La adolescente mirona, se masturba ante mí y yo me toco para ella.
Hace calor a las dos de la tarde, así que yo estoy casi totalmente desnudo, solo tengo encima el tanga de mi bañador. Debajo, esta puesta la toalla de baño (que es enorme, de las de un crecido rizo americano). Mi pene, bajo el sol, apenas está encortinado bajo la fina tela de mi tanga... De este modo, esta levantado y bien erguido; tanto que se alza imponente y mis testículos rebosantes lo acompañan, así se muestra realzado mi paquete, en la parte baja de mi pubis. En mi cara, muestro una media sonrisa, de maliciosa expresión.
Me gusta tenderme así ante sol, libremente expuesto y además me importa bien poco, que algunas vecinas y vecinos puedan mirarme, no me cohíbo tampoco si en algún momento, mi mano entra bajo la tela de mi tanga y permanece jugueteando un rato. Me gusta ponerme una crema protectora y estar con mis diminutos bañadores. Eso mismo, me hace tenderme con mayor libertad y mi personalidad de este modo parece resaltarse, porque tapar es de inferior sugestionabilidad a destapar y exponer a la vista ajena. Este tanga, de un tono lila, con una cuerda estampada y que muestra un nudo sobre mi paquete se realza, con su tonalidad de color visón. El interior de intimidad se transluce, pues es transparente, aún estando seca la tela; al humedecerse, se me transparenta bastante más, casi completamente...
Me gusta ponerme un rato así, quedar exhibiéndome con unas prendas mínimas, del mismo tipo que "este sugerente tanga de hombre". De este modo, veo como algunas veces, y desde las cercanas ventanas, unos ojos juveniles me miran y eso me hace pasar unos buenos ratos. Me gusta que ese corazón, sus ojos y los pensamientos de esa adolescente se "acaloren" y se le "pongan tensados sus dedos, bajo su camiseta o blusita y que se clave en sus labios sus blancos y lindos dientes". Junto a Berta, hay un par de vecinas y a un chico de 20 años, que disimuladamente, se toman un buen rato en mirarme y especialmente cuando me tiendo a lo largo, a pleno sol.
Saboreo lo que despiertan esas miradas, les dedico una exhibición de frente y de costado, y para que me vean tendido de espaldas me giro y me coloco, tendido boca abajo, para que me vean mis nalgas, muslos y espalda. Y siento una caricia del ramaje de la cercana y centenaria olivera, que hice traer y trasplantar en mi jardín. La olivera, está convenientemente arreglada, para que con su ramaje, me haga de parasol, parece que la sombra me acaricia como si fuera una mano gigantesca.
Así, pensando que miran me duermo o finjo dormirme. Tras ese aletargamiento, del que hago gala, los pudorosos ojos más de mis vecinos, se permiten detenerse sobre diversos lugares de mi cuerpo, unos buenos ratos. Y alguna de sus manos, se anima a sucumbir a la tentación de autosatisfacerse, tras la cortina o con la persiana parcialmente bajada, o fingiendo limpiar uno de los cristales de la venta, son unos excitados espías...
Durante un buen rato leo el diario, o uno de mis libros o bien curioseo en alguna revista. Hasta este día, no me percaté de que mi vecina, me espía con asidua regularidad. Y no solo eso, sino que se excita con ello; procura quedar libre, de sus ocupaciones. Al estar sola en casa, puede espiarme y mirarme mejor. La veo, como muestra cierto rubor y arrobo en su cara, cuando nos miramos al coincidir, en uno u otro lugar.
Viene dedicándose a mirarme, con un comportamiento compulsivo desde hace unos meses; pero tal vez su comportamiento se remonta a algo más de un año. Antes, recuerdo que cuando ella tenía 12 y 13 años, algunas veces se sacaba la parte de arriba de su bikini y también la prenda inferior. Yo no le daba importancia, pero tal vez ella se insinuaba de ese modo, exhibiendo su adolescencia desnuda ante mis comprensivos ojos. Con su acción, siempre realizada al hallarse a solas y estando yo en la piscina.
Su acción sería desapercibida, de permanecer en la zona de la pared de construcción; pero ella se sitúa en la zona de las macetas, de jardinera de abetos y varías veces la vi deslizar las dos prendas de su bikini o bajarse el bañador, y colocarlo al lado, procurando quedar de cara a mí, dirigiendo sus pies en mi dirección y separando un poco las piernas. La he podido mirar así un rato, valorándola dentro del entorno. Hasta hace unas semanas no se tomo la libertad de saltar a mi jardín. Y se ha servido de una escalera de aluminio, para caer sobre una mesa de fórmica, que hay puse arrimada a la pared; Y posteriormente, con cierta desvergüenza o en juvenil desesperación se deja caer, de pie sobre mi jardín.
Sé que, esa decisión la ha ido madurando. Hoy viéndome tan poco vestido, casi desnudo y andar así por casa y pero también por mi jardín la han acabado de convencer. Ahora entra libremente y como hemos acordado se tumba a mi lado, lo ha hecho al verme salir de mi piscina y me da morbo que ella se tumbe a mi lado, y se tome un tiempo en desvestirse.
Varias veces (pues ésta no es la primera vez), la he visto a ella saltar y situarse hasta quedar tumbada a mi lado, es como una graduación. En la que ella cada vez separa más su intimidad, y junta las piernas, para volver a abrirse ante mis ojos. Ella sabe que yo noto, todas y cada una de esas pequeñas acciones, y que le tiendo una coca-cola o algún refresco, que voy a buscar al frigorífico. Al regresar, percibo como se le enaltecen sus ojos, y como ella me presenta el deseo disparándose entre sus túrgidos pezones, regalos de joven licenciosa.
Son gestos que los chicos, no le hacen sentir, cosas que la enamoran de mi manera de ser.. Dice, que si le permito tumbarse a mi lado, como otras veces; pues sabe de mis prácticas naturistas. Pero la dureza de sus pezones y la separación en sus labios vulvares, me hacen saber que está excitada. Y vences cualquier reparo, para quedarse tumbada mientras remedamos una sensual siesta.
No voy a dejar de darle una gratificación y me ve bajarme casi por completo mi tanga bañador. Y lo hago del mismo modo, que en otras ocasiones me quito mi slip o un pantalón corto, sabiendo que ella miraba desde su ventana. Me gusta sentir mi paquete, libre y me congratula un movimiento nervioso de sus ojos y el hoyuelo que queda en su cara, acompañado de un separar sus labios, y quedarse embobada con la boca abierta... Pero ella esta enfocando su atención en paquete bien abultado, con un tallo engrosado.
Entre esas sensaciones, me dejo ir y en distendido y fingiendo adormecerme, mis dedos me tocan un buen rato lánguidamente. En otras ocasiones bajé parcialmente el toldo o la persiana de la ventana donde me halle (el comedor, la salita o mi dormitorio); lo hago con mayor socarronería si sé que alguien me mira. Berta, sabe que yo solo corro a medias las cortinas y notando mi mano entrar bajo el pantalón corto o el slip o bóxer, imita mi acción en su intimidad compartiendo juntos una paja y sus juveniles masturbaciones. La ventana si queda a una altura discreta, pero las de su casa están parejamente a la misma altura. Y al principio, pudo achacar mi comportamiento o a un descuidado; ahora sabe que soy su descarado y malicioso vecino. Ella, ha ido tomando conciencia de las ganas que le vienen de tomarse, según compruebo se "predispone a gozar, solo por verme así ".
Yo suelo acudir a playas naturista, habitualmente en compañía de amigas y las caricias son bien normales, no nos disimulamos y es bello el sentir el roce de nuestras pieles, mientras nos damos besos, nos acariciamos o nos fundimos en un estrecho abrazo. En esos momentos está clara la acción de mi pene, empujando en el vientre de mi ocasional amiga. Y no es raro, que esa sesión se prorrogue dentro del agua con una acometida que acabe en una penetración, convenientemente ocultada por el agua. Y dentro del líquido elemento, suelo sujetar a mi amiga, que se levanta y cruza de pierna, enlazándome por la cintura, mientras la sujeto por sus nalgas y ella me toma del cuello y se aprieta a mí...
Me relaciono en estos ambientes, no reparo si me miran o no, tampoco rondo el descaro ante niñas o matrimonios. Y si en algún momento me quedo empalmado y aun cuando estoy en empelotas, simplemente lo asumo con naturalidad. Del mismo modo tomo por normal que una mujer, o una chica muestre como se le han endurecido los pezones.
Me relajo, y pongo crema entre mis dedos y la reparto también entre mis huevos y falo, no suelo excitarme con ello; a menos que esté pensando en alguien, que me haya impresionado y esté a corta distancia. Normalmente, si tengo compañía femenina, suele haber una sesión de masaje, al ponernos mutuamente las cremas, nos excitamos, sin llegar a correrme, pero se me levanta mi verga y eso suele hacer que la cara de mi amiga, me sonría de manera ostensible, y la apriete fuerte unas cuantas veces, prometiendo que mas tarde habrán mas tocamientos.
Otras veces, remoloneo por casa, pico algo y tomo un refresco o un wisky con hielo para relajarme y tener un agradable sabor entre mis labios. Suelo usar bóxer y ropa íntima "undewear" para quedarme a ver el televisor. Y esa tarde el aire o la corriente interior de la vivienda, retiró la cortina y se franqueo la vista mientras me tocaba al echarme mi mano, para moverla a ritmo de un lento pajazo, sin prisas por conseguir nada y sabiendo que el placer es bien rico.
Bueno alguna vez, he visto como mi vecinita, se sitúa en la ventana que da enfrente mismo de mi sala de estar, donde veo la tele y oigo música habitualmente, mientras tomo algo. Y yo he visto, que últimamente sale con más frecuencia cuando estoy escasamente cubierto y eso no me calentó hasta he empezado a notar que sé medio-tapa, entre las cortinas. Pero, siempre se queda buen rato mirándome, por lo que yo decido que me satisface que me ella vea. No rehuyo de hacerme una larga y sabrosa paja; si percibo que ella se toca arrobadamente, como manera de colmar un deseo que le golpea sus sienes, que hace que lata rápido su corazón y que sus dedos libren su pantalón o falda, y se entremetan, para hundirse bajo su braga o tanga.
Sé que a veces, Berta simplemente mete sus dedos bajo la tela intima y los hunde dentro, apretando sus muslos; otras ocasiones se baja la braga y roza haciendo círculos sobre su capuchón, que se levanta como una cresta y roza su clítoris. Pero, también deja que sus dedos, la penetren acompasando su ritmo al de mis meneos de mano; y acelere el ritmo o lo relentece, de manera similar a como yo lo hagooooo...
Mi mente, y mi corazón se aceleran "bastante" al saberla que esta adolescente se sitúa así, a mi lado y ahora se toca por encima de sus túrgidos pechos, frota su vientre. Con pocos disimulos va y separa sus muslos, encarándome. Yo, me dejo hacer que mis manos se desprendan de inútiles vergüenzas e inicien un baile de caricias y tocamientos para ella, para viciar más su personalidad. Me mira, está casi con miedo de hacer un ruido que pueda despertarme o romper el encanto de este mágico momento. Con mis actos, premedito y me hago cosas, de tal modo y forma que sé que la pondré a mil; y por eso voy a regocijarme y exagerar un poco más lascivamente cada nuevo acto, encadenando una secuencia que ha sido generadora de sus fantasías y tocamientos a solas. Ahora, Berta está feliz..., pues sabe que nos estamos tocando juntos...
Ahora realizo la acción de una autosatisfacción morbosa, para esta chica. Y, la veo morderse los labios. Yo me volteo a cada rato, luego me decido a verla fijamente y ahí esta la joven zorra. Ya no disimula sé esta hundiendo fuertemente los dos dedos de su mano izquierda, entre sus piernas y lo hace ensartando y haciendo palanca dentro de su concha, se frota las paredes vaginales. Y noto, como se abre su boquita, jadeando y con dos dedos de la otra mano, se roza el clítoris, con los ojos que se le salen de sus órbitas y ondulando, sobre la toalla, que se ha traído y me mira con una sonrisa picaruela...
Mi mano acelera el acto y ella se abre más, cuando me salpican las primeras salvas de mi placer, disparando cápsulas de semen; noto que ella acelera y se viene de placer, dejando que sus gemidos me sean patentes... Y ella, como una gata hambrienta, incorpora y tras dudar un momento levantada me mira y me indica, con su barbilla y manos abiertas, y cerrándose, hasta clavarse las uñas. Y yo comprensivo, le dejo que se acerque y lama su ración de leche, llena de vitaminas y que ella toma como una droga de placer. Es su elixir, y mientras la toma noto que se masturba, nuevamente.
La dejaré lamerme y tocarse, luego... tras saborear este placer la haré feliz. La llevaré a casa, la tumbaré en la cama y la limpiare de su fluido de placer, con mi lengua y labios. La besaré y abrazaré largamente, y nos quedaremos adormilados o tal vez dormidos. Y le haré sentir, que después de hacernos una comida de nuestros respectivos néctares... Si después de eso, hay gratitud y complicidad; no hay prisa en irnos cada uno por nuestro lado, y que mi casa y mi persona están francamente a la disposición de sus adolescentes apetitos...
Esta vez, no cometeré el error de follarla. La lameré, y la acariciaré de mis formas, con manos y boca. Con todo mi cuerpo se enlazará a ella, pero aun cuando mi pene le apriete su vientre, sus muslos o la golpeo entre sus nalgas o espalda... Aun así, no es codicioso ni apresurado... Pues, ha de desearlo muchas veces y pedirlo; solo así, la saciaré y haré estar deseosa y confiada... Y no temerá que haya apresuramiento, ni violencia. Y aprenderá a pedir que tome la iniciativa... Y que la sorprenda, pues la sorpresa de amor y de sexualidad cómplice será cosa de ambos... Una, diez o decenas de veces... Quien sabe... Pero, todas ellas renovadamente esperadas y conseguidas, con esfuerzo y con complacencia serán otorgadas... Pero, ese tipo de cosas, hay que hacérselas desear amigas y amigos. ¿No os parece?