Es una chica guapa, simpática y buena estudiante 1.
Es una chica guapa, simpática y buena estudiante. Su manera de vestir es impecable y destaca su estilo en todos los ámbitos, ello dentro de un tipo fenomenal y un buen carácter. Yo no lo sabía, y no tengo por costumbre recoger con mi coche a nadie (que no sea amiga o conocida). Ello es válido, aun más cuando subo a la Facultad y, siendo nuevo en este curso. Pero a ella, si la tenía bien, de algunas veces. Y así, sola sin sus habituales amigas de compañía, se la notaba un triste y dolida.
A ella, en las clases se la notaba quejosa, pensativa y "últimamente" la veía un punto ida, y ciertamente ausente. Es bonita y estas dos semanas, iba con un alo de algo misteriosa. La notaba concentrada en sus cosas, incluso abstraída del entorno. Iba a clases, y eso era una medicina para ella misma; le evitaba atender al deseo de aislarse. Su cara "cada vez" estaba más desprovista de las sonrisas divertidas y de ese punto de entonación maliciosa. Casi no se relacionaba, salvo "en ciertas ocasiones" con sus amigas y con su noviete.
Al verla, de este modo, algo en mí se me conmovió o "espontáneamente", con un fuerte "impulso" me detuve y le hice ana señal, pero no me vio. Le toque el claxon, y al mirarme le indique amablemente, que entrara en el coche. Me atrae un chica tan guapa, pero su "cara" y algo de su "espíritu" o carácter me llamaron la atención, ya en la primera vez, al conocerla. Y estando así, más concentrada, la he ido estudiando. Pero, con sus pensamientos, ella no se dio cuenta, permitiéndome estar más cerca y saber como eran sus hábitos. Toqué corta, pero seguidamente el claxon, como en una cadencia y conseguí tomar su atención. Me miró, valoro la oportunidad, me reconoció y con alguna duda entró.
Iba vestida con unos pantalones verdes y una camiseta de tirantes. Estaba preciosa, aunque su rostro y sus ojos, me decían "como otras veces" que algo le pasaba. Algo la corroía, por dentro y ella decidió aceptar mi compañía, estando en el momento y el lugar justos; le resulté conocido, pero le permitía cierto anonimato y no tener que entablar el "rol repetido con su círculo de amigos".
Tras unos momentos, sentados y yo conduciendo, aspiramos un cortante silencio. Pero, ella se decidió a hablarme. Necesitaba abrirse a alguien, y ahí estaba yo. Me comentó, que ella estaba cansada, de muchas cosas. Que su vida, estaba en revisión, ya que ella había discutido con su novio: porque su chico, no dudó en ponerle los cuernos. Tras decir eso, se derrumbo y se puso a llorar. Shnifff shnifff. Pare, parecía más niña, así con sus lagrimitas, derrumbada y perdida, pero conmigo. Nos miramos , ye se me arrimó, muy cerca. Así tan cercanos gimoteó y surgió un entendimiento de miradas y ella acabó abrazándose a mí...
Se había estado "comiéndose el tarro", era un incesante oleaje, el de sus sentimientos y los pensamientos. Todo su anterior era contradictorio y hueco. Se sentía mal por todo. Y el dolor de un día, su vaciedad era precedido por el del día anterior. Y al día siguiente, amanecía desmoralizada, sin nada de ganas de hacer nada. Solo se arreglaba, por la inercia de las clases y en estas semanas casi no había dormido.
Su mente no ceja, de reprocharse su "pacateria" y a la vez, reprocha a ese memo que no haya sido capaz de despertar "sus deseos de mujer". Porque ha sido ridículamente torpe, según me dice: no pregunta las cosas, va a lo suyo y yo me quedo aislada conmigo misma. Mi novio, no me hace sentir querida y me veo como un cuerpo, en el que el encuentra su placer, sin preocuparse por mí. Estúpido, memo, cretino ¡Nunca me ha hecho sentir, más allá de unas manos y una polla!
Estuvo diciendo cosas personadles, un buen rato. De su boca salieron esas cosas y montones de cosas más. Es lo que lleva reprochándose y a la vez se ve como inocente, porque lo es. Ha sido él, el novio el que ha ido a meterse con otra, para tocar otras tetas, otro culo y otro coño. Pobrecilla, no la envidia se dice. Pero, el capullo, me ha puesto los cuernos, me ha engañado.
No lo ha hablado conmigo, solo hace cosas, quiere cosas de mí y de otras, pero no se da. Mi novio no comparte, no está por mí. No puedo tomar su opinión, salvo en el sentido de satisfacer "su necesidad de sexo". Y cuando le hablo, cuando empiezo a hablarle cambia de tema y hasta alguna vez salió del tema, diciendo que necesitaba fumar o que iba a tomar el tren, que luego se hace tarde. Claro, ha tomado lo que quiere y luego hay que dejar "el envoltorio", pues eso soy un objeto para él, ¡o lo era, hasta hace poco!
Sin nadie real, así se sentía, aislada e incomprendida, y sin ser querida, ni escuchada. No se ocupan de ella, ninguna de las personas de su círculo de amigos. Los muy cretinos, me intentaban convencer, de que él aun quería. Mis amigas me decían que lo aceptase y lo olvidase todo, y otra vez entendiera con su novio, y le diera "lo suyo". Ella, sabia que lo mismo le había pasado otras veces, por "sus amigos", y sus "intimas amigas" se había dejado convencer. Sabes, me dijo es por falta de personalidad mi novio me infravaloraba. Quiero que el deduzca las cosas, y me haga sentir. Pero solo va a lo suyo.
Fue sintiéndose "cada vez menos sola, menos triste, dejaba de estar abandonada y me miraba notándose escuchada, sentida "legítimamente" y valorada en los ámbitos nuevos. Yo, por momento notaba el cambio de su mirada, reflejos nuevos y matices distintos de su conversación. Y me sentía bien con ella, lo cual también era mutuo. La sentí quitándose un peso enorme y entregándome parte de ella misma. Al principio era inconscientemente, luego con naturalidad y sentidamente, dándome más. Tenía mucho por dar, toda ella interior y exteriormente.
¡Como puede haber estado, tan cerrada o atada, si es muy natural conmigo! Ese era mi pensamiento y mi sentir, y llego a ser el de ella. Tanto es así que dejo de sentir que la culpa era "en parte" de ella, por ser menos cariñosa que las otras.
Pero él, su ex-chico, tampoco era muy sentimental; iba a lo que iba. Su novio muchas veces era muy pesado, exigiéndole el sexo. Y por su parte, no sentía demasiado, en la intimidad de "ellos dos". Cansada de fingir, le dijo que no demasiadas veces. Y el busco en otros brazos, lo que ella le negaba, porque necesitaba esas cosas.
Luego, "ella" se enteró que "su novio" la engañaba, una vez y otra, ya sin disimulos y casi en su misma cara, antes los conocidos de todos. Se sintió una payasa y estaba despechada. Así "recriminándose" y dolida, hastiada de vivir, llegaba "los otros días" a su casa, perdida en si misma, para apenas tomar algo de alimento e irse a acostar