Eres un animal sexual
Eres rubia, tienes el cabello largo y liso. Tienes los párpados maquillados, con una sombra de color azul y en tus orejitas unos pequeños pendientes de oro... Te veo arrodillada, con tu sujetador blanco puesto, pero bajado. Tienes tu faldita negra, con dibujos de líneas de cuadraditos discretos y el tejido esta tabletead. Tus brazos están estirados, inermes. Eres tan obediente
Tu sujetador es por demás calado y con figuritas de estilo modernista y barroco. Los pezones, se te levantan. Las costuras de tu sujetador, te mantienen presionadas, las partes bajas de tus tetas. Pero, tus pechos son jóvenes y se levantan desafiantes, con dos pezones indicativos de tu gran excitación.
Te la metes así mismo, en tu boca, entrándotela hasta la mitad. No estas acostumbrada y con la mitad te sientes llena de polla. Ensalivas y lubricas bien mi glande. Te mueves sobre la polla, por instinto y con ganas. Me paseas tu lengua y labios, por mi miembro, noto todo lo sensiblemente que vas haciéndolo esto; e incluso te demoras, es este recorrido, con una cierta dosis de parsimonia.
Tus braguitas son también blancas y te mueves, con tu mano izquierda te subes la falda y me la dejas ver. Enseñas esa parte de ti que atrae tanto a los hombres y de la que te sientes tan orgullosa. Ronroneas como una gata, y me miras. Tomas a ratos mi polla y a rato la dejas salir y respiras profundamente, me miras y vuelves a tomar mi barra de carne.
Finalmente, me tomas la polla con tu mano derecha. Sacudes mi mango, notas su suavidad y calor y agitas tu cabeza, mueves tu cara y el pelo te da un toque especial dorado y tentador. Y tus tetas, se acaban de salir de las copas del sujetador Veo tus uñas pintadas de un blanco, lacadas y reveladoras de tu deseo de pureza (conjuntan con tu ropa interior). Habrás pensado eso, que conjunten tus uñas y el vestido íntimo de tu coño y tus tetas. Si, creo que ese tipo de pensamientos entran en los parámetros de una mentalidad femenina; del mismo modo que recortarte los pelos del pubis, y poder así exhibirte sin que asome ninguno.
Eres muy cuidadosa con tu cuerpo. Tus maneras, me hacen ver que aun tienes poca experiencia, pero en el fondo, tus ganas suplen eso, muestran unas maneras que me dicen que eres muy caliente. Lo noto en las ganas que vas poniendo en tomar mi polla, según la saboreas te gusta más y tu cuerpo se acomoda, para que tu cabeza sea receptáculo bucal de mi tranca entrando y saliendo. Y miras, con ganas y con maneras de ser aplicada en el aprendizaje de la sexualidad.
Te sientes cómoda, ahí arrodillada y embocándome una vez y luego tomas el ritmo que te resulta cómodo y conveniente. Te aprieto con mi mano tu cabeza, te impulso desde la nuca y te hago recibirme al completo, estocándome dentro de ti. Te vienen amagos de arcadas, hasta que te acostumbras y luego de golpeo con mi polla, como si fuera una porra de un guardia municipal. La salchicha de dura carne te da sobre tu cara y cierras instintivamente los ojos. Te mueves con tu cara resbalándote sobre mi polla. Pasas un lado y otro, tus dos mejillas y lames suavemente el carnoso mango masculino, que tu vagina empieza a desear sentir, en su interior. Si quieres sentirme dentro de ti, tomándote y poseyendo tu cuerpo.
Ladeas tu cabeza hacia arriba, te quedas con la boca abierta y me notas mi glande amoratado, rozándote tus labios. Me miras, pero de reojo contemplas la polla y te distiendes toda. Te sientes poderosa, femenina y deseada. Te gusta tenerme y sentir que eres eficiente y sientes que el momento compartido, en esta felación es excitante. Y mojas tus bragas, la mancha de tus flujos sientes que crece y que se hace más abundante.
Con media polla dentro, siento que te cuesta mantener toda la lengua dentro de tu boca y que sale un cachito por abajo, con el cual rozas la parte inferior de mi polla, en todo su largo. Pero, como mejor te sientes es con media polla dentro, es gorda y así estas; te cuesta mantenerla toda dentro.
Luego vuelves a tu táctica, la de dejar salir mi polla y lamerla estando con tu boca desocupada y con mi pene tan duro. Así, está sumamente cómoda, sonríes, juegas y me miras traviesa y expectante. Me dices: ¡Que buena está! Claro, te gusta mi polla, precisamente por eso te esmeras lamiéndola toda y bajando con tu lengua hasta mis huevos, para lamérmelos bien.
Me das mucho gusto, y a la sensación acogedora y grata contribuyen tus gemidos y maullidos de gata caliente. Te hago incorporarte, te mando sacarte las bragas. Y quedas sobres tus pies, los cuales están metidos en tus zapatos blancos de tiras y tacones empinados.
Y te hago abrirte, a ti misma -para mi- tomándote bien de tus nalgas. Presentándote para mí, con tus mismas manos, te me dispones más asequible. Me permites inspeccionarte, lo cual me deja apreciarte simultáneamente viéndote a tu ano y tu coñitos; los cuales están libres de pelos.
Me parece que te gusta ir con apariencia nenita, pero se nota que estás encendida. Tomo tus bragas y te las meto en la boca.
Aprovecho que hay una butaca de cuero negro y te hago arrodillar sobre ella, con el culo al aire y con tus tetas igualmente expuestas. Muerdes tus tetas y respiras "solo" por la nariz. Tú, estás valorando lo que te vendrá. Te sientes dentro de en una espiral, que te marea y a la vez te subyuga. Quieres seguir girando, en ese remolino de placer. Te sujetas en tus manos a los brazos de la butaca de cuero.
¡Si, mira hacia atrás! Veo, como tu misma te masajeas tu coñito, por encima, con los cuatro dedos de tu mano derecha extendida. Haces circulitos contigo y te pones un poco de tu propio flujo vaginal, recién salido de ti. Con tus dedos, te lo esparces, sobre tu culo. Y yo, pongo mi punta de polla apuntando a tu embocadura y empujo entrándote.
Tu lento movimiento, de masajear, te hace sentirte siendo agradablemente tomada. Sigues mirándome y no disimulas. Tu misma te das un grado de placer, que se suma al que te voy haciendo venir yo. Ambos sabemos que te gusta que te entre analmente, pero prefieres que te entre lentamente. Quieres, que te deje irte poniendo a punto, con tu acción masturbación colaboradora.
La felación que me has hecho, ha ido calentando las calderas de tu coño y tu corazón es un puro fuego. Te gusta estar así, conmigo entregándome y sintiéndome tan tuyo y yendo a meterme en ti misma. Si la barra, entras y pasa a ser una parte de ti. Me adhiero insistentemente, a tu cuerpo. Tú colaboras a la excitación mutua. Y el placer va creciendo y la morbosa situación te resulta muy fuerte.
Haces pasaditas con tu mano, mueves y paras y tus verdes ojos dicen que tienes las dos partes de las mujeres de tu edad. Eres niña y eres poseedora del esplendor corporal de toda una mujer. Me pongo crema lubricante, y veo que tan caliente como estás; si ahora tuvieras dos pollas, las tomarías a las dos. Una te entraría por atrás, preferentemente en tu culo, sin goma. Y la otra la saborearías en tu boca de hembra cálida y acogedora.
A ratos te acaricias una nalga, con tu mano izquierda y me miras. Y de eso modo pides más. Te paro y te tumbo boca arriba, quedándote tú como una X humana, con piernas levantadas y los brazos encima. Tus mismos codos y manos te abren más para mí. Y yo me entro dentro de tu culo, te sodomizo con ganas y a la vez te meto doy y tres dedos en tu boca, para que te sientas doblemente llena.
Y al rato cambió, poniendo mi polla en tu boca y mis tres dedos les meto en tu ano. Si entran, deslizándose adentro. Así, hasta que decido meterte el pulgar en tu coño, que se abre para mí. Veo como se sonroja tu cara, con la excitación y también noto la excitación coloreando tu coño que semeja ser un "higo maduro" cortado por la mitad y enseñando sus semillas. Y en la mitad de tu higo, tienes incrustada como una almendra. Si estás muy caliente y necesitas que te conmueva. Por eso, cambio y te vuelvo a meter bien dentro mi polla, y me empujo contigo.
Me notas apretarme con mi pubis y con el peso de mi cuerpo sobre ti, y chocamos y me miras. Pero, sigues separando tus piernas, ofreciéndote a ser follada y a la vez que te tomo, eres poseedora de mí, me agarras con fuertes apretones anales. Me estás encapsulando dentro de ti, y así te vienen empujes de tu coño, que lubrica más y más como pidiendo algo que se le meta dentro y lo haga sentirse lleno y deseado.
Ese agitarme en tu ano, y tomarte tu boca te acaba de descontrolar. Mueves tu cara y respiras mirándome y tu mano va a masajear tu vulva. Te masturbas, prefiriendo hacerlo ahora con las yemas de tus dedos. Mueves tus labios menores, los separas y los notas entre tus dedos. Pero ahora ya te metes un dedo a veces, en ocasiones dos y los agitas en tu interior. Te viene mucho placer. Tus ojos me lo dicen y tus expresiones onomatopéyicas también. Te quedas suspendida, estás en la ola del amor, "surfeas en el placer". Se que persigues, con ahínco y con tu concentrada atención. Siguen la secuencia de placeres y pasas de un momento agradable a otro mejor.
Un corto descanso y retornas a tu labor masturbatoria. Eres tan entregada, te tocas sintiéndote dueña de ti misma y a la vez estás acompañada por mí, que esto recalando en tu cavidad anal. Te empujo, me miras y te sientes zarandeada. Pero te gusta, tu cuerpo se convulsiona, con un terremoto orgásmico final. Te sujeto de uno de tus muslos y saco mi polla, que te suelta mi semen por todo tu cuerpo, llegando incluso a tu cara. Me hueles y hueles lo caliente que eres. Toda la habitación está impregnada de olor a ambos.
Seguidamente, descansamos un poco. Sonreímos y nos abrazamos, nos damos besos y bromeamos. Nos volvemos a acariciar y ahora te pones haciendo el puente, apoyándote en tus manos y en tus piernas. Y te la meto entera, dentro de tu coño, lubricado de la vez anterior y con nuevos fluidos surgidos en estos momentos. Y, te empujo, más no te vasta. Me miras y tocas mi pierna derecha requiriendo más empuje y más ahondamiento en trato sexual.
No dejas de hacer sonidos, ahora estás mas comunicativa verbalmente y tus pezones estas totalmente salidos, duros como fresones alargados. Nos movemos, para cambiar de posición, tras un rato de tomarte y sentirme así.
Me pongo haciendo la mesa, que es como hacer el puente pero boca arriba. Me quedo al borde de la butaca y tú apoyándote en ella, con tus brazos te empalas en mí. Te dejas caer y te subes a ti misma. Mueves tu vientre haciendo olas y veo lo abierto y lleno que te queda tu coño. Me miras y quieres más.
En tu casa y tus amigas no saben lo caliente que eres conmigo. Tu sí, antes disimulabas un rato. Ahora, no vas a tener todo el placer que puedas. Te depilas, eliges tus braguitas y sujetador. Te conjuntas y te maquillas. Todo es poco, para tener esas horas de amor que se te han vuelto tan necesarias. Y son esos momentos los que justifican que puedas soportar todo el resto de la jornada (trabajo, familia, pesadas y caraduras). Pero tú tienes conmigo un excelente fin de jornada, y unos orgasmos en los que alucinas. Te sientes empalada, sobre mi estaca de carne y moviéndote tu misma, con muchas ganas arriba y abajo.
De este modo vuelves a gozar. Y me acuerdo, de lo mucho que te gusta, como postre chupar la punta de mi polla y extender un cordel de saliva entre mi punta de polla (que tiene aun semen en el conducto y que tu extraes). Y te haces una paja mirándome a mí, provocándome por si surge una tercera penetración. Quieres una nueva corrida mía; la cual a veces llega y a veces no; ya que tres, son muchas corridas para mí. No obstante, si consigues que se me ponga dura y puedas mamarla a placer, durante tanto rato como quieres; hasta que decides acelerar tu ritmo y correrte nuevamente .
Cuando hayas acabado, mi polla estará reluciente y limpia. Y yo estaré tan satisfecho como tu, que aplicada eres conmigo cariño.