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Memorias de un orate (9 - 1)

en Confesiones

MEMORIAS DE UN ORATE 9-1

HOY HA REGRESADO PEPITA MUY PREOCUPADA, pese a que su abuela va mejorando y tanto ella como Cristina, su madre, tienen muchas esperanzas de que viva hasta el año que viene para el que sólo faltan dos meses, y así poder disfrutar de la Fiestas Navideñas y de Fin de Año sin tener que teñir los vestidos de negro. Pepita está preocupada porque Elenita ha desaparecido y no la encuentran por ninguna parte.

Quería que la acompañara a Comisaría a denunciar su desaparición pero le dije que fuera ella sola porque tengo hora con el callista y casi no puedo caminar, de modo que la acompañé cojeando hasta la portería y allí nos despedimos.

Yo seguí renqueando hasta doblar la esquina metiéndome en un bar porque tenía una sed tremenda. Me tomé una cerveza bien fría mirando en la tele como Chuck Norris arreaba patadas a diestra y siniestra tumbando tíos como si fueran amapolas segadas por una guadaña.

Es portentosa la fuerza y rapidez que tiene en las piernas este pelirrojo, no sé por qué no se hace futbolista, seguro que tumbaba hasta al árbitro y metería el solo más goles que todos los futbolistas de España incluida la delantera del Real Madrid.

Cuando estaba en lo mejor de la pelea ¡zas!, sin ninguna consideración hacia los espectadores cortan la película para dar un avance informativo como si a uno le interesara mucho que Ibarreche se haya vuelto loco ¡Pues qué cojones, que lo encierren en el frenopático si tan loco está! A mi me da igual que Ibarreche quiera ser independiente porque si a eso vamos yo también quiero ser lindakara independiente del país vasco o de cualquier otro país que para el caso es igual.

Y hasta si me apuran quiero ser Arzalluz para poder despotricar a mansalva sobre todo lo que se me ocurra decir contra los gobiernos de la nación. Lo que no me explico es que Vascongadas se haya convertido en un inmenso frenopático con todos los locos sueltos por las calles, son casi quinientos mil y todos pegando tiros y poniendo bombas que arman más ruido que las tracas valencianas.

Yo también tengo derecho a independizar mi Volvo 840 y mi domicilio para que no pueda entrar la policía ni con una orden de juez. Tengo tanto derecho a independizarme como el lindakara Ibarreche, o sea, que ahora mismo me declaro independiente y ya está. Pero la noticia bomba la dieron después, cuando la locutora dijo que había aparecido asesinada y violada la joven de 22 años Elena Cona Dulce, que faltaba de su domicilio desde hacía tres días.

Supongo que ésta chica debe ser Elenita, la amiga de Pepita, cuyo cadáver había escondido el asesino en la montaña la Juncosa, debajo de unos pinos enanos a diez kilómetros de la ciudad. Por lo visto, el asesino no sólo la había violado, también la había sodomizado, ensañándose con la infeliz muchacha de forma bestial ya que le había arrancado los pezones y la vulva a mordiscos en un acto de canibalismo propio de una mente enferma como es el caso del asesino múltiple que anda suelto por la ciudad desde hace un año.

No sé que coño espera la policía para detenerlo, son unos inútiles. Desde luego, el tío que lo haya hecho tiene que estar más sonado que las campanas de la catedral de Burgos, porque a uno puede gustarle mucho el sexo femenino pero tanto como para comérselo a bocados con pelos y todo ya da una idea de lo chalado que esta el asesino de marras. Ni Arzalluz ha llegado a esos extremos a pesar de que perteneció a los jesuitas.

En un primer momento se me ocurrió salir corriendo para avisar a Pepita dónde podía encontrar a su amiga, pero luego volví a pedir otra cerveza porque me di cuenta de que en la consulta del callista no hay televisión y mal podía enterarme del asesinato.

Si la policía supiera por donde se anda, este asesino violador ya estaría entre rejas. Si yo fuera el responsable de detener a este caníbal estaría en el talego desde hace años porque tengo unos extensos conocimientos en criminología, y si no lo creen vayan leyendo:

Resulta curioso que cuando se comparan casos de grandes delincuentes del mismo tipo, se puede observar una gran similitud en sus formas de actuar y en el móvil y las motivaciones para llevar a cabo el delito. En este caso se trata de violadores en serie hechos a troquel como las carrocerías de los coches.

Comparándolos entre ellos, vemos que en efecto es casi una misma historia repetida varias veces porque el que viola a una mujer siempre lo hace con la verga tiesa porque sino no podría violarla, y después de correrse la mata, o lo mejor las mata antes, según le pete.

Los más inteligentes la matan después, primero las penetran sin condón y sin eyacular y antes de la emisión se ponen el preservativo porque el semen puede dar la pista para encontrar al culpable debido a que hay tres letras la A, la D y la N que se chivan de todo, pero también se puede observar el enorme parecido que hay entre estos violadores en serie y los asesinos en serie, en los que prácticamente solo se diferencian por el hecho de que unos matan a sus víctimas y los otros no lo hacen a menos que lo crean necesario, por ejemplo, si te quitan la capucha ya que entonces la mujer puede reconocer al tipo que la violó.

Estos son algunos de los violadores en serie españoles más conocidos y con esto no digo nada nuevo: El 17 de mayo del 2001 fallecía Francisco López Maíllo, más conocido como "el Violador del Ensanche". Tenía 37 años y en enero del año 2000 le diagnosticaron una esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad que progresivamente le causó una inmovilidad y dificultad en el habla que lo obligó a desplazarse en una silla de ruedas.

A mediados de los 80 había sido condenado a por la Audiencia de Barcelona a cumplir 592 años de prisión por haber violado a 29 mujeres, o sea, 20 años y medio por mujer (aunque los cálculos de entonces apuntaron que las mujeres violadas pudieron ser 97, sin embargo sólo 29 denunciaron los hechos, las otras no lo denunciaron porque les gustó mucho y tuvieron varios orgasmos haciendo el amor con el mancebo vistiéndose de luto cuando lo encerraron), pero sólo cumplió 13 años de cárcel por varias reducciones de la pena y desde hacía dos años y ocho meses aproximadamente se encontraba de nuevo en libertad.

Cuando salió de la cárcel, se generó, como era de esperar, una gran alarma social y muchas mujeres paseaban por la calle sin bragas para facilitarle el trabajo al violador llegada la ocasión, porque es conocido que los agresores sexuales por norma general siempre reinciden y las mujeres lo saben. Por este motivo Maíllo no pudo volver al barrio barcelonés del Barral dónde antiguamente residía y tuvo que trasladarse en tres ocasiones de localidad porque cuando algún vecino lo identificaba volvía a cundir el pánico y las protestas a pesar de que muchas de las agraciadas con las violaciones también protestaron de las que protestaban.

Como en España no podía asentarse se desplazó hasta Europa, pero también tuvo que huir al ser difundida una fotografía suya por televisión lo cual da idea de lo tonto que era este tipo que ni siquiera se le ocurrió hacerse la cirugía estética como algunas televisivas que todos conocemos.

Finalmente, con la ayuda del Departamento de Justicia de la Generalitat se fue a la República Dominicana con un subsidio de paro de 60.000 pts mensuales que no le daba para cometer muchas más violaciones, donde recibió también ayuda de una congregación religiosa, quizá porque había alguna monja interesada en el caso.

Allí vivió hasta que se le descubrió la enfermedad y tuvo que regresar a España a tratarla porque como se sabe en dicha república solo se va a tomar el sol y a cepillarse a cuantas mulatas e incluso negras se pongan debajo.

Su estado de salud nunca había sido bueno. Nacido en 1963, en el seno de una familia muy humilde con domicilio en la calle San Olegario del barrio del Raval, su adolescencia transcurrió de reformatorio en reformatorio. Se inició en el sexo a edad muy temprana en los brazos de prostitutas de su barrio y ejerció eventualmente de chapero que, como es sabido, es un oficio que consiste en alquilar el propio esfínter, bien por horas o a tanto alzado, para uso y abuso de gente merdosa.

Fue en 1982 cuando se fechó la primera violación cometida por López Maíllo. Actuaba siempre del mismo modo: escogía a sus víctimas al azar, en plena calle o en algún local nocturno. Cuando la elegida se encontraba sola, se acercaba a ella y la tomaba por el brazo, a la vez que le colocaba disimuladamente la punta de un cuchillo o de un destornillador sobre el costado.

La obligaba entonces a caminar junto a él unos metros. Simulando que se trataba del romántico paseo de una pareja de novios en plena noche, Maíllo conducía a sus víctimas hasta algún portal oscuro. Conocía los que estaban abiertos y las introducía en ellos y entonces les pedía que se quitaran las bragas y si no se las quitaban se las quitaba él a mordiscos aprovechando que estaba arrodillado libando luego el néctar sexual de la interfecta.

En otras ocasiones, acompañaba a las víctimas hasta sus domicilios. Allí obligaba a las mujeres a abrir la puerta y las violaba en su propia escalera si el marido estaba durmiendo dentro y si no tenía marido, pues las follaba en la cama que era mucho más cómodo.

La policía distribuyó un retrato robot del agresor sexual, una imagen que guardaba un tal parecido con el original, que hasta su padre empezó a sospechar de él, lo cual demuestra que ya estaba como un cencerro. Fue capturado y la Audiencia de Barcelona le condenó a cadena perpetua, pero se benefició de la entrada en vigor del nuevo Código Penal de Drácula el biministro que sabía mucho de violaciones por eso se divorció y volvió a casarse con otra (la primera ya la tenía muy usada) y de las redenciones de condena que existían por trabajo y buen comportamiento porque, al fin y al cabo, si la mujer disfruta con la violación la pena debe reducirse al mínimo para que el violador pueda seguir haciendo felices a casi todas las violadas que les interesa que las violen.

Los educadores de las cárceles por donde había pasado airearon que López Maíllo no quiso nunca someterse a tratamiento psicológico mientras estuvo preso. Los expertos en psiquiatría aseguraron que no estaba recuperado y que había muchas posibilidades de que reincidiera. Toda esa presión obligó al Departamento de Justicia de la Generalidad a facilitarle una salida discreta de la prisión y medios de vida si se comprometía a seguir un programa fuera de la cárcel.

Es indudable la misericordia que demostraron las autoridades con el violador porque sólo violaba de lunes a viernes y desde la cinco de la tarde hasta las cinco de la madrugada en jornada intensiva sin cobrar horas extras ni pluses por nocturnidad.

Curiosamente, según los testimonios de los religiosos dominicanos que le alojaron en la República Dominicana su comportamiento fue bueno, y no reincidió en el ataque a mujeres debido a que ya no conseguía erecciones que es cuando más regenerado está uno.

Sin duda, el mayor violador en serie que ha tenido España ha sido el Violador de Pirámides, también conocido como Arlindo Carbalho Cordero que no sé como no se hizo polvo la picha contra las piedras de la pirámide

Se le acusa de haber cometido 43 violaciones entre 1988 y 1997. Solía abordar a sus víctimas en ascensores, aparcamientos y en salidas de las estaciones de metro, luego las llevaba andando amenazándolas con una navaja hasta llegar a un descampado. Para pasar inadvertido obligaba a sus víctimas a que lo agarrasen por el hisopo como si fuesen novios.

Todas tenían entre 23 y 45 años que es una edad en la que la vagina aún se mantiene húmeda. De 45 en adelante empieza a secarse y acaba haciéndote cisco el inseminador. No solía cubrirse el rostro, lo que ha facilitado su identificación lo cual demuestra también que era otro gilipollas.

Pero mientras llevaba a cabo la agresión, no quería que sus víctimas le viesen la cara cuando las violaba, y se las tapaba con lo que tenía a mano, jerseys, camisetas, bragas o el mismo bolso de la víctima, o sea, que más gilipollas no podía ser.

La acusación particular rechazó los informes psiquiátricos, que señalaban una enfermedad mental en el acusado, argumentando que tenía una forma premeditada de planear sus asaltos y el hecho de que durante ocho años lograse sortear a la policía demuestra que es una persona hábil e inteligente, lo cual demuestra también el grado de inteligencia de la policía.

Las pruebas de ADN y las ruedas de reconocimiento lo inculparon como el violador en serie, aunque él en un principio negó los cargos. Finalmente fue condenado por la Audiencia Provincial de Madrid a una pena de 400 años, otra chorrada que uno no sabe si achacarlo a la longevidad de los jueces, quizá porque alguno de ellos alcanzaba ya la edad de Matusalén, aunque lo máximo que cumplirá serán 20, por los delitos de detención ilegal, agresión sexual, allanamiento de morada con manchas de semen en las sábanas por lo que fue condenado también a pagar la tintorería.

Aunque fue juzgado por 43 presuntas violaciones terminó auto inculpándose de 140 agresiones sexuales lo que demuestra de nuevo que 97 tías disfrutaron de lo lindo con el coito. Esta declaración es frecuente entre los delincuentes múltiples, que tienen un claro narcisismo criminal que compensa sus inferioridades íntimas sentidas a nivel inconsciente.

El padre era pastor y la familia vivía en la miseria. Vivían juntos padres, hijos y nietos y el ambiente era dramático y violento. Arlindo se recuerda como "el niño más pobre y más triste" y con algo tenía que alegrarse la vida el pobre muchacho. A causa de su extrema pobreza se convirtió en un joven sumiso y depresivo.

Tuvo diferentes trabajos, descargando camiones, guarda jurado e instalador de gas. Se casó con una joven con la que tuvo dos hijos, uno de ellos nació cuando ya estaba en la cárcel. Su sexualidad la recuerda como confusa y desordenada, se masturbaba compulsivamente y progresivamente fue buscando estímulos como las películas pornográficas, llamadas obscenas a mujeres, con las que se masturbaba poniendo el teléfono perdido e incluso taponando la línea con su engrudo.

Finalmente comenzó a seguir a mujeres jóvenes, según él sin intención de hacerles daño ni violarlas, sólo con el ansia de masturbarse observándolas, hasta que fue más lejos y en una ocasión amenazó a una mujer con una navaja y la agredió.

Arlindo no buscaba realmente la penetración, sino el simple hecho de eyacular que hasta ahí le llegaba la tontería, lo que demuestra una sexualidad primitiva e infantilizada y una memez de camello estrábico. Esto es, una expresión de poder y dominio a la víctima, pero también miedo al sexo que le hubiera servido mejor cortado en lonchas para preparase callos a la madrileña.

En los análisis psiquiátricos que le realizaron entre otros el médico forense y psiquiatra José A. García Andrade, mostró tener un comportamiento compulsivo y una depresión ansiosa que trataba de controlar con los impulsos sexuales.

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