos saben de las ideas que transitan entre los pasillos de tu mente, y se asientan en el recibidor de mi corazón. Tus pensamientos y los míos son de proyecciones insistentes.
Y a la vez, que esas frases que tu me dices, siento que mis manos van sobre tu cuerpo, desde aquí hacia tí vuelan y se elevan, y hacen que te vaya conteplando, y que desee aterrizar y hacerme parte, del sedoso manto, aterciopelado y sedoso césped de tu piel.
Mi amor, siento como progresivamente te vas dando y unes en tu cuerpo tus propias vivencias y las mías; poco a poco tu sensualidad se despierta, tomas consciencia de ello y te dejas llevar por un abanico de caricias. Te abrigas, abrazándote a mi cuerpo, con todas tus cavidades y con los salientes, te acoplas de varias formas, hasta encontrar la que más acertadamente nos une.
Y, en esa situación me besas y siento el casi imperceptible inicio de tu amoroso estremecer. Te siento en mí, conmigo y las mariposas de tu sensualidad se elevan en el cielo del amor. Mis manos te sostienen, mientras te mueves, de un lado al otro. Así te mueves de un lado al otro, te siento cual si fueses tomada cual un obillo de cuerda, del que pende la cometa de tus vivencias y sensaciones.
En mi vientre, siento una viscosidad del aleteo de mariposas, que se posan y elevan, ser rozan sus alas, cual te rozas a mí, cuando gozas conmigo. Tú, me haces sentir y sentir semejantemente a esas escamas, de purpurina de la eternidad.
Amorosamente sentida, te me dejas partes de tí, en cada movimiento, me regalas una porción de tu cuerpo; y esa representación de tí, se me infiltra por los poros de mi dermis y se allega a mi corazón, donde toma su lugar.
Me cosquilleas por mi piel, rozándome; el calor que de tí emana, me alimenta con tus energías, de esa forma me llenas y en esos momentos tus manos y labios me dan unos toques, que me endulzan y entibian con la calidez, de la que tan liberalmente me entregas, unas dosis cada vez mayores.
Te dejas llevar, en las variadas formas de suavidad e intensidad, por llenarte nuevamente, con los toques de mis manos, con las que encuentras esas distantas parcelas de felicidad. Y a la vez, con ese tipo de vivencias, sabes amueblar de cariños, sentimientos y gozo las nuevas habitaciones tu la mansión de tu querer. Con ese tipo de cosa, ves como se crecen tus ilusiones, y te situas dentro de un futuro, compartido por nosotros dos...
Sabes que otra vez, vuelves a disfrutar de unir tu corazón con los latidos del mío; porque el latir de este deseo que tenemos, se pasa de dentro de mí a tí, se mueveo por todos tus caminos, por las veradas y senderos, inspeccionando los parajes de tu persona. Y tras tomar notas, de tu cuerpo, de lo que se habla en tu corazón y lo que tienes despierto en tu mente.
Cariño, sabes que tras eso se retorna a mí raudo, por las autopistas de tu tus brozos esctendidos y tu piernas, que se me enroscas y asen. Y me informan, de todo lo que me quieres y eso me hace brincar de gozo, y el músculo de mi corazón, late enamorado y con mayor fuerza. Mi pasión, hace que dentro de mi, nazca esa sensación de desasosiego, que me llega a hacer sentir, a toda mi persona predispuesta para recibirte.
Invitante tu cuerpo se entreabre, para ofrecerse más y sentirme como me pongo ante tí; sujetándome sobre mis brazos y mano, mirándote a los ojos. Yo, así me voy dejando caer, sobre tí y te entro, lentamente, como con miedo a despertarte. Pero, tú esperas que inicie una embestida briosa. Yo demoro esos momentos, y me dejo acomodarme encima tuyo, con parte mía (mi boca y lengua), encajada en tí.
Y mi intimidad, representada exponencialmente en mi pene, se siente puesta entre un tapiz de blandura de tu vagina, tamizada de pequeñas contracciones que se te escapanan y que lo abrazan y poseen. Tus paredes vinales, ahuecadas y llenas de la sangre, que se te viene desde el corazón y al corazón van lo aprisionan por un momento.
Te sientes desesperar, pero te retiens y me oprimes los costado y la espalda (en las lumbares, dorsales). Luego tus brazos me asen, como ganchos y así quieres tomarme, con ambos brazos y me indicas el deseo que me agite, y te tome, cuando lo consideres apropiado. Así, en esa espera, tamizada de ansiedad y de pasión noto que eres feliz y que tu alma se deleita sintiéndome tuyo, y siendo tú parte de mí
En un momento u otro, tras alargar la espera, empiezo a hondurarme, sobre tí, viendote y notando tus movimientos acompasados, que se armonizar a los míos. Te siento envolverme todo, y sientes como te arrastro conmigo a cimas de placeres humanos, donde conscientemente te sientes ir llevada, más y más profundamente.
Y vas apreciando,que tu vientre se me revuelve, sobre el mío y como levantas tus caderas buscando ser tomada con mi cuerpo . Pero, para asegurar que me afianzas más, bajas tus manos y me ases de la caderas y nalga, me sientes y me empujas e indicas que necesitas algo más que un ligero roce.
Notas, como noto yo también como tu sexo se te humedece, y se dispone a reclamarme más de mi. Mi mirada, nota cmo tus dos pechos suben y baja, están tan alocadamente afanosos, y deseosos tenerte completamente en tí; así, me impulso y adentro, mientras tus manos, me reafirman que quiers retenerme muy dentro de ti.
Se que piensas, que a veces eludo tu pedido de placer y te lo demoro recreándome en tus sensaciones: así eres consciente de como te miro la cara, luego te observo en los más variados gestos; y aprecio casas de tí, que ni tu misma sabías. Yo siguo meciéndome en la mecedora, que ha sido acolchada por tu piel.
Quiro que sepas, que ciertamente tu has sido capaz de hacer, que tu tronco y extremedades, se transformen, en mecedora o valancín de amor, donde puedes sentir extasiada como te llegan mis caricias, y como las alargo, para que se te hagan eternas.
Introduzco mis dedos por entre tu pelo, entre ese ir y venir de mí a tí, con esos leves movimientos, noto como hago que sientas que te deleitas y me deleito uniéndome a tí. Mi mano, acaricia tu hombro, sube por la redondeda arista tu espalda, repasándo tu clavícula.
Y así, mientras me apoyo, en el otro brazo y me reafirmo a la vez en mis pantorrillas, de demejante modo, a como se apoyaría un taburete humano. De ese modo, amada, mi mano entra entre tu cuello y la almoada y abriéndo los dedos, te acaricio ahí y acercándome a tu cara, te hago sentir: en un primer momento es el aliento sobre tus labios, con los que rozo un rato, te los lamo mientras se abren y nos besamos.
Mi boca, se mueve entre la tuya, notamos como están abiertas las dos como dos flores, que se intercambian los petalos, los estambres son mios y el pistilo es tuyo. Yo, me siento acogido entre tus brazos, que se prolongan en tus manos, éstas me suben por mi espalda y presionan al unísono, coordinadamente realizas un cincelado, en el caliz de mí boca y el cincel es tu lengua.
Cariño, que vivencias y sensaciones de cálida saciedad, las que me das contigo vibrándome, con tu lengüecita de colibrí entre mis labios. Ahí me lames los dientes y encías y entras dentro, para agitarte cual un cascabel y a la vez aspiras el nectar de mi saliba, regalándome la miel de tu boca.
Voy sobre ti, subiendo desde tu boca lamo tu carita, me paro un poco a presionar sobre el tabique de tu nariz, lamo las dos ventanas de niricilla que aletea. Siento tu agitacion, la puntita de mi lengua te entra en las fosas nasales y mi abdomen se mueve, mientra te entro, y aprieto así en lenta e intensa penetración.
Siento que te mueves y me recibes con ganas y te aprietas a mí, con tus manos que bajan, para permitir que mi cuerpo se te "enchufe" más y así recibios las descargas, mientras te beso tu frente, y con mi lengua, repaso las líneas de tus cejas, y te separo las pestañas entre tus calambrazos de placer.