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Crónica de la ciudad sin ley (5-2)

en Confesiones

CRONICA DE LA CIUDAD SIN LEY 5-2

La bella locutora de puntiaguda tetas, apareció en la pantalla. El encuadre de la cámara la situaba sentada en una butaca frente a un señor de pelo entrecano, perilla canosa y gafas de carey. Levantó sus hermosas facciones de los papeles que estaba leyendo para comentar sonriendo al objetivo:

 

-- Hoy se encuentra con nosotros y a petición de nuestra cadena, el famoso psiquiatra Don Alejandro Paniagua, sobradamente conocido en toda la nación que nos va a hablar de las muertes y las violaciones que tiene lugar en nuestra desgraciada Ciudad.

Cruzó las piernas la presentadora con tanta gracia que todos los espectadores pudieron recordar perfectamente a la actriz Sharon Stone en "Instinto Básico" al rodar la escena de la comisaría cuando les enseño las bragas a los inspectores de policía. Algunos cortos de vista se preguntaron si lo que le habían visto a la guapa presentadora era la tanga negra o directamente los rizos del coño con la vulva abierta mostrando su carne imtensamente rosada. Al psiquiatra sentado frente a ella se le vio perfectamente como le subía y le bajaba la nuez en la garganta al tragar saliva y parpadeaba reiteradamente con los ojos desorbitados fijos en los satinados mus los de la presentadora. Ella, como si no se diera cuanta de tan profunda mirada, preguntó:

-- Y díganos, Doctor Paniagua ¿Cómo se tipifica la violación? Mire a la cámara, por favor.

Se oyó el carraspeo del psiquiatra, su parpadeo de asombro y el dedo índice se apresuró a colocarse las gafas en su sitio. Luego comentó:

-- Violación, delito contra la libertad sexual cuya acción consiste en el acceso carnal llevado a cabo en circunstancias tipificadas por la ley. Por ejemplo, cuando se usare fuerza o intimidación, cuando la persona violada se hallare privada de sentido, cuando se abusare de su enajenación o bien al tratarse de un menor. Sujeto pasivo del delito de violación puede serlo tanto un hombre como una mujer. Asimismo, la condición de cónyuge tampoco excluye la posible existencia de un delito de violación.

-- Entonces puede decirse – le sonrió la de las tetas puntiagudas – que las esposas también pueden ser violadas por sus maridos. ¿No es eso?

Y volvió a cruzar las piernas al otro lado, descentrando al psiquiatra que se aflojó el cuelo de la camisa sin perderla de vista. Volvió a carraspear y sin venir a cuento, explicó con la frente perlada de sudor:

-- Cada 18 segundos una mujer es violada en nuestra Nación...

-- Por favor, mire a la cámara, doctor.

-- Si, la voy a mirar – comentó sacando un pañuelo limpiándose el sudor de la frente antes de comentar – 30.240 mujeres a la semana sabrán lo que significa la violación sexual. Cuando los varones reciben las burlas despiadadas de otros chicos con expresiones como "niño de mamá" (si no va con los demás chicos) o "deja de ser una mariquita , actúa como un hombre, mocoso de mierda", aprenden que para entrar en el entorno "masculino", para que otros varones los respeten y para encontrarse su sitio en el mundo y obtener un trabajo, tienen que dejar de lado todo lo que se considera conducta "femenina", "cariñosa", "infantil", y ser "viriles"; que significa ser lo contrario de "femeninos", identificarse con los hombres, juntarse con ellos y marginar a las mujeres. Muchas veces tienen que mostrar esa identificación rechazando a su madre (o hermana, que no se por qué por que las hay que está muy buenas) delante de un grupo de jóvenes o de hombres, tomar partido por ellos, "contestarle mal" a ella delante de los demás, etcétera. Al mismo tiempo los chicos aprenden (a través de la pornografía, la Iglesia y el Estado) que el objeto de deseo sexual apropiado para ellos es una mujer: el objeto.

Por consiguiente, a medida que crecen, tienen que arreglárselas para combinar el desprecio que han aprendido a expresar respecto a las mujeres y "las cosas femeninas", con el deseo sexual hacia ellas. En este contexto, ¿es de extrañar que les pueda parecer normal y erótico querer humillar a las mujeres al mismo tiempo que desean besarlas ? Yo mismo en este momento, al verle cruzar las piernas siento deseos de violarla, aunque no sé si lleva tanga negra o son los rizos y la vulva roja de su precioso sexo.

-- Por favor, Doctor Paniagua, me va usted a perdonar, pero esto no estaba en el guión..

-- Si, si, la perdono, la perdono – sudaba el doctor limpiándose el cogote con el pañuelo -- ha sido un lapsus lingüe, quizá tenga que graduarme las gafas otra vez. Pero el dilema es que no he visto bien, claro que quizá cuando vuelva a cruzar… quiero decir, bueno, pues como le decía…

Pero antes de que tuviera tiempo de decirle nada, la bella presentadora de las tetas puntiagudas, volvió a cruzar las piernas, incluso más despacio que las veces anteriores dando tiempo a verle la negritud de la tanga y el pintarrajo rojo que parecía la raja abierta , quizá para animar al sudoroso doctor en la exposición de su tesis mientras éste chorreaba sudor hasta por las patillas, sin apartar los ojos de las fabulosos muslos de la presentadora, mirándolos con mayor atención que un torero mira al toro cuando sale del toril para averiguar de que lado derrota los cuernos.

 

********

 

Carla apareció en la habitación con el coño depilado tal como le había ordenado Leo que hiciera. Lloraba en silencio con el brazo en cabestrillo dentro de un pañuelo blanco anudado al cuello, en el momento que Leo se corría de nuevo abundantemente en el coño de la hija y ésta bramaba de placer al sentirse inundada por el abundante y espeso semen del violador.

Miró al cuchillo clavado en la puerta sin atreverse a tocarlo y esperó pensando en Currito, su último amante, que ni de lejos tenía la vitalidad y potencia de aquel redomado e impúdico cabronazo que las violaba con toda impunidad.

Pese al dolor que sentía en la mano, cuando vio salir lentamente del coño de su hija la tremenda virilidad del violador sintió un ramalazo de deseo sin poder explicase como podía la chiquilla meterse dentro del sexo tan gruesa y larga estaca. Miró con ojos de hambre como de la vagina de su esparrancada niña salía un hilito de semen blanco deslizándose lento hasta el agujerito del culo.

No tuvo tiempo de seguir pensando porque el gigantesco violador, con una rapidez increíble en un cuerpo de su tamaño, se puso en pie y la levantó en vilo por la cintura dejándola caer sobre su descomunal falo, enhiesto y potente como si no acabara de correrse a borbotones dentro de su hija. Casi instintivamente separó los muslos abarcando las estrechas caderas del corpulento Leo y el miembro se hundió en su vagina rozándole el útero de forma tan lenta y deliciosa que ni se acordó del dolor de la mano. Pero si se acordó él:

-- Dame la mano, Carla.

La sacó del pañuelo aguantándose empalada en la dura polla y con el otro brazo rodeándole el cuello.

-- Me va a hacer daño.

-- Pues te aguantas, pero mejor será que muerdas el pañuelo – indicó el hombre

-- Uhmmmm – nasalizó la mujer a causa del dolor, cuando el hombre de un rápido tirón, llevó a su sito el hueso dislocado.

 

El movimiento de su cuerpo ante el daño, hizo que la verga entrara hasta la cepa oprimiéndole el útero con ímpetu bajo el peso de su cuerpo. El nuevo dolor superó al primero. Sus brazos rodearon el cuello de toro del hombre para auparse hacia arriba,

movimiento que aprovechó él para morderle un pezón metiéndose en la boca toda la areola morena sorbiéndosela con fuerza, mientras repasaba con la lengua plana el enhiesto botón. Se lo soltó para mirarla sonriendo. Ella se abrazó a su cuerpo enardecida por el goce entre doloroso y placentero que el hombre le estaba proporcionando. Se giró a mirar a la hija que ya dormía y se mordió los labios cuando él comenzó a caminar hacia la cama. La chiquilla plácidamente dormida casi sonreía. Seguía con los muslos en compás y se asombró de que aún siguiera saliendo lentamente el semen de su dilatada vagina. Una gleba blanca se formaba bajo sus nalgas.

-- Eres un cabronazo – le tuteó por primera vez, mordiéndolo suavemente en el cuello.

-- Y tu una puta adúltera – le susurró a compás.

-- Eso lo imaginas.

-- ¿Currito es una imaginación? Rafael, Quique, Alberto, Jorge, y los demás ¿son imaginaciones?

-- ¿Pero tú quien eres y cómo sabes todo eso?

-- Debería matarte – comentó, sentándose en la cama con ella empalada – como tú has intentado matarme a mi.

Carla miró temerosa el cuchillo, si era verdad, había intentado matarlo, pero él fue más rápido y le había dislocado un dedo con sus grandes zarpas de oso y suerte había tenido que no le hubiera roto toda la mano. Se mordió los labios de placer cuando el enorme cipote palpitó dentro de su vaina con poderoso impulso. El muy cabrón sabe como hacer disfrutar a una mujer – pensó ella estremeciendo de gozo..

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