TE AMO, AMADA MIA
Después de desearnos tanto y durante tiempo el uno al otro, finalmente conseguimos encontrarnos y nos tenemos el uno al otro. A partir de este día nosotros dos, estaremos juntos; sin otros límites que los que nosotros libremente nos pongamos (y no serán muchos). Nos observamos, en los primeros momentos de esta nueva realidad, que ha surgido como fruto de nuestro esfuerzo y de un compromiso de futuro, que tan largamente hemos planeado y que realiza todos nuestros deseos como pareja.
Yo, sé que cada parte de mi persona vive con este sentimiento de que me siento muy tuyo y que además quiero compartir mi manera de ser en multitud de sitios y ocasiones, pero siempre contigo. Necesito poseerte :con mis dos manos, con mis labios y con mi lengua, mi razón y todo mi cuerpo me llama a ir a ti. Pero antes, me lleno y recabo todas las impresiones, que mis sentidos y cerebro me reportan de ti.
Necesito sentir los variados tonos de tus palabras, el sonido de tus pasos, y como usas las cosas y objetos que utilizas en tu vida cotidiana. Y también me gusta intentar sentir, con normalidad, el apetecible contacto de tus mano, al tocarme. Me vienes y llegas a mí como las olas del mar. Eres la necesidad imperiosa que requiere mi persona, que quiero sentir que vas impregnándome de ti misma. Tu visión, tan esperada, me hace sentir descender y subir por una montaña rusa emocional, en rápida sucesión de vivencias...
Cuando estábamos separados, apenas si vivíamos una mínima expresión de lo que tantas veces quisimos prologar, que hubimos de limitar al tacto de nuestras dos pieles, reducidos a un confinamiento de habitación de hotel, durante unas pocas horas. Eso hizo que poco a poco, ante esta insuficiencia, se nos descubriera el deseo de compartirnos largamente y unir nuestras dos vidas, para que se transforme en una misma vida de pareja. Queríamos descubrirnos, en todos los rincones, todas las impresiones de nuestros cuerpos, que al irse liberando de nuestras ropas, nos liberaban y entregaban uno en brazos del otro.
Tu quieres saborear esas sensaciones de cuando notas que vas sujetándote y que quieres seguir asiéndote mí. La primera posesión es la realizada con las miradas y luego es seguida por nuestros brazos...
Cuando tú me ases, te siento aferrarme fuertemente y me haces saborear la dulzura de tus labios y los míos se te ofrecen dichosos de dársete a ti. Yo, siento que comparto el arrope de toda tu piel y a esa es una sensación de plenitud, de posesión completa y desde mi cuerpo se te ofrece una gratitud temblorosa, y el deseo de saciarte y devorarte largamente.
Permanecemos unidos en un mundo de contactos, en una actividad precisa que se sumen todos los sentidos. Aumenta la temperatura en la superficie de nuestras pieles. Mi pituitaria gusta de ser impregnada de tus olores, y yo te agradezco tener bastante tiempo para deleitarme en olerte, en las más variadas circunstancias.
Vivimos, una sucesión de impresiones sensoriales, de todo tipo, que hacen que el tiempo se nos distorsione y se alargue. Esto es importante, pues esta acción al ser ralentizada, nos revela muchos detalles, que de otra manera no podríamos percibir. Con este nivel, de captación de detalles, nos bastan unos minutos para reafirmarnos en nuestros sentimientos, y para acopiar energías de amor.
Las lenguas se mueven ansiosas, se nos disparan vertiginosamente, y a gran velocidad y otras veces con parsimonia, pero sus músculos se aplican a presionar en uno u otro lugar (con una energía similar a los de un par de dedos). Esas maneras de obrar impactan certeramente; en unas milésimas de segundo todas las energías acumuladas son como unas balas, que certeramente impactan en nuestras dos pieles.
Tus músculos me dicen que soportan una terrible tensión. Nuestros dos ánimos se excitan al sentir mezclarse nuestros dos íntimos olores y nos espolean a satisfacernos en todas nuestras inquietudes de placer. Esas vivencias, nos hacen variar nuestros comportamientos desde unos modos más reposados a otros más impulsivos.
Al levantarnos del lecho, luego de estar tendidos unas primeras horas, ambos estamos más descuidados y a la vez nos mostramos más naturales. Luego, nos aseamos y reflejamos cócteles de todas esas fragancias de geles o aceites de baño, a olores a cremas de afeitar y de maquillaje, y también las combinaciones de las colonias que usamos, igual que se combinan e insinúan nuestras miradas cómplices.
Notamos que estamos como en un laboratorio de sensaciones y podemos notar esas oscilaciones de nuestras dos personas, que intentan descubrirnos un despliegue de variados motivos y el cambio en cada uno de nosotros, nos hace averiguar que nos sentimos asaeteados por "flases de los sentidos" y la acción amatoria empieza a germinar... Y lo hace con nuestros cerebros y corazones impresionados por centenares de informaciones sensoriales.
Tu voz me es una caricia conocida, pero descubro las nuevas modulaciones que tienes en esta proximidad, esconden registros concretos que "todavía desconozco" y localizo la fuerza de tus vivencias transformadas en sonidos y palabras. Te quiero sentir cuando tu hablas dormida, cuando murmuras cosas nuevas en tus sueños y me revelas algún nuevo deseo. Quiero oír como la descuidas tus mínimas defensas y me comunicas tus deseos, en sueños me canturreas musitando unas palabras casi inaudibles, pero muy reveladoras.
Mis ojos me permiten investigar en tu persona, de una manera sofisticada y agradezco la fascinación de una cita contigo por sorpresa (la de tenerte en sueños) y veo como muestras alguna culpabilidad por negarme alguna de las peticiones que te hago. Con tus manos y brazos dormidos, me recorres en cada parte de mi ser, porque esperas mezclarte conmigo mágicamente, mientras sueñas. Miras con tus ojos cerrados y esperas que tus caricias se vean reflejadas en expresiones que se dibujen en los espejos nuestros ojos. Queremos adivinar nuestros pensamientos, descifrando las causas y los caminos que transitamos de formas tan expresivas.
Porque, ambos queremos ver más allá de nuestra percepción, ralentizar el tiempo, sumergirnos uno en el otro, ver como es volar junto a la persona amada, sentirnos más allá de nuestra propia percepción y seguir esa felicidad que a veces se muestra tan huidiza si no tienes a quien amamos...
Y estamos en una completa desnudez, necesitamos saber que podemos vernos estando al alcance uno del otro, tanto tiempo como queramos. La persona amada, ha de sernos alcanzable con un mínimo esfuerzo, al alargar una mano y encontrarla otra vez a nuestro lado. Nuestra persona, no para en desear comunicarse y esperar la llegada de la mano amada y requiere sentir esos gestos de esas sensaciones que solo quien amamos sabe despertar.
Todo surge sin esfuerzo a lo largo de los primeros días. Nuestra vida se compacta y en unas pocas semanas se consolida una relación de pareja; que tuvo un preludio a lo largo de unos intensos meses. Hemos aprendido el acomodarnos a recostar las cabezas, en el pecho de la persona que amamos, y sabemos tendernos a reposar mansamente, así junto al cuello, de la persona querida. Esperamos, que su brazo nos rodee y el nuestro con naturalidad rodea la cintura o acaricia un costado, de quien queremos tanto más que a uno mismo.
Agradecemos, unas veces calladamente, en otras ocasiones es con gemidos, que esas manos queridas nos acaricien y desentumezcan esos deseos que dormitaban. El placer está germinando, para brotar con los roces de nuestros dedos, que están encantadoramente dispuestos y que nos dan unos regalos, en la solemne complicidad del nuestro lecho y de los lugares que elijamos los dos amantes que ahora somos.
Hemos estado "un tiempo largo", madurando el deseo entregarnos de forma definitiva e íntima, para compartir nuestras vidas. Querida mía, eres mi compañera amada como tu lo sabes; y yo, que llevo preparándome durante meses, para encontrar el mejor modo posible para unir nuestras vidas y nuestros cuerpos. Todos esos esfuerzos ahora se confirman fructíferos, al momento de abrazarme finalmente contigo.
Me siento completamente tuyo. Noto que tu cuerpo, tu mirada y tu corazón me dicen que eres parte de mi, pero no recientemente, sino desde hace meses y que ahora me lo demuestras, entregándote a mi sin reservas. Yo se que soy tu complemento y ello queda patente cuando toda mi piel se superpone a la tuya, confirmándote mi amor.
Cada uno somos cada vez más del otro. Además, me gusta tu modo de plegarte a mí, te adecuas de diversas formas, para lograr la forma más idónea de integrarte a mi cuerpo, con el tuyo y lo haces en las variadas más variadas circunstancias. Mi cuerpo, a veces simplemente está estirado a tu lado, así bien libremente y el tuyo al acomodarse junto al mío alarga el anticipo o el prólogo de nuestro placer.
El uno va hacia el otro, nuestras manos que se dan y se toman y así unidas son partes del propio ser (pues nos hacen sentir, la caricia de la mano amiga). Y a la vez, la misma mano, acariciadoramente apretando y soltando, nos dice que cada uno de los dos, somos una parte del otro.
Nuestros dos corazones y mentes se reclaman unos casi instantáneos "mimos": sea en nuestro actuar o en la mansa espera, de una afectividad, que no se agota. La llama pasional fluye de forma interminable, para recibir a esas primera caricias y luego al poco rato, agradece la llegada de la siguiente oleada amorosa. Es la intensa serenidad, del aleteo de nuestros deseos.
Tu amor me es vital, para sobrevivir; pues sin ti, mis días carecen de sentido; contigo relampaguea y brilla el sol. Y mis noches, antes cárceles de oscuridad sepulcral, donde me sentía torturado por la constancia de tu ausencia; ahora cobra sentido la palabra alegría y festejo el tenerte conmigo. Parecidamente sentías tu, y sufrías tanto como yo; pero ahora estamos el uno para el otro.