Cuidador de una mujer casada
Me gusta conseguir intimidad con una chica, asegurarle la tranquilidad en su vida y que puede mantener su vida de pareja "sin problemas". Yo únicamente soy, su elección para unos momentos particulares, que serán sabrosos y sin complicaciones ulteriores, ni la perseguiré, ni le tiene que temer nada.
Esa es mi actitud y no me va mal con ella. Por ese motivo una chica puede venir y entrar en mi casa o yo puedo ir a su apartamento o vivienda, si se las arregla para estar sola y tiene suficiente margen de maniobra y cara para arrostrar un encuentro. Después de todo, somos personas y podemos hacer lo que ambos acordemos. Y ella, puede seguir disfrutando de su vida y de su marido o pareja (algunos lo llaman pololo, así en chile).
Este es el caso de Lourdes, una chica con la que he tenido trato y con la que voy a bailar, al cine y al teatro. Cenamos, me invita o la invito yo. Y hablamos sin ocultar nada, ella me puede comentar de todo y yo soy sincero, buen conversador y atento con ella. La acompaño, pasando un buen rato "como amigos" y si ella quiere tenemos intimidad y sexo. Se da el caso de que ella suele querer, pues ese es un motivo primordial.
Es casada, tiene un marido arquitecto y ella es administrativa (como yo). Coincidimos por ese motivo, incidentalmente y luego empezamos hablar en un encuentro, tomando algo; dado que tenemos conocidos comunes. El caso es que bromeamos, me contó que estaba casada y que le va bien, más le falta algo de ilusión y se siente defraudada por vivir solo la monotonía de trabajo en la oficina y luego en casa.
Su marido, si la atiende y la hace más o menos feliz, pero ayuda poco en casa. Tiene la nenita de 3 años, que lleva a la guardería y cree que la emoción de antes, aquel vivir alocadamente y con cierto peligro se han acabado. Y yo, le comenté que porque tu quieres. A lo que arguyó, que ella está casada y que solo le apetece eso a veces, si no hubiera problemas (me miro especial).
Le comenté, que problemas, no tienen que haber. Solo, que la persona a de entender sus motivos y aceptarlos y además ella se lo merece, claro que también ha de aportar su colaboración y aceptar cosas que tal vez no ha hecho. Ella me miro, con cara sorprendida e intrigada, y expectante. He de aclararos que ella tiene 13 años menos que yo, y es muy linda, pareciéndose un tanto a Diana de Gales. Pero bien vivita que está y bien coqueta que es.
Lo hablamos e intimamos, empezamos a salir y a bromear. No llegó enseguida la cama y el sexo, si no más bien llamadas clandestinas, a escondidas y empezamos a quedar para comer, y para después de la jornada laboral.
La cosa, es que ella empezó a arreglarse más y para mí, para cuando quedábamos y empezamos a llamarnos a diario, por teléfono (fijo y móvil) y también por emails.
La cosa, es que empezó a insinuarse más, y le dije que conmigo quería que ella se sintiese que quería darle gusto a su cuerpo, desde los tobillos al cuello. Y que su cuerpo puede recibir cuidados de peluquero, esthéticien, manicura y masajista. Pues bien, yo también podía darle masajes, especiales a su cuerpo y ella podría decir lo que le gustaba más y tomar de mi lo que le viniese a bien.
Y a partir de entonces, acostumbraba a apoyar su mano en mi pecho y en mis muslos, y se dejo la libertad de tocar y se abría el escote de su blusa o jerseito de botones. El escote quedaba evidente para mí.
Yo me he dedicado a ponerle tareas, como la de masturbarse, jugando con ella a solas una o dos veces por semana. Eso independientemente de que tenga sexo con su marido o de que esté disgustada con el. También ha de tocarse el culito, bien poniendo el dedo dentro (lo cual no hace, aun) o jugando con el por fuera. Pero, debe de hacerlo, sintiéndose vestida provocativa y cuando haya cierto riesgo. Como estando su marido, o alguna visita en casa de ellos (el matrimonio), o bien tocarse en el trabajo, en alguna salida o en casa de amigas o familia.
Es curioso, lo efectivo de realizar esas tareas, especialmente si le pido que me envíe un mensaje y acote el lugar donde se toco; por ejemplo lavabo, cada de mis padres. Dormitorio de hotel, el ha bajado a por la prensa.
Más tarde le he encargado hacer foto de pies, y manos atadas. Y de su culito y tetas. Le costo, pero lo ha ido haciendo. Por supuesto, todo sin su cara. Pero son suyas, por lunares y detalles de pequeñas cicatrices y marcas. Además las comprobamos los dos.
Ella tiene derecho a llamar, siempre. Yo, puedo decirle si es contexto para ampliar el diálogo y la intimidad o no. Ejemplo, si tengo reunión de trabajo y estoy en un despacho, escuetamente le digo que la llamo cuando esté desocupado. Pero, ella puede llamar siempre y es un gran derecho. Incluso, llamar tocándose y para que la oiga.
Me dice cuando compra braguitas, sujetadores y los llegamos a elegir juntos, bueno la decisión es de ella, pero acepta mi opinión. Me gustó, la ultima vez, que se compro un pantaloncito corto, elástico azul marino, a juego con una camiseta de algodón azul celeste. Y la ropa interior era a juego, azul celeste. Me dijo cuando se las probó y que se le ponían duritos los pezones.
Luego en casa, estuvo cambiada con ellas, para mí. Y se quedó en camiseta y pantaloncito solo, tras pedírselo a ella, para hacerme feliz. Es como transgredir mas "ligth", pero efectivamente para su cabecita y le da morbo y a mi también.
Quiero que cuando hablamos, en algún momento consiga su intimidad y se ponga la mano dentro de su braguita; o comí mínimo entre las piernas y el cierre. Y piense en estar conmigo y en que la veo. Debe hacerme saber eso, y he notado que le gusta que le haga tocarse seguido, largo y algo intensamente sus tetas. Se las hago sobar con frecuencia, y es receptiva. Incluso si hay cierto riesgo lo hace. Si no puede otra cosa, se toca por encima de camiseta o jerseito. Se que se excita y moja su braga, porque eso lo hemos comprobado los dos.
Tengo derecho a ejercer esa inspección, cuando nos vemos y a veces lo hago, no siempre, pues tampoco debo estar dando la impresión de ser un catador de coños.
En casa, duerme con camisón o pijama (dos piezas). Y la tengo acostumbrada a llamarme, antes de dormir y al despertar. Cuando menos, antes de dormir, debe darme las buenas noches. Y la hago tocarse, una de cada tres veces o así, un rato para mí. Ella, se pone caliente, sabiendo que tiene sexo y le sube la temperatura. Alguna vez, su marido debe encontrarla hecha un caramelo, gracias a mí.
Otras ocasiones, tras pequeñas trifulcas familiares, es ella la que rechaza a Luís (su marido), me llama y tiene sexo explícito por teléfono (si esta cabreada con el marido), es como castigarlo. Y también tenemos sexo. Primeramente eran caricias y masturbaciones cada uno, viendo al otro.
Luego, aceptamos las masturbaciones del otro, son más placenteras que las propias. Y ella, me dejó hacerle comida de orejas, de cuello y tetas enseguida. La comida de culo y coño me costó más, pero ahí también lo conseguí, pacientemente. Es poseedora de un culo y coñito, muy suaves y apetecibles (aun siendo madre de 33 años). Me sabe, rico jugar un rato con su culito, con las nalgas y los muslos y acariciarla toda.
De hecho, la penetración casi la eludimos, es lo acostumbrado, pero en lo personal me llenan más otras cosas. Especialmente haciendo que ella se vaya aficionando a mí y a comerme la polla. Por lo que sea, le gusta más mi polla que la de el, según me cuenta y la ve adorable. Claro, la tiene menos asequible que la otra y el va más a lo clásico y más con prisas, y no está pendiente de ella.
Por cierto, la niña es clavadita a la madre y al padre no. Debe de ser suya, pero bromeo con eso. Y ella, tras el primer enfado lo acepta. No debe de estar tan enamorada de su marido, pues está conmigo. Pero, en cualquier caso soy el "masajista y sustituto" de amor. Y, tengo a esa espléndida mujer, cuando ella quiere, sin obligarla y no hay nada forzado. Por otro lado, ella sabe que puede ser natural y decir de todo, soltarse y sin problema. Y no tiene que quitarme las cosas que un marido va dejando por casa. Además sabe que la quiero por ella, sin papeles y por se como es (lo cual no es poco).Tengo lo mejor de tener pareja y ella, se siente bien conmigo. Me gusta esta relación .
Hay algo curioso en ella, que es el hecho de que estando a solas. En mi casa o en un hotel, cuando ella quiere y ambos podemos, teniendo tiempo. A ella a Marta, le gusta ser tomada, quedándose como inmóvil. Es decir estirada, boca arriba o de espalda, le gusta que la toque y use de su cuerpo. Y ella resistir mis envites, tanto como puede y yo voy incrementando el nivel de las caricias, hasta ser intenso y obsceno.
Lo mejor, es cuando se pone encima de la cama en cuatro, arrodilladas y me deja bajarle la ropa. Me gusta que quede en braguitas o tanga, o en pantalón elástico y corto y con camisetita sudadera. Me gusta ver sus pechos jóvenes ponerse firmes, más de lo que están ellos solo, de por si y puedo meterle mano a discreción (sin temor a empacharla, pues le gusta de veras). Me aprieto a ella y le hago sentir mis manos, mi cuerpo y mi paquete. Y hasta a veces, me ponto entre las piernas, boca arriba y le lamo los muslos, juego con ella.
Ella, me deja hacer, hasta un cierto nivel cuando me coloca bien o se agacha un poco para que la coma mejor. Otras veces me pide, que me ponga para comerme el pito ella, y me hace una buena felación. Pero, le gusta seguir así medio "hecha una estatua" y que la meta mano, como sin querer ella. Pero, su cuerpo tiembla, y se pone muy caliente, se le endurecen las tetas y se humedece mucho.
Tiene un botón de clítoris pequeño, resbaladizo y que se me escapa, pero que me gusta absorber y apresar con las manos y más con la boca. Y a ella le gusta, este juego dura hace unos 7 meses y va a más. No le exijo nada, más bien ella quiere ir subiendo las apuestas de amor.
Es curioso, pero con la distracción que supongo para ella y ella para mí, parecemos habernos rejuvenecido mutuamente. Y estamos más alegres y animados cada día. Y si en casa ella es feliz, mejor. A mi me hace feliz, para que ser celoso.
Me gusta tenerla paradita, y jugar con una de mis dedos en su culito, pasearlo entre el ano y su vagina, sube y baja. Aprieto, y pongo dos dedos en V. Cada dedo toca el borde de la entrada de uno de esos agujeros y rozo un poco, lo bastante, para que le salgan las "babas" de su coñito lindo.
Le paseo un dedo alrededor, de su conchita y juego con los labios, estirándolos. Los tiene lindos y bien visibles, por ser poseedora de un coñito que ella se arregla diariamente. Que sabor más fenomenal tiene un dedo, mojado de su "néctar" de joven madre.
Viendo su coñito, y mientras le introduzco el dedo, el cual giro y rozo por las paredes. Mientras lo uso, o cuando pongo dentro mi lengua, pienso que tiene un coñito que tiene sabor "medio" a mandarina fuerte.
Y que si pudiera tener un gajo grande de mandarina gigante lo querría aplastar dentro y sorberme ese sabor con el de su juguito. Creo que será rico, y un día lo haré con gajos de mandarina común, que no de la china
Me gusta entibiarme entre su cuerpo, y que me abrace, mientras quedamos adormilados, eso es muy satisfactorio (para ambos).