La gamberra...
Esa mujer bebe mucho, tanto que se emborracha para evadirse
y soltarse-; entonces, por un algo "extraño", se transforma y engaña a sus
parejas. Varias veces, la he visto acabar de llegar con un amigo, entrar por la
escalera (cuando vengo del trabajo o de realizar un encargo). Y posteriormente,
si vuelvo a tener que bajar - por ejemplo para pasear mi perra, o bien retorno
de alguna salida-, me doy cuenta de que tiene "otro novio" o "amigo", que la
espera ilusionado, para salir con ella, sea de cena o de fiesta o con el deseo
de "noviarla y tener un encuentro de enamorados".
Se llama Silvina, tiene 29 años, y sigue siendo soltera. Es incapaz de asumir
"las promesas de fidelidad" en un altar. No piensa, ni remotamente en construir
una familia el sueño de tantas chicas-. Y además, tiene plenamente asumido,
igual que algunas de sus amigas y de mí su vecino, que es arraigadamente infiel,
a todos excepto al placer que la abrasa y devora, y que la hace ir
multiplicando sus experiencias sexuales (que no amorosas)-.
No recuerdo, haberla visto salir más de tres o cuatro veces, con nadie, sin que la haya visto frecuentar alguien más. Es decir, es una reiterada y alevosa torera. Si, utiliza a los hombres, los exprime y busca un algo imposible. Y les realiza requiebro, como llegar en moto, despedirse cariñosamente, subir a su domicilio familiar, cambiarse y asearse y bajar a atender al "amigo" que la llama por el interfono o teléfono móvil, desde el portal de la entrada.
Ah, no los hace esperar apenas, pues baja presta; para atender a la nueva expectativa y correr una nueva aventura. Y el lance "sensual", se inicia al recibir cariños, abrazos y unos tórridos besos en el coche. Si, muchas veces, hace todo eso ante mí. Creo, que ambos hemos establecido, una cierta complicidad.
Soy de los pocos vecinos, que no la juzgan a sus espaldas.
Nos saludamos y sonreímos. Ella se tiene asumida, no le gustan los reproches y
es genuinamente caprichosa. No solo en lo sentimental y en el campo del sexo,
sino también en su vestir y opiniones.
Es atractiva, alta y delgada, armoniosa. Eso sí, su sonrisa y pechos llaman la atención. Se mueve con gracia, es de pelo largo, fino y castaño (aunque a veces se lo tiñe). Unas veces lo lleva suelto y otras recogido (en moño o en coleta). Compatibiliza los pantalones, con las faldas (largas y cortas). Y por puntuar algo, por encima del resto, pues me inclino por su cara. Capaces de causar envidia en cualquier adolescente.
Hace dos meses regreso, de una fiesta, de esas de celebración "a todo trago". Debió de tomar muchísimo licor, y haría lo que le pareció "mas divertido seguramente tanteó con varios compañeros de trabajo y amigos, luego fue escogiendo "uno de aquí y otro de allá-.
De todos esos extremos, yo me enteré más tarde, por "ella misma" como lo que veréis luego... Pero, si la mayoría de las personas no se conocían entre ellos. Ella, iba pasando de un grupo al otro. La invitaban, y ella tenía la noche tonta con sus bromas e iba despertando el afán de llevársela "al huerto" (mas concretamente a la cama). La chica, fue ayudando a mejorar el ambiente y otro tanto hizo el alcohol, la música y el paso del tiempo.
Tras tres horas "de marchita", la gente estaba cómoda (los que no se había ido ya bien por aburridos o por tener ganas de sexo imperiosamente-). Las conversaciones, pasaron de ser animadas, a ser sensuales. La gente se había aparejado, o integrado en grupos de "contacto y observación"; con vista a conseguir algo más divertido. Y empezaron a verse, gente meterse mano.
Ella es una excelente relaciones públicas, en todos los sentidos; por eso se relacionó públicamente con tres individuos distintos. Ello, le daba una estadística de un "matojeo", cada hora. Y ello con la mayora naturalidad del mundo. Y, parecía que no tenía bastante y que buscaba algo o a alguien más. Y ese alguien surgió, siendo un chico de 32 años, que había acudido con su novia (ella de 25 o así); y que para más detalles, ellos celebraban el cumpleaños de aquella chica.
Pero Silvina, se ubicó en la zona de aquel grupo (amigos y amigas). Todos estaban algo achispados, pero ese chaval, estaba bebido y bailando se rozo con ella. Debió confundirla con alguna, o tal vez la conocía de algo y se le abrazó. La cosa empezó con bromas, y como con darle celos a su novia. Y vaya si se los dio. Tanto que hubieron unos minutos tensos, y la chica tomo un vaso de bebida "de alguien", y se lo tiró a la cara a ambos.
Las dos chicas se dijeron de todo, y el chaval, se llevo la peor parte. Pues perdió a su novia, se gritaron y hubo unas palabras, tortas y se formaron grupos. Y el suelo acabo lleno de gente, mesas caídas y bebidas. La otra chica, no se privó de llamarla puta y de arañarle los brazos y el cuello; los ojos porque no pudo. Silvina también le dio un par de tortas y un puñetazo a esa "femenina" rival. Y los pusieron a ellos cuatro las dos chicas y sus respectivos acompañantes- y a otras tres personas más-, en la puerta de la calle.
Se había excitado y se había ido poniendo más y más alegre, desinhibida no paraba de fumar y de decirle de todo a la otra. Los dos chavales salieron como gallitos, y se dieron "mutuamente una paliza". Y ella, estaba como incitadora, respecto a la otra. Total, que se volvieron a liar, en una pelea doble
---------
Parar de reír y bailando con todo el mundo.
Se quedaron a gusto, después de darse lo suyo, tanto ellos como ellas. Y en eso
paso un ex novio (o ex algo). Se ofreció a llevarla, y ella le dijo que sí.
Total que despreció a su otro novio "defensor". Simplemente le dijo, has sido
muy valiente... Ya hablaremos, pero no te veo como para conducir, mejor que
mejor que tomase un taxi... Eso era una canallada, pero ella inmune y con su
falda cortita y el abrigo abierto y manchado de tierra. Y además, ella estaba
bastante más bebida que él. Pero, por algún motivo decidió plantarlo
e irse con
el otro (el quinto de la noche).
Y el otro, claro solícito a arreglarla y deseando sacar algo, sobre las dos y media de la mañana. Y, si saco algo, pues le ayudo a subir al coche, hablaron y se pusieron a recordar otros tiempos. Y ella, vio como la ayudaban a aligerarse de su ropa (le sacaron el abrigo, el jersey). Y el tío se puso a acariciarle sus senos, y su mano le rozaba los muslos y se introdujo, bajo la falda y "con ganas" se le adentro hasta rozarle la braga.
Ella, también le soltó el pantalón y le bajó el slip. Lo excitó y se excito ella misma. Se agachó, y tomo "el pene", se lamió las manos y se puso a agitarlo y lamerlo con la boca. Ambas acciones, eran simultaneadas a ratos. En otros momentos se alternaban. Y se hundió, cayendo con su boca a tomar todo ese "banano de carne".
El le tocaba una de sus tetas, y así se vino en su cara y mano. La nena se limpió y se miraron un rato. Luego, ella, estando muy excitada , acepto que se iniciara la segunda ronda y estando el sentado, se le subió encima. Tras sacarse limpia y propiamente su húmeda braga, que tiró sobre su bolso, sin molestarse en guardarla (tampoco estaba para ese detalle). El chaval, se quedo por un rato perplejo, al sentirse ensartado por una vulva "activa". Casi, que tuvo que hacerlo todo ella, pues el chaval estaba cansado. Pero acepto perplejo, la seducción y se dejó llevar...
Si Silvina, tuvo su ración de sexo, tuvo su placer y tras eso Tuvo ciertos remordimientos, y se fue dando vueltas a la cabeza (a lo que había pasado y lo mal que se portó con el otro, a lo "lianta" que era y lo "zorra" que se sentía.
Luego, satisfechos los dos, el chaval la llevo hasta su casa. La dejó junto al paso de cebra (al lado de los contenedores). Y Silvina, tenía ganas de orinar. Lo hubiera hecho en el coche, o entre los contenedores. Pero no quería hacerlo ante ese chaval. Y, además tenía otro recurso. Un recurso con cierto morbo.
Le dio un beso al chaval, un largo y último morreo. Y salió corriendo y pitando íntimamente. Como una locomotora, de las antiguas. De esas que iban con carbón y vapor de agua. Y su "chochito" hacía vapores, de sus meados y flujos. Le dolía la vejiga y estaba sintiendo que se le iba a escapar. Se giró y sacó la llave, entró y miró.
Me había desvelado por la tormenta, y no quería tomar otra pastilla para dormir. No siendo un largo fin de semana (de jueves santo a lunes de pascua y solo era la noche del viernes santo-).
Bajaba, tranquilo y ya había tenido unas palabras con algún vecino, por unas meadas en varios lugares de la escalera. Creí que de otro perro, o de algún indeseable. Pero no, eran meadas de una perra humana. Silvina, que se emborracha y luego se meaba
No vio la luz del ascensor y decidió: "Hacer lo que hacía algunas veces, usar la escalara, para aliviarse y llevarse el subidón "de adrenalina", con la cosa de las meadas en los suelos (vaya mala uva, porque eso se pasa del simple cachondeo). Además no le gustan los perros, y eso hace que los vecinos, nos critiquen a los amos y a los "caninos animales".
----------
En ese descansillo, entre el vestíbulo y el "replano o descansillo" de los "primeros" se comenzó a orinar, lo hizo como una "guarra" sin disculparse, sin esperarse a subir su piso e ir al baño. Así la vi, y me la quedé mirando. Ahora entendía las gotas de líquido del ascensor y supe que no era ninguno de los perros quien hacia eso.
Saqué el móvil y le hice como 5 o 6 fotos. Estaba entre dos plantas, eran las 5 de la mañana y, la guarra tenía el morbo de mearse en su propia escalera. Estaba agachada, subida la falda y se la veía sin ninguna de sus bragas
Tan concentrada estaba, en aliviarse descargando su vejiga y con el "morbito de encabronar a los vecinos" (como que hasta "disfrutaba", siendo una hembra "meona"). Y yo bajaba por la escalera; con Zarpa. Mi perra se acercó y se meó encima de sus zapatos.
La tome por los pelos, de los que la estiré, alzándola. Y subida, a mi altura, le di la vuelta y le solté dos "revitalizantes y retribuidotas guantadas". Si, le pegue.
--¿Que a quien le pegue, os decís ?
--¡Pues no va a ser a mi perra, le sacudí a Silvina! Ella, si que era una gran: ¡Zorra y una perra...! Marcaba, orinándose en su "proximísimo" entorno, dejando sus hormonas y flujos
La marcamos doblemente:
Mi perra como hacen los perros, tan pocas veces; porque la tomó por otra hembra de perra (y yo soy su macho). Mi perra es una "dogo alemana", negra e imponente, grande. Y se la quedó mirando "fieramente".
Yo con la mano, y decidí darle una lección, tratarla como una perra. Por eso, noté como, sorprendida, se dejó llevar. Estaba, saboreando algo nuevo.
Con que tenías ganas de hacer pis, y lo haces así como una perra. Pues ahora que
vas sin braga. Ven, y le puse el collar de mi perra "en torno a su cuello. Por
la parte del enganche, entró la cadena. Y ella se sentía más caliente que
avergonzada. Pero noté las dos cosas, trotaba y me miraba; y miraba con miedo a
mi perra, suelta a su lado.
-----------------------
La cadena es larga, y lleva un enganche, y me puse el mismo en la hebilla de mi cinturón. Y de esa guisa, salimos a pasear por la plaza. La tomé de la cintura con mi brazo y mano derecha y le sobaba el culo. Le iba estrujando las nalgas, y ella con ese trato se apaciguó. Y se apretó a mi costado y hombro derechos.
Y hasta, movía la cabeza y cuello; al compás de mis "tocamientos". Desde la cintura, lo traje a mí y le desabroché el cinturón. En ese momento dejé de mear yo. Entonces le subí la falda, primero de un lado y luego se la enrollé y se la sujete entrizada, en la sujeción superior.
La empecé a calentar, subiéndole la temperatura. Mi mano le subió, por la parte interior, entre la piel y el yérsey, iba apretándole el vientre y el plexo solar... Seguidamente, me dediqué a marearle su teta derecha y jugar con su cima (con el pezón y su aureola, además de con el resto de esa mas de carne).
Se me volvía, y se le abrió la boca. Aproveché para darle un beso, hondo y muy intensamente invasivo, salivoso y magullador. Le dejaba entrar saliva y mi lengua le daba bandazos y hasta tirones. Ella, al parar de besarnos: "me exhibía unos dientes perfectos y blanquísimos.
Con mi mano baje por la espalda, la palma notaba su piel y el envés y mis nudillos... le rozaban la tela. Tenía ganas de llevarla al límite, por eso me dedique a tomarle la mano izquierda. Esa mano, se la agarré y se la puse sujeté "su muñeca", para que se apoyase sobre mi paquete que estaba a medio nivel-.
No hubo, ni una queja, sino lo contrario: iba masajeando, mi pantalón de pana, dejando que se animase mi "falo". Le noté que se excitaba, y le dije:
Silvina se te nota, que te gusta acariciar, lo que hay entre mis piernas. Así que vamos a buscar un árbol.
¿Que dices, que te busque un árbol ?
[Caminamos un rato, con su mano en ese sitio, con el puesto tomado, por sus cinco dedos. Hay un parque, el de la plaza interior, formada por las edificaciones de la zona. Pero, esta muy bien iluminado, por lo tanto "no era adecuado". También está cerca, el parque de "Las Palmeras, no está tan iluminado y tiene una placeta central. Pero, también suele ser muy concurrido; por lo que tampoco es buena opción. La tercera opción, es El Parque de "Los Olmos", junto a la autopista: ese está más apartado y menos iluminado. Y con zonas de césped y ajardinadas y numerosos árboles (este fue el seleccionado)].
Si, ahora, me vas a atender, en mis necesidades Así que, venga sácame la ["polla"]. Y hazlo, sin entrizarme Salimos del camino, y entramos en la zona ajardinada, el manto verde. Antes, que nada Silvina descálzate, total estamos sobre un césped. Y mira me parece adecuado este árbol.
Y, ella me bajó la cremallera, muy correctamente.
¡Ves, como mínimo, haz esto... mea en un árbol!
¡Lo entiendes!
[Mi "minga" o pene, me colgaba un poco. Ella, la tenía entre sus dedos- y no me la soltaba. Es más, a lo que le decía, ella me asentía con la vista, y luego me miraba a mi colgante de carne-. La "meona", me la sostenía, en su misma mano. A mí, me parecía, como si estuviera adherida a su mano, enganchada. Y la acercó en dirección al tronco, pero la orientaba inadecuadamente, estaba demasiado alta.]
¡Oye, no ves que si dejo salir "mi chorrito", así como la inclinas, hasta me voy a salpicar a mi mismo! Todos, no somos tan descuidados "como tu". Al menos, inclínala hacia abajo, para que caiga hacia la tierra, del suelo. ¿Entiendes, meona de escaleras?
[Me la sostenían, e inconscientemente, me la estaba masajeando. La orientaba, al suelo, y al mismo tiempo la iba apretando entre sus dedos. No era algo premeditado, más bien era la costumbre, a hacer ese tipo de cosas. Además, de ese modo se liberaba de cierta tensión y la situación le reportaba cierta excitación. Silvina, le estaba pillando un agradable gustillo, extraía del momento un sentimiento "muy morboso".]
Colgaba, mi "picha", entre mis piernas. Ella se puso a mi lado, y vio como separé los pies. Moví un poco, la puntera del zapato derecho. Y tomando, su mano, cerrándola sobre la mía, mirándola a los ojos, rectifique la dirección nuevamente. Vine a señalar, sobre el punto medio, entre mis piernas. Y hacia allí salió el líquido, con intermitencias
Ella, me miró y se estaba excitando mucho. Y me dijo:
¡Déjame, que me agache!
Estoy, muy mojada. Y, quiero sentir cerca de mí, como me cae tu "chorrito".
Zarpa, estaba suelta y correteaba; oliendo en varios lugares. Luego venia y nos miraba, se estaba un rato y entendía que esto, era cosa como las que ella hace con "otros perros"
[No le contestaba, no le decía nada, solo la miraba. Y le apretaba y soltaba un poco, la presión sobre mi pene-. Ella estaba con una cadena, alrededor de su cuello. No se quejaba de eso, sino que pedía algo nuevo. Por eso, saqué el enganche, de la hebilla suelta de mi cinturón y la tomé en mi mano. Por la sujeción de cuero. Y entonces, sosteniéndola así; ella quedo libre].
Fue suficiente, para que se pusiese, de cara a mí. Se subió la falda, y se fue agachando. Quedó, con la espalda apoyada al árbol, sus piernas abiertas, de forma que el ángulo de las mismas, se iba separando y sólo convergía en su húmeda concha.
Y yo fui dejando que salieran rachas regadoras, en pequeños chorros, y le iba corrigiendo la trayectoria, acercándola en su preparada y latente vagina. Y le salpicaba, a su mano, que las puso así, como para recibir el agua de un grifo. Y, la olió, se frotó una con la otra. Luego, casi sin voz dijo por favor. Se apoyó mejor y dejo que le salpicara, sobre su "concha vaginal". Ella vio como caía, y se acercaba, al chorrito. Y creó, que orino un poco mezclando mucho flujo y algo de su "pipi restante" (se ve, que la interrumpí y le quedó algo).
Luego, saque un pañuelo y le dije:
Usa esto, o límpiame, de algún modo. Y, se limpió, entre sus piernas con mi pañuelo, desdoblado. Pero no abierto, sino dejando, al pañuelo como si fueran cuatro cartas de naipe enganchadas. Luego lo enrolló, y se lo metió en la boca. Y me limpió, con sus manos; las cuales se las pasó por la cara.
Acto seguido se levanto, se colocó la ropa. Miro, y una chica que también paseaba a su perro- estaba alucinando. Miraba, y no se acercaba ni se iba, es una vecina de otro bloque. Y le saqué la cadena de Zarpa, enganchando a ésta, por la anilla del collar. Y Silvina, se calzo sus zapatos , con cuidado ignorando a la mirona (como hacia yo mismo).
Y tomé a Silvina de la mano, entramos al portal y marqué mi piso. Ella, como mi "otra perra", quieta. No apretó para ir a su planta. Simplemente, llegamos, y salieron mis dos perras. Y entramos en casa, solté a zarpa y ella se me abrazó. Me daba besos, y se arrodillo, ahí mismo a la entrada. Y, bajo mi cremallera, me liberó del pantalón.
Se apretó a mí, y me bajo la tela del slip, olió y se frotó a mí, con su cara. Cerró los dedos y la sacudió, unas tres o cuatro veces. Y acto seguido, hizo saliva, y empujándola un poco-: ¡Se la metí en la boca!
Ensalivó, lamió y lubricó "a mi cuerno de músculo y placer" y saboreaba las pocas gotas de líquido, provocando una erección.
Dejé, que me absorbiera y me la chupase, todo lo hacía con ansia y ganas. Se notaba su morbosa experiencia. Y se iba masturbando, con su otra mano libre. Y llegó a correrse, enseguida. La excitación era un producto de vergüenza y miedo. Roía su represión y estaba viviendo algo nuevo.
Era algo, que le resultaba gustoso y en eso le dejé salir un rieguito de "pis", que ella tomo. No hizo ni el gesto de retirarse. Al contrario, esta súper sexy y siguió tocándose. Y acariciando mis piernas, hasta que solté una segunda descarga, esta de semen. Y también la tomo.
Luego, nos fuimos a duchar. Ella me pidió, secarme a mí y desnudarse sola, ante mis ojos Y, me secaba y me besaba, pero muy tiernamente.
Y nos tumbamos, nos dormimos. Y, luego desayunamos
No hubo reproches, pero ella se había levantado. Y tomado la fregona, limpió lo del replano de la escalera. Y, hablamos un rato. No nos prometimos nada. Pero, nos vemos, de vez en cuando Y de vez en cuando nos amamos, con pasión Sin falsas promesas.
Ya sale menos, y me viene a ver más veces. Se queda a dormir, a veces. Otras ocasiones, está un rato y se va y luego vuelve a venir. Es como las mareas, sube y baja, y se deja influenciar.
Quiere, simplemente poder confiar y tener el ritmo de irse dándome