¿Son todos los penes iguales?
Una sexóloga con la que conversé durante una noche entera hasta que la saliva nos llegó al pubis, me contó muchísimas cosas sobre su especialidad, tanto práctica como teóricamente. Entre las muchas cosas que me explicó recuerdo la siguiente:
Un niñito de 6 años, en pelota picada, se mira y se remira ante el espejo delante de mí. Ajeno a puritanismos, juguetea con lo que más tiene a mano, su pene: lo manosea, le da vueltas, lo enrosca, se lo mete entre los muslos, lo bambolea, le da golpecitos, lo hace girar con la pelvis... Cuando para la actividad física, empieza la reflexiva: lo mira, piensa, lo observa, piensa, retira la piel que recubre el glande, piensa, se acaricia, piensa, vuelve a colocar la piel, piensa, piensa, piensa... Finalmente, se gira y, pidiéndome con la mirada que le diga que el suyo es único, me pregunta: Laura, ¿todos los penes son iguales?
Las estrategias sexuales para garantizar la reproducción son infinitas e
infinitos, por tanto, los tipos de pene.
Los penes humanos evolucionaron a partir de los de los peces y los anfibios
posteriores. Los primeros penes, de los que los humanos no son sino una
elaboración evolutiva, fueron seleccionados de modo natural a medida que
aseguraban cada vez más la fecundación de los huevos. Antes, peces y anfibios,
antepasados de reptiles y mamíferos, diseminaban el esperma en el agua, más o
menos al azar. La fecundación interna, en la que los machos equipados con penes
eyaculan el esperma dentro del cuerpo de las hembras, fue posterior.
Fíjense como será de potente el mandato de reproducirse que, si la estrategia
pénica no "funciona", el esperma hereda el mandamiento: el de la serpiente,
por ejemplo, está "adornado" con espinas dirigidas hacia atrás, que actúan como
una punta de flecha para sujetar las células del macho dentro de la hembra.
La variedad fálica se extiende desde diminutas protuberancias hasta los penes de
las ballenas que, alojados en el interior del cuerpo pueden alcanzar ¡un metro
ochenta de longitud! Los machos del avestruz también están muy bien dotados,
tanto que con sus genitales se han llegado a hacer juro que es cierto
bastones.
Los genitales de los insectos son mucho más diversos que los de los mamíferos.
Las hembras de muchas especies disponen de "órganos acumuladores de esperma",
lugares que incuban el esperma, manteniéndolo vivo durante meses. Debido a lo
lejanos que se encuentran estos órganos, los machos han desarrollado miembros
aflautados. Otras especies han desarrollado penes bombeadores y en forma de
espátula, como los caballitos del diablo, que actúan para desplazar el esperma
competidor de uno o de los dos órganos de almacenamiento de la hembra.
Una especie de chinche sueca evita el coitus interruptus: el macho
extiende su pene (que es las dos terceras partes de su cuerpo, como un metro
veinte en el hombre) repleto de unos garfios que le permiten estar unido a la
hembra hasta 24 horas.
Uno de los ejemplos más extraños es, ¡glub!, el de otra chinche, la africana:
los machos tienen órganos como lanzas, con los que apuñalan y penetran el
abdomen de las hembras. Cada herida es una "vagina" por la que penetra el
esperma. La especie hubiera desaparecido de no ser porque las hembras han
desarrollado una capa especial de tejido abdominal femenino que las ayuda a
curar la herida.
Pues ya ven ustedes que cosas más curiosas ocurren en el mundo animal y mi sexóloga me dijo: "Hombre no es que el tuyo llegue a la categoría de ballenato, pero ya te aseguro que estás entre los mejor dotados entre los bípedo humanos, aunque, claro, los he conocido más grandes."
Total, que me dejó muy disgustado, aunque completamente seco.