Acabamos sobre el suelo, sudorosos y felices.
--------------- Introducción: ---------------
Nos hemos conocido, hemos salido varias veces. Hoy, después de divertirnos estamos en tu casa. Hemos llegado en el tren, tu has hechos los arreglos para quedarte sola. Será un largo fin de semana, la Pascua de Marzo de 2005 (desde la tarde del jueves 24, hasta el lunes 28 de marzo). Me cuesta comer, pero contigo tengo apetito doble: de comida y de comerme tu cuerpo.
Hemos tenido paciencia pero, tras entrar en casa todo se encaja para amarnos y .
----------- INTIMIDAD DE DOS AMANTES -----------
Mi boca se acerca a la tuya. Mis labios acariciaban los tuyos. Mi lengua presiona tus labios. Abro tu blusa y mi mano se introduce acariciándote. Me das tu consentimiento, para desvestirte y eso es lo que te hago lentamente. Mientras, tu boca, me da besos a las manos, a los brazos y a mi cara (en los descansos de desabotonarte y sacarte los brazos). Y tu lengua entra en mi boca, se mueve por ella y se encuentra con la mía.
Una vez desvestida y mientras te aflojas tus sujetador, mi lengua besa tus codos y tus hombros y paseo mis labios por tu nuca. Desde tu espalda, tomo una de tus manos, saludo con besos a cada uno de tus dedos. Cada movimiento que haces, me reclama algo más.
Abrazados, nos quedamos un rato, luego te giras hacia mí. Juego con tu cintura, moviéndome en torno tuyo. Y quedamos quietos "un momento" mirándonos. Me acerco a besarte. Lo admites y laboriosamente me muevo, hasta que noto los espacios entre tus dientes, el contraste con la carne y tomo un poco de tu saliva. Mis encías, reciben las caricias de tu carnosa lengua y mis labios besan los tuyos.
Siente que mi mano desciende y rodea tu cintura. Mis diez dedos, conforman dos expediciones, que tú notas entrar dentro de tu pantalón. De esta forma te acaricio, por fuera y por dentro de tu braga.
Siento, en mis papilas el sabor de tu paladar, tu piel amelocotonada. Tú estas aceleradas, cosa que me hace saber el ritmo de tu respiración. Yo te aprieto, acercándote un rato, y en otro momento quedo expectante, separándote de mí. De esta forma nos mantenemos, acechándonos.
Notas mi cuerno de carne, que se te aprieta sobre tu pubis, sobre tu vientre y sobre tu conchita. Me vienen ganas de moverme así, mismamente tentado, provocándote más deseos. Tú, con tu mirada y tus manos, me provocas a mí. Con tu solo existir y compartirte conmigo me avivas los deseos.
Tus manos no permanecen paradas, se reaniman; dejan de ser solo anclajes, para con la colaboración de tus brazos, irme tomándome a mí. Vas frotando mi pecho, bajas por mi vientre y me haces sentirte dentro de mi slip. Me tomas mi pene y lo mueves; paras y vuelves a moverlo Son secuencias de tu deseo y el mío, acoplándose.
Nuestro deseo es tal, que nuestra manos se abren y cierran; a veces al compás, otras veces en desorden. Notamos que la tempestad del deseo nos toma. Notamos la respiración del otro y el roce de los labios propios, en los del ser amado. Las narices de uno y otro parecen ser estocadas del amante, que se enfrascan por no cortarse. A ratos ambos respiramos al unísono y los labios y bocas se abren y se absorben suspiros cómplices. Son confesiones, de como nos necesitamos y de las ganas de infligirnos mas goces, largamente y sin mesura.
Mis dedos, variaban su atención. Los paso desde tu nuca, yendo a tus hombros, te aprieto los brazos un rato. Luego quiero que notes mis manos descendiendo por tus costados. Y quedo parado, con mis manos en tu cintura. Ahí te miro mientras te aflojo el pantalón vaquero. Se deja abrir tu vaquero, y con mis manos llego a tus nalgas.
Mis manos están enfebrecidas, han bajado bastante y mis yemas te tocan tu "coño", desde atrás. Me he tenido que estirar, doblarme y apretarme a ti. Y tú mientras tanto, con tu mano me masajeas mi "pene". Te miro, y me digo a mi mismo lo bella que eres. Me parece que pides más, con tu cómplice sonrisa. Siento que eres feliz, y que estás muy a gusto, que quieres que esto vaya a más.
Yo te hablo bajito. Te digo cosas bonitas, son palabras irrepetibles, las vivencias del momento. Somos seres gemelos. Nos acompañamos, por el camino del sentimiento y de la sensualidad. El sexo, esta en los latidos de nuestras dos almas. Te siento encendida y ardiendo en una cálida llama de entrega y goce. Eso me pareces, así siento tu amor y tus besos, tus mimos y ese querer que de tantas formas por ti se me expresa.
Estamos un rato acariciándonos. Las manos de ambos-, son olas, que se nos desplazan por nuestros cuerpos. Siento tu gran entrega, mientras me ves estirarte a tus parejos pezones. Notas mis yemas rozarte tus aureolas son medianas de tamaño, pero enormemente sensibles-. Al hacer ese mimo, apretándote tus pezones y más tarde estirando de ellos. Tampoco protestas al sentirme girártelos. Veo como te muerdes tus labios, luego los aprietas. En un momento, sacas saliva y te los lames, mientras tus ojos se te cierran.
Mientras te muerdes los labios, tu respiración se te acelera; haciéndote esforzar para poder respirar. Tus dientes me sonríen, tus ojos me chispean. Tus manos no me sueltan y me atraes más junto a ti, para sentirme mejor y para que de mejor manera o más completamente yo te sienta a ti.
Paramos un momento, y hablamos con medias palabras; con ellas nos entendemos. El resto, es comunicación que expresan nuestros dos cuerpos... Quiero que te sientas contenta, que tengas la oportunidad de vivirme. Te quiero hacer sentir mi amor. Mas tarde sentirás que eres bien follada por mi mano, y también por mi "falo". Te estas disponiendo generosamente, para hacernos felices a ambos, con una íntima penetración y prolongada penetración.
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Tu cada vez quieres y admites más. Tu cintura se arquea para mí. Me invitas y te dejas que el pantalón, ya suelto se resbale hacia abajo. Ese pantalón es dócil, está desabotonado y con la cremallera bajada. Y tú, con celeridad te lo sacudes, de ambas piernas; y lo despides con un puntapié.
Yo te beso, lamo tu mentón, y beso tu cuello. Me aprieto a ti y juego con tus libres pechos, que están soberbiamente erguidos. Me demoro "conscientemente" en ello, durante un buen rato.
Y paso lamiéndote tu vientre, haciendo espirales y notando tus múltiples sabores y texturas dérmicas. Soplo en tu ombligo, aprieto los labios ahí y muevo la lengua. Siento, una agradable presión, de tus dedos que están haciendo presas en mi pelo.
Ya estoy a la altura de tu cintura, sobre el pubis y veo tu sexo. Te beso las caderas, las ingles. Mis manos te aprietan tus nalgas y te sacan lustres insospechados... Te aprieto las nalgas, con mis manos, bien fuerte, y amorrado a ti sigo lamiéndote íntimamente...
Voy paseándote la lengua estirada, apuntalando la firmeza de tu fina cresta "eréctil", que ya se luce abultada y parte de tu clítoris curiosea desde esa puerta entreabierta. Le doy unos golpes y me acerco a tu raja, que se te ha abierto.
Tus labios vulgares se te ven hinchados, apasionadamente ofrecidos y esperanzados de tener una cercana atención. Y tú, convencida y deseosa, me separas tus piernas, y me miras arrodillado ante ti. Tienes cierta perspectiva, y desde ellas eres feliz. Tu postura es de entrega y de fe en nosotros dos. Te sientes triunfadora y me contemplas emocionada.
Han sido muchos meses de dificultades. Ahora estamos juntos. Yo arrodillado y tu de pie, pero arrodillada de corazón. Estás apoyándote en mis hombros y en mi cabeza.
Yo estoy sujetándome a ti, a tus nalgas y cintura. Los dos estamos temblando, incrédulos y transformados. La pasión interior desea ser hecha caricias y vamos a vivir la sexualidad más desbordante, momentos de descontrol y de común entrega. Todo está tamizado por el respeto y el amor, pero es mucha la necesidad e intensidad que tenemos. No podremos retenernos mucho tiempo más, pero la demora es dulce; pues luego la posesión es más gratificante.
Me siento mareado, viviendo algo cierto, pero con matices irreales. Es tanta mi dicha, que me parece estar dentro de un sueño. Pero te aprieto y mi cara se sumerge a ti, estoy abrazadito y respirando sobre tu braga.
Y mis dedos, hábilmente entran bajo la tela de braguita, te la toman y agarrada te la bajan. Tú colaboras, con tus manos, por unos momentos. Pero, te das cuenta, de que es más agradable, sentirme a mí y que yo mismo también sienta que soy yo el que te la saca y te desnuda.
Me notas apretarme a ti, notas mi respiración ahí sobre tu carne partida y abierta. Me esperas y sientes como la brisa de mi aliento te acaricia. Tu vientre late fuerte y deseas más.
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Quieres tanto placer como tu corazón resista. Y notas que nos lanzamos, al mar del placer. Eres mar y playa, de ese modo recibes las olas que yo con mis acciones te origino
Yo soy consciente de ello, y por ello te lamo más fuerte. Te hundo mi nariz y te la froto. Lo hago así, hasta que noto la puntita como se me humedece. Pues con unos breves momentos, ante mis roces, tú respondes. Siento tu placer mojarme y dejarme unas gotitas ahí. Siento ese destilado, "de tu elixir" sobre mi nariz, y labios... Me froto la cara, para que me dejes esa sensación tan placentera, de blandura y humedad.
Me froto contigo a uno y otro lado de la cara. Te froto mis labios bucales con tus labios íntimos. Hago que el rato se alargue tanto como puedo. Esa forma de caricia, te la proporciono tanto de frente, como estando de lado; pues me muevo, apoyándome sobre mis pies, pantorrillas y rodillas.
Te lamo suavemente, por fuera. Siento que tu coñito, tiene ese sabor único, que tú sabes que tanto me gusta. Si pudiera "de ese sabor" haría helados y bombones, caramelos y patentaría incontables productos. Todo lo fabricaría con sabor a ti, para sentir como refrescan y dan un agradable sabor .
Y mi boca, absorbe golosamente de ti, toda esa felicidad, que con mis atenciones destilas. Lo que no puedo hacer, es envasar suspiros de tu felicidad. Elaboras para mí tu placer, en los panales de tus celditas de amor. Eres una laboriosa abeja, que del mismo modo que la miel, ante la calentura amorosa licua mieles fluidos.
Tu flujo, una vez excitada, baja haciendo unos largos y gruesos hilos mieleros, que son salivas de amor. La acuosa miel forma un embalse, luego presiona las compuertas de tu concha y esta se abre. Entonces mi boca recibe su contenido, para alimentarme emocional y físicamente...
Te hundo, varios dedos juntos, para variar las caricias, hago que: a veces se vayan girando, otras te los froto con delicadeza, también los muevo con lentitud y suavidad y en algunas oportunidades los sacudo a ráfagas con impulsos más fuerte y hondos.
La insistencia de mi mano, se hace notar, por tus paredes vaginales. Al cabo de un rato, así actuando, noto las primeras expresiones de sus efectos; son las sensaciones precursoras muestras de tu "cercano orgasmo". Tus dedos van apresándome cabellos, cabeza. Me aprietas, por todos los lados, hasta donde alcanzas.
Cobro, renovadas ganas, de ser feliz contigo. Y presa de ellas, te estiro desde dentro hacia fuera. Te abro íntimamente y a mis dedos, con tu vagina, me aprietas.
Te gusta ser follada con mi mano. La íntima caricia, la masturbación y manipulación de tu coño, la hago con uno o con varios dedos. La acción de los dedos, varía el número, de un momento a otro. Los dedos se sustituyen, para no excluirse. Ninguno de los dedos, va a renunciar a estar dentro de ti.
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Eres estrecha vaginal (también lo eres analmente, pero eso es otro cantar). Hago que dos o tres dedos de mi mano sean bien usados dentro de ti. Así te hago excitar y te renuevo nuevos modos de placer. Tú notas eso y acompañas mis acciones con tus movimientos. Amada te dejas ir, y me abres tus piernas, quedando libre y abierta, del modo que tanto me gusta.
Mi cara, se acomoda mejor, para que mi lengua se mueva sobre tu abierta concha. Siente mis deseos de hacerte feliz amada. Te sorprendo, cuando estiro de tu cuerpo y te hago quedarte tumbada en el suelo. Nos hallamos los dos sobre la moqueta y tú te hallas boca arriba mirándome a los ojos, con el techo de fondo-.
Cierro mis ojos, y te percibo del mismo modo que si fuera un ciego, se incrementa mi "viveza táctil". De esta manera, concentrado en vivir las sensaciones del tacto: noto la suavidad de las nuevas convulsiones de tu cuerpo. Tu olor se expande por mi ser, de forma que me entra por mis fosas nasales y por la boca abierta. Tus olores, se combinan en mi cerebro, eres maravillosa y el deseo de hacerte mía me embriaga.
Te viene el orgasmo abrazada a mí, tu placer es tan fuerte, que te descontrola y me clavas los dedos, me aprietas y me atraes. Me muerdes y por un momento parece que desfalleces, pero al poco rato resurges entre las láminas de un placer que se superpone al anterior. Eres pura felicidad que se agita, al tocarte el sensibilizado clítoris, del cual me ocupo primero con los dedos, luego también lo tanteo con mi lengua y labios.
Toda tú te vuelves enajenación, concentrada en vivir el momento. Me aprietas y separas. Mi miras a mi cara y noto como se agita tu vientre (se hunde y resurge, entre latidos interiores y exclamaciones de tu boca).
Veo a tus pechos que se balancean. Y me subo hacia tu cara, y enfrentados nuestros rostros, con mi mano saco mi "plátano" carnoso y te la hundo dentro (con lentitud). Veo la cara que pones: cuando la muevo y si la agarro y te la hago pasar sobre tus labios menores, para que retorne dentro de tu vagina.
Me paro un momento, y mientras empiezas a moverte empiezo a darte golpes con mi pene bajado, sobre tu clítoris. Me sientes muy fuertemente y por eso te me aferras más; para tomar apoyo en mí. Me haces sentir tus manos en mi cintura y luego noto como me aprietas los riñones
Estamos así, entregándonos y el deseo se hace placer en ambos. Miro tus ojos y tus expresiones faciales mientras me vengo dentro de ti. Y la saco fuera, para hacerte sentir mi descarga sobre tus labios vaginales. Las expulsiones de semen, hacen que también te salten pegotes, de mi leche, por tus ingles y en torno al ombligo. Me gusta marcarte con mi semen
Y tras eso, seguimos abrazados y dándonos caricias. Mientras aun tenemos fuerzas nos damos sexo. Luego, nos damos amistad y tú eres una mujer rendida y satisfecha. Yo estoy contento, feliz y en esos momentos, te siento como una bebita.
Eres una amante adorable, te veo preciosa, salvaje y romántica. Todo en su momento, sin excluir nada. Hemos sido felices y tendremos eso para recordar ; hasta nuestro próximo encuentro.
El compartir amor, darnos y tenernos, nos deja huellas en el alma. Son como las quemaduras de las luces, que se tatúan en las alas de las mariposas. Huellas de felicidad y de amor compartido.
Son ganas de tenernos más y sernos más del ser amado . ¡Yo quiero ser tuyo, y tú quieres ser enteramente, parte de mí!