QUE TE CHUPE QUE
Una mona rhesus cabalga sobre la rama alta de una higuera. Intenta, según el documentalista, alcanzar un racimo de higos que se encuentra a su derecha. Con uno de los subeybaja, la fruta se descuelga y cae al pie del árbol. "Observemos su comportamiento", susurra el narrador. Pero la mona ignora el maná y sigue cabalgando, y sigue, y sigue, y sigue, y sigue... Repentinamente deja de balancearse, echa los ojos hacia atrás, se tumba sobre la rama y mira lánguidamente hacia el vacío. El guionista no entiende nada, improvisa una explicación antrópica, le endosa a la mona "indolencia" o algo así.... ¡y se queda tan pancho, oiga!.
Antes de que se me escandalicen, permítanme explicarles que lo que da lugar al título no es una grosería, sino un chiste popular. Ya saben, ese que pregunta por qué a las mujeres les salen patas de gallo y responde que "de tanto decir ¿Que te chupe qué?"
Todavía no sé si me hace risa y, por tanto, si es políticamente incorrecto; lo que sí sé, porque es públicamente observable, es que a los hombres les están saliendo patas de gallo.
Y es que sólo muy recientemente la anticoncepción y el orgasmo femenino, convertidos en símbolos de autonomía y capacidad, revelaron lo fundamental que es el clítoris para el placer sexual femenino. Como fuente de placer y no de neurosis. Como señal de madurez, no de infantilismo. Como posibilidad orgásmica distinta, no sustitutiva. Como órgano para el divertimento, no para el embarazo...
Lógicamente, al sistema patriarcal le ha beneficiado mantenerlo desconocido cuando no rebanarlo de cuajo con la ablación que tiene castañas y ocurre que los hombres, ante la demanda femenina de atención festiva, la mayoría pongamos cara de haba: "¿Que te haga qué?"
Hay que reconocer, sin embargo, que no sólo la función, sino el comportamiento erótico del clítoris es enigmático. Durante un tiempo yo creí que "Clítoris" era una diosa menor del Olimpo, la más pequeña, la olvidada de todos. Pero en realidad parece que es "sólo" un vestigio embriológico, un residuo inútil para el proceso evolutivo que, sin embargo, las introduce en una dimensión apasionante: los placeres obtenidos con el clítoris son lo que la música, el arte o el amor para la evolución y la reproducción: innecesarios.
El pene, por el contrario, está directamente implicado en las tareas reproductivas y todavía es necesario en el proceso evolutivo. Si hay placer, es que hay emisión espermática: el orgasmo es como un premio fugaz por cumplir con la vida. En la mujer, en cambio, el clítoris les da placer porque sí. Claro que ustedes, mis niños, también pueden cascársela pero ¿A que resulta mejor meterla en el húmedo calor de una vagina? Naturalmente.
¿A que da para malas ideas a las muchachas que me escuchan? Pero sigamos con la información "seria", que también tiene sustancia.
El clítoris y el pene son, al principio, un mismo órgano: 'bocas de tejido unidas por su parte superior, formando un botoncito. Hacia la cuarta semana de gestación, debido al cromosoma Y característico de los varones y al primer flujo de testosterona que se activa en ellos, el botón se alarga, predibujando el prepucio; las partes laterales se fusionan a lo largo de la línea media y se hinchan para convertirse en el escroto y acoger a los testículos.
En la hembra el botoncito es el clítoris, y las partes laterales serán los labios vaginales.
De modo que, inicialmente, je je, todos somos mujeres. Testículos y pene son una especialización orgánica, sin otra misión que acoger el legado cromosómico, mantenerlo fresquito y emitirlo. Así que menos lobos con lo de la superioridad y ustedes, jovencitas, más insumisión contra la falocracia. De hecho, en un futuro perfectamente posible y razonablemente probable, la inseminación artificial y la clonación podrían ayudar a reducir el pene a un papel mínimo en el proceso de reproducción. No protesten aún que ninguno de ustedes y menos yo, veremos tal reducción.
Encontraríase, entonces, en una posición muy similar a la del clítoris: un órgano residual que serviría para proporcionar placer gratuitamente, porque sí.
Y ya sé que voy a 'cometer' una digresión, pero ¿no se comprende mejor ahora por qué las mujeres no han practicado el dominio violento? ¿Quién querría estar descuartizándose por reproducirse teniendo asegurada la continuidad, además de una esfera "superior" de placeres, emociones y pensamientos para los ratos libres?
Indudablemente, esta consciencia de lo lúdico ha tenido que actuar en la evolución psicológica femenina. Y quizá esa diferencia con los hombres las hace difíciles de entender. Como difícil nos resulta proporcionarles orgasmos clitoridianos, tan vinculados a nuestros estados emocionales. "A las mujeres no hay quien las entienda" decimos los machos y nos quedamos tan frescos.
Sí, vale, pero lo mismo pasa con Dios y no han parado de rendirle culto. Así que, mis niñas, si algún compañero se les extraña preguntando "¿Que te haga qué?", no tengan reparos en contestar "Un cunnilingus, cariño. Un cunnilingus de respeto", es muy gratificante, no tendré que soportar tu peso, ni me dejarás a la Luna de Valencia, porque te corres más rápido que el tren bala japonés.