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Alargando mis manos hacia aquella chica

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Alargando mis manos hacia aquella chica

---------------Los personajes--------------

Nadia es una joven que ha tomado clases de ballet durante toda su infancia, y está ante el momento que tanto ha deseado, ha mejorado mucho y se halla lista para entregarse a la disciplina con más devoción y así convertir su afición en profesión.

Nadia tiene 16 años, suele utilizar vestiditos y faldas, de ballet de tonos rosa y blanco impoluto; sus zapatillas, se le ajustan bien, y con las tiras ella se las coloca. Debe de sentirse preciosa, al comenzar y luego los pies, le duelen mucho. Tras horas de ejercicio, antes de competir; de otro modo ensaya unas dos horas…

Desea llegar a ser primera bailarina y quiere comprobar si posee las dotes necesarias, de manera que se esfuerza para destacar y ser aceptada por una buna compañía de ballet, se esfuerza tanto, que llega rendida a los camarines y en varias ocasiones, he apreciado, que tras los ensayos y actuaciones ha de ponerse hielo, en pies y rodillas. Pero además almacena una enorme tensión, que no sabe como descargar… Desde luego, no lo hará con el director, tampoco con uno de sus acompañantes de baile, pues bromean entre ellos (le parecen feminizados, y ellas desearía una aventura, sin planificar).

Ariel es mi nombre, tengo 21 años… Suelo acudir, a elegir vestuarios, para las chicas (de repuesto, pues cada una tiene las suyas –las que le dan más suerte-. Mi lugar elegido es "Les Sabatilles Vermelles", lugar especializado en venta de material para bailarinas y gimnastas… Ahí también he coincidido, en varias ocasiones con Nadia (acompañada de amigas y de algún chico. Y me fije por primera vez en esa princesa, con zapatillas de baile en mano…, saliendo del entresuelo del C/ de le Piques…

 

----------Antecedentes de la situación….--------

Nadia es una bailarina, de ballet y ensaya y actúa con su compañía, en el teatro de Manresa (Escola de Ballet - Escola de Dansa). Ariel, es una administrativo, que a ratos ve como ella con sus zapatillas y su faldita y traje de ballet se mueve, es alzada y como los bailarines –mayoritariamente afeminados se le aprietan a ella, con ese paquete, envuelto en el suspensorio, que es como un sujetador de huevos-.

Eso un día, y otro y el tiene fantasías con ella. Y en la intimidad, se toca y se hace una sabrosas sesiones de autosatisfacción (una pajas a una mano o a dos, pero pensando en Nadia).

Ese día, Ariel está mirando una actuación de Castellers (castillos humanos, de 7 y más pisos –alzadas humanas-, algo propio de Cataluña). Y coincide con Nadia, la ve y se va acercando al grupo de ella y su hermano. Intenta su suerte, se coloca detrás de ella y se empieza a rozar con la chica… primero discretamente, luego con mayor vehemencia…

Ariel con esfuerzos ya tenía las manos, donde tantas veces había soñado, en el culo de aquella chica y así con calma y maneras empezó a sobárselo. La tocaba y ella no decía nada, estaba junto a otras personas, tal vez sus amigos –uno era su hermano, y no obstante no decía nada- . Nadia estaba nerviosa o tenía un hormigueo en el cuerpo, o sería el momento, pero toleraba lo que estaba sucediendo…

Se veía que Nadia, sacudía la cabeza y se removía un poco, aflojó las piernas y su hermano y amigos nada sin enterarse de nada. Pero nada de alterarse o de formar un escándalo. Tal vez estaba insatisfecha o se había peleado con su novio. O tal vez, le gustaba la emoción del momento… Pero lo cierto es que tragaba, sin apenas pronunciar quejas.

Nadia, facilitaba todo, ascendieron mis manos, por uno de sus costados se giró lentamente, me miró un poco; con la cara expresiva. Note que era posible llegar a sus tetas, y entre mis dedos las aprecié con el tacto, dándome cuenta de que ella ese día iba sin sujetador.

El tacto y la blandura, de esos pechos eran deliciosos y a ella no le molestaba. No protesto en absoluto, luego me sacudió las manos….

La chica me miró con cara seria, pero no se movió apenas. Lo tenía fácil, adelantarse y tomarse del brazo de su hermano o de alguno de sus amigos y no obstante seguía ahí, asequible.

Solo, me miro y dijo que parase –sin hablar, solo con los labios, pero sus ojos decían otra cosa-.

Era mejor no hacerle caso, así me lo pedía ella misma con su actitud, pero... Luego bajé con mis manos y toque sus caderas, le volví a sobar el culo, por encima de la falda y se notaba delicioso.

Entre las nalgas apreté con mi mano, empujando el tejido hacia adentro. Se quedo parada y se puso como en puntitas y se inclino hasta un poco hacia delante.

Era lo que me faltaba, se completó mi erección y mi calentura y me bajé con las manos, temblorosas y algo sudadas hasta acabar el tejido de la tela de su falda. Ella se puso hacia atrás, y mis manos rozaron la carnes de sus muslos sobre la corva de las rodillas –pues, no me limite a entrar bajo la falda, bajé y acaricié y ella se estaba calentando-

No duró mucho, pero a mi me pareció una eternidad y mis dedos patinaban, se movían sobre esa piel tan suave y con una blandura y suavidad tan grandes…

- Ah, las sensaciones de mis dedos, me decían que ella tiene los muslos tan suaves como el terciopelo...

Yo- No te muevas, le dije al acercarme…Verás que bien lo vamos a pasar, le susurré desde atrás.

A la vez fui rozándome con mi cuerpo, frotándome suavemente al suyo, y haciéndole notar mi erección entre las dos firmes y separadas nalgas.

Me coloqué más a gusto, entremetiendo mi abultamiento entre su surco posterior, y así me sentí bien acogido entre el canalillo de sus nalgas.

Puedo asegurar que ella se puso un poco de puntillas – nuevamente y se removió un poco, pero a ambos lados-.


Estaba caliente, excitada y salida en grado elevado. Por ello no se quedó ahí, parada, sino que se puso a moverse y rozarse de forma mínima (a cámara lenta).

Aunque para mí, tan cerca y con el termómetro entre sus nalgas eso era muy notorio. Y efectiva, como si en ese momento ella fuera una bailarina, y caminase graciosamente enganchada a mí, o hiciese de esos pasos de ballet (en los que acostumbrada como estaba, un paquete le rozaba su entrepierna).

Solo que mi paquete, no era como el de sus femeninos amigos. El mío estaba bien duro, como una garrocha. Y le fui levantando por atrás su falda, eso la desarmó o la paralizó, al punto que entre la multitud, puede rozarme y apoyar mi mango de carne. Estaba dentro del pantalón, pero ella lo nota llamar a su puerta.

Ella hizo que, una de sus manos se pusiera hacia atrás y me tocaba la polla, con el hueco de la palma. Y se le agitaban un tanto sus pechos, por ponerse en puntillas y subirse y bajarse.

Estaba nerviosa y esos ejercicios hacían que se moviese, con los que también se movían sus tetitas, al ritmo de una agitada respiración y se estaba mojando, lo noté con mi mano, que entro dentro de la falda y le inspeccione sus bragas y hasta toque y empuje. Ella, se me volvió para susurrarme, que:

Nadia- ¡Por favor, no te muevas mucho, quédate así, párate un rato! Me gusta, pero no quiero que sea más evidente. Yo lo haré todo, parecía decir y se movía suavemente, como una rama de un árbol, frotándose con otra…

Yo me paré, un rato e inicié los movimientos y vi que con todo y haber dicho lo de antes apenas si resistía. En cuanto movía mis dedos, se movía un tanto más, y luego otro poco. Mi mano subía y llegue a sostener los bordes de sus braguitas –con mi mano bajo la falda-.

Y ella, no se podía defender demasiado, pues en una mano llevaba el bolso, que se le quería caer del brazo (iba bastante lleno). Y la correa del bolso, que iba por encima del jerseito/vestido.

Y con la otra mano, que aún tenía libre, se las ingenio para volverla y sin que se diesen cuenta rozarme el brazo, mi brazo derecho. Me recordaba cuando mis amigas, me toman de parecido modo, no para detener, sino para confirmar que le va el ritmo y las maneras. Y ella, eso mismo me estaba haciendo notar. Hasta notaba, que sus dedos, dirigían mis movimientos y me acariciaban, dándome un regalo y asentimiento continuado, como si yo fuese su chico.

Por dos veces le estire del borde de la braga, se la deje ir y la tela elástica la golpeaba íntimamente. Paré, me dedique a acariciarla en la parte de tela que cubre su monte de Venus, su desfiladero de placer (por delante es su coñito y por detrás las nalgas y el ano). Me pasé así un buen rato y ella tragando. Moviéndose, pero sin avanzar para retirarse.

Su comportamiento, sumiso y tolerante me parecía suplicar que avanzase y me tomase libertades. Ella tiene un cuerpo precioso, pero desde luego, tiene poco trato sensual y menos emociones fuertes así (siempre entrenando y con sus deberes, tiene 16 años).

Tiene mas tutores que amigos, y mas obligaciones que placer; esto, todo paso por mi mente… y seguí tocando. También le acaricié el rosetón del culo, se lo repase. Y ella apretó labios y tomó aire, pero ahí aguantó y deseaba más…

Estuve un rato, así y nuevamente me decidí a pasear la mano por la cara más interna de sus muslos subiendo y bajando y notaba su calor y su relieve y ella me notaba mis dedos y mis yemas, con cierto sudor por parte de ambos. Y la intimidad de ella esta bien caliente, mojada, palpitaba o eso me pareció… Porque al introducirle la punta de un dedo me lo atrapó dentro, no se si voluntaria o involuntariamente.

Pero su vagina, era como un conejo sin dientes, o como un caracol baboso, que me apretaba y se enroscaba en mi dedo. Decidí ser mas osado, le retire la braga hacia la izquierda y la tocaba con ganas así… Sin correr, pero sin parar; haciendo pasadas y girando dentro, y moviendo la manos y tiritando con los dedos (vibrándolos…).

Nuevamente decidí subir, con una de mis manos le separaba los muslos y con la otra, con tres dedos le realizaba un masaje seguido, sin aceleraciones, con circulación envolvente. Los círculos se tornaban espirales, luego zigzagueaban y tras impregnarse de sus fluidos, empecé a realizarle unas pasadas singulares.

Sentí que con mi mano izquierda, podía tenerla en vilo, separándose y abierta; y con la mano derecha le hacia pasar como de latidos, con los dedos poniéndose doblados y extendidos. La mano más maniobrable, me semejaba hacer la acción de una lengua…

Por un rato paré, y con mi mano me puso a hacerle el abanico, le ventilaba el culo, como semejando hacerle sentir el aliento. Como si yo estuviese ahí arrodillado. Eso lo acompañaba, con golpecitos de mis rodillas en sus corvas y muslos. Ella flaqueaba y se erguía, luego debió de pensar que me excedía o que ella estaba dando demasiadas facilidades (o algo por el estilo). Pues, cerró sus piernas y me pilló la mano.

Pero yo, como si fuera un marine –en una misión asignada-, no retrocedí. Me quedé en mi sitio, esperando y moviendo mismamente la mano apretada. Y como uno de los dedos estaba amparado entre dos más (inicié una acción de movimiento y empuje hacia adentro, pero presionando también con los nudillos.

Le empezó a faltar su aliento, su culo empezó a seguir el ritmo de mi mano. O mi mano y su culo se pusieron de acuerdo. La cosa estaba muy caliente, ya llegué lejos para ahora rajarme y mi muñeca y los montes palmares (junto a la muñeca: montes de Venus y Júpiter, empezaron a presionar y rozarse).

Y eso fue, precisamente mi continuidad y aplomo, lo que le franqueó más sus últimas resistencias. Empecé a utilizar las manos como fórceps y le separaba y juntaba las nalgas (pues hasta allí las subí). Levanté la rodilla y le rozaba la cara interior de los muslos, haciendo el ascensor. Y ella ya se quedó totalmente entregada, recostándose hacia atrás…

La bailarina, Nadia, estaba fuera de guión; se había salido del camino conocido y estaba bajo una pasión atronadora y ya no quería parar. No le importaba nada y se aceleraba en revoluciones de sensualidad.

Me acerqué y le lamí el cuello, controlando a sus amigos. Cuando se giró uno fingí haberme chocado, por ser empujado por la gente. Lo que era cierto, en parte y a mí ya me iba bien. Bueno, pues mi mano comprobó que esa nena iba completamente depilada (seguramente era una depilación integral a la cera).

Y su cocha, mojada y empujando burbujitas de flujos. Esa era mi sensación, parecía como hacer pequeñas pompas y me gustaba tocarle los labios y apretar sus finas intimidades como pétalos de una orquídea. Que gusto y placer tenerla así, para mí.

No estaba pendiente de nada más, solo de hacerla feliz y vivir toda la intensidad del momento, memorizar todas las sensaciones. Este momento, era con mucho el más caliente que había vivido en mis veintiún años.

Y ella dejaba, entregada que jugara con sus labios vaginales. Me tomó la mano y se corrió, yo casi me vengo, pero aguanté. Luego no serenamos y creí que todo había acabado. Las cosas de la vida son así, tienen su momento. Pero, ella hablo con uno y con otro. Y cuando yo esperaba encontrarme con una bronca se me volvió y me dijo.

Nadia- Me has puesto mala, muy caliente y no he sentido nunca así, así que ahora no me quedo sin saber que más sabes hacer. Me tomó del brazo y fuimos hacia su apartamento y allí…

No besamos, jugamos con nuestras lenguas y bocas. La desvestí y me desvestí junto a ella. Y ahí se inició el amor, nada de insultos y nada más que dos personas que se conocen, sin guiones y ella. Se bajó, a hacerme con su boca y lengua, maravillas. Y su mano, me hacía sentir de fábula…

Pero yo nuevamente, y con mas libertad jugué con sus labios y su pubis "integralmente depilada". Toqué y olí, también lamí y luego entre dentro de ella, con protección por supuesto….

Su vagina, al sentirme dentro y con lo excitada que estaba, se me apretaba y encajaba mi miembro. Se ve que sus amigos, eran algo laigth y mis manos se dedicaron a palpar, acariciar y aferrarme a ella. Su olor era otro atractivo y la vista de ella, sin nada de ropa, del mismo modo que su tersura de piel y su manera de moverse fenomenal…

Era maravilloso, como sol de primavera. Y ella reía, se dejaba ir una vez y otra. Gozamos, tuvimos placer y enloquecimos… uno con el otro felices de la sexualidad que compartimos…

Y tengo mis esperanzas con ella, pero el hecho es que pasó y eso es imborrable para ambos…

 

Kharlo

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Mi alma se eleva y se junta con la tuya

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Chica mala, mete tu mano dentro del tanga,, tócat

Quizas, el primer paso es venir a verme

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Eres esclava, de tu amor

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Musa amada, tu a mi vida iluminas

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El niño de cuatro dedos, el tullido y el monje

Deseo Poseerte Entera

Tu eres mi sonrisa

Tus ojos brillan cuando me hablas

Carta a un concebido, acomodado dentro de su mamá:

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El Don del Bangré

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Mi cara se gira a tí, dentro de tí me descubro

Tu siempre... de mí, tendrás mucho más .

Notas que caminas delante de mí

Dormido en tus brazos, te quiero

Unos momentos, ante los rayos de luna

Corazón que vuelas libre

Sentimientos que se me salen

Cuando estamos solos, todo se transforma

De mí para tí, este canto ha nacido

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