El azar, a veces pone a dos seres: Uno frente al Otro.
La hermana de mi novia estaba en el rincón, con la cortina de la bañera parcialmente puesta y se estaba masturbando. Se había sentado en la bañera y así apoyada y con su perna derecha subida y doblada se abría los labios y se rozaba los bordes. Yo acuciado, empujé la puerta, que ella creyó cerrar. Estaba concentrada en tocarse, pero no había puesto bien, el seguro de cierre, que se halla incetro en el pomo de la puerta.
Y así estaba Clementina, ensimismada en colmar su ardor juvenil; tanto que ni siguiera advirtió mi presencia, pues tenía cerrados los ojos cuando entré precipitadamente, pero sin sobresaltarla por estar medio ida con sus placeres de autosatisfacción. La sorprendí con ese limbo de tan especial concentración y dedicada a alegrarse su intimidad inquieta, correspondiendo a los lógicos ardores de sus 16 años.
De inmediato ante la panorámica, comprendía la situación, pues ella se había desprendido de los jeans, y la camiseta de manga larga, apelotonados en el suelo, cerca de mis pies. La guinda era que tenia su braga caída en la bañera, yaciendo junto a su pié izquierdo y sobre la bañera, sujetándose por hallarse su fino sujetador entrizado entre sus nalgas, que se recostaban en el ángulo de la pared y los pasamanos del borde superior de la bañera.
La situación era chocante, pero no desagradable para mí. Pese a que yo mismo, tras girar el pomo, me había bajado la bragueta. Y en un plis-plas, tenía tomada a mi verga entre mis dedos. Estaba levantando, la tapa del inodoro, cuando me encontré inmerso, en el escenario de la juvenil pasión.
Así, la pude ver un rato. Ella, estaba abstraída con la delicada operación, de separarse los borde labiales, de su vulva y rozarse con las yemas de la otra mano, tan íntimamente y con un ritmo cual de radiotelegrafista de "Morse" (decía algo así como: Punto, raya..., dentro, fuera, dentro..., dentro...).
Es más, en ese breve lapso, tan concentra en su quehacer gozoso, temblaba por el placer,. Aprecié su persona un poco recostada y apoyándose en las yemas de sus pies. De tal forma se ponía ante expectación que, me semejó hacer una extraña W, de dicha guisa botaba entre sus contracciones.
Y en eso mi chorrito empezó a caer, y realizo ese ruido que los hombres hacemos, al menos al iniciar la micción; especialmente si tenemos prisa y no controlamos el arco de caída. Pero en este caso, mi atención era mucho más sugerente, que la de mirar entre mis piernas, y ver la taza y el círculo acuoso.
Ella, abrió nerviosa y sobresaltada los ojos, y también la boca; pero apenas se deslizo un par de centímetros, su cuerpo. Solo aprecié que se le descolgó el sujetador hasta casi caer, y volver sus dedos hacia arriba y apoyarse en la planta de sus pies.
Yo, seguí orinando pero sin apartar la mira y ella me miró igualmente. Y se fijo en mi peculiar manguera, creo que empezó a valorar si con ella puede apagarse o encenderse un "fuego de amor".
Por algún motivo, esa niña / mujer sus dedos se seguía moviendo; y lo hacia bien lentamente y mostrándose ante mí, su casi cuñado. Y yo amigos me dejé ir, y me sostenía el tallo, con fuerza y con ganas de poseer esta fruta prohibida.
Y empecé a menear, mi mano; de tal modo que la palma y dedos ahuecados, remedaban esa intimidad femenina, que con su apetencia juvenil Clementina, Tina la llamamos se tocaba.
Estar así, no era suficiente y me limpié las gotas con el papel y lo tiré dentro de la tacita de cerámica. Y tomando la punta de mi capullo rosado, empecé a estirarla, mientras me desajusté el pantalón y lo deje caer, para quedar más libre, para accionar mi sensualidad entre el timón que mi mano empuñaba.
Me di cuenta, que ella estaba cómoda y que el slip estaba de más, pero decidí bajarme la piel de este carnoso lobito (mi pene); y lo moví, me lo subí y también me lo bajé y lo hice descalzándome con presteza. Con mi mano libre, lo hice descender sin prisas, lo libre con pequeñas sacudidas de mi pierna y pie derechos y lo pisé, para que quedara bajo mis plantas.
La miré y le lancé un reto, para darle un empujoncito a sus ganas de mimos, como haciéndole entender que pasión y amor, no deben prescindir de alguna gracia. Ella, Tina, se paró un instante valoró todo y decidió seguir. Eso, me lo transmitió en su semblante, y con sus ojos; es ese tipo de lenguaje corporal que tan bien dominan las chicas. También algunos animales domésticos, y algunos bravos.
Pensando en animales bravos: Yo me sentía como un toro, con ganas de empitonar. Lo captáis, empitonar con mi pito; baya gracia, pero lo pensé y me sonreí. Y esa sonrisa, le gusto a ella; me devolvió la sonrisa y la incrementó.
Baje mi mano izquierda y en plan torero, me apreté mi paquete, la bolsa escrotal, en la que mis testículos deseaban sentir la acometida de mi lanza, entre el valle de esta preciosa adolescente. Tina no se cortó, todo lo contrarió se empezó a tocar una teta y a mirarme con ganas. Y yo, improvisé estirando mi mano izquierda mi hasta de puro músculo, como si fuera para aguzarla. Y a la vez, me sujetaba entre la palma de mi mano derecha, la bullente generosidad de mis gónadas.
Se oyó la voz de Alicia, mi novia llamándome. Y ella temió algo, pero decidí tranquilizarla. Me agaché y recogí mi móvil. Y le dije con apuesto aplomo: Tina, no pasa nada le haremos 2 o 3 llamadas perdidas, con restricción de identificación de usuario. Y, se lo dije, mientras ella e incorporaba y quedo entregándose mansamente a mí.
Y sí, la besé, mientras nuestras bocas se entregan y recibían amores, así me sentí feliz y la tomé por la cintura, y le presione la aterciopelada piel de su culito, mientras ella ponía sus manos en mis dorsales. Se me abrazó, y se apretó a mi pene, lo apretó y lo acarició un rato...
No es me gusten los parches, en momentos de ensueño; pero tampoco hay que forzar inevitablemente las situaciones, para buscas una bronca. Especialmente si no ha sido premeditada. Fueron segundos, o tal vez un par de minutos. Pero, aunque tuve que salir; para no infundir sospecha de Alise.
Si es que así la llamo yo, A-l-i-s-e; Si con ese se lo recalco siempre). Desde ese día algo cambió para Tina y para mí... Y unas gotitas, de su intimidad tomaron las yemas de mis dedos, y las lamieron ante esos ojos admirados y tiernos. Uisss, que mirada tienes Tina.
Algo se inició, algo muy nuestro. Y es que el azar, a veces pone a dos seres uno frente al otro; es para decirle que se den y están destinados... ¿No, os parece... o Sí? Si es que, Tina puede aspirar a Mis Simpatía, no os parece amigos.