Domando a Ruth, otra vez.
Yo, Kharlo, soy rubio, ojos azules, alto (174), delgado, llevaba por aquel entonces- una gorra de marca.
Ruth eres una chica de 31 años, simpática, de 172, castaña, de ojos verdes, nariz fina. Su cuerpo es prieto, de 58 kilos escasos, sus pechos son pequeños y un culo es duro y respingón.
Su coño ya no es tan estrecho, su rosado se ha oscurecido un poco, va sin ningún vello púbico, por arreglarse cada 15 días con sesiones de depilación integral por cera.
De ese modo se aprecian mejor sus bordes, sus formas y su entero coñito calvo. Sus labios mayores, tienen un redondeado acabado en los bordes y, sus labios menores son finos, se estiran y agachan de una manera uniforme sincronizándose en su altura.
Es buena amiga y tremendamente popular entre las chicas e igualmente deseada por los chicos, que en todos los casos aprecian el característico y dulce acento de su hablar valenciano. En todos los sentidos, se deja que la lleve yo, que decida por ella y me preocupe de arreglarle sus cosas.
Conmigo te sientes muy bien, cuando te abrazo, tomo tu mano y te miro. Tu cuerpo y tus nalgas tienen las marcas, de las fustas que uso, en las domas que te hago en privado. Ya aprendes a esperar el día, preparas la crema y el cepillo con el que cepillo tus ancas y tu espalda y patas (brazos y piernas). Te he conseguido un bocado, articulado y con protección de goma vulcanizada, que has de morder cuanto te lo pongo y estiro de las riendas. Te trato, a veces como a mi yegua de montar.
Te noto impacientarte, y me vienes buscando, esperas que llegue el momento y que saque las varas de corrección. No tienes motivos para quejarte, yegua Ruth, sabes que cuando decido el momento de montarte, te hago sentir relinchar y cabalgada, al trote, aligerando y puesto encima de ti.
Te tomo de espaldas y te la encapsulo "mi polla", arremetiéndote desde atrás y tumbada (boca abajo) o sujetándote al respaldo de una silla de clavo mi pene, y siente como te bombeo con ganas y con mi masa de músculos haciéndote entradas, perforándote y dándote un placer que crece y te calienta.
Te doy con la mano, estiro de tus cabellos, de tus tetas y te pongo una pequeña silla de montar. Me sirves de silla, y me sostienes cómodamente, mientras reposo leyendo algo, viendo la televisión, oigo música o simplemente te hago sentir mi peso.
Que distinta es tu vida, a los años anteriores a conocerme (de eso ya hace 2 años). Me acostumbro a desordenar las cosas un poco y encargarte de ordenarlo todo, limpiar recogerme los papeles. Hurgo en tu bolso, te toco tus tetas y meto dos o tres dedos en tu vagina, para saber como va tu termómetro de "cachondez".
Y va "subiéndose" de temperatura.... Y mira que eres una chica "tranquila", que tras las domas luce una armonía, que la diferencia de la universitaria malcriada y nerviosa que fuiste previamente a ser mi esclava y mi particular perrita puta (pues eso eres chochito, toda tú eres un "coño esclavo").
Me gusta usar el lápiz labial, en tus pezones y aureolas, en los labios de tu coño, en tus dedos y en tu ombligo, y en más sitios. No me importa mancharte y me apetece saberte entregada, saboreando y sintiendo el contacto de mis dedos y de los utensilios y herramientas que empleo contigo.
Me sientes, como tu gran hallazgo-. Soy la persona que te hizo encontrarte a ti misma y quien te separó de la coca y de la disolución sexual. Todo eso, es para dedicarte a ser mi esclava y por sentir todo el placer que puedo darte.
Me quieres a tu quieres sentir el calor de mi cuerpo, y si te tomo de cara, teniéndome encima, con tus piernas y brazos me ases hacia ti y me encierras, para que te entre suave, normal o duramente.
Cierras tus brazos y tus piernas, se me candan y notas como mi polla, te empuja y que con ella abro la puerta de tu vagina expectante y esperanzada.
Las sesiones de doma, te hacen mojar vaginalmente, se te seca la boca y se te endurecen tus pezones y tu cuerpo espera todo tipo de caricias, pues también llegan momentos de suavidad y de tranquilas clavadas.
Tienes el seguro, de gozar conmigo, según el pasador sexual de mi músculo de carne te golpea y es escurre, entre tus paredes vaginales, que no paran de apretarme y de segregar jugos y más jugos. Como noto lo caliente que estás, cada vez que te dejo estar un rato con bragas y las empapas, de lo cachonda que te has puesto.
Claro, las bragas de una niña pija, consentida son en tu caso no una prenda linda sino un certificado notarial, de lo mucho que te gusta que te folle a mi manera. A veces, incluso solo con dedos, con la mano del mortero o con una cucharilla te hago volver loca, orgasmando 2, 3 o cuatro veces. Tu aquella, que antes solo lo pasabas bien, pero salías sin que las piernas y el corazón te temblasen.
Me gusta, memorizar y con mis dedos detallar las marcas en cada sitio y ver las figuras que forman, como se interceptan y espacian y comprobar en que lugares se cruzan 2, 3 o más fustazos (o cachetadas de mi mano).
Como se te va sonrosando, poniéndosete coloradita y luego morada cada zona en la que me concentro. Pero se expresan en tu piel todas las tonalidades, incluso las tuyas propias (en los lugares, que ese día no decido tocar).
Tu casa, es mía, todo tu cuerpo me pertenece y no paras de cuidarlo y de mantenerte en perfecta forma. Si, mírate en el espejo, ya sabes como me gustas. Pero no te descuides y no te permitas más que unas propias autocaricias, solo unos mimos para confirmarte que tu cuerpo me intuye y empieza a estar excita, sabiendo que pronto vendré... Quieres verme así, nuevamente excitado por ti; eso te confirma que te sigo interesando y te hace feliz.
Si pienso nuevas cosas, por duras que sean, te gustan. Son confirmaciones que cuento mucho en tu vida y el tiempo que te dedico da sentido a tu vida. Que se concentra en recordar los momentos vividos y a prepararte para los nuevos encuentros que vendrán.
Fuera de eso, eres mía para que te use, te tome y te emplee como la parte de mí que es una mujer de buena familia, y que se siente comprendida, querida y que goza salvajemente unas veces y que tienes los momentos de tranquilidad y sosiego que llegan después
Como me resulta tan fácil ponerte excitada, pues porque tú lo quieres y mira ahora mismo veo como lentamente se te ponen duros los pezones, según lees cachitos de lo que escribo, cuando te lo permito, mientras mi mano te toca por detrás y por delante, en tus nalgas y tus vientres. Es un momento, pero que momento tan bueno...
Con mis manos y brazos hago que tu figura se curve hacia adelante, y paseo dos de mis dedos como si fueran un glande de polla que se te metieron en el surco de tus nalgas. La otra mano, sube a acariciarte la espalda y los hombros.
Luego la mano baja a toquetearte, entre los labios vaginales, los separo como pétalos y los estiro como si fueran los unas aspas de carne, que es lo que acaban siendo. Y muerdo tu costado, mientras te araño con mis uñas, o uso un tenedor sobre tu cuerpo (como si fueran las garras del tigre que puedo hacerte sentir que soy).
Siente ganas, de sentirme acoplándote a mi. Veo como cierras y abres los ojos y aprietas los labios de tus bocas y a ves también tus puños. Tienes, desesperos y gime primero bajito, pero luego vas alzando el tono y acabas gritando que te folle.
Eso lo dices cuando estoy frotándote fuerte la cara interna de tus muslos y rozo tu coño con el interior de mis brazos, te meto uno de mis codos. Empujo con la mano adentro, para que subas tu vientre y aprietos tus tetas que esperan y desean eso y más.
Empiezan espasmos de placer, y gimes como si esa fuera tu habitual forma "sexual" de ponerte conmigo a hablar, te rompes en olas de placer y vuelves a desear más, es como si tus ganas fuesen un pozo sin fondo y el deseo de que te tome, crece inagotable como por encantamiento.
Zorra y rezorra mías eres y eso te sientes contigo misma. Vas deseando que te apriete fuerte, con saña incluso y en ambas tetas. Te gusta notarme magreándotelas, de ese modo sabes que te quiero más y que significo mucho para ti.
Iba tensándote los pezones, poniéndome a morderlos y con las dientes estirándotelos como chicles y las copa se te alargan hacia mi mano tras ellos. No vas a abandonar el placer que te conmueve y arrastra a buscarme a mí.
Me llamas y vienes a verme, para revivirte y sentirte fuerte y quieres poderte abandonar a esa sensación que te crece. ¡Sabes que yo aun necesito mas, más entrega de tu parte!
Te subes el vestido y te bajas las bragas (y el pantalón cuando lo llevas). Te sacas el sujetador y quieres que mis pulgares ahonden en tu raja y la mano te presione tu pubis y te toque. Luego, con toda la mano extendida sobre la entrada de tu concha y te gusta que escupa y meta un dedo en tu culo, fuerte y luego abierto te lo lama.
Tienes fiebre, por las ganas de follar y de ser cogida por todos lados. Creo, que hasta te voy a meter la polla, si inclínate así, ábrete las nalgas.
¡Toma, mira como te la meto en tu ano, te enculo! No me basta, te voy a mear dentro. Te bajará, por los muslos y así te hago saber que te puedo marcar y hacer sentirte mía por completo, sin límites Mira, te van a estallar los pezones. Nunca te los has visto más duros.
Soy de lo más guarro contigo, como tú soy chulo, te trato como mi esclava puta. Pero, que gusto te da, que te apriete a ti; que eres cuando menos, tan guarra como yo.
Si, mira como luego me besas con ganas, y lames mi polla llena del sabor de tu coño y de tu ano. Me la dejas limpita y te tocas tu concha. Te abrazas a mí, te quedas tan a gusto, tas demostrarte que me sigues gustando zorra
Kharlo