LEYENDAS, MITOS Y QUIMERAS...
La primera vez que visité la hemeroteca de la Biblioteca Nacional de Madrid, aparte de quedarme muy impresionado por las excelencias de los medios informativos que el organismo pone al alcance de todos los españoles de manera gratuita, tuve la suerte de encontrarme un artículo periodístico cuyo autor, si la memoria no me falla, creo recordar era Julio Camba, aunque no pondría la mano en el fuego para aseverarlo rotundamente. Los años no pasan en balde y la memoria utiliza muchas veces los procedimientos típicos de un malabarista y su chistera, de donde lo mismo puede salir un manso conejo como tantos pañuelos de colorines como pueda tener una tienda de todo a 100. Pese al tiempo que ha transcurrido, intentaré reproducir el artículo tal y como lo recuerdo.
En 1.932, Manuel Azaña, pronunció un discurso radiofónico en Valladolid en el que afirmaba que había encontrado al hombre representativo de la raza castellana.
Sobre esta afirmación del entonces presidente del Gobierno, el autor escribió un artículo en el que relataba la intensiva búsqueda que efectuó para encontrar al típico hombre de raza puramente castellana. Al fallar en su cometido recurrió a los servicios de una afamada agencia de detectives: "La Agencia Lince", y ya saben ustedes la fama que tiene este felino por lo que a vista e inteligencia se refiere.
Sin embargo, pese a que la agencia desplegó por las dos Castillas a todos sus agentes en busca del típico hombre de raza castellana, no lograron encontrarlo. Pero si le presentó el director de la Agencia una carpeta abarrotada de informes de sus agentes que entrevistaron millares de hombres que habían visto pasar al Presidente del Gobierno sin darle importancia y de otros muchos que no lo habían visto nunca.
Muchos de los que lo habían visto, hábilmente interrogados, declararon que el paso de Azaña lo consideraban como un simple espectáculo por el cual no estarían jamás dispuestos a perder de sus haberes ni cinco céntimos.
El director de la "Agencia Lince", al entrevistarse con el escritor, se rascó la coronilla y éste imaginó asustado que el coste de todos aquellos informes lo dejarían a pan y agua durante medio año. Sin embargo, el director no le presentó la minuta, si no que le advirtió que, si lo deseaba, le traería a uno cualquiera de la multitud de abogados, médicos, comerciantes, mecánicos, albañiles, carpinteros, segadores, carreteros etc., que figuraban en la lista, pues para el caso cualquiera de ellos era tan representativo como el que había visto el señor Azaña.
Pero el escritor, obsesionado por encontrar al que el Presidente había descrito como un hombre apoyado indolentemente en la pared, medio cubierto con un mandil de cuero, que lo había mirado con desprecio....
-- ¡¡Hombre, esa es una pista fenomenal!! atajó alborozado el director -- ¿Cómo no me lo ha dicho antes?
-- Pues mire usted, ni se me ocurrió que fuera una pista respondió el escritor apenado.
-- No sabe usted hasta que punto es una magnífica pista aseveró el director levantándose Nada, nada, ahora mismo envío un telegrama circular a todos mis agentes para que investiguen a todos los hombres que porten mandiles de cuero.
Esta vez los detectives fueron más afortunados. El curtidor despreciativo fue descubierto en un pueblecito de cierta provincia castellana. Cuando el escritor tuvo su dirección, alquiló un automóvil y se dirigió a toda velocidad a interrogarle. El hombre se llamaba Tadeo. Era alto, de mediana edad y con tales arrugas en su curtido rostro que más parecían plisados de faldilla femenina.
-- Amigo le interpeló el escritor está usted preocupando mucho a la gente ¿Por qué hizo eso?
-- ¿Qué es lo que hice?
-- Permanecer inmóvil y mirar con desprecio olímpico nada menos que al presidente del
Consejo de ministros cuando pasó ante usted.
-- Eso no tiene importancia.
-- Por el contrario, tiene muchísima. El presidente narra la anécdota una vez por semana y hace de esto seis meses, lo cual demuestra que le ha impresionado mucho. Dígame, ¿por qué cuando pasan ante usted los ministros y los presidentes del Gobierno piensa: "yo soy igual que ellos"?
-- No, yo no pienso así. Yo pienso: "valgo más que él". Porque yo tengo la misión de curtir cueros y, créame, no encontrará a nadie que lo haga mejor que yo en leguas a la redonda, y tanto es así que jamás, en mis ya largos años de profesión, ningún cliente se quejó de mi trabajo. Y ellos, los políticos, tienen la misión de gobernarnos bien, de procurarnos el bienestar, la comodidad, la cultura. Y no la cumplen.
Cuando me den, no promesas, que todos las hacen, ni discursos bonitos que todos saben pronunciarlos, sino realidades felices, y no intenten embaucarme con falsos mitos y leyendas yo saldré a saludarles jubilosamente con mis hijos encaramados sobre mis hombros, para que vean a sus bienhechores y los bendigan conmigo. Mientras tanto... no merece la pena. Un gobernante no es MI AMO, es MI SERVIDOR. Yo le digo, "arréglame bien el país", como él puede decirme "cúrteme bien estas pieles". Son dos destinos y ninguno de ellos despreciable. LO QUE PUEDE HACERNOS FELICES A NOSTROS MISMOS ES EL ACIERTO CON QUE LO INTERPRETEMOS. He leído en los periódicos que el presidente ha dicho en un discurso a los castellanos: "Tenéis un destino que cumplir, y se trata de saber si sois iguales a vuestro destino". Pues bien, esa misma frase, sin cambiar la entonación, podemos nosotros, con mayor motivo y más justificado recelo, dirigirla a nuestros gobernantes. En España han cambiado mejor los nombres de las cosas que las cosas mismas.
Escuchó el escritor estas reflexiones del curtidor admirado de la entereza de aquel hombre
fuerte, viril y sincero y le comentó en tono de elogio:
-- Verdaderamente, es usted el tipo de castellano representativo, lleno de buen juicio y altivez. Tiene razón Azaña.
El hombre se encogió de hombros.
-- No sé de donde ha sacado usted eso. Yo he nacido en Betanzos; soy gallego.
¿Han variado mucho los políticos de la izquierda desde 1932?
No. Nada en absoluto. Lo que pasa es que ahora no necesitan el yate Vita para llevarse a Méjico todo lo robado en las cajas particulares de los bancos y obras de arte de todas las provincias bajo su poder; ya no necesitan enviar el oro a Moscú para pagar a precio de pata negra jamón rancio; ya no necesitan arramblar con las obra de arte del Museo del Prado con la intención de venderlas en el extranjero y vivir de rentas y que si no lo consiguieron fue porque lograron detenerlas a un paso de la frontera tropas franquistas, ¡me Cachis estos franquistas qué malos eran!
No, ahora ya no necesitan nada de todo eso porque, desde el atraco a Rumasa a punta de pistola, perdón, me he equivocado, quería decir de decreto, hasta el 20% de comisiones a las empresas constructoras por obras subterráneas, marítimas y de superficie pueden robar a mansalva sin peligro de ser encarcelados. Tampoco existe el peligro de que surja otro Franco que los eche a patadas del país para que vayan a robar y matar al extranjero. No, ahora vienen los extranjeros a robarnos y a matarnos a nosotros con el beneplácito y colaboración del Gobierno. Ahora encontraron las arcas llenas y pronto volverán a estar vacías ¡¡Y pensar que todo empezó con: NOS AVALAN CIEN AÑOS DE HONRADEZ!!
¿Hasta cuándo seguirán funcionando los cangilones de esta noria?
¿Hasta dejarnos secos?
¿Es que no aprenderemos nunca?
¡¡Pobre España mía en qué manos has caído!!