miprimita.com

El matriarcado y el incesto (1)

en Textos educativos

EL MATRIARCADO Y EL INCESTO – 2 -


LA CUNA DE ESPERMA

Si en torno del cadáver de Heliogábalo, muerto sin sepultura, y degollado por su policía en las letrinas de su palacio, hay una intensa circulación de sangre y excrementos, en torno de su cuna hay una intensa circulación de esperma.

Heliogábalo nació en una época en que todo el mundo se acostaba con todo el mundo; y nunca se sabrá dónde ni por quién fue realmente fecundada su madre. La filiación de un príncipe sirio como él se establece por las madres; y en lo que a madres respecta, hay alrededor de ese hijo de cochero, recién nacido, toda una pléyade de Julias; y ejerzan o no en el trono, todas esas Julias son meretrices de alto vuelo.

El padre de todos, la fuente femenina de ese río de estupros e infamias, debe haber sido cochero antes de sacerdote, ya que de otro modo no se explicaría el encarnizamiento de Heliogábalo, una vez en el trono, en hacerse sodomizar por los cocheros.


El caso es que la Historia, remontándose por el lado femenino a los orígenes de Heliogábalo, tropieza indefectiblemente con ese cráneo chocho y desnudo, con ese coche y esa barba que en nuestros recuerdos componen el rostro del viejo Basianus.
El hecho de que esta momia sea oficiante de un culto no condena a ese culto, sino a los ritos imbéciles y despreciables a que ese culto había quedado reducido por obra de los contemporáneos de las Julias y los Basianos, y por la Siria del naciente Heliogábalo.

Pero desde el momento en que Heliogábalo niño aparece sobre los peldaños del templo de Emesa, ese culto muerto, y reducido a osamentas de gestos, al que se entregaba Basianus, recupera por debajo de las creencias y los revestimientos, su energía de oro concentrado, de luz pulverizada y victoriosa, y vuelve a ser milagrosamente activo.


En todo caso este antepasado Basiano, apoyándose en una cama como sobre muletas, hace esas dos hijas, Julia Domna y Julia Mesa, con una mujer ocasional. Las hace y bien. Son hermosas. Hermosas y preparadas para su doble oficio de emperatrices y rameras.


¿Con quién hace estas hijas? Hasta el momento actual la Historia no lo dice. Y nosotros admitiremos que esto no tiene importancia, obsesionados como estamos por las cuatro medallas con las cabezas de Julia Domna, Julia Mesa, Julia Semia y Julia Mamea. Ya que si Basianus hace dos hijas, Julia Domna y Julia Mesa ésta, su vez, hace otras dos: Julia Semia y Julia Mamea. Y Julia Mesa, cuyo marido es Sextus Varius Marcellus, pero sin duda fecundada por Caracalla o Geta (hijo de Julia Domna, su hermana) o por Gesius Marcianus, su cuñado, esposo de Julia Mamea, o quizá por Septimio Severo, su cuñado segundo, trae al mundo a Varius Avitus Basianus, más tarde apodado Elagabalus, o hijo de las alturas, falso Antonio, Sardanápalo, y por fin Heliogábalo, nombre que parece ser la feliz contracción gramatical de las más altas denominaciones del sol.


Desde aquí vemos a ese bonzo chocho, Basianus, en Emesa, a orillas del Orontes, con sus dos hijas, Julia Domna y Julia Mesa. Ya son dos estupendas mujeres esas dos hijas nacidas de una muleta con un sexo masculino en la punta. Aunque fabricadas con esperma tardía, y en el punto más alejado que alcanza su esperma los días en que el parricida eyacula –digo el parricida y ya se verá por qué-, ambas están bien conformadas y macizas; macizas, es decir llenas de sangre, piel, huesos y cierta materia lívida que pasa bajo las coloraciones de su piel.

Una es grande y empolvada de plomo, con el signo de Saturno en la frente, Julia Domna, semejante a una estatua de la Injusticia, la abrumadora Injusticia del destino; la otra es pequeña, delgada, ardiente, explosiva y violenta, y amarilla como una enfermedad del hígado.

La primera, Julia Domna, es un sexo con cabeza, y la segunda una cabeza que no carece de sexo.

El año en que comienza esta historia, el año 960 y pico de la declinación del Latium, del desarrollo separado de ese pueblo de esclavos, comerciantes, piratas, incrustado como ladilla en la tierra de los etruscos; que desde el punto de vista espiritual no hizo otra cosa que chuparle la sangre a los demás; que nunca tuvo otra idea sino defender sus tesoros y cofres con preceptos morales, este año 960 y pico, que corresponde al año 179 del reino de Jesucristo, Julia Domna, la abuela, podía tener dieciocho años, y su hermana trece, y digamos de una vez que pronto estarían en edad de casarse.

Pero Julia Domna se asemejaba a una piedra lunar, y Julia Mesa al azufre achicharrado al sol. Yo no pondría mi mano en el fuego asegurando que ambas fueran vírgenes, eso habría que preguntárselo a sus hombres, es decir, por la Piedra Lunar, a Septimio Severo, y por el Azufre, a Julius Barbakus Mercurius.

Desde el punto de vista geográfico, siempre existía esa franja de barbarie alrededor de lo que se ha dado en llamar el Imperio Romano, y en el Imperio Romano hay que incluir a Grecia que, históricamente, inventó la idea de barbarie. Y desde ese punto de vista nosotros, gente de Occidente, somos los dignos hijos de esa madre estúpida, puesto que para nosotros los civilizados somos nosotros mismos, y todo el resto, que da la medida de nuestra universal ignorancia, se identifica con la barbarie.

No obstante, el hecho es que todas las ideas que impidieron la muerte inmediata de los mundos romano y griego, su caída en una ciega bestialidad, justamente vinieron de esta franja bárbara; y el Oriente, lejos de traer sus enfermedades y su malestar, permitió conservar el contacto con la Tradición. Los principios no se encuentran, no se inventan; se conservan, se comunican; y existen pocas operaciones en el mundo más difíciles que conservar la noción, a la vez diferente y fundada en el organismo, de un principio universal.


Todo esto sirve para señalar que desde el punto de vista metafísico, el Oriente siempre estuvo en un estado de tranquilizadora ebullición; que las cosas jamás se degradan por su causa; y que el día en que la cáscara de los principios se encoja allí irremediablemente, la cara del mundo también se encogerá, y todas las cosas estarán cerca de su ruina; y ese día ya no me parece lejano.

Julia Domna y Julia Mesa nacieron en medio de esta barbarie metafísica, de este desbordamiento sexual que en la misma sangre se encarniza en hallar el nombre de Dios. Nacieron del esperma ritual de un parricida, Basianus, al que yo no puedo ver de otro modo que con la forma de una momia.


Este parricida clavó su miembro en el comprimido reino de Emesa , que en un principio no era un reino sino un sacerdocio; y todo eso, reino, sacerdocio, sacerdotes y sacerdote rey a la cabeza, jura estar inyectado de materia lívida, estar hecho de oro y descender en línea recta del Sol.


Pero un día, este sacerdocio que manejaba preceptos y que balbuceaba principios como se manejan al azar y sin ninguna ciencia alfileres o fuelles, este sacerdocio que quizá llevaba en su interior algo divino, pero que ya no sabía dónde se encontraba, en el que lo divino estaba aplastado, reducido a nada como el pequeño reino de Emesa entre el Líbano, Palestina, Capadocia, Chipre, Arabia y Babilonia, o como el plexo solar está aplastado en nuestros organismos de occidentales,; este sacerdocio vacuno de Emesa, Vacuno, es decir mujer, y mujer, es decir cobarde, maleable, abofeteado y esclavizado; que no hubiera podido conquistar su realeza visible a fuerza de puños, sino que se hallaba a su gusto en una atmósfera de facilidad y anarquía, supo aprovechar la descomposición del reinado de los Seleucidas –que a ciento sesenta años de distancia prosiguió la descomposición, mucho más importante, del imperio de Alejandro Magno-, para declararse independiente.


Los sacerdotes de Emesa, que desde hace mil años y más aún proviene de los Samsigeramidas, se transmiten el reino y la sangre del Sol de madre a hijo. De madre a hijo porque en Siria la filiación se establece por las madres: madre hace de padre, tiene los atributos sociales del padre; y la que, desde el punto de vista de la misma generación, es considerada como el primo genitor. Digo EL PRIMO GENITOR.

Esto quiere decir que la madre es padre, que la que es padre es la madre, y que lo femenino engendra lo masculino. Y esto hay que compararlo con el sexo masculino de la Luna que a quienes lo veneran les impide convertirse en cornudos.

El caso es que en Siria, y particularmente entre los Samsigeramidas, la hija transmite el sacerdocio, mientras que el hijo no transmite nada. Pero para volver a los Basianos, entre los cuales Heliogábalo es el más ilustre, y de los cuales Basianus es el fundador, hay una terrible escisión entre la línea de los Basianos y la de los Samsigeramidas; y esta escisión está señalada por una usurpación y un crimen, que sin interrumpirla desvían la descendencia del Sol.


Ahora, como entre los Samsigeramidas el padre es la madre, para que el historiador romano haya podido llamarlo "parricida", es preciso que Basianus haya matado a su madre; pero como no se sucede a una mujer, sino a un hombre, y aunque la mujer transmitía el sacerdocio era de todos modos el hombre quien estaba encargado de conservarlo, yo pienso que Basianus debió matar a quien lo conservaba, y que mató a su verdadero padre, su padre POR la naturaleza y su padre EN la sociedad.

Por lo tanto era de sangre masculina; se encontraba del lado masculino de la sangre solar; pero el hecho de haber restaurado una vez más la supremacía del macho sobre la hembra, y de lo masculino sobre lo femenino, no parece haber arreglado las cosas, puesto que la declinación comienza a partir de él; y es difícil encontrar en la Historia un conjunto de crímenes, de bajezas, de crueldades más perfecto que el de esta familia, en que a los hombres correspondió toda la maldad y la debilidad, y a las mujeres la virilidad.

Aquí se puede decir que Heliogábalo fue hecho por las mujeres, que pensó a través de la voluntad de dos mujeres; y que cuando quiso pensar por sí mismo, cuando el orgullo del macho azotado por la energía de sus mujeres, de sus madres, que se acostaron todas con él, quiso manifestarse, se sabe cuál fue el resultado.

No juzgo el resultado como puede juzgarlo la Historia; a mí me gusta esa anarquía, ese libertinaje. Me gusta desde el punto de vista de la Historia y desde el punto de vista de Heliogábalo; pero Heliogábalo todavía no había nacido en el momento en que tomo su historia.


Los reyes de Emesa, esos pequeños reyes-mujeres, que pretenden ser hombre y mujer a la vez –como el Megabiro del templo de Efeso, hombre, que se ata la verga para sacrificar como mujer, pero se convierte en la piedra reclinada del sacrificio, ante la que sacrifica de pie- desde hace mucho tiempo depositaron su libertad en los machos de Roma. Del viejo reinado de Emat no queda más que ese templo, oscuro y voluminoso.

El control de los negocios, la guerra, la protección material de los bienes pertenece a la soldadesca de Roma. Por lo demás, cada sirio piensa como quiere, y la religión del Sol sigue estando repleta a cada tanto de devociones a la Luna, con una mezcla de piedras lunares, peces, carneros y jabalíes. Además toros, águilas, gavilanes diseminados; ¡pero nada de gallos! No, no creo que el gallo haya ocupado un gran lugar en medio de esos ritos.

Mas de Jotaene

La niña de mis ojos

Así somos los gallegos

El fondo del alma

Edad media y leyes medievales

¡Oh, las mujeres!

Hetairas. cortesanas y rameras (1)

Lo potencial y lo real

La loba

Una vida apasionante (3)

Una vida apasionante (5)

Una vida apasionante (4)

Romasanta, el hombre lobro

Bela kiss

Arthur Shawcross

Poemas de Jotaene

Una vida apasionante (2)

Anuncio por palabras

Una vida apasionante

El parricida sonámbulo

Relatos breves y verídicos (1)

Curvas Peligrosas

La semana tráquea

Un fallo lo tiene cualquiera

Mujer prevenida vale por dos

La prostituta y su enamorado

Tiberio Julio César, el crápula

Despacito, cariño, muy despacito (8)

Cómodo, el incómodo

Caracalla, el fratricida incestuoso

El matriarcado y el incesto (2A)

Incestos históricos (4)

El matriarcado y el incesto (4)

El matriarcado y el incesto (3)

Viene de antiguo 2

Viene de antiguo

El gentleman

Margarito y la virgen de Rosario

Academia de bellas artes

Incesto por fatalidad (8)

Un grave encoñamiento (6)

La multivirgen

Despacito, cariño, muy despacito (5)

Despacito, cariño, muy despacito (6)

Despacito, cariño, muy despacito (7)

Un grave encoñamiento (6A)

Un grave encoñamiento (7 - Final)

Orgasmos garantizados

Un grave encoñamiento (5A)

Un grave encoñamiento (4)

Un grave encoñamiento (5)

El sexo a través de la historia (3)

El sexo a través de la historia (2)

Despacito, cariño, muy despacito (3)

Despacito, cariño, muy despacito (4)

Un grave encoñamiento (3C)

Un grave encoñamiento (3A)

Un grave encoñamiento (3B)

Un grave encoñamiento (2)

Un grave encoñamiento (1)

La leyenda negra hispanoamericana (3)

La leyenda negra hispanoamericana (2)

Despacito, cariño, muy despacito (1)

Incestos históricos (3)

La leyenda negra hispanoamericana (1)

Incestos históricos (2)

Incesto por fatalidad (5)

Incesto por fatalidad (6)

Incestos históricos (1)

El dandy

Incesto por fatalidad (2)

Incesto por fatalidad (3)

Incesto por fatalidad (4)

Incesto por fatalidad (1)

Como acelerar el orgasmo femenino

Hundimiento del acorazado españa

Un viaje inútil

La máquina de follar

Placer de dioses (1)

Sola

Placer de dioses (2)

Follaje entre la nieve

Navegar en Galeón, Galero o Nao

Impresiones de un hombre de buena fe (6)

El Naugragio de Braer

La Batalla del Bosque de Hürtgen

El naufragio del Torre Canyon (1)

El naufragio del Torre Canyon (2)

El naufragio del Torre Canyon (3)

La batalla de Renade

Impresiones de un hombre de buena fe (7)

Impresiones de un hombre de buena fe (4)

Impresiones de un hombre de buena fe (7-A)

Olfato de perro (4)

Olfato de perro (5)

No sirvió de nada, Mei

Cuando hierve la sangre (2)

Cuando hierve la sangre (1)

Hundimiento del Baleares

Olfato de perro (1)

Paloduro

Impresiones de un hombre de buena fe (1)

Impresiones de un hombre de buena fe (2)

Olfato de perro (2)

Impresiones de un hombre de buena fe (3)

Olfato de perro (3)

Una tragedia Marítima olvidada (3)

Una tragedia Marítima olvidada (5 Fin)

Una tragedia Marítima olvidada (4)

Una tragedia Marítima olvidada (2)

Una tragedia Marítima olvidada (1)

La hazaña del Comandante Prien

La Hazaña el Capitán Adolf Ahrens

Derecho de Pernada (3)

Derecho de Pernada (2)

Derecho de Pernada (4)

Derecho de Pernada (5)

Derecho de Pernada (1)

La maja medio desnuda

Oye ¿De dónde venimos?

Misterios sin resolver (2)

Mal genio

Misterios sin resolver (3)

Tanto monta, monta tanto

El asesino del tren

Crónica de la ciudad sin ley (9)

Crónica de la ciudad sin ley (10)

¿Son todos los penes iguales?

Crónica de la ciudad sin ley (8)

El timo (2 - 1)

Testosterona, Chandalismo y...

El canibalismo en familia

Ana

Código de amor del siglo XII

El canibal de Milwoke

El canibal japones.

El canibal alemán

El anticristo Charles Manson

Crónica de la ciudad sin ley (7)

Crónica de la ciudad sin ley (6)

El 2º en el ranking mundial

El bandido generoso

El vuelo 515 (3)

El timo (2)

El petiso orejudo

Don Juan Tenorio con Internet

La sociedad de los horrores

El vuelo 515 (1)

El buey suelto

El vuelo 515 (2)

El Arriopero anaspérmico

El carnicero de Hannover

Andrei chikatilo

El carnicero de Plainfield

Barba azul

Los sicarios de satán

El timo (1)

The night stalker

Hasta que la muerte os separe.

¿Serás sólo mía?

¿Quién pierde aceite?

Gumersindo el Marinero

La confianza a la hora del sexo

Captalesia

El sexólogo (4)

Encuesta sobre el orgasmo femenino

Virtudes Teologales

El barco fantasma

El sexólogo (3)

El mundo del delito (8)

El mundo del delito (7)

The murderer

El sotano

El signo del zorro

La sexóloga (4)

La sexóloga (5)

Memorias de un orate (13)

Memorias de un orate (14 - Fin)

El orgasmómetro (9)

El orgasmómetro (10)

El sexólogo (1)

El sexólogo (2)

La sexóloga (2)

La sexóloga (3)

Memorias de un orate (12)

El mundo del delito (4)

El mundo del delito (5)

La sexóloga (1)

Memorias de un orate (9)

Memorias de un orate (11)

Memorias de un orate (10)

Memorias de un orate (9 - 1)

Qué... cariño ¿que tal he estado?

¿Que te chupe qué?

Memorias de un orate (7 - 1)

Memorias de un orate (7)

Memorias de un orate (6)

Memorias de un orate (8)

Memorias de un orate (5)

Memorias de un orate (4)

Enigmas históricos

Memorias de un orate (3)

Ensayo bibliográfico sobre el Gran Corso

El orgasmómetro (8)

El viejo bergantin

El mundo del delito (1)

El mundo del delito (3)

Tres Sainetes y el drama final (4 - fin)

El mundo del delito (2)

Amor eterno

Misterios sin resolver (1)

Falacias políticas

El vaquero

Memorias de un orate (2)

Marisa (11-2)

Tres Sainetes y el drama final (3)

Tres Sainetes y el drama final (2)

Marisa (12 - Epílogo)

Tres Sainetes y el drama final (1)

Marisa (11-1)

Leyendas, mitos y quimeras

El orgasmómetro (7)

Marisa (11)

El cipote de Archidona

Crónica de la ciudad sin ley (5-2)

Crónica de la ciudad sin ley (5-1)

La extraña familia (8 - Final)

Crónica de la ciudad sin ley (4)

La extraña familia (7)

Crónica de la ciudad sin ley (5)

Marisa (9)

Diálogo del coño y el carajo

Esposas y amantes de Napoleón I

Marisa (10-1)

Crónica de la ciudad sin ley (3)

El orgasmómetro (6)

El orgasmómetro (5)

Marisa (8)

Marisa (7)

Marisa (6)

Crónica de la ciudad sin ley

Marisa (5)

Marisa (4)

Marisa (3)

Marisa (1)

La extraña familia (6)

La extraña familia (5)

La novicia

El demonio, el mundo y la carne

La papisa folladora

Corridas místicas

Sharon

Una chica espabilada

¡Ya tenemos piso!

El pájaro de fuego (2)

El orgasmómetro (4)

El invento del siglo (2)

La inmaculada

Lina

El pájaro de fuego

El orgasmómetro (2)

El orgasmómetro (3)

El placerómetro

La madame de Paris (5)

La madame de Paris (4)

La madame de Paris (3)

La madame de Paris (2)

La bella aristócrata

La madame de Paris (1)

El naufrago

Sonetos del placer

La extraña familia (4)

La extraña familia (3)

La extraña familia (2)

La extraña familia (1)

Neurosis (2)

El invento del siglo

El anciano y la niña

Doña Elisa

Tres recuerdos

Memorias de un orate

Mal camino

Crímenes sin castigo

El atentado (LHG 1)

Los nuevos gudaris

El ingenuo amoral (4)

El ingenuo amoral (3)

El ingenuo amoral (2)

El ingenuo amoral

La virgen de la inocencia (2)

La virgen de la inocencia (1)

Un buen amigo

La cariátide (10)

Servando Callosa

Carla (3)

Carla (2)

Carla (1)

Meigas y brujas

La Pasajera

La Cariátide (0: Epílogo)

La cariátide (9)

La cariátide (8)

La cariátide (7)

La cariátide (6)

La cariátide (5)

La cariátide (4)

La cariátide (3)

La cariátide (2)

La cariátide (1)

La timidez

Adivinen la Verdad

El Superdotado (09)

El Superdotado (08)

El Superdotado (07)

El Superdotado (06)

El Superdotado (05)

El Superdotado (04)

Neurosis

Relato inmoral

El Superdotado (03 - II)

El Superdotado (03)

El Superdotado (02)

El Superdotado (01)