MARIA: ¡LA CONFESIÓN, DE UNA ESCLAVA! (III)
Mi mente y mi sensualidad, ya están disparadas... Tengo, los pezones salidos, muy duros, inflamados. Nada me oculta, de su mirada; ni yo quiero ocultárselo. Y él, es mi Amo, que se acerca y me sopla sobre las manos, me da "airecitos" por los antebrazos y en los codos.
Él me da besos, en los muslitos de los brazos. Se aprieta a mí, mientras me lame "tiernamente" el cuello, en las partes, que no están cubiertas, por mis dedos y mis palmas.
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Luego, me lame los dedos y las uñas, cada vez singulariza más su acción; sigue por las muñecas Y, mi intimidad se destila, los íntimos néctares de mi pasión, se van desbordando. Estoy mojando "mucho" a mis bragas, si estas caras y lindas bragas, que elegí para estar con él.
Desde que lo conocí, supe de su predilección, por la ropa íntima de calidad (no siempre es la más cara, pero por ahí anda, no es de saldo). Y desde esa vez, adquirí varios conjuntos, y me los ponía, por si acaso. Ya noto, como mis nalgas sienten precisamente, sobre ellas, la presencia del bulto de su verga, que contra mí no cesa de apretarse
Me mojó más, y mi respiración se me entrecorta. Muevo mis dedos, de manos y pies. Marco mis dientes, en mis labios y luego me los lamo y
Obedezco, y siento como me observa atentamente. Con sus movimientos, me cimbreo frotándome para él, y noto como se mueven mis tetas. No se, como he podido vivir sin el. Todos mis antes, son nada. No sentí, ni pizca de lo que él me da. Y él, me toca y estira, me hace subir y bajar, por un paisaje de placeres, de deseos y de felicidades.
Y cuando casi llego a tocarlo, me lo retira y me lo vuelve a dar. Así, se demora y lo deseo más. Me enloquezco, y acabo teniéndolo y dándome a él. Pero, en cualquier caso, me quedo con más ganas de él.
"Pienso que mis pechos, que son mas bien grandes, le gustan mucho y me los cuido "especialmente" para él. Están tan bien firmes, lo suficiente para aguantarse e ir sin sostén. A él, a mi Amo, le gusta que algunas veces, a su indicación vaya con unos sujetadores de media copa.
Dice mi Amo, que de ese modo, se insinúan aun más triunfantes, mis dos aureolas y se me salen los pezones, e incluso se hace mucho mas notorio el piercing que me hice. Eso, es un conjunto de cosas que me hace ir más expectante, y siento que de ese modo, me abro para él, como un flor.
De esa manera, vengo a demostrarle, más a las claras, de mi aceptada condición de amante sumisa y esclava... está en formación. Mi enamoramiento, es intenso y es incomparable, a todo lo anterior.
Algunas personas, se dan cuenta, de parte de las cosas; y yo me sonrojo por lo que se dicen-. Pero, resisto la situación, he de agachar la cabeza. Mi amo, entonces acude en mi auxilio, me toma de la mano, y me gira la cara, asiéndome por mi mentón, me encara hacia él. Con solo eso, ya me llega la alegría y todo se mejora, al premiarme con un tierno beso.
Entonces, quienes se sonrojan y nos tienen envidia son ellos, "los otros", esos mirones o mironas. Pues, si les pica "alguna cosa", que se rasquen, ahí mismito jejeje. Aunque, seguramente, si se lo rascan, se lo rascaran a solas.
Desde, que me practicaron, la perforación de mis pezones, pues ambos están con sendos agujeritos, al igual que mis cuatro labios vaginales.
Desde entonces, soy confesadamente, bastante más consciente de mis propio senos, especialmente de los dos pezones. También, soy más consciente, por parecida causa, de los orificios labiales y de mi vulva; suelo llevar, en ellos, una o dos pequeñas anillas. Pero, el Amo, puede variar: la colocación y el número de los aros.
Algunas veces, he sentido sorpresa, al notar como me pasa y tensa un hilo de pescar o sedal, al que le realiza un nudito (ha de ser un hilo grueso, sino podría hacerme daño).
Y ello, lo realiza, usando con sus dedos, una aguja sin punta; y al acabar, a veces me cuelga, determinadas cositas de ellos. Son parecidas, a las que algunas chicas, solemos llevar, en collares y brazaletes. Entonces, así "íntimamente engalanada", cuando salimos, he notar esos colgante, apretados a mis labios, dentro de mi braga o tanga.
Mientras, entro en un lavabo y satisfago mis necesidades, he de sostener, esos "queridos colgantes" con mis manos. Y si sí él escoge, ponerme, una de las anillas de la de los diámetros mayores. Vamos, que puede "ensartarme múltiplemente" y sujetar de dicha manera los labios elegidos. Desde, ponerme solo uno solo, o de dos en dos; o hasta, unir en la sujeción, a los cuatro a la vez (con un objeto en forma de luna o de una "C").
Eso es posible, porque, los cuatro orificios, se me hicieron a la vez. Fue hecho, traspasándome a la vez, todo el grueso de carne. Al realizar la perforación "juntamente", los orificios se dejaron alineados y se encuentran coincidentes en altura y colocación. Eso, es algo que aconsejo a cualquier sumisa, como yo
Fue, una idea de mi Amo, y de ese día, saque el evitarme más sesiones de perforación. El mismo, lo practico todo y luego me los curó, las dos semanas siguientes. Me curó, la séxtuple penetración (dos pezones, más seis labios vulvares).
Al poco, de curarme, me daba sus mimos. Mi Amo se colocó frente a mi, y ahí mismo, se puso a darme besos, a asearme exterior e íntimamente. El me vestía, y me desvestía.
Me acuerdo, de que siempre me dio mimos y me contaba sus historias. Y mis, deseos volaban, especialmente, cuando tras restablecerme, ante mí se liberó de sus pantalones, haciéndome un striptease.
Y al principio, es decir antes de sacárselos, me alzo la cara y me enfrentó a sus azules ojos, mientras me besaba "tiernamente" y me dijo "míralo todo esclava". Y todo, absolutamente todo, se lo miré, mojándome más y más Me iba impacientando, y por eso me apretaba a mis dedos unos con otros-.
También, por eso, a mis dedines me los hacía repiquetear, sobre mi vientre, sobre mi cuello y encima de mis muslos. Para así, conseguir liberarme, de una parte de la tensión; pues no puedo tocarme para autosatisfacerme-, hasta que él me lo indique.
Mi quijada, lo señalaba a él y por ello fue corregida, en un par de ocasiones, por sus dedos; ya que me la puso a un lado y al otro, me la alzó y la bajo. Finalmente, quedé como el esperaba. Y yo, seguía calentándome y humedeciéndome.
¿"Era este, nuestro renovado acuerdo de amor"? Me, mordía los labios (por mi impaciencia) y desde mis pies, pasando por mis muslos y vientre; siguiendo por todo mi tórax; toda yo, hasta mis músculos faciales estaban vibrando. Me contenía, pero esas involuntarias acciones, me desbordaban. Me sentí incapaz de reprimirme, completamente y se lo dije.