TIEMBLO A TU LADO, TIEMBLO DENTRO DE TI.
La noche, adornada con la luna y las estrellas me iluminan la mirada de tus ojos. Desnuda, junto a mí, sobre la cama entibias mi cuerpo con el tuyo. Me abrazas y te aprietas conmigo, en singular caricia desde los pis hasta tu cara-. Y tus brazos y piernas, me atraen hacia ti, para hacerme sentirte más y sentirme más en ti.
Tiemblo a tu lado, y tú te remueves trémulamente. Me siento como una salsa, guisándome en la cama, que es como una sartén de amor, en la que vierto del jarrón de mis amores. En ti pongo cariño, amor y pasión a partes iguales-. De ese modo me siento movimiento y agitación, como la luz de una vela, encima de tu cuerpo de carne, encendido cual cera corporeizada, encarnada y hecha piel y sentimientos de mujer enamorada.
Cuando te hago el amor, llega un momento en que de mi verga surge, una "seminal trementina" que: pegajosamente te impregna, se ligua en tu interior o sobre tu piel íntima y llena el recinto la habitación- de su olor, mezclado con la sabia de tu néctar de placer. Me siento envuelto de tu aroma de mujer. Tú te sientes embriagada, de mi olor y de mi persona; como en otras veces, me hacer notar en que quieres hacerme compartir que llegas al clímax y que gozas como mujer.
Nuestros corazones, repican como tambores y se baten nuestros cuerpos. Nos refregamos uno con el otro, apurando cada momento, cada posición. Me siento abrazado a ti, en un tornado de sentimientos y pasiones. Me siento a tu lado, como hermanándome. Me siento, que somos dos soles que se funden uno en el otro, se imbrican y sobreponen. Nos implicamos, nos damos y cada uno entramos al núcleo del corazón del otro. Y nuestros pulsos se acompasan, el tiempo se detiene y el placer nos viene doblemente: cuando goza el ser amado, y cuando quien nos ama nos hace gozar.
Nos gusta contemplar, el placer del otro. Nos gusta que nos vea gozar, la persona que amamos. Parejamente nos damos, y nos sentimos entregados. Por todos los lados, los sentidos nos regalan, con sensaciones placenteras. Y con esos sentidos, unidos en nuestros cerebros y en nuestros corazones, nos sentimos vivos, embravecidos y conmovidos por sentir la combustión pasional, tan larga y sentidamente.
Tu boca, se enlaza con la mía. Nos volteamos y nos enroscamos, cada uno en el otro. Nos sentimos dentro de quien amamos, y envueltos por su manto de piel. El cálido tacto, de la persona amada, acomoda cada parte de quien amamos en su lugar. Y le hace sentir que su cuerpo es cual aparador personal, cual flor que es visitada por un insecto que quiere tomar su íntimo néctar, cual alimento frugal.
Tu te pones sobre mi, te enlazo por las caderas y siento como tu pubis y tu intimidad sobre mi se golpea. Tus senos se aprietan a mí, te rozas conmigo haciéndome sentir tus pechos. Tus pezones escriben signos desconocidos, pero el contenido es un poema de amor.
Tus muslos, con sus interioridades aprietan el exterior de los míos. Y el río de tu intimidad, se desborda sobre mi estoque. Me quitas la sed, vertiéndote con constancia sobre mi lanza de amor mi falo-. Y a la vez, mi boca reclama el alimento de tus besos, que tú empiezas a darme. Quiero tomar tu aliento y tu vida. Me alimento de ti, te succión la saliva y tu respirar me trae de tu sentir interior. Me llegan en esos aires, las palabras que tenías guardadas en tu corazón.
Un caminante, da pasos por el camino; pero tú eres el camino, que viene sobre mí y me deja sus huellas abalanzándote sobre mi persona. Me impregnas de tus aromes, de tus texturas, de tus blanduras y de tus miradas. Me trastornas y alborotas en una secuencia inigualable.
Mis manos, se van a acariciar tus costados, a hacerme sentir entre tus glúteos. Y tú vienes, te mueves y te sacudes encima de mí. Me besas, te separas y me inflamas de nuevos deseos con tus miradas, con tus besos sobre mi cuello y en mi cara. Y te siento encima, agitándote y tomándome.
El terremoto de amor, me trae una paz y armonías nuevas. Me llega la serenidad de sentirme querido y compartido contigo. Desde nuestras mentes y corazones, desde nuestros vientres surgen pinceladas que se hacen pasta entre las yemas de nuestros dedos. Y con mis dedos, pinto en colores de sentimientos, colores invisibles, sobre tu cuerpo.
Y de ti aprendo a amar, pues tú me enseñas con forma de darte y de tomar de mí. Y por ti siento, que mi interior se transforma, para acogerte más y mejor. Y me siento, con ganas de darme a ti. Este momento, ejerces tu actividad sobre mí. Y yo, me concentro en vivir contigo sin reservas. Y cuando te vienes, me esfuerzo en conservar cada rasgo de tu cara, cada expresión de tu torso, cada sonido de ti.
Y siento, que luego caes sobre mi, y respiras encima de mi cuerpo. Me gusta sentir, el peso de tu amado cuerpo. Luego, te acaricio la cara y la frente. Te doy besos, mientras te recuperas. Y siento, que tus ojos y tu cuerpo agradece que me dedique a ti, permitiendo que esa renovación de tus energías, sea acompañada de mimos tranquilos y agradecidos, por todo lo que te das y me das que es mucho-.
Me acuerdo, en estos momentos, que siendo como eres una mujer, también conservas cosas de niña. Y que cada vez, despiertas mis sentimientos de infante, que descubre nuevas sensaciones y recibe nuevos mimos de quien lo ama. Sí, ciertamente enciendes en mí una llama, y mi cuerpo se inflama y se quema en una hoguera de amores. Este fuego de flores de amor, de perfumes y de esencias compartidas, me hace vivirte de mil maneras. Y haces sentir que junto a ti, surge lo mejor de mi.
Me acuerdo de tu cara de niña, con tu pelito corto. Me acuerdo de tu cara sonrosada y tu mirada esperanzada, por el verde de tus ojos y de tu vestido. Me siento herido de amor, pero es una herida que se abre y se cierra. Me siento que mi cuerpo, encima del tuyo te sierra y corta, te transporta y junta. Y te siento como una preciosa madera, en la que yo me clavo, como una punta. Me clavo y me desclavo, para volverme a hundir más dentro de ti. Una y otra vez, me siento hombre, haciendo el amor a una mujer. Me siento, amado por ti, entendido y comprendido.
Y el hueco, que mi punta abre en ti, permanece esperando cada perforación, cada entrada y salida. Cada mecida de amor, es como el empuje de una aguja, que cose íntimamente y escribe nuestros nombres juntos. Te siento como perfume, aroma y medicina. Te siento debajo y encima. Me siento dentro de ti, y a ti te siento enteramente conmigo.
Y me siento feliz, comprendido y te doy lo mejor de mi interior. Quiero hacer caricias y palabras lo que siento por ti, para que tu cuerpo y tu mente me reciban por entero. Tanto como se y puedo darme, de tal forma me doy a ti. Pero siempre intento darme más, y de tu pozo quiero tomar, refrigerio y elixir. Junto a ti quiero vivir, contigo madurar y a la vejez llegar, para poderte conocer, desde aquí hasta la eternidad