Desnudas mi persona
Eres la mujer que querrías ser. Me ves cada día entrar y me dices unas palabras. Te ríes y aprietas mi mano. Eres quien me tienes cerca, me abrazas y me das besos. Te vistes para mí y sales contenta de trabajar pues vienes a estar conmigo. Vamos a compartir las siguientes horas. Si llego algo tarde ese día, me esperas vestida con un pantalón de buen corte o una falda corta, que te deja lucir mejor tus largas piernas. Tus camisas y blusas, dejan asequibles y a la vista tus brazos.
Estando sola en el sofá o sesteando en la cama, tu mano acaricia tu pecho. Nos piensas juntos. Nos miramos paseando y nos contamos todo. Llega el abrazo en la intimidad, con un nuevo beso. Mi mano acariciando tu cuello y resbala por el tobogán de tu espalda; acabando por reposarse como mariposa, sobre la pendiente alzada de tus nalgas.
Tus manos me sostienen alargando el abrazo. Mi pantalón te hace notar mi miembro, apoyándose en tu vientre. Tu deseo te agita, al compás del lento masaje de mis manos. Mueves tus dedos en mi nuca y extiendes caricias hasta mis hombros. Nos sentimos atraídos y nuestros labios se encuentran nuevamente.
Me abres la boca, me introduces tu lengua, me lames. Siento tu magia obrando en mi boca. Despierta un poco por "aquí y por allí", con tus caricias húmedas. Me altera tu aliento, tan lleno de amor. Mis ojos se miran en los tuyos, van por tu cara, bajan por el cuello y miran tus senos.
La tela de tu blusa deja pasar aire, tu sujetador cubre como una sábana tus gemelos pechos. Se te despiertan las iniciales humedades. Me necesitas presente en todas tus entradas. ¡Quieres sentirme que soy más parte de ti, que nadie jamás!
Notas mi "pedazo" empujándote las piernas. Llevas a el tus dedos, agachándote para darle mimos de boca. Vives los momentos pasados, en que me engulliste con tu paladar. Notas los tiernos golpes, de la palma de mi mano, yendo por tu espalda. Me siento acumulando deseos, en mi escroto. Muevo tus mitades globosas y tu culito te hace estremecer. Veo fuego haciéndote remedos de deseo.
La humedad te va ganando, entre tus piernas. Son los instantes previos, a la formalización del deseo de amor. Tus pechos, todo tu cuerpo y tu coñito particularmente quieren ser destapados y ser tenidos en cuenta. Notas como aflojo tu pantalón. Te descalzas con tus pies y me haces lo mismo.
Mimo tu cintura y toco tus pechos. Acusas el avance del sentimiento, hecho caricias. Empiezo a bajarte la braga, luego de rodillas abajo esta cae sola. Es agradable ese matiz del ligero tacto, que libera tu lado perverso. Me bajas mi slip ecuánimemente y quedamos igualados. Caminamos así, desnudos de cintura hacia abajo.
Aun conservo la corbata anudada y mi camisa está intacta. Decides remediar eso. Me deshaces el nudo y la sacas. Abres la camisa, uno a uno ceden los botones, tras cada uno vas dándome besos: Me la quitas y me das un par de mordiscos. Mi sangre se acelera y la tuya también. Te libro de tu blusa, con menos gracia que tu, en la forma de besar.
Abres tu sujetador y me rindes todo tu cuerpo. Te exhibes y ves el deseo en mis ojos. Crece tu placer, imaginando los momentos que están viniendo y lo que va a suceder, dentro de poco.
Te dejas caer de espaldas sobre la cama, con mi ayuda. Me pongo a darte mimos y cierras tus ojos. Abres tu manos y extiendes los dedos Te beso, te lamo y te muerdo. Cierras tus puños y vives la caída al precipicio, en el momento que acaricio tus piernas y las rodillas. Beso tus pechos y tu vientre, me acaricias mechones de pelo, palpas mi cara y me la subes. Quieres mirar mis ojos y entiendo que precisas mi cara junto a la tuya.
Mi respiración te llega entrecortada como rachas de brisa. Tus yemas se posan sobre mis párpados y perfilan los contornos de mis mejillas. Juntamos los labios, y me pongo sobre ti. Poseo tus labios y lamo sus comisuras. Te hago presa de mis ganas acumuladas. Paseo el filo en punta de mi lengua por la orejita, te la estiro con los dientes.
Tomas mi sable, que lo pones con cuidado a la entrada. Se te adentra resbalando. Las ganas te poseen y me atraes a ti, por mi largo cuello. Mi olor se te presenta, mezclado con el gusto de la penetración. Ves como me levanto y aprieto tus senos. Mi verga te bombea y tú colaboras, situándote mejor para facilitar el ahondamiento.
Te beso y lamo tu barbilla, luego te la muerdo. Se rozan nuestros vientres y me froto con tus pechos. Haces ruiditos de amor, mirándome. Tú recorres sinuosamente las sábanas. Dentro de ti me sacudo y me agarras posesiva, me sientes gozar y entre las últimas sacudidas llega tu placer regado con tus babillas de amor. Quedo sobre ti injertado feliz. Miro tu sonrisa y pienso en el reguero de ropa que hemos ido dejando, tomados por la pasión. Y tengo conciencia de la suerte de querernos como nos queremos.
Me siento migándome en ti. Mis manos entallan tus costados. Tus fluidos se esparcen entre mis yemas. Mi miembro esta aflojado, pero te sigo tomando con mis dedos, alargando las caricias. Me vives colocado en ti. Te acerco una mano a la cara y la muerdes. Yo empujo dos dedos en tu "concha" herida.
Vas quedando abierta y desmadejada para mí. Se te sonroja la cara y te marca el labio superior con tus dientes. Te inquietas y aprietas la almohada con tu cabeza. Te manoseo ritualmente tu vagina, por fuera y por dentro. Te abro y expongo al límite tu intimidad. Con mi mano tu sexo se alarga y se ensancha al límite, y fabricas más y más néctar de ti misma.
Tu cintura y muslos se mueven, a ritmo de cogida Te sientes calzada. Con mi mano que entra en ti. Te transporta a unos momentos de amor bizarro. Gritas y gozas feliz. Agitada al máximo das golpes de pubis, sobre mi mano. Alzas el vientre y veo como botan tus pechos. Estas llenas de fiebre, amándome y llenando mi mano de tu sabor. Te vienen pinchazos y hachazos de amor.
Enamorada sientes que mi mano te sierra y distintas maneras de sensualidad te envuelven, te abres, te cierras y aprietas mi mano. Momento imborrable en mis retinas y en mis neuronas. Tu mirada y tu cara emiten una queja debida al grado tremendo de goce, como no he conocido a ninguna otra mujer. Eres irrepetiblemente tu misma.
Separado de ti me duelen las noches "mujer". Siento tus húmedos desvelos, alargarse hasta el momento de vernos. ¡Como disfruto cuando te precipitas a mí, para amarme con desesperación! Como ahora.
La entrega con que te das, es de nivel superior, a todo lo que ha habido antes. Quieres estar estirada, desvestirte ante mis ojos y sin más testigos que los ángeles del cielo y nosotros mismos.
Sabes que te quiero y que estando juntos te tomaré. Cada nueva vez que te ame, renovaré los votos de amor. Te quitaré el dolor y la angustia, de los días de estar privada de mis brazos y de mis besos.
Te haré vivir horas de ilusión. Constantemente, te haré sentirte amada y tomada, domada y cabalgada. Te llenaré de amor y de besos, con todo lo que un hombre enamorado puede dar.
Tu cuerpo voy sembrando con recuerdos de mi; habrá una parte mía en cada rincón de tu cuerpo. Y tu amada, en tu mente, revivirá esto un millón de veces. Y te perderás y me encontrarás sucesivamente, en el laberinto de tus pensamientos de mujer enamorada.