LA TENTACIÓN, POR TI, ME NUBLA LA RAZÓN.
La tentación, por ti me nubla la razón. Te miro, y de la mano de la mirada va mi corazón. El morbo se me nace, y soy como un animalito, que quiere sentirse paciendo entre tus prados de carne, entre tus brazos y piernas. Quiero en ti estarme, sentirme contigo unido y atemporalmente inserto contigo.
Mis pensamientos, se suben los escalones de la libido, de dos en dos. Tan ansioso estoy de llegar a ti, que no puedo esperarme al ascensor y subo por la escalera de los deseos, con prisa y con rapidez, presa de la necesidad de abrazarme a ti. Nos miramos y nos abrazamos. Nos contamos cosas, y tomamos algo de alimento para nuestros cuerpos. Para nuestros corazones, nos tomamos de la mano y nos vamos al lecho.
Tú conmigo, llevas casi un año, dándome amor y arrancándome sentimientos de daño, que alguien plantó ahí, hace algún tiempo. Te siento injertada conmigo, y brotándome renovadamente en esta primavera. Yo, con mi esqueje varonil mi verga, crecida vigorosamente-, me injerto bien dentro de tu valle más íntimo. Te riego a toda tu, con besos y lametones de mi lengua.
El deseo sexual, nos crece por momento. Simplemente hablando, ya nos sentimos ir desde cada uno hacia el otro. El impulso sexual, hunde las raíces de cada uno en el otro y del ser amado, que está a nuestro lado nos alimentamos y a él nos damos. La actividad psíquica es frenética y la acción física empieza a iniciarse. Nos miramos y nos abrazamos, nos damos besos y no sentimos.
Cada uno, siente al otro como un humano y personal termómetro de su amor. La temperatura crece. Poco a poco, surgen formas y maneras de encajar más adecuadamente, y también de formas nuevas. Nuestras dos personas, sentidamente laten en un eco de amor.
Me termómetro más intimo, empieza a ser sacudido por tu mano. Y yo me siento, querido y complacido. Tus toques y movimientos, me hacer buscar más aire para poder mantenerme consciente y no desmayarme a tu lado. Mi mano, empieza a acariciarte los muslos, tendido a tu lado, con mi cara girada y frente a la tuya que se ha vuelto hacia mí-.
Mi falo y tu vagina, parecen emberrincharse, como obra del enfado de no estar uno dentro de la otra. Y tú, envolvente recipiente vulvar me empieza a llamar; resistes un poco. Pero tus ojos abriéndose y cerrándose, me indican que tu necesidad empieza a apremiarte y me arrimo a ti, o bien tú te arrimas a mí. Y mi falo, quiere sentirse cubierto por tu vaina vaginal. Dentro de ti, me mantengo un rato y luego empiezo a actuar, empujando mi punzón, cosiéndote de puntos de amor.
Escribo, como un telegrafista, con puntos y rayas. Hago espacios, otras veces los haces tú, esos descansos de actuar físicamente; nuestras mentes y nuestros corazones no cesan, de empujarnos el uno hacia el otro. No hay martirio, ni tortura. Es la prolongación de una acción, demorando la llegada de la pulsión orgásmica. Cuando, irresistiblemente nos llegan las olas del orgasmo, cada uno goza con el placer del otro.
Las más de las veces, primero le llega a uno de los dos, luego al otro. Algunas veces, coinciden total o parcialmente- los goces de ambos; entonces es vivencia estereofónica, de sensualidad dual, que intentamos alargar al máximo. Y tras la vivencia pasional, llega la vivencia de amigos amantes, las caricias tiernas y el hablar reposado. Surge el asearnos en la ducha, y limpiarnos separada o juntamente. En cualquier caso, nuevamente volvemos a tendernos, cada uno ofreciéndose enteramente al otro, complacida y bien naturalmente.
La sonrisa se nos brota, la confidencia también y así conversamos, hasta llegarnos el sueño reparador, junto a la persona amada, que nos vela y nos da su calor corporal y su arrope personal. Es una vivencia personal, compartida y querida. Es otra muestra de amor, cada cual complacido al estar tendidos, al lado de nuestro personal depositario del amor.
Gracias por darte, tan sentidamente y por ser parte de mi presente. También te agradezco, el dejarme estar presente en tu existir.
Se que ni un solo día podría estar, sin saber de ti. Eso es así, desde el día en que te conocí "mi amor", vives y me das tus cotidianos alientos para vivir. Vivo y soy feliz, gracias al Señor que te trajo a ti, y a mi me llevó hacia ti.